Domingo, 08 Enero 2023 07:34

2023, cautela, bajo endeudamiento y mucha prudencia: Coopcentral

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2023, cautela, bajo endeudamiento y mucha prudencia: Coopcentral Imagen-de-愚木混株-Cdd20-en-Pixabay

El banco asegura que no hay certidumbre sobre el devenir de la economía y por ello recomendó bajar el nivel de endeudamiento y adquirir estrictamente lo necesario.

Empezó el 2023 y las señales no son las mejores, en materia geopolítica el asunto no cambia y caso opuesto tiende a empeorar, Rusia demostró que es una nación de hierro puro, dispuesta a aguantar los embates de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN, una alianza militar que retrocedió a los tiempos de la Guerra Fría solo por capricho y contribuyendo con la destrucción y muerte del pueblo ucraniano más ruso que el Kremlin.

Las medidas y castigos contra el gobierno de Moscú terminaron en la broma pesada más irrisoria, hoy Europa la pasa muy mal, hace un año tenía garantizado abrigo y dinámica económica, actualmente el bloque europeo se sume en un acertijo muy grande, habida cuenta que no adquieren gas, petróleo, cereales, oleaginosas y muchas materias primas provenientes de territorio ruso y ucraniano, el globo entró en el caos de la inflación y pérdida de abastecimiento, ya que no hay fertilizantes, mayoritariamente obtenidos en Rusia, dejando al sector primario en el peor de los mundos.

Todo ese impacto no se quedó en Europa, les margó la vida a todos los países que enfrentaron inconvenientes de suministro, costos elevados y tremendas coyunturas para poder almacenar materia prima para mover las industrias casi que en su totalidad.

Una vez más Estados Unidos incurre en un craso error y hoy Rusia, su archienemigo, expresamente norteamericano, porque el globo no debe pensar en animadversión, se muestra poderoso y demasiado capaz de avanzar militarmente, eso por un lado, pues política al igual que comercialmente, el país del Tío Sam perdió su mal llamado “patio trasero” cediéndolo a potencias como China y la misma Rusia, algo totalmente visible lo que hace pensar que aumentarán los flujos de comercio, pero también de inversión desde las lejanas tierras del Oriente bajo una estrategia elemental, brindar lo que otros durante décadas negaron.

 

 

Colombia está en medio de un gran reto, superar sus déficits, pues hablamos de números rojos en la parte fiscal, serios líos en la cuenta corriente de la balanza de pagos, cifras impresentables en deuda externa, atraso vergonzante en infraestructura que viene acompañado de la gran pregunta ¿en dónde carajos está la plata de los préstamos y las cuestionables privatizaciones?

Los graves problemas parecen no tener fin, a todo ese acopio de adversidad se suman unas tasas de interés pavorosas, un indicador de usura para reconsiderar un préstamo para libre inversión, industria o fomento agropecuario y un dólar que sigue inmerso en la volatilidad. Como si fuera poco, el valor de los combustibles líquidos es impagable, los peajes un lujo, la carga impositiva para el lamento y el descontento, el pan de cada día.

Todo está mal, nada funciona, el Estado hace más de 30 años cambió el modelo económico y llevó a su pueblo a la banca rota, atomización del campo y a un canje peligroso, leonino y poco razonable, importaciones por empleo y menos desarrollo, la tremenda tesis de los neoliberales colombianos que tienen convulsionando a Milton Friedman. Igual a Friedrich von Hayek y hasta el filósofo John Locke.

El diagnóstico convida al llanto y la desesperanza, un país sin campo y sin empleo fortalece los conflictos, pero igual un Estado paternalista que convierte obreros en zánganos está llamado a repensarse porque no hay nada más preclaro que llevar pan a la mesa con esfuerzo y dignidad, unos activos en la escala de valores echados a perder en Colombia hace ya varias décadas. Es urgente entrar por sendas de progreso lo que incluye conocimiento y ética, es bueno renovar los mohosos discursos y cambiar conceptos, verbigracia, negociación y acuerdo en lugar de chantaje, empleabilidad a cambio de mendicidad y productividad en lugar de importaciones, hay mucho por corregir, casi todo, pero lo interesante en medio de la reflexión es dar con arrojo el primer paso.

Basta con repasar el índice de inflación anualizada de 2022 que cerró en 13,12 por ciento, una cifra que rompió cualquier expectativa en los analistas y empresarios. Los colombianos pagaron mucho más el año anterior por alimentos, bebidas no alcohólicas, alojamiento, agua, electricidad, gas, combustibles líquidos y otros rubros. También estuvo por las nubes los costos de servicios de gran demanda como restaurantes y hoteles. 

Al hablar del disparado costo de vida que para las clases más vulnerables se acerca al 14 por ciento, muchos coinciden en afirmar que desde hace varios años el país ha mostrado carestía, tanto como que las compras básicas podrían superar los dos dígitos, una sensación que queda al liquidar los bienes en tiendas o almacenes de gran formato. La gente en la calle es muy crítica y asegura que los gastos, solo en servicios básicos y productos de aseo, se llevan buena parte del salario, razón por la cual una gran mayoría vive al debe, utilizando una o dos tarjetas de crédito para poder subsanar lo que sus hogares necesitan y al hablar de compras entran las escolares, un mundo aparte, ropa, calzado y salud, pues no todo lo cubren las EPS como pasa con odontología.

Es elemental, en Colombia es muy difícil vivir, la dignidad es una meta inalcanzable y por ello se hace urgente que el sector primario afiance los dos actores ganadores naturales, productores y consumidores, ya el margen no da para los ilegítimos intermediarios que se quedan con todo sin hacer nada.

 

 

Solo optimizando los indicadores sociales y económicos será viable entrar por una autopista amplia de doble vía que le permita al país pensar en conjunto al muelle del progreso y abandonar unas individualidades que tan solo dejan las peores experiencias. Suena bien retomar el ferrocarril, increíble y torpemente abandonado, darles competitividad y desarrollo a las ciudades, así como potenciar la ruralidad para hacerla una empresa necesaria, óptima, exportadora y el perentorio suministro de alimentos para alejar el fantasma de la hambruna. No hay tiempo para aplazamientos, es necesaria la sustitución de importaciones y darle más protagonismo al siempre útil, melancólico y eficiente tren.

Si bien hay malos reportes y asustadores pronósticos, es el momento de trabajar unidos por una mejor Colombia, eso sí tomando precauciones y haciendo las cosas al derecho, alejados de la mala fe, la corrupción y los estados oníricos y febriles de poder. Hay espacio para retomar la felicidad, pero como se dice, “a trabajar se dijo”.

Varios analistas expresan su preocupación por la recesión en Estados Unidos y Europa que puede impactar a las demás economías, sin embargo, para todo mal hay prevención, acatamiento y recomendaciones, algo quizás más efectivo que los remedios o tratamientos médicos. De entrada, el mundo sigue en modo Covid-19, virus que nos sigue acompañando y que con los meses o años dejará ver unas verdades que dejarán perplejo a más de uno.

Grosso modo, todos los planetas siguen alineados y el presente no augura un buen futuro, los malos pálpitos campean, la palabra recesión se escribe en negrilla y con mayúscula y solo la prudencia hará que el tanganazo no sea tan fuerte. Amanecerá y veremos.

 

 

En charla con Diariolaeconomia.com, el presidente del Banco Cooperativo Coopcentral Jorge Andrés López Bautista, aseveró que la entidad se preparó sigue ajustando los blindajes para enfrentar las situaciones contra cíclicas como las que se presume, llegarán, de todas maneras, reconoció que ninguna persona o entidad, por prevenida que sea, no termina de acondicionarse o dimensionar cuales son los efectos, pero lo real, enfatizó, es que al interior de Coopcentral la tarea se sigue haciendo.

Aclaró que al hablar de contingencias el ser previsivos no es una labor estricta de bancos y Gobierno sino de todos como país puesto que el momento no es el más adecuado para diligenciar empréstitos o disparar el endeudamiento.
Indicó que Coopcentral como actor del sistema financiero cooperativo está llamado a ajustar todas las medidas de riesgo, sin embargo, también a fortalecerse e integrarse de manera económica para poder enfrentar las vicisitudes que aparezcan, no obstante, reiteró que los asociados y usuarios de crédito en Colombia deben saber que no es la época para acudir a préstamos y que caso opuesto hay que hacer un alto en el camino, bajar el nivel de deuda y ahorrar en lo posible porque matizó que el presente no es un buen momento para endeudarse.

López recordó que Coopcentral tiene la obligación y la responsabilidad de apoyar toda iniciativa de integración gremial y económica en torno al papel que deben jugar como caja central, como banco integrador del sector y con el adeudo que se acopia para que las cooperativas estén siempre listas y dispuestas a sortear las coyunturas que se presenten en desarrollo de su vida económica y social.

 

 

En opinión del presidente de Coopcentral, el mundo sigue agitado y varios países afinan sus medidas de protección, algo que con apuro debe hacer Colombia porque lo que se ve en el horizonte geopolítico no es para nada halagüeño.

Otro aspecto, por todo lo que está pasando y el nivel de exposición ante una recesión económica es que los bancos y las cooperativas deben seriamente cuidarse en salud más cuando se tienen modelos se supervisión como la Superintendencia Financiera y la Superintendencia de la Economía Solidaria ponen a los sistemas en un papel en el que apegados a la cronología y observación detectan el instante en el que llegarán esos momentos de dificultad y contagio, dicho de otra forma, analizando la vigente época, con tiempo hubo preparación, se desarrolló un método que permite fortalecerse y anticiparse a los hechos y bajar el impacto de los efectos.

 

“Este 2023 será un ciclo económico adverso adicional, semejante a los que ya hemos afrontado y sorteado con éxito, estamos seguros de que los vamos a volver a hacer, por fortuna del pasado aprendimos”. Manifestó el señor López Bautista.

 

En 2023 habrá contracción del crédito

 

 

Un hecho inevitable es que durante 2023 habrá una reducción en los créditos como quiera que las entidades financieras y en especial Coopcentral vienen de dos años de crecimiento muy fuerte marcado por la post pandemia, pero que en el momento actual está coincidiendo con un entorno complejo a nivel local e internacional, algo que hace presagiar que en lo que a financiación respecta habrá una caída muy fuerte en las colocaciones de crédito.

Una preocupación adicional es todo lo que tiene que ver con tasas de interés que han escalado a unos niveles inadecuados para la economía que indican de paso que debe haber una alerta en la demanda de dinero.

Los colombianos y los habitantes del mundo deben hacer parte de la solución y evitar que acudiendo a la banca con deudas costosas se agudice el problema, si por el contrario hay responsabilidad, cordura y acato de las recomendaciones, será factible superar las amenazas que puede traer la recesión de los más relevantes mercados. Una decisión perspicaz, subrayó, es pagar las acreencias y castigar obligaciones para tener plena calma y con una más baja cartera vencida.

 

A la OTAN se le fue la mano con Rusia, el castigo fue para el globo

 

 

Sobre el capítulo geopolítico López Bautista aseveró que la situación Rusia-Ucrania invita a la reflexión, al diálogo y el respeto, pero también a la sensatez porque a Rusia se le saturó de castigos y medidas que terminaron azotando a todo un planeta, muestra de ello los elevados niveles de inflación, un favor de la OTAN y países como Estados Unidos y los de Europa que hoy sollozan sobre su equivocación.

Para el banquero, el mundo no debe obviar que de esa zona salen cereales, gas petróleo, aceite de girasol y fertilizantes por nombrar algunos productos, es decir que son naciones básicas en el desarrollo de otras, un inconveniente que con las sanciones creció, se salió de las manos y tiene a muchos seres humanos al borde del colapso, todo por un capricho que pudo resolverse en una mesa, con amable tono y al sabor de un excelente café.

 

“Con la llegada del invierno y la intensidad de este se impone una negociación en donde salga lo mejor de cada una de las partes desde la perspectiva humana lo que encierra seguridad alimentaria y en unos intereses primarios enfocados en la subsistencia. Confío en que la disposición que ha mostrado el Presidente ruso de entablar diálogos por fin fructifique para lograr preacuerdos o victorias tempranas para estabilizar el valor de los commodities, sin duda petróleo, gas y alimentos”, precisó el presidente de Coopcentral.

 

La reactivación del agro necesita de las cooperativas

 

 

Un asunto que es determinante para los colombianos es la reactivación del campo lo que sugiere volver a las siembras básicas como algodón, maíz, trigo, cebada, papa y muchos otros productos de ciclo corto e inclusive largo para despejar las dudas frente a la seguridad alimentaria y garantizar empleos y progreso en los campos.

Apalancados en los anuncios recientes del Gobierno que acudirá a la experiencia cooperativa, presente en la ruralidad y en los confines del territorio, el sobrevenir de la agricultura pinta de la mejor manera más si se tiene en cuenta que los proyectos estarán en figuras cooperativas con el acompañamiento del Fondo para el Financiamiento del Sector Agropecuario, Finagro, entidad que lleva algunos años haciendo gestión con las entidades solidarias.

La mixtura, señaló Jorge Andrés López Bautista, es afortunada para el futuro del campo, ya que suma conocimiento financiero desde las cooperativas con una entidad que encarna la política de fomento agrario.

Sobre el sistema de crédito para el campo, detalló el experto, las tasas preferenciales no son tan efectivas como el facilitar el acceso en donde haya una tasa suficiente o justa para las partes y la puesta en marcha de una garantía, mezcla que permitirá hacer fluir y crecer la actividad agraria con el repunte esperado en desarrollo de la política de seguridad alimentaria en Colombia.

Un punto determinante es que el cambio en el modelo económico tiene al campo como pilar fundamental, una iniciativa que promete e ilusiona porque conduce nada más y nada menos que al renacer del agro, una propuesta llamativa y oportuna que involucra a todo un país, lo que hace que todos desde su rol, apuesten con el mayor ahínco a la transformación agraria y económica del país sin apartar los rubros que pagan cuentas y sostienen el siempre amplio y oneroso Estado.

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