Domingo, 25 Junio 2017 00:32

Tratados de libre comercio deben entrar con urgencia a revisión

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Para los analistas, los TLC quedaron muy mal negociados, razón por la cual muchos sectores productivos están expuestos a la extinción, lo cual traerá más pobreza, mayor desigualdad y la destrucción del tejido social. “Alarma”.

Las últimas manifestaciones internas y externas que advierten que lo mejor es bajar la persiana del comercio para salvar las economías, toman mayor fuerza toda vez que hay sectores económicos que están en las últimas y sin oxígeno en el tanque. Varios empresarios y agricultores se preguntan, ¿por qué tanto afán del estado por fomentar ruina?, ¿a quien quiere favorecer y que hay de por medio?, en fin, saldrá el sol y pronto las inquietudes quedarán resueltas.

Decía un agricultor en días pasados que no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista porque más temprano que tarde el mundo se verá obligado a mirar hacia Colombia en donde es promisoria la producción de alimentos, el asunto precisaba el labriego, es que ojalá esas tierras tan fértiles sigan siendo propiedad del país y que no vaya a pasar que en adelante para comprar un tomate le toque al consumidor ir a donde las multinacionales a pagar precios injustos.

Una preocupación latente es lo que hoy acontece en la Altillanura en donde la llegada de extranjeros es cada vez más recurrente porque ven en esta región del oriente colombiano, la tierra prometida. En el Vichada hay muchos productores y ganaderos inquietos, hay expertos y ambientalistas que siguen angustiados por el devenir de la tierra sagrada del jaguar y en donde la Madre Monte está siendo proscrita porque el libre comercio arrasa hasta con los mitos.

El analista económico, Eduardo Sarmiento Palacio, aseguró en Diariolaeconomia.com que la realidad apremiante del país hace pensar sin fanatismos y de manera consecuente que llegó la hora de revisar los tratados de libre comercio porque tal y como fueron acordados destruirán el aparato productivo y sacará miles de personas de sus puestos de trabajo, es decir que Colombia pasará de una clase empobrecida a una que ve cerca el sendero de la miseria.

En su último libro, “Lecturas sobre producción, capital y salario. Bases para una nueva teoría”, el experto muestra como la producción, el capital y el salario están en un conflicto abierto lo que demuestra sin mucho esfuerzo que el modelo neoliberal fracasó porque esa hipótesis que existió para montar el alicaído modelo, fue defendida por el Banco de la República y sirvió igualmente para gestar el ingreso al libre comercio y la caída en los aranceles al arroz y a otros productos con lo cual la economía de hoy está dando los peores resultados de la historia porque el país está creciendo al uno por ciento, muy cerca de cero.

Para completar el caos económico, sostiene Sarmiento, el déficit en cuenta corriente llega al cuatro por ciento del PIB el cual se agrandará con la caída última de los precios del petróleo y como si fuera poco el déficit fiscal pasó hace rato también del cuatro por ciento.

“Con este escenario de déficit en cuenta corriente y fiscal del cuatro por ciento más un crecimiento menor al uno por ciento, las cosas no dan para estar tranquilos y si a eso se suma que el comercio cayó en dos por ciento y la industria se desplomó en siete por ciento, pues ahí están las respuestas del fiasco que tuvo la economía Colombiana que quiso operar con una teoría diseñada para los países desarrollados y que no funcionó en Colombia, aspecto que obliga a cambiar de modelo porque de no hacerse, el país llegará a una situación de difícil retorno porque en este momento está totalmente a la deriva”, comentó el señor Sarmiento Palacio.

Sobre el Consenso de Washington o el modelo que rige en Colombia, Sarmiento anotó que ese tipo de estrategia puede dar resultado en los países desarrollados porque se trata de sociedades mucho más homogéneas, pero aclaró que allí la propuesta tampoco se está cumpliendo porque en un momento parecía que ese modelo era ideal para los países de avanzada y nada práctico en los que están en vía de desarrollo, pero por lo experimentado, dijo, se puede argumentar que no funciona ni en uno ni en otro.

La situación, declaró, es tan cierta que en cinco años, Europa no logró salir del estancamiento y Estados Unidos muestra una evolución en las tasas de crecimiento inferiores al dos por ciento. Según Sarmiento, los norteamericanos tuvieron que acudir a la emisión para poner a funcionar la economía porque no había más remedio que el “dinero basura”, como dicen otros críticos.

“Desde tiempo atrás se había demostrado que el modelo económico que tiene hoy Colombia no funcionaba en los países en desarrollo, pero si era posible en los llamados desarrollados, pero hoy la verdad es que no sirvió en ninguna nación porque el comercio internacional es una gran fuente de desigualdad, eso no está bien vendido y en este momento está claro que el llamado libre comercio baja los salarios, la participación del trabajo y destruye la distribución del ingreso por lo que es perentorio reformular esa teoría, que es lo que he venido haciendo por espacio de largos años”, sostuvo Sarmiento.

En opinión del analista, lo anterior queda plenamente sustentado con fenómenos políticos y económicos como el Brexit y la elección de Donald Trump quien gana las elecciones como una protesta por el efecto del libre comercio sobre el salario que bajó en los últimos diez años para el 70 por ciento menos afortunado de la población de los Estados Unidos.

Explicó que el otro aspecto a tener en cuenta es que el libre comercio destruyó la industria en Pensilvania, en Detroit y en general en las áreas de mayor avance en los Estados Unidos.

Para Sarmiento, tanto el Brexit como el triunfo de Trump, que en cierta manera no era la solución, demuestra que en los pueblos británicos y americanos esas figuras se promueven con el malestar que genera la globalización a través de la baja del salario y la destrucción de la industria en los países desarrollados que no fue exclusividad de los países en vía de desarrollo.

Lo que hacía falta

Para el analista económico, Eduardo Sarmiento, Colombia está a las puertas de sufrir un revés en su manejo económico a nivel internacional porque el Fondo Monetario Internacional y las mismas calificadoras de riesgo que dicho sea de paso, recomendaron hacer la reforma tributaria que ocasionó el hundimiento de la economía y propició un crecimiento cercano a cero, son ahora las instituciones que descalificarán a Colombia, paradójicamente por hacer la tarea o por cumplir a cabalidad con lo que desde esas tribunas le ordenaban.

“Aquí lo que tenemos es un gran desacierto del Fondo Monetario Internacional, de las calificadoras y de los bancos centrales porque lamentablemente tienen toda la teoría equivocada", aseveró el también decano de economía de la Escuela Colombiana de Ingeniería, Julio Garavito.

Sobre el posible ingreso de Colombia a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, OCDE, Sarmiento expresó su total desacuerdo porque estimó que las políticas que aplican en ese organismo no son adaptables en el país porque una de las directrices de la OCDE es ampliar los impuestos indirectos, como pasó con el IVA, para hacer gasto en educación lo cual es bueno, pero eso, dijo, es lo que se ha venido haciendo durante mucho tiempo lo cual no evitó que la nación tuviera una de las peores distribuciones de ingreso del mundo.

Apuntó que sin duda alguna, Colombia aumentó los impuestos indirectos y el gasto público, pero lamentó que el gran beneficio no haya llegado a los sectores más pobres que en el caso colombiano el tema se quedó en buena parte, en el capital a través de las privatizaciones, de las reformas a las pensiones que no fue más que una transferencia de los pensionados de la clase media a los fondos privados de pensiones.

Anotó que el tema de salud preocupantemente no funciona con el agravante que el país lleva siete años haciendo toda clase de reformas sin que se haya impedido que los usuarios al sistema tengan una serie de instituciones que reciben una cotización, devolviendo una cuantía muy inferior a los afiliados.

“El modelo que se montó desde afuera no funcionó y eso se está demostrando, lo grave es que no se actúa para modificarlo porque los que están en el control de las economías son los mismos que causaron el daño y ahí estamos infaustamente con cuerda para rato con ese modelito”, apuntó.

La tragedia económica de hoy ya tenía precedentes

Sobre la inquietud de un grupo de arroceros del Tolima que argumentaban que a futuro Colombia sería el peor cliente del libre comercio y de los TLC porque sin empresas, sin sectores, sin trabajadores y sin dinámica económica Estados Unidos no tendría a quien venderle porque el país está haciendo el tránsito de la pobreza a las condiciones extremas con los consecuentes impactos sociales, Sarmiento respondió que lo que está ocurriendo ahora ya había ocurrido de tiempo atrás porque en 1991 la apertura económica arrasó con la agricultura de granos, es decir con arroz, cebada, maíz, trigo y otros productos que desaparecieron con la devastación de la ruralidad.

“Esto se está repitiendo ahora como pasa con el arroz, pero luego se va a dar en otros productos porque sencillamente hay una falla en el modelo de libre comercio lo cual se puede arreglar y hay formas de hacerlo ya que se pueden restaurar algunos aranceles, renegociar los TLC y buscar otras salidas porque lo cierto es que lo que hay en materia económica y de comercio no está bien y no es viable”, afirmó el experto.

Comentó que la realidad es tan oscura que por citar un ejemplo antes del TLC con Estados Unidos, Colombia tenía un superávit de 5.000 millones de dólares con ese país, hoy el déficit es de 2.000 millones de dólares lo que muestra que el convenio no funcionó y que hay aspectos por modificar.

La situación, manifestó, invita a un análisis y a un diagnostico objetivo de lo que pasó para identificar en donde estuvo el error y sobre esa base aplicar las soluciones. Finalmente el analista económico, Eduardo Sarmiento, insistió en que tal y como van las tendencias en Colombia, el crecimiento económico estará por debajo del uno por ciento.

 

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