Lunes, 19 Diciembre 2022 12:34

Sin energía eléctrica no hay conectividad

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Para pensar en conectividad hay que evaluar la disponibilidad de energía eléctrica en los territorios, hay un 5% de la población, alrededor de 1.530.000 habitantes sin el servicio.

Por: Hernán Alberto García Mahecha, CEO HG Ingeniería SAS

Uno de los grandes desafíos de Colombia consiste en profundizar el proceso de conectividad digital, sobre todo en las regiones más apartadas del país, donde en muchas de ellas el acceso a la red es inexistente, pese al aumento de la cobertura logrado en los últimos años. En los tiempos modernos, de avances sorprendentes de las tecnologías, que ya nos tienen inmersos en la 4ta Revolución Industrial -4.0- (y en el umbral de la 5.0) no podemos imaginarnos el cumplimiento de las metas mundiales y edificantes trazadas por la ONU como la erradicación de la pobreza, la reducción de la desigualdad y la sostenibilidad de las comunidades, si no contamos con una conectividad universal, segura y confiable.

La conectividad también es sinónimo de inclusión. Mejora el bienestar de las personas; facilita los procesos, contribuye al desarrollo y progreso económico; tiene un efecto transformador en la educación, la cultura, las artes, la agricultura y el medio ambiente; y, por supuesto, facilita la interacción social. De ahí que muchos modelos que miden los diferentes tipos de pobreza la incorporen como una variable.

Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE) en su más reciente encuesta sobre Tecnologías de la Información y las Comunicaciones en los Hogares (Entic Hogares), únicamente el 61,6% de los hogares en Colombia tiene acceso a internet. Esto puede obedecer a múltiples razones, entre ellas la dispersión geográfica y las grandes inversiones en infraestructura que se requieren para masificar el servicio, que ya hace parte de las necesidades básicas insatisfechas.

De la encuesta del DANE se deduce que el 38,4% de los hogares, con énfasis en las zonas apartadas, está por fuera de la cobertura por variables como las anotadas anteriormente. Sin embargo, no podemos olvidar que para lograr la conectividad, el requisito número uno es el acceso a la energía eléctrica. Sin ella, no es posible siquiera recargar un celular y menos alimentar un computador o un modem de internet.

De ahí que para pensar en conectividad hay que evaluar la disponibilidad de energía eléctrica en los territorios (hay un 5% de la población, alrededor de 1.530.000 habitantes sin el servicio).

En los últimos años el país ha logrado, a través de las energías renovables No convencionales -entre ellas la solar- conectar a más de 100.000 usuarios solamente en las Zonas No Interconectadas, que actualmente tienen un potencial de otras 450.000 familias.

Detrás de la instalación de esas soluciones de energía renovable No convencional el Estado puede entrar de forma inmediata con su oferta institucional. Minagricultura, por ejemplo, puede promover el desarrollo de proyectos productivos agroindustriales de alto impacto social y económico, como está pasando en Unguía, donde gracias a la granja solar que HG Ingeniería instaló -con inversión propia- hoy los productores de plátano están procesando sus cosechas en harinas muy apetecidas en el mercado.

O llegar de la mano de MinTIC, con conectividad digital a los hogares y escuelas asentadas en las Zonas No Interconectadas, donde el Estado ya instaló energía solar a través de sistemas fotovoltaicos individuales. Estamos hablando de Puerto Carreño (Vichada), Puerto Leguizamo (Putumayo) y Miraflores (Guaviare), entre muchos otros territorios.

Hogares que ya cuentan con energía eléctrica, donde incluso, podrían llegar otras soluciones de conectividad como la que está explorando Microsoft (TVWS -TV White Space) en las zonas apartadas del caribe colombiano donde están utilizando el espectro de señal de televisión para enviar Internet de banda ancha funcionando de la misma manera que el Wi-Fi.

Es indudable que el paso siguiente al acceso de la energía eléctrica, con criterios de sostenibilidad ambiental, promoviendo las alternativas no convencionales, es la conectividad. Ese binomio es una de las fórmulas para construir una sociedad más incluyente y equitativa, más segura y apta para aprovechar las oportunidades.

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