Sábado, 10 Octubre 2015 12:45

Se acabaron las fábricas de bebés en Colombia

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Las otrora familias numerosas dejaron de existir y hoy Colombia tiene no solo una baja tasa de natalidad sino una población más envejecida.

En días pasados fue presentado a la opinión pública un estudio adelantado por Fedesarrollo y la Fundación Saldarriaga Concha el cual da cuenta del envejecimiento acelerado del país. Según el trabajo de investigación, la población mayor de sesenta años crece con celeridad a tal punto que para 2050 se calcula que superará los 14 millones.

El líder de incidencia de la Fundación Saldarriaga Concha, Lucas Correa Montoya, le dijo a Diariolaeconomia.com que el país no debe preocuparse solamente por los viejos como tal sino trabajar en prospectiva.

“Nos debemos preocupar por el presente, porque los viejos del mañana ya nacieron y somos nosotros, entonces preocuparse por la vejez no solamente exige asistir a quienes son viejos hoy sino preparar a quienes estamos jóvenes hoy y poder tener una buena ancianidad y estar así protegidos en diversos aspectos, en lo económico, en salud, en cuidados y en otros frentes”, comentó el señor, Correa Montoya.

Sobre el entorno económico, el líder dijo que este no brinda tranquilidad por cuanto actualmente la población mayor en Colombia ronda el 10 por ciento de los 48 millones de colombianos, es decir que 5,2 millones de nacionales ya hacen parte del adulto mayor. En ese orden de ideas en 35 años la cifra de ancianos llegará a 14 millones de personas envejecidas, aspecto que viene acompañado con cambios importantes tales como que esos viejos vivirán mucho más tiempo con la probabilidad de menos cuidados y menos atención porque la estructura familiar será más reducida y sin la opción de asumir esos gastos. “Lo único cierto es que estamos envejeciendo rápidamente”.

La subgerente de Gestión del Conocimiento, Natalia Valencia López, explicó que Colombia envejece a pasos agigantados por los triunfos de la sociedad moderna que llegaron de la mano de los países europeos en términos de vivir mejor, de reducir las tasas de mortalidad infantil y aumentar la esperanza de vida de las personas, aspecto muy ligado a la salud, es decir planes de vacunación estrictos, alimentación, prevención y otras conquistas en salud.

“Nosotros como no tuvimos que transitar por esos logros y no los tuvimos que desarrollar, el asunto se hizo más fácil para América Latina y por eso el tránsito para el envejecimiento demográfico de los países es mucho más rápido para la región, de hecho hay un dato muy interesante porque esto no pasa exclusivamente en Latinoamérica, también pasa en Corea y es el cambio en la estructura demográfica de su población, fenómeno que a Francia le tomó 130 o 170 años, pero que a los coreanos les tomará 38 años y todo por los famosos triunfos en la salud pública que nos permiten vivir más”, anotó Valencia López.

La familia cambió

En el país fue muy común tener familias de 10, 15 y más hijos tal y como se reportaba en tiempos de la colonización antioqueña y en épocas recientes del siglo veinte. Esa tendencia, explica la profesional, tiene que ver con cambios culturales y con el nuevo rol que tiene la mujer, porque hoy hablamos de una mujer trabajadora que deja de ser cuidadora y que debe asumir los costos del cuidado de sus hijos.

Otro factor que ha mermado la gestación de tantos bebés tiene que ver con la aspiración de la mujer en términos laborales, escenario que las hace pensar menos en la maternidad y más en lo profesional.

“Eso está impactando bastante con las diferencias regionales en términos de vejez y envejecimiento en las ciudades colombianas porque las ciudades más modernas y más desarrolladas como Bogotá o Medellín tienen estructuras más envejecidas y tasas de fecundidad y natalidad menores en tanto que los cascos menos desarrollados como Riohacha y Quibdó tienen aún tasas de natalidad alta, son ciudades que aún son jóvenes”, afirmó la señora, Natalia Valencia.

Antioquia que llegó a ser una región muy prolífica tiene en su capital, Medellín, una tasa de natalidad negativa y una tasa de crecimiento de su población en índices contrarios tal y como lo reveló un estudio de 2014.

La población de Medellín creció por tratarse de una ciudad receptora, pero en materia de nacimientos el indicador se mantuvo muy bajo.

El hecho de que nazcan menos niños y niñas es calificado por la Fundación Saldarriaga Concha como un proceso natural que tienen que ver con los cambios culturales y económicos.

Sobre el tema, Lucas Correa, indicó que es importante que la sociedad fomente la maternidad y la paternidad responsable porque el patrón al que se asiste hoy es que los segmentos de la población con mayores ingresos tienden a tener menos hijos lo cual les permite conservar o mejorar su ingreso mientras que los segmentos más pobres de la población tienen más hijos, factor que se puede denominar como una trampa a la pobreza.

Correa precisó que el asunto no es tener más o menos hijos, sino la manera de cómo tenerlos y eso se da en la medida en que el estado fomente la maternidad y la paternidad responsable y asegurada. Solo así, dijo, los hogares tomarán la decisión de tener más hijos o de tener hijos, pero con los apoyos estatales y desde luego con entornos amigables.

“De nada sirve que las capas altas de la sociedad eviten tener muchos hijos si los más pobres se dedican a la maternidad numerosa, presionándolos más abajo en las escalas sociales”, apuntó Lucas Correa.

Viejos cubiertos en salud

El líder de Incidencia de la Fundación Saldarriaga Concha, Lucas Correa Montoya, afirmó que según datos de la misión “Colombia Envejece”, el 94 por ciento de la población mayor está asegurada hoy en salud bien sea en el régimen contributivo o subsidiado. Aclaró que el 95 por ciento de adultos mayores pudieron acceder a servicios de salud cuando lo necesitó.

Corre Montoya aseveró que si bien la cobertura es buena, hay un gran reto y tiene que ver con calidad una vez se amplíe el espectro de afiliación y universalidad.

En el entorno laboral es clave indicar que según estudios de 2013, la población mayor que trabaja en Colombia indica que más del 30 por ciento están por el orden de los 60 años o más y las personas con 80 años o más hacen parte de un siete por ciento.

En materia de informalidad, los mayores de 60 años que buscaron un ingreso en los cascos urbanos fueron mayoritariamente mujeres con el 84.3 por ciento mientras que los hombres participaron con el 72.5 por ciento.

Sobre el aporte económico de la tercera edad, el estudio concluyó que el 24 por ciento asume la totalidad de los gastos de la vivienda, el 34 por ciento se encarga de las compras de la ropa o vestuario y el 61 por ciento responde por una o más personas.

Los ancianos y el conflicto armado

El estudio que deriva del conflicto armado pone a las víctimas civiles en desigualdad de condiciones con los demás, es decir que los hunde en la pobreza y en la falta de oportunidades.

El estudio muestra que en promedio hay 7.2 millones de víctimas del conflicto armado de los cuales el 9.3 por ciento son mayores de 60 años, es decir que el problema involucra a unas 680.000 personas mayores de edad.

“Más importante que eso es que el 20.2 por ciento, es decir más de 1.5 millones de personas víctimas tienen entre 40 y 59 años, es decir se van a hacer viejas en el corto y en el mediano plazo. En ese tiempo el país espera la construcción de una paz estable y duradera, entonces ese ejército de 1.5 millones de personas más las 680.000 corresponden a un universo enorme de seres humanos que tienen un acceso menor a las oportunidades que tienen sus padres que no han sido víctimas”, indicó el experto.

Agregó que mientras el 23 por ciento de las personas mayores comunes y corrientes acceden a una pensión, en el caso de las víctimas tan solo el 1.6 por ciento de los hombres tiene pensión, es decir que cerca del 84 por ciento de esos colombianos no tiene ningún tipo de protección económica y en ese sentido depende de terceros o del estado o tiene que ganarse la vida trabajando.

En materia de seguridad social y pensión, el conflicto armado pone a las personas que son víctimas en desigualdad de condiciones porque rompe ciertas prácticas o situaciones de sus vidas a través de las cuales se estaban preparando para la vejez.

“Los adultos mayores pierden sus activos productivos, sus fincas, sus animales, sus casas y todos sus bienes sin contar las herramientas de trabajo y el rol productivo. En una perspectiva de construcción de paz este grupo de personas debe ocupar un sitio importante porque si no se equiparan sus oportunidades, probablemente reincidan en la violencia o caerán inexorablemente en la pobreza junto con los demás”, anotó.

La Fundación Saldarriaga Concha considera vital trabajar en cuidados dentro del componente de salud y asegurar el cuidado definiendo dolientes.

En pensiones, expuso, la situación es dramática en perspectiva porque de seguir las cosas como van, en el 2050 el 85 por ciento de las personas no tendrán pensión y para ello es perentoria una reforma pensional que aumente los montos de cotización y las edades de jubilación, pero para ello, explica, las medidas deben estar atadas a una intervención fuerte en el mercado laboral, principalmente atacando la informalidad y permitiendo sembrar futuro.

En aspectos de cuidados y salud la tarea debe ser compartida porque Colombia es un país que no se cuida, no en vano un estudio reciente ubicó al país como líder en sedentarismo.

“Ese es un llamado de atención muy grande porque las enfermedades crónicas no transmisibles tienen una alta incidencia en la población vieja colombiana según las cifras de la misión Colombia Envejece y eso lo que hace es generar elevados costos al sistema de salud. De manera individual debemos prepáranos con hábitos de vida saludable y eso incluye hacer ejercicio y contar con una buena alimentación”, sugirió, Natalia Valencia.

Explicó que generalmente la educación tiene una relación positiva con la probabilidad de tener una pensión y en términos de trabajo a mayor educación mayor es la opción de contar con un trabajo mejor remunerado.

Una verdadera Fundación

La Fundación Saldarriaga Concha tiene 42 años trabajando por la inclusión social de las personas mayores y de las personas con discapacidad. Esta es una Fundación de origen familiar que nació por la iniciativa del señor, Alfredo Saldarriaga y su esposa, la señora, Elvira Concha.

Este matrimonio tuvo un único hijo, Ignacio quien nació con parálisis cerebral lo que los llevó a recorrer el mundo en busca de ayudarlo a salir adelante. Tras recorrer países se dieron cuenta que la opción era la rehabilitación, aprendieron de ella y deciden traerla a Colombia afianzándose como los mecenas más importantes del país en ese momento pues también facilitaron la vacuna contra la polio, del Instituto Franklin Delano Roosevelt, de la Escuela Nacional de Rehabilitación y de otras iniciativas.

A la edad de 32 años, Ignacio su hijo fallece víctima de un cáncer y todo el patrimonio de la familia se va a un fondo que le dio vida y musculatura a la Fundación Saldarriaga Concha motivo por el cual esta fundación trabaja con recursos propios, haciendo alianzas con otras fundaciones, con el gobierno y con toda la institucionalidad.

La Gerente de Relaciones Institucionales de la Fundación, María Alejandra Neira, aclaró que la institución no es contratista y no factura porque trabaja como aliada o con la cooperación de la comunidad internacional.

Dijo que las tres líneas misionales de la Fundación son Vida Digna, Vida Saludable y Acceso al Conocimiento.

“En este momento tenemos 41 proyectos a nivel nacional. En Vida Digna trabajamos por la inclusión y generación de oportunidades de las personas mayores y de las personas con discapacidad y sus familias, de igual manera en la generación de ingresos a través de emprendimientos o a través de modelos de negocio incluyentes”, sostuvo Neira.

La Fundación trabaja fuertemente en el área de acceso al conocimiento y por ello adelanta un programa de educación inclusiva el cual marcha de la mano del ministerio de Educación Nacional para que sea el sistema el que se adapte a los niños y a los jóvenes con discapacidad y no a la inversa, pero con criterios elevados de calidad.

En Vida Saludable el énfasis es la atención primaria en salud, alejándola un poco del enfoque médico.

“Afortunadamente todo nuestro trabajo se puede mostrar y lo hacemos de manera muy orgullosa, pero muy humilde. Esta el caso de la Misión Colombia Envejece que es una investigación muy importante porque le está abriendo los ojos al país sobre un tema que nos tocará a todos”, certificó.

La Fundación trabaja en común acuerdo con la Fundación Matamoros para entregarles becas a soldados heridos en combate y que quedaron con algún tipo de discapacidad para que terminen la educación secundaria o primaria. Según la vocera, con el Icetex hay un convenio para otorgar becas en educación superior para personas con discapacidad en cualquier universidad del país. De igual manera la entidad tiene las becas Fulbright que se brindan para estudiar maestría o doctorado en Estados Unidos.

Cabe precisar que la Fundación ya cuenta con siete becarios Fulbright que ya regresaron a Colombia y están pasando por un momento inmejorable en su vida profesional.

 

 

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