La situación económica se hace inllevable en Colombia porque ningún país que cambie importaciones por empleo puede decir que crece, que mejora y que se hace prospectivo. Hablando de estados y no de gobierno, es fácil concluir que muchos mandatos llevaron a los colombianos al rebusque, a la informalidad, pero lo que es peor, matricularon gente buena y trabajadora en la delincuencia común, en grupos armados, también en carteles de la prostitución y el tráfico de estupefacientes, lo cual incluye ir a zonas de alto riesgo a recolectar la única cosecha rentable, la que paga deudas y medio ayuda a educar hijos, la coca.
Es bueno que sepan los gurús del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial y de muchas entidades multilaterales de crédito que riegan la flor neoliberal con cuidado extremo, que seguir viviendo de los países pobres ya no es rentable porque esos recursos que se raspaban de la olla fiscal terminaron agotándose. Hay descontento porque existe hambre, cero oportunidades y un fracaso en el modelo económico impuesto por los grandes genios de las entidades multilaterales de crédito que recomiendan precarizar las condiciones humanas para robustecer contados capitales, política absurda porque a mayor ingreso mayor demanda, una ley de mercado lógica.
Al ver la catástrofe aperturista y manejo de política económica en Colombia podría concluirse que las recomendaciones de cómo llevar la política dirigida vinieron de funcionarios incapaces que no le pusieron el mínimo sentido común a las cifras y a la estrategia. No es posible que a un Estado le recomienden vender todos sus activos para entregarle dineros a la corrupción, o simplemente para asegurar pagos onerosos y fuera de la coherencia de los intereses de la deuda externa. Por favor, alguien que me lo explique. Lo grave es que si a una persona le dicen que regale los muebles de su casa y empeñe la nevera, la culpa no es de quien da el consejo sino de quien hace caso.
Ahora bien, Colombia hizo una tremenda fiesta cuando el FMI aprobó el crédito de contingencia, el tema es que no muchos saben cuáles son las condiciones y los montos a pagar por usar un dinero que puede resultar para el lamento. Es bueno pensar en cambiar la figura de crédito de contingencia por ahorro y así obtener una utilidad por intereses a una tasa aceptable y contar con una plata disponible en el momento que se requiera.
Con la pandemia muchas cosas tendrán que cambiar y una de ellas es el modelo económico, totalmente fracasado en Colombia, tristemente comandado, como lo dice el economista Eduardo Sarmiento, por una masonería de bajo conocimiento que tan solo se acomodó a unos intereses demasiado particulares. A lo anterior, se suma un Congreso poco idóneo, sin mucho que perder y dejando a la deriva a los colombianos del campo, de la pequeña y mediana empresa, pero igual a los inversionistas, a los que les clavan una reforma tributaria cada vez que quieren. Ojo con eso, algunos ya tienen la valija lista porque ven oportunidades en otras latitudes.
Las cosas se vienen haciendo de la peor manera, el país, y no nos digamos mentiras, es muy bello, pero sin futuro, está sitiado por la inseguridad, por los sobrecostos y la imposibilidad de hacer o instalar empresa. Colombia, el país del café y de la cumbia no tiene vocería, tan solo salvan la papeleta tres o cuatro gremios, la miseria tomó posesión hace mucho rato y de la manera más audaz convencieron a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, OCDE, que en Colombia todo caminaba y camina como un relojito, es decir buena productividad, empresarios felices, un agro fortalecido, bienes públicos al día y la honradez como insignia. Obviaron comentarle que no hay vías terciarias, que el camionerismo es un imperio de alto costo y que el tren quedó enterrado junto a una historia que pudo ser grata, habida cuenta que desde los tiempos de Panamá como departamento, el territorio ya contaba con trenes, locomotoras y vías férreas, era la Colombia pionera y del desarrollo hasta que los americanos optaron por dividir y reinar. La misma vaina, que coincidencia.
Hoy algunos hablan de reactivación económica, pero no entienden que las mayores ventas se hicieron al debe, igual los adeptos a la apología del manejo económico, obvian que la industria colombiana está opacada por la oferta china de mucho menor precio. Sin plata, la gente, como dicen en el Restrepo, compra lo que le ofrezcan barato. Los que defienden una reactivación mentirosa no hablan de desempleo, hambre, ruralidad arrasada y empresas con la maleta lista. El asunto no es cuestionar sino hacer un acto de contrición, identificar los errores y corregirlos, solo así es factible pensar en recuperación.
En charla con Diariolaeconomia.com, el Vicepresidente de la Asociación Colombiana de Fabricantes de Autopartes, Acolfa, Alberto Macías, indicó que Colombia no la pasa bien, y tildó de lamentable el escenario económico puesto que el país enfocó su comercio en las importaciones, sustentando las exportaciones solamente en materias primas sin valor agregado y en unos pocos sectores con actividad mercantil porque la oferta exportable, dijo, se puede contar con los dedos de la mano, pues hay aún minero-energéticos como carbón, ferroníquel, petróleo y otros, pero en valor añadido, sustentó, no hay absolutamente nada.
En materia agrícola, que en algo saca la cara en una economía primaria de pésimo trato, afirmó, hay rubros como el café, banano, flores, aguacate y otros como frutas que llegan a los puertos del mundo, permitiendo que la situación no sea todavía más caótica.
“El país no es promotor de grandes exportaciones y valor agregado como se dijo, ventas encomiables fruto de la transformación, no hay. Lamentablemente este gobierno está dedicado y focalizado en una apertura mal sana y por consiguiente en unas importaciones enormes que se siguen haciendo sin medir el perjuicio tan grande que se le hace a las factorías locales y a la misma mano de obra colombiana, eso sin dejar de lado el daño que se le genera a la industria establecida en Colombia. Hoy no hay incentivos para atraer nuevas inversiones lo cual se constituye en otro agravante”, declaró el señor Macías.
Con la política importadora son varias las aristas a revisar porque con ella está condenándose a las pymes, al campo y a muchas empresas claves en la oferta de empleo y en el crecimiento. En opinión del directivo, hay países que han hecho todo lo contrario a Colombia y hoy gozan de un poderío empresarial para la admiración, verbigracia México, propietario de un vertiginoso desarrollo porque, retomando una faceta del sector automotor, no cambiaron aguacates por vehículos, es decir que si bien pueden exportar la fruta verde a Corea, no se les abre la puerta de los vehículos porque el país azteca los produce.
Afortunadamente para México, expuso Macías, los negocios se hicieron muy bien y en defensa de la industria, entendieron que el desarrollo industrial es fundamental para generar conocimiento, riqueza y empleo.
Hay una oportunidad de oro
En los tratados de libre comercio rubricados por Colombia no hubo uno que satisficiera a industrias, agricultores o trabajadores, cuando la gran mayoría pensaba que los negocios serían una bendición por la posibilidad de importar tecnología, bienes de capital y herramientas sofisticas, se hizo lo increíble, brindar en bandeja de plata el mercado colombiano, sacrificando los sectores productivos de mayor impacto social. Algunos más osados hablan de intereses oscuros y favores, pero otros analistas lamentan que la astucia no fue incluida en la agenda colombiana.
Retomando el diálogo con el Vicepresidente de Acolfa, hay un gran problema, pero igual una oportunidad única y feliz, parafraseando al ideólogo y político colonia, José Acevedo y Gómez, porque con el Congreso, mayoría adepto al gobierno de turno, es muy viable hacer unos cambios esenciales en el modelo económico y hacer viable la vida para todos, es decir, corregir los errores, desmontar políticas erradas y hacer de la empresa un lugar óptimo para fomentar riqueza y ponerle freno de mano a la pobreza. Hoy esa decisión está en manos del Presidente de la República, quién podría pasar a la historia por la recuperación de la economía, refundada sobre pilares de probidad, sin enajenaciones y viable.
Macías expresó que lamentablemente una gran mayoría vive sorprendida y aterrada porque desde la Casa de Nariño no se hace lo que se debiera hacer, desaprovechando la fuerza en el Congreso. Lo cierto, manifestó, es que el gobierno debe repensar el modelo económico con base en los resultados porque todos los TLC han sido deficitarios, solo llegan importaciones, son muy bajas las exportaciones y ese ejercicio muestra un balance desprovisto y adverso.
Las fronteras, parte de los mercados naturales, siguen debiendo y sumidas en la debilidad. Las importaciones por ejemplo de Brasil y Argentina siguen creciendo en el frente de vehículos y como si fuera poco, México también avanza en el mercado nacional, castigando la apuesta inversionista de muchos empresarios del sector automotor.
El gobierno sigue perdiendo oportunidades, o sencillamente se hace el de la vista gorda, no queriendo ver resultados y evidencias, continuando en el capricho de promover importaciones que redundan en pobreza, delincuencia, informalidad, ilícitos y descomposición social.
Un asunto para revisar es el elevado número de informalidad comercial y empresarial que resulta de la falta de garantías para quienes producen, muchos empresarios se sienten muy mal tratados por el gobierno que adoptó todo tipo de mecanismos para perseguir ingresos y restar utilidades como también rentabilidad. En ese orden de ideas, será mayor la estadística de informales ya que quienes hacen las cosas bien, terminan pagando hasta la camisa, y los dineros que le pagan al estado desembocan en los bolsillos de la impune corrupción sin que represente una utilidad en desarrollo e infraestructura. Santo Dios.
Los TLC, señaló Macías, fueron negociados sin inteligencia porque en medio de las significativas deficiencias estructurales en donde entra logística e infraestructura vial, no hubo una medida coherente y se fue rubricando uno o unos acuerdos para naufragar y causando ruina. Macías apuntó que es increíble que Colombia no cuente con el servicio de tren, modo que fue llevado al colapso para obligar a los empresarios a pagar unos fletes muy caros para llegar tarde a todos los puertos porque en Colombia lo normal es que las carreteras sufran derrumbes o bloqueos.
La apertura económica y los TLC fueron a jugar un partido sin preparar un equipo, sin uniformes y sin la indumentaria requerida. Es triste que mientras países como España, México y Estados Unidos tienen el ferrocarril como columna vertebral de sus economías, en Colombia el tren fue enterrado junto con el resto de transporte multimodal, todo por ayudar a los camioneros y a otros capitales súbitos que a ese sector llegaron.
En España la planta de Renault transporta los vehículos fabricados en tren, es decir que en un viaje van por lo menos al puerto 100 vehículos en tanto que en Colombia siguen llevándose los carros en “niñera” a costos muy altos porque en cada camión van cinco o siete coches, una total deficiencia y una muestra del por qué el país está como está y porque no llega a donde debe llegar. Ese lío de la falencia en modos de transporte, comentó Macías, debieron resolverse antes de sentarse a negociar un TLC.
“Algo cierto es que en medio de la pandemia, los países desarrollados y no desarrollados están luchando y compitiendo por atraer inversión porque esa es la tabla de salvación. Hoy demasiados estados tratan de acercar los grandes capitales hacia las fuentes de producción, es decir aproximarlos a grandes mercados como Estados Unidos y México. De alguna manera es traer lo invertido en China a América Latina, una jugada maestra que tendrá eco solo si hay incentivos y condiciones en favor de mayores oportunidades. Esa es la situación hoy, pero es muy lamentable que no se esté viendo de esa manera”, apuntó el Vicepresidente de Acolfa.
En línea con los mandatarios de más de ochenta países angustiados por la coyuntura y por una posible hambruna, Macías estimó más que conveniente apostarle al mercado interno, a un decidido respaldo al campo y al empresariado, de esa forma ir retomando el terreno perdido en aras de reactivar el empleo, asegurar un abastecimiento a precios justos y a la mano. Lo único que un país como Colombia debe importar a la fecha, pensando en reavivar su economía, expresó, tiene que ver con materias primas porque el país no produce ninguna para la industria de gran valor.
Dijo que hoy son necesarios aceros, elementos metálicos y otros productos de metalurgia porque en Colombia es poco o nada lo que se hace para abastecer fábricas. Un capítulo cierto es que Colombia tendrá que seguir dependiendo de la producción externa, aclarando que cuando se levanten las restricciones por pandemia, todos van a demandar encareciendo costos y llevándolos a valores imposibles. Lo anterior dice que cuando eso pase, las naciones estarán enfrentadas a una situación más compleja que la registrada antes de la epidemia, el día después, sentenció, será muy difícil porque vendrán medidas, reformas tributarias, ajustes y una cascada de gravámenes que seguirán debilitando las factorías.
Tributaria, la salida de siempre, la pregunta es ¿a quién y de dónde?
Los impuestos generalmente han servido para apagar incendios y paliar emergencias coyunturales, lo confuso en estos instantes es que con la cantidad de muertos, empresas igual sepultadas y desempleo, la única reforma tributaria que se vislumbra es la Franciscana, como quien dice dar, dar y seguir dando porque no hay masa empresarial para sumar impuestos, igual no existe margen de más tributos y posiblemente una medida exagerada, cerrará empresas o las sacará de Colombia, el tema es ¿cuál será la estrategia?
Según Alberto Macías, lo delicado es que el gobierno va a socializar las pérdidas, es decir que el de a pie, el de la bicicleta, el del caballo, el del carro y el del avión, tendrán que mandarse la mano al dril. La obligación, por lo que se alcanza a leer de la realidad empresarial, es que quedará en manos de personas naturales porque hay quiebras y un fuerte debilitamiento de las mismas. Sostuvo que la masa tributaria de personas jurídicas caerá sustancialmente y por ello vendrán medidas que podrán ocasionar bancarrota en los consumidores, lo que hacía falta.
Los impuestos, recalcó el Vicepresidente de Acolfa, no son la solución porque hay mecanismos disponibles como créditos o el más centrado y obvio, las reservas internacionales, una salida consecuente porque el país está en emergencia económica y de calamidad en ingreso, algo que justifica cualquier decisión en ese sentido.
“Colombia no puede acabar con el consumo, pero menos con la producción, ese es un tremendo dilema de política macroeconómica, lo cual no quiere decir que no haya de por medio una buena estrategia. Hoy el gobierno tiene un desafío histórico y saldrá avante si lo supera con altura, inteligencia y sin impactos, de lo contrario la hecatombe no se hará esperar”, puntualizó Macías.
El 2021, un año de mayor incertidumbre
Sin duda alguna vendrá un nuevo año repleto de retos, en donde habrá una guerra fría comercial y todo tipo de enfrentamientos, porque todo el mundo querrá sobrevivir y en ese tira y afloje habrá más de un damnificado.
Macías le hizo un llamado a los grandes organismos multilaterales como la Organización Mundial del Comercio, OMC, la OCDE, el FMI, Banco Mundial y otros que les dan órdenes a los países, en el sentido de no acabar con los consumidores ni con los países porque viene haciendo curso un conflicto social gigante que obliga a que los directores de esas entidades entren en razón porque se trata del presente y el futuro de seres humanos. El mundo por lo experimentado en América Latina, Asia y África está demandando políticas incluyentes, equitativas y de perfil social, el globo no soporta más indiferencia y menos crueldad de quienes imponen sin sensatez las condiciones en los países más vulnerables. Hay que dejar de lado, insistió, el capitalismo feroz y altamente destructivo que no mide una tragedia de las más inimaginables proporciones. Absurdo.
Ojo con la tasa de cambio
Los últimos movimientos del dólar inquietan y por ello algunos analistas están viendo que entrar en líos cambiarios podría sumar otro lío a la economía. Lo anterior, explicó Macías, podría darse por la situación de los commodities que también mueven la economía. Un ejemplo es el petróleo que si se cae, como ya pasó en los primeros meses del año, dispara el valor de la divisa, pero si muestra un efecto inverso debilita la moneda extranjera.
En esa observación el directivo dijo que los países ganadores son aquellos que tienen producción, que se han preparado y los que cuentan con un desarrollo estructural, con una economía social más fuerte que la colombiana. “Con esta pandemia estamos muy atrasados y con el gobierno de turno, nos atrasamos más”.
Hace veinte años Colombia era líder en el Grupo Andino, pero hoy el país se quedó y lleva la delantera en corrupción, falta de inversión y atraso. Si bien ese grupo económico está llamado a revisarse y actualizarse, para alcanzar mayor desarrollo y tratar de equiparar la distancia que tomaron Argentina, Brasil y México, hay decisiones por tomar porque por ejemplo en vías hubo países afines que lograron desarrollo como es el caso de Ecuador.
“Colombia abandonó el tren y se dio unos lujos que hoy en el planeta no se da ni se debe dar nadie que quiera progresar. La línea férrea es perentoria, útil y competitiva, es por eso que el país debe retomarla porque de manera increíble fue mayor el desarrollo hace un par de siglos e inclusive arrancando el siglo XX. En esta era, lamentablemente todo nos hace falta, eso sí nos sobra politiquería dañina que le ha hecho un terrible mal a Colombia, un daño irreparable que impactó de la manera más dramática a trabajadores, empresarios, emprendedores e inversionistas comprometidos con el país. En la actualidad tenemos una capital de la élite de Bogotá que no tiene metro, hay un total atraso en desarrollo que empezó y se afianzó por uno mental”, subrayó el vocero gremial.
Hay firmas sin ganas de seguir en Colombia
Actualmente hay empresas internacionales confundidas y con más preguntas que respuestas porque los gobiernos después de darles tremendas bienvenidas, con el tiempo les cambiaron las reglas de juego, logrando soslayar una discusión sobre lo legal y lo contractual.
Un ejemplo es General Motors que está en una situación difícil y en una indecisión de la casa matriz sobre si continua o sale de Colombia. Macías afirmó que en este momento la multinacional tiene aplazados unos proyectos para el inicio de ensamble de unos vehículos, pero el tema no está claro en vista que no son muy favorables las políticas que hay en el país. Ese, sustentó, es un riesgo que existe porque las condiciones no son sólidas y adolecen de garantía.
Lo propio pasa con Hino Motors que ve poco atractivo seguir con un modelo económico en Colombia que dificulta la producción, haciendo que en materia de inversión y apuestas exógenas todo esté sumamente complicado.
“Le hemos pedido al ejecutivo que nos colabore con unas medidas de incentivo a las inversiones para atraer más jugadores, pero no ha sido posible, las ayudas hasta el momento no se han visto, haciendo todo más sombrío”, aseveró Macías.
No son pocas las empresas con malestar por el entorno colombiano en donde cada año llega una reforma tributaria y cambia todo. Es alto el número de las que ya escuchan ofertas en otros países por lo que no se puede descartar que muchas salgan buscando lo que Colombia no les dio, condiciones y estabilidad.
Un punto que contrista es que la envidiable posición geográfica de Colombia y otras bondades, chocan con las políticas económicas internas, motivo por el cual los capitalistas se desencantan, haciendo efímero el interés. Acolfa ha tenido contacto con varias empresas que han querido llegar al país, pero al analizar la situación desisten y no hacen la inversión. Algunos que vinieron, decidieron devolverse como fue el caso de un fabricante portugués de buses y la alemana Volkswagen que igual tuvo interés y declinó, pero también dijeron no ensambladoras de motos.
Una carrocera importante no se convenció y a eso se suma las empresas que salieron de Colombia porque el margen de rentabilidad no cuadraba, notaron que los ingresos quedaban en manos del estado por la cascada impositiva y por factores contractuales que castigaron la inversión.
Otras empresas quebraron o decidieron dar por terminado el negocio y allí está el caso de Mazda que al cerrar su planta dejó colgados de la brocha a varios proveedores de material productivo, llevándolos a la quiebra. Otras empresas cambiaron de línea y terminaron en la construcción y otros sectores de la economía.
Finalmente, Macías dijo que el boom que se viene con los vehículos eléctricos, debería crearse incentivos para esas industrias innovadoras que no deben quedarse con un pico y placa, sino en apoyos que inviten a la industria a producir los modernos carros amigos del medio ambiente.
“En ese campo debería existir incentivo para la investigación, la innovación y la inversión, tanto para ensambladores como para los autopartistas porque es la diversificación que debe tener la industria en adelante”, concluyó el Vicepresidente de Acolfa Alberto Macías.
Si algo necesita Importar Colombia con alguna prisa es honestidad e inteligencia.