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Domingo, 18 Junio 2017 15:23

Cooperativas: “Monjas en un baile de prostitutas”

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Las cooperativas legalmente erigidas y vigiladas lamentan que una política de estado basada en la indiferencia, las tenga como el patito feo de la economía cuando es bien sabido que el modelo solidario es el directo responsable del desarrollo en otras latitudes.

Contrario a lo que pasa en el resto del mundo en donde las cooperativas son todo un bordón de progreso y el mejor ejemplo de equidad e inclusión económica y social, en Colombia estas entidades que están reguladas y vigiladas son estigmatizadas y satanizadas pese a estar dentro de los modelos que son preponderantemente un paradigma para superar la pobreza y para catapultar procesos productivos en donde se habla de asociados y dueños más no de monopolios y oligopolios.

El Director Ejecutivo de la Asociación Colombiana de Cooperativas, Ascoop, Carlos Mario Zuluaga Pérez, le dijo a Diariolaeconomia.com, que inexplicablemente el sector cooperativo ha sido atacado e injustamente no reconocido como el motor de desarrollo e inclusión que por filosofía es. Además lamentó que desde varios sectores existan francotiradores de un modelo de economía que generalmente es fuerte y que puede ser útil para cerrar la brecha de inequidad que cada vez es más mucho más amplia en Colombia.

Según Zuluaga Pérez, ese aislamiento tiene una razón de ser que tiene infausta lógica y es que el país y el modelo en general es propiedad de unos pocos dueños a los cuales no les conviene la economía solidaria porque con ello dejarían de acumular más y más capital. El dirigente cooperativo sostuvo que en Colombia ni a los gremios económicos fuertes ni a las cinco familias más adineradas y que son propietarias del país no les conviene el crecimiento de las cooperativas porque las ven como competencia para sus negocios y para sus mercados por lo que no les interesa que haya una democratización de la propiedad.

Agregó de manera terminante que con las cooperativas ha habido mala fe lo cual es visible en casos como Saludcoop que puede tomarse como un infausto ejemplo de deshonestidad y detrimento para con el sector cooperativo colombiano al mismo que se le han negado oportunidades y que tiene ejercicios para mostrar cómo es el caso de Colanta, de Coomeva, Comultrasan, Juriscoop y La Equidad, en donde sean hecho grandes cosas con muy poco, pero con el esfuerzo y el compromiso de todos los asociados.

En todos los logros cooperativos, aclaró el Director Ejecutivo de Ascoop, no ha habido ni un solo peso de aporte estatal, que dicho sea de paso no se ha necesitado, pero reconoció que el cooperativismo si necesita que se le promueva como una opción válida para cerrar la brecha de inequidad que hay en el país.

Los favores y reconocimientos fueron para la banca

Uno de los temas que no se ha archivado y que dará para largo debate es el de la crisis bancaria y como fueron premiados sus errores con el bolsillo de los colombianos de a pie, a los mismos que pagaron su vivienda dos o tres veces y que por una mínima deuda fueron despojados de sus casas o apartamentos.

Ascoop dijo que tristemente en Colombia no se mide con el mismo rasero y comentó que la banca nacional se salvó con el gravamen del cuatro por mil que aportaron todos los nacionales, dineros que no se destinaron para salvar a ninguna cooperativa.

“Ese es uno de los ejemplos de cómo es visto el cooperativismo en Colombia porque no hay políticas públicas que verdaderamente lo protejan y no hay gobiernos que entiendan lo que es este modelo”, replicó Zuluaga Pérez.

Sobre los enemigos del cooperativismo, Ascoop aseguró que el primer refractario de este modelo es el mismo Congreso de la República que no reconoce al sector como lo que verdaderamente es y expuso que igual adversario se ve en el ejecutivo en donde hay ministros que no saben de cooperativas ni delas bondades del sistema solidario. Reconoció que son muy pocos los ministros de Hacienda que han dado un espaldarazo a este tipo de economía, pero lamentó que en el nuevo contexto económico colombiano, las cooperativas no tienen cabida y paradójicamente no son asumidas como en los países miembros de la OCDE a donde muy encopetado mira Colombia.

“Los presidentes no han entendido que esta es una opción válida para cerrar esa brecha entre pobres y ricos que cada vez es más grande en este país. Tristemente los gobiernos no le apuestan al cooperativismo porque llegan muy comprometidos con el gran capital que finalmente es el que pone mandatarios”, apuntó.

La resistencia con las cooperativas es tan grande y los enemigos tan declarados que en la Colombia productiva que busca opciones rentables, justas y viables, el sector solidario es visto con desdén y hasta de manera irrespetuosa.

A las cooperativas no se les tiene en cuenta su palmarés ni su experiencia, no se les reconoce su musculatura financiera ni todo el portafolio social que redunda en economías sanas, fuertes y convenientes.
“Yo tengo una frase que es muy fuerte, pero que es lamentablemente real y es que nosotros las cooperativas, somos unas monjas en un baile de prostitutas”, aseveró Zuluaga.

En las cuentas de Ascoop, el sector cooperativo tiene cerca de 38 billones de pesos, unos 24 billones en pasivos y 14 billones de pesos en patrimonio propio que les corresponde a más de seis millones de colombianos que son los asociados alrededor de las cooperativas, unas 4.000 que existen en el país.

La economía solidaria impacta el PIB en más de un 2.8 por ciento y genera más de 200.000 empleos directos y una cantidad importante en puestos de trabajo indirectos. “La verdad, somos un sector que tiene cifras para mostrar”.

Al mirar los seis millones de asociados en su conjunto familiar, las cooperativas integran al 50 por ciento de los colombianos.

Para Zuluaga, Colombia debe aprender mucho de los países desarrollados porque para no ir tan lejos, en Estados Unidos, el 35 por ciento de la economía es movida por cooperativas, en Canadá el 40 por ciento, Japón el 45 por ciento, Nueva Zelanda que llega al club delos nuevos ricos, tiene un cooperativismo que representa el 50 por ciento de la economía, es decir que el cooperativismo impulsa más desarrollo y no como se piensa en Colombia, que impide el progreso.

Diferente a lo que acontece gratamente con las cooperativas en el mundo, en Colombia el modelo es mirado peyorativamente, pero de manera increíble es un país en donde se pavonea la miseria y en donde se le dice al mundo que la economía no debe concentrarse en cuatro grupos y que el gran error es la concentración de riqueza.

“En Colombia el cuatro por ciento de los colombianos tiene el 80 por ciento de la riqueza y el resto igual está en manos de una inmensa minoría lo cual afianza un ranking bastante lamentable”, expresó.

A criterio de Zuluaga, las cooperativas colombianas no están pidiendo dádivas ni prebendas, tan solo reclaman el cabal cumplimiento de la Constitución Política de Colombia que en su artículo 60, es muy claro toda vez que indica que el estado debe promover las formas asociativas de propiedad.

A la fecha las cooperativas están promoviendo la política pública, están hablando con algunos congresistas y con el Gobierno Nacional porque están empeñadas en persistir más no en desistir.

De cara al posconflicto, Ascoop pide que no se abuse de la figura porque las cooperativas no se crean por decreto, reconociendo que el cooperativismo es una opción válida si se aplica con sus principios y sus valores porque la idea es que el sector solidario esté a la altura de ese momento histórico, pero con eficiencia, transparencia y garantías porque de cara a promover ese necesario tejido social no se pueden quebrar por improvisación algunas cooperativas.

Finalmente Ascoop aclaró que una cosa bien diferente son las cooperativas y otras las empresas de papel que se crean para timar a la gente. Por lo anterior hizo un llamado a los colombianos para que miren en la página de la Superintendencia de la Economía Solidaria cuales son las verdaderas entidades cooperativas vigiladas por el estado y así operar con tranquilidad bien sea con ahorro y crédito o simplemente con otras entidades con fines múltiples, pero al amparo cooperativo.

Precisó que una cooperativa que cobre tasas exageradas no es una cooperativa, porque precisamente las cooperativas son las que más regulan las tasas de mercado. Invitó a la comunidad a que haga sus respectivas denuncias cuando intuya o sospeche que puede haber una actividad fraudulenta en perjuicio de los ahorradores y de la figura cooperativa.

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