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Sábado, 17 Febrero 2018 00:48

En el Huila hay un Gigante que siembra café especial, sueños y esperanza

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Los cafés especiales están a la orden del día y las mujeres asociadas le dan un toque aún más especial que hace que los paladares más exigentes miren al municipio como gran proveedor.

Al ir o regresar de tierra Laboyana es obligado pasar por un municipio que llama poderosamente la atención por varios aspectos, uno puede ser su nombre y otro la laboriosidad de sus gentes y la apuesta por las que puede decirse, son las mejores siembras de café de alto valor agregado.

Llegamos a Gigante, Huila, un domingo después del mediodía, justo cuando el calor abraza de manera insoportable y el sol canicular se hace más intenso en esas montañas y en esos valles de la bonita población de 33.313 habitantes entre su casco urbano y la zona rural.

El escenario resultó muy agradable porque fue posible ver a las familias giganteñas disfrutando del marco de la plaza que cuida con celo una gran ceiba, los niños y sus madres, los ancianos y sus relatos, todos encontraron confort en las bancas de la plazoleta central o en los pequeños muros de ladrillo que hacen parte de las materas y sitios de decoro. Al sabor de un rico y refrescante helado, de un raspado impregnado de lechera o quizás con una oblea rebozada de arequipe, se escucharon risas, sinónimo de alegría, se oyeron voces autorizadas de café y el municipio mostró que sus gentes son buenas pese a que la ignominia haya marcado la historia reciente, empero, hay que decirlo, en Gigante, la gran mayoría, por no decir que todos sus hijos, son buenas personas dedicadas a la agricultura, a la ganadería y al cultivo de valores que fortalecen en su hermosa iglesia.

A Gigante se le conoce como la “Capital Cacaotera del Huila”, pero paradójicamente su principal producto, el que lo distingue y lo matiza es el café, ya que en sus fértiles suelos es sembrado un grano de calidad única que con el amor y los cuidados que recibe, fue tomando esa cualidad de especial, sobre todo ahora que hay asociaciones de manos femeninas que con su paciencia y su entrega sacan el mejor provecho de una semilla noble y generosa que da lo mejor de sí en la medida en que se le brinde entorno y un posterior e impecable beneficio.

Hoy el viaje es por Gigante, la tierra de los tres climas en donde el 70 por ciento de su población tiene como fuente de ingreso la agricultura, básicamente con cultivos de café y cacao, pero también en donde prospera un hato ganadero de alta calidad en carne y leche y en donde la tierra brinda opciones expresadas en granadilla, maracuyá tomate, yuca y plátano. Es fuerte la porcicultura, la piscicultura y la avicultura.

Este es un municipio afortunado, totalmente bendecido y con una riqueza manifiesta por cuanto no solo percibe ingresos por los frutos de la madre tierra que se brinda con la labranza sino que percibe recursos provenientes del petróleo y de las regalías por tener en sus predios la tan cuestionada represa del Quimbo.

En materia de café, las noticias son cada vez más alentadoras porque Gigante descubrió que sembrar café por sembrar no tenía sentido y por eso empezó a cambiar el chip y le dio fuerza a la producción de unos cafés especiales que marcan diferencia en taza y hacen que la caficultura se enarbole con cada carga que sale al mercado nacional de alta exigencia o al internacional que busca poner en la mesa el mejor bebestible.

El productor y empresario del café, Marcelo Mazabel Montealegre, habló con Diariolaeconomia.com, y precisó que el éxito en café tiene nombre propio y se llama diferenciado que es por lo general mucho más que un café especial porque lleva un proceso muy meticuloso en donde se le resalta al grano todos los atributos y la dulzura que determinada cepa pueda tener.
Para el experto, el secreto de un buen café está en el beneficio que parte de una buena recolección, un excelente despulpado, un secado apropiado, una conservación óptima y especialmente de un buen tostado. La asepsia con la que se trabaja el café de Gigante ha hecho que el producto haya reportado un puntaje mucho más alto que el mismo reportado por la tasa de la excelencia.

La taza, que depende del beneficio que le haga el agricultor es motivo de orgullo de Gigante porque el municipio tiene unos puntajes tan altos en taza que inclusive llevó a que Nespresso se fijara en un café de grandes propiedades que lo llevó a lo más alto de la excelencia. Es tan alta la calidad que hay variedades que pueden pasar de 90 puntos pues para el caso de Flores del Mirador, llegó a registrar calidades de 97 puntos, un café casi que perfecto.

Cabe anotar que después de 85 puntos, el café puede entrar sin reparo alguno a la anhelada taza de la excelencia.
A la hora de comercializarse, el café pasa por cuatro instancias que le van dando el precio pues el primer ítem lo da la Bolsa de Nueva York, que no es el más alentador, el segundo lo da un catador que es el que determina la limpieza y los atributos del grano, el tercer precio lo da un tostador que mide el producto con valor agregado y el cuarto precio que es el más importante lo da un barista que determina si el café es noble y de alta calidad.

Un barista es aquel experto que transforma el café, es quien dice qué particularidades tiene ese producto y qué bondades tiene a la hora de prepararlo o de utilizarlo como insumo culinario.

Gigante tiene unas 4.500 hectáreas cultivadas con café y en opinión de Marcelo Mazabel Montealegre, todo es café especial solo que esa condición de especial se la da el caficultor y sus buenas prácticas agrícolas y cafeteras.

A criterio del productor, hay una gran falencia en la caficultura y es que el cafetero no sabe del tesoro que tiene en sus predios, porque solo sembrando con amor, recolectando con profesionalismo y beneficiando de la mejor manera, el café tendrá precios tan altos que no dependerá de la tasa de cambio ni de los vaivenes cambiarios que suelen castigar una tarea dispendiosa y compleja que tan solo busca llevar café de calidad al mundo.

Otro problema que acusa el sector cafetero es que en Colombia no hay una verdadera cultura de consumo porque el país no toma café y cuando lo hace se conforma con cualquier marca que no es más que una mixtura de pasillas y cafés importados de baja calidad.

“En Colombia debemos tomar café del nuestro, con toda su calidad y con todas sus propiedades lo cual no resultaría costoso porque como se sabe, lo bueno no tiene precio y es por eso que una buena taza de aromático y delicioso café colombiano de alta taza no debe considerarse costoso, pues ese es, no un lujo, sino un derecho pues los hijos del café, los colombianos de la marca más famosa del mundo y dueños de un ADN único y cafetero tienen todo el derecho a consumir lo que de manera exclusiva beben en Estados Unidos, Europa o Asia, el café de alto valor agregado también debe estar en góndola o en tiendas especializadas, muy a la mano de los colombianos que aman el café de excelencia, pero que tienen que aprender de él, conocerlo y tomarlo”, declaró el señor Mazabel Montealegre.

Lamentó el experto que el país se haya quedado solo en la producción de commodities o materias primas cuando lo ideal es aprender a hacer transformación para poder apostarle al valor agregado que hoy lo están haciendo en el exterior.

El café es la base de la economía de Gigante y casi que del país, porque no solo implica ingreso y calidad de vida sino todo un entorno de tejido social que hace que la paz se fortalezca en torno a una siembra preciosa y altiva que genera apego y pasión por la tierra.

Actualmente hay preocupación y una caída en la producción por la amenaza que implica Brasil con la alta producción que pondrá excesos de grano en el mundo y por consiguiente una caída en el precio, afectando a las más de 500.000 familias cafeteras del país.

Los cafeteros viven siempre en alerta máxima porque si bajan la guardia algún lío puede llegar y suscitar inconvenientes que al final del ejercicio termina en pérdidas y baja rentabilidad. En ese orden de ideas está el cambio climático, el cambio en las técnicas de siembra, el desuso de tierras bajas otrora buenas para el cultivo y la aparición de nuevas plagas que ya están en África y en Brasil y que posiblemente terminen en Colombia.

“Nosotros no aprendimos a cuidar nuestro café y es que cuando empezamos con las siembras del grano en Colombia, las hacíamos bajo sombra porque este es un cultivo que se maneja en esas condiciones acompañado de buenas horas para capturar buena térmica. Con el tema de los herbicidas y todos los productos químicos abandonamos la buena agricultura y hoy estamos pagando las consecuencias porque maltratamos la Madre Tierra que es la que determina la vida y la de nuestros cafetos”, apuntó el cafetero.

El gran reto, sostuvo Mazabel Montealegre, está por el lado de las siembras orgánicas porque de lo contrario el productor acabará con el planeta lentamente porque si bien hay una caficultura que defender, a sus alrededores hay una base agrícola que es la alimentación de Colombia.

Gigante ofrece café especial y café diferenciado de altísima calidad como el fony amarillo, rojo y negro o café natural, es por eso que los colombianos de cualquier punto de la geografía o los extranjeros de la latitud que sea, llegan a esta población que sabe y bien huele a café, pero del que se produce con la más alta taza y excelencia.

No ahorró cuestionamientos éste cafetero al considerar que los productores agropecuarios del país siguen en el olvido porque hay momentos tan apremiantes que a duras penas permiten sobrevivir. Lamentó el craso error del estado con el programa Familias en Acción y otro tipo de asistencialismo que le quitó mano de obra al campo. El tema es tan delicado que inclusive también por ese asunto la seguridad alimentaria está en alto riesgo porque en Colombia es más rentable la pereza.

“Yo no he visto el primer caldo que se haga con petróleo, con oro, con esmeraldas o con minerales preciosos, salvo el agua, lo único que va a la olla y después a los humanos es lo que produce la tierra lo demás es lujo o energías que vienen en decadencia”, aseveró.

Demando una política agropecuaria de estado, la cual sea sostenible y eficaz porque tristemente se ha dejado de lado un agro-negocio que garantiza alimentación, pero que de seguir de tumbo en tumbo se marchitará totalmente conduciendo a una gran crisis alimentaria muy parecida a las hambrunas que diezmaron áfrica.

Colombia y sus conciudadanos, incluyendo a los agricultores deben invocar el derecho Constitucional a una buena alimentación porque a los gobiernos se les pasa por desconocimiento o arrogancia que el ser humano debe alimentarse y ello solo es viable con una buena y eficiente agricultura, pero no con olvido o entregándoles la tierra a las multinacionales o a monopolios que con tal de producir a escala, no escatiman el uso de químicos que terminan dañando suelos y envenenando afluentes.

Este hombre de 64 años nació entre cafetos, se considera hijo del café porque inclusive tuvo una cuna en la que dormía bajo árboles de café siendo bebé mientras su señora madre recolectaba grano. Los ancestros de Mazabel Montealegre fueron caficultores y por eso la historia de su familia está rodeada de un producto que los enaltece y los hace como su café, muy especiales.

Este productor enamorado de su oficio, asegura que todo se lo debe al café y no duda en asegurar que el mejor café de Colombia se siembra en el Huila porque se usa una variedad original con la cual nació el café en el país, y es la variedad típica sin desconocer otras variedades que marcaron, marcan y marcarán un hito en la caficultura nacional, verbigracia el Geisha, el Tabi, Caturra, Bodón rosado y otras.

“El café es muy importante en mi vida, quizás es mi vida, es por ello que en mi credo está Dios y el café, en unos años cuando el Santo Padre me llame a rendir cuentas lo más hermoso sería darle reposo a mi cuerpo bajo cafetos y tierras buenas”, concluyó el caficultor.

El mejor café se toma en La Mitaca

El barista y propietario de Café La Mitaca, Javier Molano Ávila, dijo en este medio que el nombre de su negocio inspirado en la segunda cosecha anual del grano y en la finca de los abuelos bautizada de igual manera. Precisó que su familia es también un compendio de caficultura y de amor por las siembras del apreciado grano. Molano Ávila, de vena cafetera, optó por volverse un transformador para darle todos los sabores y las esencias que tiene un buen café.

“Un barista tiene que tener pasión por un producto tan especial como el café, el barista debe prepararse y para ello hay un buen número de escuelas que enseñan un arte grato y a una profesión nada fácil porque cualquier ingeniería se le puede igualar a un barista. Esta profesión no es para todo el mundo porque se trata de un talento con el que se nace o que se adquiere cuando se ausculta el apasionante mundo del café”, explicó el experto.

Dijo que el mejor café que ha tomado, por fortuna es de Gigante, Huila, y precisó que la variedad que lo descrestó fue la conocida como Tabi y el mismo Fony amarillo que tiene unas notas muy dulces que es lo que busca la gente en el café. El experto recomendó tomar café sin azúcar para no matar su esencia no esas notas ácidas que hacen juego con ese dulce natural.

Tomar café con azúcar es maltratar todo un trabajo y todo un proceso de caficultura pues ello, asegura Mola Ávila es como hacer un pastel y adicionarle sal. Sostuvo que infortunadamente en Colombia, que tiene el mejor café del mundo, no se sabe ingerir esta exquisita bebida porque es preferible cultivarlo, exportarlo y tomar mezclas a base de pasilla.

Un reto que tiene este barista es enseñarle al caficultor y a los colombianos del común a tomar café de alta calidad, respetando aromas y calidades, de igual manera quiere mostrarle al mundo que el mejor café se siembra en Colombia y que se puede consumir de múltiples maneras.

La mejor creación de este barista es el granizado de café porque en la región en la que se encuentra, el trabajo con sabor y encanto refrescante les llega a todas las personas, es decir a niños, ancianos y en general a todos los paladares, no importa si hace calor o si hace frío.

El café no solamente se bebe, aclarando que es una bebida tan fina que es comparable con los mejores licores o bebidas espirituosas, a tal punto que en Armenia produjeron un vino a base de café que fue a Chile a un concurso y ganó, el café se utiliza en productos comestibles y no comestibles porque se usa en repostería en formas varias de tomar y en la fabricación de jabones.

El empresario dijo que dentro de los planes está el llevar el modelo de negocio a Bogotá, tal y como lo hizo Café Quindío y es por ello que no se descarta tener un rincón del Huila en Bogotá, en donde se puede tomar el mejor café del país en un ambiente cálido, amable y muy cafetero.

“Está dentro de mis planes llegar a Bogotá y poder tener una embajada del Huila en la capital y afianzar un punto de encuentro para los huilenses que podrán disfrutar de una espectacular taza de café con música de cuerda colombiana, ojalá bambucos de estas tierras del sur”, reveló el profesional quien le apostará a una mezcla de café y cultura.

La Soñadora es una marca de café que tiene en vitrina La Mitaca, y allí es fácil encontrar variedades como Caturra, Castillo y Tabi, unos cafés que vienen de unos micro-lotes cultivados por mujeres del Huila que saben lo que implica la asociatividad. Es tan grande la calidad de este café que muy seguramente las líneas en oferta podrán verse en los mercados del mundo, especialmente en Japón, Estados Unidos y Europa.

“La meta es llegar con las mujeres líderes del café en Gigante al mercado internacional en donde valoran calidad y todo un cúmulo de responsabilidad social”, dijo el barista.

Café con aroma y encanto de mujer

La señora Mirian Consuelo Urrea Garzón, lidera con otras damas de la región un programa de café diferenciando y especial para lo cual tienen definidos sitios geográficos para el cultivo y es por eso que está la zona sur-occidente, sur, centro y norte.

Estas mujeres trabajan con una gran expectativa y con una visible exaltación porque solo con café de características diferentes y únicas podrán tener una remuneración justa con la que ayudarán a sus familias y con la que podrán trazar planes a futuro pensando en bienestar.

Las mujeres de Gigante que trabajan al unísono en un café diferenciando producido en micro-lotes en donde crecen cafetos de múltiples variedades y calidades. Igual las féminas del café trabajan en siembras orgánicas porque quieren de manera decidida propender por el mejoramiento de los suelos con lo cual hay toda una mejora ambiental y un compromiso total con un mundo verde y limpio que lo haga mucho mejor.

“Queremos tener una empresa en el campo, queremos centros de acopio y anhelamos que nuestros hijos quieran estar en el campo a manera de empresarios para evitar una migración que ha dejado saldos muy tristes, porque no son amenas las noticias que llegan de muchos labriegos que terminaron en las ciudades”, afirmo la caficultora.

El trabajo de las mujeres cafeteras se nota y por ello hay gestión en Gigante, en Garzón como también en Pital, El Agrado y Guadalupe. Las admirables mujeres quieren empresas sostenibles razón por la cual trazan proyectos apoyados por el Servicio Nacional de Aprendizaje, SENA, y a futuro con el Fondo Emprender lo cual les permitiría consolidar factorías legalizadas y bien conformadas para vender un café especial que les llegue a los colombianos y después lograr las metas en el mercado internacional.

“Un buen café no se le niega a nadie y por eso cuando alguien y ojalá muchos prueben nuestro grano, notarán la diferencia medida en sabor y calidad”, especificó.

Hay café especial Premium de 25.000 pesos la libra que resulta poco dinero frente a lo excelso del producto, a sus cualidades en taza y al trabajo juicioso y aplicado que estas mujeres adelantan por producir una bebida diferente, muy sabrosa y sencillamente rimbombante.

A la fecha hay 84 mujeres agrupadas pensando en café, hablando el idioma del café y siguiendo por la línea de cafés diferenciados y especiales con siembras a inmejorables alturas para entregar grano y taza de la mejor calidad.

La dueña de café La Soñadora, vislumbra un mejor devenir para la caficultura de la cual espera venga un acertado y afortunado cambio generacional lo cual es posible mostrando rentabilidad y sostenibilidad en los negocios.

No se puede negar que el café cambia vidas y para muchos este cultivo fue el paliativo para circunstancias difíciles y de ingrata recordación, pero que al lado de los cafetos fueron disipándose para hacer de la cotidianidad algo agradable, una estancia tranquila, rentable y muy de la mano de Dios. Atrás quedaron los desplazamientos, los malos momentos, las propiedades abandonadas, el pánico ocasionado y todo porque el café resultó la mejor opción y la óptima terapia, hoy muchos dejaron de ser nómadas para defender un sedentarismo cafetero que tan solo brinda alegrías y muchas satisfacciones más cuando hay precios justos como premio a un muy duro trabajo.

La Asociación de Mujeres Cafeteras del Centro del Huila trabaja micro-lotes y ya están pensando en unificar una marca que les permita fortalecer mercado por la calidad y el volumen que demanda un buen negocio cafetero.

Esta mujer emprendedora, tan solo anhela paz, progreso y una casa bonita con muchas flores para que su familia sea totalmente feliz gracias a unas buenas ventas, fruto de poner en el mercado el mejor café del mundo. No deja de aprender y por eso ya está muy entusiasmada en el cuento del inglés básico que brinda el SENA porque dice que por lo menos hay que aprender a saludar en idioma extranjero.

La entidad estatal igual capacita a las mujeres del café para reforzar todo lo atinente a derivados, artesanías, empaque y turismo porque la idea es que junto a café se fortalezcan otras actividades en cadena, más aprovechando que Gigante es la puerta al ecoturismo y a las maravillas arqueológicas del bonito sur.

Esto es lo bueno del Huila, esto es lo muy agradable de Gigante, una población que nació para el café y para la agricultura en donde sus suelos ofrecen productos de calidad y garantizan productividad.

Este municipio fundado el 17 de septiembre de 1782, al igual que Pitalito, tiene como patrón a San Antonio de Padua a quien se encomiendan para tener salud y fortaleza para meter las manos en la tierra y extraer de ella lo mejor como pasa con el café.

El poblado tuvo albores desde antes de 1698 y en 1750 ya había en el sitio la parroquia conocida como San Antonio de La Honda. El caserío fue creciendo vertiginosamente y sus pobladores vieron problemas por la precaria ubicación que hizo trasladar la naciente población.

Gigante, localizado entre la cordillera occidental y el famoso cerro Matambo tiene como beneficio el estar ubicado a orillas del rio Magdalena, afluente del que se saca gran provecho. El nombre de este municipio es todo un misterio, pero lo único aproximado es que tiene que ver con el hallazgo en sus predios de un mastodonte, animal que habitó las cadenas montañosas del centro de Colombia y particularmente en las inclinaciones de los ríos Magdalena y Cauca hace más de 10.000 años.

No importa el nombre, no es relevante el interesantísimo mastodonte o la leyenda del gigante Matambo y su amor por Mirthayú, lo único cierto es que en esa bella tierra de historias, duendes y cuentos fantasmales, incluido el Mohán, también hay grandes cosas que mostrar, mujeres afortunadamente tozudas que admirar y riquezas por descubrir, en esa región de buenos católicos y cristianos hay pasión por lo que saben hacer con la tierra y es por ello que como gran particularidad hay gente y café de aspecto mucho más que Gigante.

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