Abordar el tema de la Consulta Previa conlleva a comprender las iniciativas en el entorno de las comunidades y de manera paralela darles lectura sobre la base del derecho y los beneficios sociales. En Colombia este mecanismo surge como un derecho de las etnias y una obligación estatal en relación con las leyes, actos administrativos, explotaciones y obras de infraestructura que eventualmente afecten a las comunidades ancestrales en los territorios.
Este derecho fundamental tuvo sus orígenes en Querétaro, México en 1917, pero en Colombia aparece con la Constitución Política de 1991, una nueva carta política que apostó por la defensa del pluralismo y la diversidad.
La Consulta Previa, siendo un derecho al amparo de la Carta Magna ha propiciado en los últimos años diferentes desencuentros y discrepancias entre las comunidades indígenas y tribales así como las colectividades afro-descendientes con el Gobierno, el tema ha resultado esencial y recurrente en múltiples discusiones con alcances sociales, políticos y jurídicos.
No en vano los Altos Tribunales han hecho un sinnúmero de pronunciamientos en defensa legítima de la protección que demanda la integración étnica y cultural en el país, la figura de consulta previa es vista por los magistrados como la herramienta vital para garantizar el derecho fundamental de la Colombia negra e indígena a la hora de tomar decisiones que en alguna medida perturben a los pueblos atávicos o raizales.
Por ser un derecho fundamental, la Consulta Previa pasa a ser una diligencia o gestión obligatoria que debe aplicarse y ajustarse a las costumbres y hábitos de cada familia étnica, todo previo a la toma de decisiones que de manera obligada impacten a dichas comunidades. Las determinaciones generalmente pasan por providencias administrativas como el trámite de licencias ambientales para explotar recursos naturales y las de orden legislativo, es decir las que dictaminan normas que trastocan directamente a las poblaciones.
La figura de Consulta previa sigue causando preocupación en lo atinente a su aplicación y sobre la adecuada aplicación en el momento de proteger la integridad social, cultural y económica de las comunidades. La figura nació con el fin de blindar los derechos humanos de las etnias, pero igualo para proteger la entereza expresada en la tranquilidad territorial y en el derecho a la participación con pilar primario de equidad, respeto y entendimiento.
La consulta previa es el derecho fundamental que tienen los pueblos indígenas y los demás grupos étnicos, de poder decidir sobre las medidas legislativas y administrativas, o cuando se vayan a realizar proyectos, obras o actividades dentro de sus territorios, buscando de esa manera proteger la integridad cultural, social y económica, todo sobre el derecho a la participación.
En charla con Diariolaeconomia.com, el Director de la Autoridad Nacional de Consulta Previa, Álvaro Echeverry Londoño, aseguró que este derecho fundamental, necesita interiorizar conceptos por cuanto la Colombia de hoy es muy diferente a la de hace varias décadas en la que se tomaban decisiones desde Bogotá para el resto del territorio nacional, en donde no se atendía un proceso de inclusión, reconocimiento y respeto por los habitantes de los territorios, es decir campesinos y comunidades étnicas. A criterio del abogado de la Universidad de Manizales con especialización en Derecho Administrativo en la Universidad de Caldas, es urgente la necesidad nacional de entenderse en la lógica de que hay que construir de manera colectiva e incluyente.
Expuso que dicha sinergia le da mayor dificultad al sector público así como al gerencial desde el frente empresarial, puesto que se debe comprender una historia de decisiones verticales en donde se ha excluido a los actores territoriales en la toma de decisiones, un asunto apremiante que dificulta comprenderlo y ponerlo en práctica, totalmente opuesto a las mismas comunidades que han sido objeto de esa discriminación, marginación o desatención.
Más que dificultades o complejidades, precisó Echeverry Londoño, el fondo se centra fundamentalmente en la necesidad de comprender e interiorizar el concepto el cual debe ser asumido habida cuenta que el país ya está en una era de construcción colectiva en donde no impera la decisión de las mayorías sino la determinación de las mayorías, erigida con las minorías en torno al interés general.
La divergencia actual, expresó, es la consecuencia de los grandes errores cometidos a través de épocas en la historia pues no fue apropiado lo que aconteció en la conquista, la colonia y la república, unos vestigios y una herencia del proceso colonizador que enfrentó América y Colombia sin excepción, pero destacó que por fortuna la región y el país se desenvuelven en una nueva era histórica que conmina a desarrollar e impulsar de manera decidida puesto que es un reto cargado de complejidades enfrentadas en distintas etapas lo que lleva a razonar que el diálogo no es sencillo en vista que si se hace complejo acordar con los hijos, mucho más difícil es lograr consensos con personas que no se conocen, a las que no se les entiende o siquiera reconocido.
“El coloquio pudiese ser complejo, pero es el mejor método para ganar reconocimiento como también legitimidad con el fin de incluir, explorar, aceptar y respetar. Por eso nosotros tenemos una larga historia de violencia y todo porque no hemos sido capaces de conducir y consolidar la mejor estrategia para construir país por medio del diálogo, de ahí que nos hemos discriminado, matado y desarrollado unos ciclos de violencia que parecieran imparables. Cuando uno en sentido contrario dimensiona el valor del diálogo, contextualiza la certeza y la consolidación que hay en el relacionamiento, el reconocimiento de los frutos de sus resultados, algo que lógicamente lo conduce a una sociedad que se está entendiendo y que de manera civilizada es capaz de enfrentar sus propias dificultades y reconocer sus diferencias”, puntualizó el Director de la Autoridad Nacional de Consulta Previa.
Las equivocaciones se dieron igualmente en las tres ramas del poder público a las que no les alcanzó el tiempo para mirar un país con equidad y de manera integral. Ante este aspecto, el jurista manifestó que ese es precisamente el resultado de un constitucionalismo vertical y excluyente que terminó en 1991 cuando Colombia logró suscribir la nueva Carta Fundamental de derechos en el país, una nueva era que partió la historia en dos.
El conocedor dijo que después de 30 años de la nueva Constitución, el país por fin está comprendiendo la importancia y la dimensión de las normas contenidas en la Ley de Leyes, una amplia Carta de derechos fundamentales que la consagra y que lógicamente pondrá fin, si se sigue haciendo uso del diálogo, a la dificultad que ha acompañado al país. Entre otras cosas, señaló, esos instrumentos jurídicos contenidos en la Ley Fundamental, seguramente permitirá, con el entendimiento, crear estrategias para superar aspectos inconcebibles como la exclusión, desigualdad y falta de reconocimiento desde el nivel central al territorial.
Si bien el tema del contertulio está supeditado a la consulta previa, aseveró que en materia de tierras y otros asuntos, no hay nada que no pueda resolverse por medio del diálogo social.
Un asunto real es que Colombia urge de sólidos puentes de entendimiento y en ese aspecto Echeverry Londoño afirmó que ve un Gobierno absolutamente comprometido, un Presidente y una Vicepresidente totalmente obligados con el diálogo social, al igual que el ministro del Interior.
“El propósito del Gobierno deben coincidir con las competencias, disponibilidad y voluntariedad de los demás servidores públicos para comprender que es necesario avivar, fomentar y promover el diálogo social, es decir, en la medida que no tengamos un ciento por ciento de colaboradores estatales vinculados con la acción y determinación de la concertación, obviamente eso va a dificultar el proceso y la evolución será más lenta. En tanto que los funcionarios al servicio del Estado, y hablo a nivel nacional y territorial, comprendan que la dimensión que se le quiere dar al país es de reconciliación y entendimiento, sin ninguna ingenuidad existe la certeza de que se puede avanzar. Tenemos la obligación como subalternos, el estimular y promover desde el nivel central y regional, el entendimiento a través de la conversación, algo que requiere y demanda una acción ejemplar de todos los despachos públicos con el nuevo paso y enfoque trazado para la patria”, declaró el señor Echeverry Londoño.
El versado en el tema ha recorrido país y visitado numerosas comunidades indígenas, pero igual campesinas y afro-descendientes, raizales y palenqueros de quienes da fe, al hablar del total de etnias, que comprenden la importancia del desarrollo social y económico. Sostuvo que tiene la seguridad argumentativa para afirmar que no hay enemigos desde esa tribuna para el progreso territorial.
Expuso que hay algo que no puede seguir imperando en Colombia, y es que donde abunda la gran riqueza siga sobreabundando la pobreza porque eso muestra que no se ha comprendido que en el país hay una inversión de intereses y en ese aspecto, detalló, el ejecutivo está protegiendo el capital público y privado, convocando a las comunidades a que impulsen y ayuden en el desarrollo y bienestar de las regiones en todos los puntos cardinales de la geografía.
Subrayó que hay una apuesta en la que todos deben incurrir pues donde existe desarrollo social y económico, deben darse beneficios para el mejoramiento de la calidad de vida colectiva de las comunidades en los respectivos territorios. El asunto, aclaró, no apunta a atender intereses negociables de dirigentes o líderes sociales sino aplicar el beneficio colectivo para los habitantes de los diferentes distritos.
En Colombia, acentuó Echeverry, históricamente ha habido una exclusión permanente de los derechos del mejoramiento del nivel de vida de la gente en territorio frente a los proyectos de desarrollo social y económico del país.
Es perentoria la estrategia educativa y didáctica
Infortunadamente muchos de los problemas tienen su raíz es la desinformación y falta de educación frente a los derechos y deberes contemplados en la Constitución Política. El Gobierno, de la mano con universidades y otras entidades podría ser más eficaz con instrucción e inyección de conocimiento para que las etnias logren discutir con verdadero asidero sobre los alcances de una obra o cualquier desarrollo en relación con sus intereses, creencias o impacto en determinada cultura.
El Director de la Autoridad Nacional de Consulta Previa, Álvaro Echeverry Londoño expuso que el Gobierno radicó ante la Dirección Nacional de Planeación, el proyecto de creación de la Escuela de Formación en Consulta Previa, de los derechos a la participación.
Hoy, reconoció, el Estado trabaja en asuntos distintos, fundamentalmente en participación y educación. Dijo que en la medida en que el ejecutivo le dé un nivel de conocimiento y argumentación a las comunidades étnicas territoriales del país, las está ubicando en una posición de equilibrio frente al sector de inversión pública y privada en los respectivos territorios, es decir que el Gobierno se está poniendo entre iguales para tener conversaciones de desarrollo social y económico integral, es decir que el país progresa y las comunidades optimizan su bienestar, de tal manera que hablar de sinergias educativas es totalmente acertado pues el ministerio del Interior a través de la Dirección de la Autoridad Nacional de Consulta Previa, incorporó dentro del Plan Estratégico 2023-2026, la ya relacionada escuela de formación.
Recientemente terminó el primer ciclo de nueve seminarios en el país que llevó la entidad por departamentos en donde hay una amplia zona de cultivos de uso ilícito. Echeverry Londoño explicó que no se trata de un tema de las siembras sino de la narcotización de esos cultivos. Enfatizó que con los foros se están formando hermanos y hermanas de todo el país, pero indicó que fundamentalmente se están sentando en el mismo escenario, Fuerza Pública, académicos, comunidades y empresas, ejercicio que sirve para eliminar los mitos de que no era posible congregar a los distintos actores.
“Cuando uno trabaja diálogo termina por entender que no hay temas ocultos ni vedados, que todo se puede hablar con franqueza y respeto porque no se trata ni siquiera de superar diferencias ya que el ser humano es distinto por naturaleza, tan solo se establecen reglas o cultura de diálogo que permita garantizar una buena gobernanza de las discrepancias. La formación es el mejor mecanismo para llevar el proceso de consulta previa a las comunidades en territorio y para poner a la hermandad étnica en un nivel de igualdad, en un plan de equivalencia entre ellos y los sectores de inversión para que se permita el desarrollo social y económico nacional y regional, pero en donde las comunidades reciban beneficios así como una consecuente optimización de la calidad de vida”, ilustró Echeverry Londoño.
Con la hoja de coca se está desperdiciando plata y tiempo
Hace unos meses este medio mostró un trabajo de agroindustria a partir de la hoja de coca que adelanta el Servicio Nacional de Aprendizaje, SENA, en el departamento del Cauca y con el cual se demuestra que el ancestral cultivo tiene más bondades que hecatombe ya que de esa mata sale fácilmente un portafolio generoso y necesario porque contempla los mejores fertilizantes, infusiones en tisana, harina para alimentación animal y humana así como una serie de opciones y soluciones médicas que invitan a abordar con más tiempo el asunto. Par no ir tan lejos se satanizó una planta bendita para los antepasados, todo por la imposibilidad de controlar el narcotráfico, un negocio que extrañamente deja más utilidades en Estados Unidos y Europa en donde paradójicamente no se toman medidas audaces como aconteció con el Wiski, otro asunto que abre el debate y se presta para interpretaciones tétricas o suspicacias.
El tema es para el lamento puesto que con unas posibilidades tan grandes en comercialización de los aspectos positivos de la hoja se sigue dilapidando tiempo y dinero porque como lo anota Echeverry, el país está renunciando a una economía que puede volverse sana para aportarle al país, de hecho la coca fue un insumo esencial que movió fuertemente la farmacia y otras industrias.
A criterio del experto, hay una confusión extraña entre coca y cocaína, unos mitos que no permiten abordar los diálogos con franqueza, inclusive desaprovechando propuestas innovadoras y sumamente útiles. El asunto, reiteró, es que se politiza la discusión o el análisis de ese tipo de temas cuando a decir verdad el fondo es de interés nacional e internacional, toda una parrilla de discusiones y charlas en las sociedades, fundamentalmente en la colombiana, señalada por tener grandes hectáreas de cultivos.
“La cuestión es eliminar los mitos, promover el diálogo y sentarnos a conversar con quienes conocen los territorios y de verdad saben que ganamos o perdemos con una nueva estrategia, por so el Gobierno en el Plan Nacional de Desarrollo, incorporó una nueva política de drogas como se refleja en el artículo 193 que está cambiando los paradigmas y estos son respeto a la vida, consideración con el medio ambiente, pero igual acatamiento y decoro con la salud, el dialogo, pero también con la reparación de las comunidades étnicas con lo cual se elimina una política histórica de intervencionismo y unilateralismo que no hay que reprocharla porque en algún momento cualesquiera gobiernos consideraron que era lo que se debía hacer, pero hoy los resultados muestran infortunadamente que nada de lo que se hizo salió bien”, resaltó Echeverry.
Hoy, añadió, Colombia le corresponde explorar nuevo escenarios porque ya el intervencionismo y unilateralismo fracasaron, de tal manera que hoy se hace necesario construir de manera colectiva a través del diálogo, con los otros mecanismos se perdió la batalla.
La consulta previa es un instrumento de concertación y paz, pero desgraciadamente en Colombia la pacificación negociada tiene francotiradores, la paz, enseñó, no es un asunto de política ni de políticos, menos de partidos o movimientos, tan solo un entendimiento humano, punto en el que han coincidido exmagistrados de la Corte Constitucional que participaron del encuentro. La situación, complementó, es abordable y tiene futuro solo si se deja de lado el interés partidista o politiquero que no pueden seguir en el primer escenario, ese lugar, refrendó, es humano.
Aseveró que Colombia debe darse la oportunidad de poner en el primer escenario la consideración humanitaria de cada persona, comunidad o colectivo, un paso que de darse permite ser optimista porque Colombia está en la plena capacidad de superar sus escollos porque como dicen, hablando todo se puede.
Echeverry deploró que las tres décadas de fuerte confrontación que polarizaron al país, no han permitido ver lo obvio y urgente como es la paz y la concordia, algo que está más allá y supera cualquier límite o consideración de carácter humano.
“Particularmente he entendido que tengo una responsabilidad con mis hijos y nietos, luego quisiera ganar esa guerra y dejarles un país diferente. Yo creo que si en esa sintonía nos metemos todos, el país gana, repito, no se trata de hablar de paz total por ingenuidad ya que creemos que estos hay que construirlo de otra manera jurídica o con disquisiciones de carácter político, sin embargo creo que el ser humano por esencia necesita la armonía y encontrarse con el universo mismo. Esto hay que ponerlo en el plano que corresponde y ese contexto es humanitario. Si no iniciamos las conversaciones a partir del núcleo esencial que es la vida, no tendremos la oportunidad de ponernos de acuerdo y superar esas diferencias históricas que nos han conducido por caminos de violencia, muerte, despojo y destierro”, concluyó el Director de la Autoridad Nacional de Consulta Previa, Álvaro Echeverry Londoño.