La alta preferencia que tienen los colombianos por el uso de efectivo ha prendido las alarmas del sector en el país. Según cifras del Banco de la República, un 90% de los colombianos prefiere el efectivo a cualquiera de los medios de pago electrónico existentes, lo que implica costos económicos y sociales de alto impacto para el país, entre ellos, la evasión y la elusión tributaria, el fomento a la informalidad, y un PIB que ve restringido su crecimiento.
Para entender esta problemática y pensar en posibles soluciones, Redeban Multicolor, en alianza con el Banco de la República y Asobancaria, llevó adelante un estudio sobre el uso de efectivo en Colombia, que fue presentado recientemente a distintos actores de la industria, para ser utilizado como herramienta de estudio y análisis.
El estudio Colombia: ¿todavía pensando en efectivo? busca convertirse en una herramienta para entender las diferentes percepciones que existen hoy en día tanto en comercios como en personas, sobre el uso de medios de pago electrónico, así como las principales barreras a las que se enfrenta la industria y en las que debe trabajar para lograr una masificación de los MPE.
Este tratado, realizado con apoyo de la firma de investigación Cifras & Conceptos, encontró diversas percepciones acerca de los costos financieros, el régimen tributario, la educación e información y el ecosistema financiero.
En éste se demuestra, por ejemplo, que una de las barreras determinantes para que los establecimientos de comercio en Colombia prefieran hoy en día el dinero en efectivo es la relacionada con los costos financieros a los que se someten desde el momento de creación o constitución de su empresa.
A estos costos se suman los directamente relacionados con la aceptación de Medios de Pago Electrónicos como son: los costos de afiliación, las comisiones de adquiriencia, el cobro asociados a dispositivos de acceso, las retenciones impositivas que se generan en las ventas (retención de renta, retención del Impuesto al Valor Agregado, IVA, retención del ICA) e impuestos como el Gravamen a los Movimientos Financieros, GMF (también conocido como el cuatro por mil), entre otros.
“Un cambio en el modelo que existe hoy en día para lograr una masificación de los medios de pago electrónico requiere la integración de los actores involucrados en el sistema –Gobierno, entidades financieras, redes y franquicias–, quienes deben trabajar conjuntamente y en sinergia para construir un modelo más accesible, simplificado y con productos que realmente se adecuen a las necesidades de los comercios”, explicó al respecto Andrés Duque, presidente Ejecutivo de Redeban.
En el documento se establece que los comercios perciben una alta disposición de los clientes por pagar en efectivo y por esta razón no consideran necesario aceptar medios de pago electrónico, situación que promueve un ecosistema en el cual la red de aceptación es limitada y de baja cobertura, especialmente en los segmentos de bajos ingresos.
El actual régimen tributario es otra de las grandes limitantes para la aceptación de métodos distintos al efectivo, sobre todo en comercios informales. Adicionalmente, los comercios no perciben beneficios diferenciales o incentivos por aceptar MPE, lo cual se convierte en uno de los mayores retos de la industria en su camino de digitalizar la economía.
De las encuestas realizadas a personas naturales en las cinco principales ciudades del país se halló que, después del efectivo, el cual es usado por un 98% de los encuestados, los canales de pago electrónicos evidencian un bajo uso (datafonos 37%, internet 14%, entre otros). Los altos índices de desconocimiento de este tipo de soluciones, son preocupantes si tenemos en cuenta las metas de inclusión financiera que se trazó el Gobierno en el Plan Nacional de Desarrollo.
La población en general también percibe que existen altos costos para el uso de los MPE. Entre estos costos se encuentran los cobros que realizan las entidades emisoras de tarjetas por cuotas de manejo, además del mito instaurado sobre los costos ocultos al pagar con tarjeta.
Lo anterior produce la percepción de que los MPE resultan ser más costosos que el efectivo, lo que sucede fundamentalmente por la falta de claridad de las entidades financieras respecto a los costos asociados, generando confusión en los usuarios y aumentando la preferencia por el efectivo.
Los colombianos no están dispuestos a pagar por las transacciones electrónicas si estas son pequeñas. Según el estudio, el 77% de los encuestados dijeron que no están dispuestos a pagar 2.000 pesos para pagar por un medio electrónico si la transacción no supera los 20.000 pesos, mientras que si la transacción es de más 800.000 pesos el 50% prefiere pagar por internet con tal de no desplazarse aun si deben pagar los 2.000 pesos.
Por otro lado, la falta de información sobre los beneficios y la forma de acceso a los productos financieros, ha hecho que más del 40% de los consumidores sigan considerando que el acceso a los medios de pago electrónicos es limitado y que más del 50% los considere poco útiles.
“Esto último es muy relevante pues en la medida que se logre aumentar la percepción de utilidad, probablemente las personas irán desplazando el uso del efectivo y preferirán el uso de los medios de pago electrónicos”, agregó Duque.
A esta realidad se suma que para el uso de estos medios de pago existe una exigencia tecnológica que para algunas personas se convierte en una restricción, pues todavía hay una baja adopción a las tecnologías, que responde al cambio social que actualmente ocurre en jóvenes y niños quienes están en una era tecnológica, mientras que los adultos están en una transición.
Tanto la población en general como los comercios perciben que con el efectivo hay un mayor poder de negociación al momento de comprar y vender, que permite generar descuentos o beneficios.
Otro hecho que llama la atención es que la mayoría de ciudadanos siguen prefiriendo tener efectivo, aunque esto no sea del todo la manera más segura de almacenar el dinero. Según el estudio, el 44% de los encuestados habían sufrido un robo de más de 30.000 pesos en el último año y el 38% dijo ser víctima o conocer a alguien que fue defraudado con dinero falso.
Además, a esto se le suma que el 67% considera estar más expuesto a un robo si carga su dinero en efectivo, lo que demuestra que los MPE son una forma efectiva de cargar el dinero de manera segura, tanto en los pagos como en su administración.
Sin embargo, los colombianos siguen viendo el efectivo como una forma más confiable de pago. Además, el 40% percibe que el acceso a los medios de pago electrónicos es limitado y más del 50% los considera poco útiles.
“Este tipo de hallazgos que presentamos con este estudio invitan a repensar el esquema de formación de tarifas y la propuesta de valor integral por parte de todos los entes involucrados, así como la necesidad de generar valor e incentivos tanto para los comercios como para las personas. En términos generales se requiere de una acción integral, no aislada, por parte de los actores del sistema. Se debe partir de que la bancarización y la masificación de la aceptación de los MPE deben estar correlacionadas, y los esfuerzos que se realicen deben trabajarse en forma paralela”, señaló el presidente de Redeban.
La masificación de pagos electrónicos genera beneficios para todos los actores del ecosistema, impulsa el crecimiento económico de los países, mejora la capacidad fiscal del Estado, incrementa la facturación de las empresas, aumenta la seguridad en el manejo y control del dinero y otorga ventajas en términos de inclusión financiera y acceso a la formalización. Por eso, debe ser tarea de todos que el país avance.
El estudio Colombia: ¿todavía pensando en efectivo? busca ser un insumo para que los actores del sistema, tanto del sector privado como del público, analicen la mejor manera para hacer frente a estos factores y que exista el interés genuino de crear un plan de acción, real, tangible, con acciones, metas y responsables, en el que se logre romper la dinámica actual y dar el salto a la masificación de los MPE.
“No se debe pretender que el efectivo desaparezca, pero sí se debe lograr cada vez más que éste sea menos relevante tanto para las personas como para los comercios”, concluyó Duque.