Viernes, 07 Agosto 2015 14:05

En las minas necesitamos socios, pero no patrones: Fedesmeraldas

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Los mineros están a la expectativa de las notificaciones que haga el gobierno tanto en material de legalización como en posibles llegadas de inversión que califican de inoportuna frente a la realidad de pobreza del país. Lista la marca Esmeralda, la nueva identidad.

El sector minero y puntualmente el de la esmeralda muestra nerviosismo y prevención por la situación en la que se encuentra la actividad exploratoria y de explotación toda vez que los mineros están siendo tratados como criminales por extraer una riqueza que no es del estado sino de todos por mandato constitucional.

Tanto mineros como comerciantes de la preciada y bella gema subrayan una y otra vez que el estado o el gobierno es un administrador que le debe entregar resultados a los nacionales que legitiman cada mandato e insisten en que los gobiernos pecan en creer que son dueños de la riqueza y que pueden concederla sin ningún resquemor al primer inversionista que se atraviese.

El asociado de la Federación Nacional de Esmeraldas de Colombia, Fedesmeraldas, Jorge Edgar Ospina, afirmó en Diariolaeconomia.com que la posible concesión de zonas de explotación de esmeraldas a las multinacionales no se ve con buenos ojos porque eso conlleva a gestar graves líos sociales en vista que los empresarios llegan ofreciendo salarios y en las zonas esmeralderas las personas no están acostumbradas a un estipendio sino solo a la aventura que ofrece la minería nacional y que se compensa con mucha labor en mina.

Agregó que la minería colombiana está dispuesta a comprar toda la tecnología que sea necesaria e inclusive a comprometerse con procesos de innovación y tecnificación para tener unas explotaciones de punta, rentables y sin necesidad de pignorar lo que por derecho le corresponde al país pues la minería y sus riquezas son pertenencia de todos los colombianos.

“En este momento estamos viviendo una segunda colonización porque volvimos a entregar lo que nos pertenece y realmente estamos en capacidad de traer tecnología de China, de Norteamérica, de Europa y de donde sea, pagándola al precio que sea, pero sin dejar que nos quiten el producto”, agregó el señor, Ospina.

Explicó que la calidad de esmeralda se define por la pureza y por el brillo, a tal punto que una gema de tono claro y con brillo puede costar más o lo  mismo que una verde oscura y con la misma característica. En el mercado, dijo, hay esmeraldas que van desde los 10.000 pesos, los dos millones y más de 100 millones de pesos que van aumentando su precio por su cualidad o carácter comercial y desde luego por su calidad. “En este negocio desde dos millones por quilate a 100 millones es una esmeralda que va creciendo en calidad de acuerdo a su pureza y a su tamaño. Aquí pueden existir dos piedras iguales, pero un mínimo defecto en una le resta valor”.

Según Ospina, en el mercado hay esmeraldas muy finas y dijo que esta piedra al igual que el diamante, el rubí o el zafiro, necesitan un tratamiento de aceite cuando salen del disco de tallar para quitarles todas las impurezas.

El experto comentó que en el mercado hay esmeraldas muy finas y muy puras, es decir que no necesitan tratamiento, son las llamadas esmeraldas sin aceite. En opinión del federado, la esmeralda es una piedra de valor relativo porque puede ser igual de valiosa que el diamante o quizás más. Estas piedras que brotan muy puras de las montañas de la Provincia de Occidente o de la de Oriente en Boyacá pueden costar un millón, dos millones o tres millones de dólares.

“Las esmeraldas muy buenas están en cotizadas manos como las de la realeza británica, en los árabes o en las grandes familias y apellidos de alta alcurnia que las pueden comprar”, sostuvo Ospina.

Lo que faltaba, importaciones

Colombia es sin duda un país Sui géneris por cuanto pasan cosas que no se ven sino en el realismo mágico de los Buendía o en la mente más tenaz e impredecible. Esta es la tierra agrícola a la que le importan alimentos de gran demanda y buena producción como la cebolla, a la que le meten café siendo el país con el mejor grano suave del mundo, al que le ingresan plátano en plena cosecha y adonde llega cualquier producto que se produce y no se requiere como es el caso de la leche en donde la lechada se tira y se reemplaza por el alimento en polvo, en fin pasa de todo, pero lo que no sabíamos es que a la esmeralda nacional, tan emblemática ella, le llegó competencia y directamente de África.

El afiliado a Fedesmeraldas, Jorge Edgar Ospina, informó que una preocupación que hay en el mercado de la esmeralda es que están llegando piedras de la República de Zambia, de ese país sin salida al mar ubicado en el centro sur del continente africano.

Actualmente producen esmeraldas países como Pakistán, Brasil y Zambia que le compite a Colombia fuertemente a nivel internacional. La ventaja es que la gema colombiana tiene mucha pureza y calidad que la deja muy arriba en precio, belleza y en demanda. No en vano, de las vetas de Muzo, Coscuez y Chivor salen las esmeraldas más cotizadas y hermosas del mundo que son apetecidas en el mercado internacional.

“Eso es algo que nosotros en Colombia tenemos que valorar y defender”, expresó Ospina.

A Colombia está llegando esmeralda de Zambia y en la publicidad engañosa, a criterio del conocedor, quieren meter gato por liebre y eso será muy difícil que pase en Colombia porque la esmeralda tiene una particularidad de acuerdo a su sitio o país de explotación, es como su ADN y para el caso de Colombia, el óxido de berilio se combina con otras características químicas que son exclusivas del subsuelo minero colombiano. “Lo propio pasa con las esmeraldas de Zambia que tienen otras conformaciones o cualidades por su formación geológica”.

Explicó que la calidad se diferencia al ojo de un gemólogo quien puede definir qué piedra es y de dónde la están trayendo. En este momento están ingresando esmeraldas y las están vendiendo cómo colombianas, pero para contrarrestar el fraude hay laboratorios especializados y muy sofisticados en los cuales determinan que la piedra no es colombiana y de inmediato la gema pierde valor.

El fenómeno se detectó desde hace unos años y tiene origen en el mercado internacional y en los comerciantes de esmeralda que vienen de otros países los cuales venden esmeralda sin tallar para que ese trabajo lo hagan artistas locales.

“Por fortuna nosotros, los que sabemos y vendemos esmeraldas, tenemos un ojo clínico para esa piedra y por eso decimos que los que no somos gemólogos expertos, lo somos empíricos”, subrayó.

Ospina aclaró que una venta de esmeraldas de Zambia puede calificarse de estafa, solo si se dice que son Colombianas y se oculta su verdadero origen, de lo contrario no porque se ofrecen esmeraldas africanas y se compran esmeraldas africanas.

Nace marca Esmeralda

Para contrarrestar la competencia, los mineros de la esmeralda, los comercializadores y toda la cadena en Colombia están creando la marca “Esmeralda”, sello que fue concebido en Fedesmeraldas aprovechando las características de las esmeraldas colombianas.

Con esta marca se atacarán las importaciones de Zambia o de cualquier otro país porque les pone un timbre especial a las gemas nacionales que no pueden ser falsificadas. Esta marca está en proceso de certificación y es un convenio en el que participan la Federación Nacional de Esmeraldas y la Agencia Nacional Minera. La marca vende características únicas y una belleza así como una pureza sin igual que les da mayor valor.

La idea es llevar esta marca a los estándares de recordación de marcas como Coca Cola, Juan Valdez u otras que ya se han posicionado.

Jorge Edgar Ospina es un esmeraldero atípico porque en primer lugar es vallecaucano, pero muy enamorado de las gemas. Empezó hace 35 años aproximadamente cuando en Colombia se vivían los difíciles años ochenta.

“Hay otros compañeros que llevan 45, 50 y más años en el comercio de la esmeralda. Este mercado siendo muy boyacense acoge a personas de todas las regiones a quienes les va bien, mal o regular, lo cierto es que a las personas advenedizas las acogen allá en la tierra de la esmeralda”, dijo.

Sobre la llegada de miles de personas a las zonas de explotación minera, Ospina dijo que el gran error del estado fue delegar responsabilidades en personas dedicadas a la minería, dejando de lado obligaciones estatales y fomentando una gran problemática social.

Por todo eso, por el olvido, indicó, es que en las zonas esmeralderas se adolece de educación, de salud y de desarrollo y saneamiento básico. Es por esas razones de peso que las regiones ricas en esmeralda se convirtieron en cuna de miseria, y ahí es donde no se puede tildar de responsable a los privados porque básicamente el estado de desligó de sus obligaciones y compromisos. “Todo esto fue culpa del aparato estatal que dejó en manos de particulares la inversión social y obvió el problema social, entonces otorgó licencias, pero se desvinculó de los asuntos sociales que le correspondían apartando a Boyacá del estado colombiano”.

El matrimonio lo llevó a las esmeraldas.

Ospina llegó al mercado de la esmeralda gracias al matrimonio, pero no al de él sino al de sus hermanas que se fijaron y entregaron su corazón a dos boyacenses buenas personas que trabajaban en las gemas. “Yo tengo dos cuñados de Boyacá que por coincidencias de la vida llegaron a una feria de Cali, se enamoraron de mis hermanas y se casaron, después ellos me llevaron al mercado de la esmeralda, es decir ello me trajeron”.

Sus cuñados son de Somondoco, Boyacá, y uno de ellos narra que empezó en la minería desde los trece años.

Ospina dice que en ningún momento se enguacó con el matrimonio de sus hermanas porque debió trabajar duro y hacer su capital. Hoy Jorge Edgar tiene 56 años y se inició en la minería a los 30 años.

“En este negocio se gana y se pierde, el esmeraldero no es tan rico como muchos creen y ahí es donde se equivoca el gobierno porque jura que en la esmeralda todo es ganancia, pero se hace a un lado cuando se reportan pérdidas”, apuntó.

Para Opina, el minero no es enemigo de la inversión, ni se opone a que llegue capital, lo que ve de mala forma es que se monopolice el negocio. Dice de manera muy convencida que deben fomentarse sociedades porque los esmeralderos también quieren invertir en la zona minera, incluyendo toda la tecnología que sea posible. “Aquí queremos socios más no patrones”.

En opinión suya, la riqueza colombiana es de los colombianos y se puede compartir el negocio, pero no entregar tal y como pasó en la conquista y en la colonia.

Por oponer resistencia para que no le robaran su carro en Bogotá, Ospina recibió de los delincuentes dos balazos que entraron por su garganta afectando sus cuerdas vocales generándole una disfonía permanente.

“En vez de cuerda vocal tengo un implante de teflón y le doy gracias Dios que no necesito voz para expresarme y decir todo lo que me gusta de mi actividad, además porque conozco bien este comercio”, dijo.

Jorge Edgar es casado y padre de tres hijos que logró sacar adelante justo por el comercio de las esmeraldas.

“A los que me hicieron esto yo los perdono, no guardo ningún rencor en el alma y no tengo inconvenientes. Aprovecho para decirle que la guerra verde es un mito, se trata de unas pocas personas que hacen ver mal el negocio y nos muestran a todos dentro de un conflicto que no existe y que no se puede generalizar”.

Fue tajante al decir que al comerciante de las esmeraldas no le interesa la guerra sino el trabajo, producir y no hacerle mal absolutamente a nadie.

El seis de octubre de 1989, Ospina fue víctima de la inseguridad bogotana, pero no de conflicto alguno, hoy tiene su alma libre de rencores y vive feliz y optimista porque llegue la paz a Colombia porque el perdón que fue capaz de dar es el mismo que se les pide a muchos para sacar adelante a Colombia.

“La comunidad minera quiere que se haga la paz en Colombia, nos va a costar, nos tocará ceder en muchas cosas, pero es preferible negociar una pacificación, que tener un país inmerso por más de 70 años en guerra”, concluyó.

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