Jueves, 12 Mayo 2016 14:20

Amenaza de quiebra en Santa María por inicio de temporada invernal

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La cuota inicial de la temporada de lluvias dejó sin café y sin frutas varias fincas de este municipio del Huila, igual suerte corrió la zona rural de Colombia.

Las llamadas que recibió este medio no fueron fruto del capricho de los labriegos de Santa María, municipio que se encuentra a dos horas de Neiva y al cual se llega por una carretera ávida de mantenimiento que hace mirar con vértigo el caudal raudo del río Baché.

Los campesinos de esta zona del Huila aguardaban nuestra llegada porque querían que viéramos con nuestros propios ojos que la magnitud de la primera borrasca no era asunto mínimo toda vez que dejó sin cosecha a muchos productores de café, plátano y frutas sin contar que la fuerte y helada lluvia fustigó considerablemente las pasturas y otros cultivos.

Tras recorrer por espacio de 15 o 20 minutos en una motocicleta una vía casi que imposible por el sinnúmero de rocas y grietas, eso sin contar los pasos que quedaron sin buena parte de la banca, llegamos a la zona rural en dónde las fuertes lluvias acabaron con siembras y futuro. Este trabajo de llegar al sitio de mayor afectación fue posible por la amabilidad de los lugareños que son personas buenas, trabajadoras y generosas hasta más no poder.

Al culminar la última rampa, trayecto hecho a pie en una subida prolija y ya por el cansancio, el afán y el clima algo luenga, visualicé al señor, Yadiro Sáenz Cruz, él estaba esperando nuestro arribo para contarnos en detalle los pormenores de una borrasca que hoy tiene en vilo a muchos productores en vista que aproximadamente 70 fincas salieron mal libradas porque se perdió grano de cosecha, fruta y mucho más.

Diariolaeconomia.com pudo corroborar que hoy la situación de Santa María al igual que la del municipio de Colombia es de incertidumbre, angustia y malestar porque no hay voces que animen o den tranquilidad frente a este hecho que dejó a muchos con deudas contraídas con el sistema financiero, pero sin respaldo porque la siembra se perdió.

Según Yadiro Sáenz, el cambio climático está empezando a golpear más bajo y más fuerte porque los veranos son intensos y muy prolongados, pero de igual manera los inviernos llegan con una pluviometría multiplicada la cual se acompaña de unos vientos supremamente fuertes que vienen además con hielo y granizo.

Hace más de quince días que Yadiro, un joven agricultor se despertó lleno de optimismo, pero ese buen ánimo se fue al piso en minutos luego de la intensa lluvia que cambió el paisaje verde de cosecha por devastación y barro en exceso.

“Después de este fenómeno queda uno destrozado y en un limbo terrible porque la borrasca no solo arraso cosechas sino sueños y esperanzas. Los cafetales se dañaron en buena medida y las tierras quedaron erosionadas. Hay que decir que a la par se perdieron cultivos de granadilla, gulupa, frijol, plátano y otros productos porque afortunadamente Santa María es una despensa casi que para el país porque de aquí salen productos para Bogotá. Hoy estamos sufriendo y nos embarga la zozobra porque al ver todo este daño no sabemos qué camino coger, además porque literalmente quedamos sin caminos”, declaró el amable señor Sáenz.

Problemas con ñapa

Como si fuera poco perder buena parte de la cosecha por no decir que toda, los caficultores de este municipio están entrando en un estrés apenas comprensible por cuanto los precios del café bajaron al igual que los de la granadilla, situación que desespera y que pone a varios agricultores y caficultores a depender de Dios y la Virgen porque el gobierno no aparece, ni siquiera el municipal al que nos quedamos esperando para conocer más en detalle el daño y la cuantía en pérdidas.

Con todo esto, anotó Sáenz, a muchos les da ganas de desplazarse porque inclusive en esa tónica está el gobierno que con dádivas y remuneraciones no ganadas está sacando a la gente del campo ocasionando otra tragedia porque el agro se quedó sin manos y los pocos recolectores que llegan lo hacen exigiendo elevados precios sin contar que algunos de los llamados “andariegos” son un enorme lío de seguridad.

Todo lo anterior pasa porque los principales ejes de la caficultura como Antioquia, Caldas, Quindío o Risaralda tienen una elevada productividad y tienen sus negociaciones de manera directa lo cual les da solvencia económica permitiéndoles tener trabajadores y recolectores a la orden del día.

“Anteriormente los cultivos de café estaban sectorizados, pero hoy están por toda parte lo cual sumado al desplazamiento y a las dádivas del gobierno, generan una crisis a la hora de recolectar a tiempo las cosechas cafeteras”, apuntó.

Cabe precisar que una carga de café cuesta 680.000 pesos cuando la calidad es factor 94, pero los factores que están saliendo de esta región son de 105, 106 y 110 lo cual baja el precio a niveles de 600.000 y 580.000 pesos la carga lo que quiere decir que en Santa María se cultiva café con un precio muy por debajo de los costos de producción. Con el pago de las obligaciones adquiridas con los recolectores y trabajadores los caficultores se están quedando sin nada en los bolsillos porque el precio interno de compra está duramente castigado y el cultivo se mantiene por apego y amor a la caficultura, pero jamás por remuneración porque está se fue a pique el mismo tres de julio de 1989 cuando se cayó el Pacto Cafetero y con él un acuerdo de cuotas que garantizaba un mercado estable y rentable por la ley de la oferta y la demanda.

Producir una carga de café cuesta más de 600.000 pesos, suma que demuestra que en asuntos de cultivar excelso grano sale lo comido por lo servido.

Este problema de intensa lluvia se presentó en dos etapas porque la primera acabó con algunas veredas del municipio, pero a los ocho días llegó otro chaparrón que arraso con otras veredas que puso la economía municipal a temblar porque sin ingreso no se mueve el comercio, hay contracción de la demanda y sin trabajo llegan los problemas sociales.

“Las ayudas que hemos recibido de los gobiernos nacional y departamental han sido mínimas porque todo se reduce a poner maquinaria para hacer apertura de vías y a la entrega de mangueras que prácticamente no resuelven nada. Ahora nos dicen que se van a llevar la maquinaria para zonas en dónde no llueve o dónde el impacto del agua es mínimo, ese sería un gravísimo error”, comento el cafetero.

Para este hombre del campo, lo que se viene en materia invernal es muy difícil razón por la cual el gobierno tendrá que preparase porque se avecina una temporada húmeda de grandes proporciones que cogerá a más de uno fuera de base entre ellos al ejecutivo mismo lo que muy seguramente redundará en pérdidas y en mayores inversiones para subsanar daños en infraestructura y en los impactos que lleguen en agricultura y ganadería. “El gobierno se está haciendo el de la vista gorda, nosotros y muchos no estamos preparados para esta nueva época de lluvias y sentimos que lo que pagamos en impuestos se va por un abismo porque en esta coyuntura de dificultad no llegan recursos de ninguna índole”.

Para Sáenz, en cinco años no habrá gente en los campos, escenario nada halagüeño porque se está poniendo en riesgo la producción agropecuaria y por consiguiente la seguridad alimentaria, elementos que al parecer no mide ni considera el gobierno.

“Como si todo esto fuera poco ahora nos están llegando comunicaciones de la DIAN que recomiendan ponerse al día en impuestos como es el caso de la declaración de renta y otros llamados que le hacen la vida imposible a los golpeados productores. El asunto es que está por presentarse la nueva reforma tributaria que por lo que algunos comentan no trae nada bueno para el productor primario ni para los empresarios que ya están haciendo llamados al Presidente y sus ministros para que reconsideren una medida que puede acabar con una economía y con un país”, dijo.

Estas inquietudes muestran que la inequidad social campea por las zonas rurales más apartadas porque a los sumidos en la pobreza o arruinados por el clima se les exige lo imposible. Varias voces gremiales del Huila coinciden con los planteamientos de los expertos en el tema económico y es que a mayor carga impositiva menor dinámica tendrá la economía más con el IVA que quieren llevar al 19 por ciento.

Esos nuevos impuestos, aseveran, son la consecuencia de una política económica mal llevada que confundió la Colombia rural prospectiva y productiva con los Emiratos Árabes y con el país minero que jamás supo descifrar entre la minería tradicional y ancestral con los mega proyectos. El nuevo escenario es la tesis de las equivocaciones y de la insistencia con un modelo económico que no ayuda al grueso de la población sino a un grupo de magnates y a una fila de intermediarios que explotan a los disminuidos campesinos.

Los productores dicen que no es entendible como Colombia, en dónde el campo se sumerge en la ruina, las empresas se marchitan, el empleo disminuye, la informalidad y la ilegalidad crecen y en dónde la gente muere de hambre, pretende casi que de manera sínica llegar a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, OCDE. “Eso no lo puedo entender, que alguien de ese organismo venga y me lo explique”.

Yadiro Sáenz Cruz tiene 17 hectáreas cultivadas de las cuales dos están sembradas con café, dos con plátano, tres con caña, una cultivada con granadilla y las otras con potreros y pasturas. La dura borrasca afectó todos los cultivos porque este productor tiene claro que de una sola siembra no se puede vivir. La pérdida de Sáenz fue total y si bien habrá ayuda, todo comienza con demoras, vueltas y burocracia.

En esta situación no hubo apoyos económicos ni incentivos para los productores de Santa María y desde esa zona prevén que si este es el comienzo de un crudo y voraz invierno no es descartable que venga una considerable ruina campesina en todo el país.

Por los faltantes de agua, hubo en su momento peleas por el preciado líquido y todo porque en Colombia no hay planificación de proyectos ni trabajos en prevención.

Uno de los proyectos que más demanda la región es el distrito de riego, pero lamentablemente estos tan solo han servido de caballito de batalla de las campañas electorales que saben que la mejor patraña para conseguir votos es prometiendo una solución de este tipo, tal y como pasó con la reforma agraria.

“Aquí se inició un proyecto de riego hace tres o cuatro años, pero a hoy no hay absolutamente nada. Todo esto va cansando a la gente campesina que empieza a decidirse por las ciudades en dónde aseguran que hay mucho futuro”, dijo.

Yadiro y su firme compañera, Diana Marcela Olarte, tienen cuatro hijas que aman y anhelan que se queden en el campo, pero reconocen que tristemente las condiciones no dan para ofrecerles futuro por lo que no descartan prepararlas de la mejor manera para que tengan como defenderse de la ciudad en condiciones de honorabilidad, respeto y dignidad.

Este excelente hombre, joven aún y con ganas de crecer tiene una mirada no solo triste sino cansada, parece que de a poco ese arco iris de la esperanza se eclipsa con nubarrones grises y enormes de desaliento y pesimismo porque trabaja duro y sin utilidad, las ganancias están destinadas al intermediario que inclusive obvia la tragedia y la dificultad cuando de ganar más se trata.

Un ejemplo que deprime es el de la granadilla porque la caja de 14 kilos que se pagó en finca a 17.000 pesos figuraba en la página de Corabastos en Bogotá a 37.000 y hasta 40.000 pesos, luego el negocio jamás fue para el productor primario.

Tras estrechar las manos ásperas y fuertes por el arduo trabajo en la agricultura nos despedimos y salimos para el casco urbano de Santa María para luego ir derecho a Neiva. Allá atrás en esa devastada finca bautizada Argelia en la Vereda Divino Niño quedó con su tragedia, con sus derrumbes y su problema el señor, Yadiro Sáenz, con su blusa llena de manchas del trabajo, en esa prenda dejan huella el plátano, el café, el monte y el sudor. Así lleno de trabajo y con el ánimo de volver a empezar se despidió muy amable este campesino buena gente que es apenas un caso de los tantos porque hay voces que dan cuenta de 200 fincas afectadas y daños millonarios.

Allá en ese destruido predio se quedó Yadiro con su señora esposa y sus cuatro hijas los cuales no reciben más consuelo que el de sus amigos y familiares porque aseguran que el gobierno los dejó solos y a su suerte. Muy solo quedó quien compró una finca y no la ha podido disfrutar porque entre verano e invierno se va la ganancia. En tierra samaria queda el hombre que se ilusionó con el campo, que se atrevió a volver para adquirir un predio con una expectativa de 120 cargas de café, pero que hoy tan solo arroja 15 y todo por la lotería del clima.

Este labriego honesto y hoy en dificultades le pidió al Presidente, Juan Manuel Santos, al igual que a sus ministros, no regalos ni nada que se le parezca, tan solo que vuelvan su mirada a Santa María porque hay en ese rincón de Colombia una situación muy grave que no se arregla con simples paliativos, menos con promesas y que tiende a agudizarse por ese insoportable e insultante desdén.

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