Sábado, 31 Diciembre 2016 10:12

Caída en el sector de autopartes cerca del 30% en dos años

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El gremio que agrupa autopartistas y ensambladoras ve muy difícil el 2017 por todo el entorno económico interno y el escenario internacional. Nuevo IVA, tasas de interés y efecto Trump afectará el arranque del nuevo año.

Uno de los gremios que poco sabor le sacó a la natilla y a los buñuelos de fin de año fue el de los autopartistas y el de las ensambladoras toda vez que reportaron una caída en 2016 que oscila entre el 15 y el 17 por ciento lo que quiere decir que en dos años el sector se aproxima al 30 por ciento de caída, comportamiento que ya es considerado como una tendencia complicada y que pone a pensar a más de uno.

Hay que precisar que esa caída en 2016 medida en vehículos no comercializados puede superar las 15.000 unidades que se quedaron en las salas de exhibición o en las fábricas porque no hubo demanda para la oferta hecha por ensambladoras e importadoras en un año complicado y caracterizado por un enfriamiento de la economía en donde pocos dieron el paso para adquirir vehículo nuevo entre otras cosas porque la financiación se hizo inviable por los tipos de interés.

El presidente de la Asociación Colombiana de Fabricantes de Autopartes, Acolfa, Camilo Llinás Angulo, habló con Diariolaeconomia.com y sostuvo que el panorama del sector no es el más halagüeño más cuando lo socios naturales que son los del vecindario no están pasándola bien. Indicó que Venezuela ya va a cumplir diez años con cero compras a Colombia y Ecuador que era un país que estaba creciendo se vino a menos por el desplome del precio del petróleo y redujo sus importaciones en un 50 por ciento, sin contar que aplicó un austero control del gasto teniendo en cuenta que es un país dolarizado.

Según Llinás, Ecuador vendía anteriormente 120.000 vehículos al año y este año las unidades comercializadas cayeron a 40.000, es decir que las exportaciones colombinas de automóviles y partes se cayeron en el vecindario y en el mercado interno haciendo que los años recientes hayan sido mucho más que complicados.

“Esperamos que en este 2017 el mercado interno tenga por lo menos una tendencia de no caída y que empiece mínimo a estabilizarse, que Ecuador mejore algo y en Venezuela lo mejor es no hacer pronósticos, pero diría que frente a nuestro país hermano Venezuela ya estamos más cerca que lejos de ver decisiones y definiciones, no solo políticas sino económicas”, expuso el señor Llinás Angulo.

A propósito del nuevo año, el dirigente gremial dijo que debe esperarse un arranque y un primer semestre difícil mientras los consumidores y los empresarios se amoldan al nuevo IVA del 19 por ciento, mientras bajan algo más las tasas de interés y con toda lógica esperar que efectos iniciales tendrá en aspectos políticos y económicos el efecto Trump, aspecto que no se ha medido, pero dijo que frente a este hecho hay que estar pendientes de que anuncia y qué hace el nuevo inquilino de la Casa Blanca.

Agregó que con la reforma tributaria aprobada, con el proceso de paz agotado en su primera etapa y empezando la segunda, con inversiones en vivienda e infraestructura muy fuertes en el último año de gobierno, muy seguramente se romperá la tendencia de caída en 2017, año que puede mostrar una pequeña recuperación.

Sobre el TLC con Corea, el presidente de Acolfa dijo que aunque ya empezó la desgravación arancelaria con ese país asiático, los efectos se demorarán porque se trata de una reducción a diez años. Aclaró que las negociaciones que se adelantaron con Corea fueron hechas con dólar a 1.800 pesos y con grandes expectativas de ventas, pero hoy con dólar a 3.000 pesos y con la disputa entre los socios de las marcas coreanas de automóviles, enturbiaron el panorama. El asunto fue tan delicado que dicho diferendo hizo que una de las firmas no vendiera coches durante 2016 en Colombia. El asunto desde la perspectiva de Acolfa muestra que ni en 2017 ni en 2018 habrá efectos del TLC con Corea porque hay cambios en las reglas económicas, en la tasa de cambio y en aspectos comerciales.

Al hablar del TLC que firmó Colombia con Estados Unidos, el señor Llinás dijo que este puede ser objeto de revisión y de eventuales modificaciones si así lo exige el Presidente, Donald Trump.

“Lo que vemos desde este gremio es que los TLC que hemos firmado, desafortunadamente no han sido, en resultados, positivos para Colombia porque todos han cerrado con balanza negativa, incluso unos aumentando esa balanza adversa, pero con el anuncio de Trump de revisar su política comercial, no tendría nada de raro que él empiece a buscar alguna posibilidad de negociar el TLC entre Colombia y Estados Unidos, pero reitero, será por iniciativa única y exclusivamente del gobierno de Washington”, comentó Camilo Llinás.

Los colombianos pagaron los errores estatales

El presidente de Acolfa, Camilo Llinás, lamentó que una década importantísima en ingresos petroleros y mineros haya terminado con una quiebra fiscal por cuanto hubo una caída muy fuerte en los precios del crudo y de otros commodities en donde se concentró la canalización de recursos del estado colombiano en el frente minero-energético, pero con un desplome de precios la bonanza quedó para el amargo recuerdo.

Consideró delicado lo que pasó con el ingreso petrolero y el manejo económico porque fue repetir la anunciada y complicada Enfermedad Holandesa que dejó saldos lamentables y banca rota en varios países empezando por Holanda.

“Quien no conoce su historia está llamado a repetirla y quizás eso pasó en Colombia, se hizo caso omiso de la experiencia internacional y de las advertencias, tan solo esperamos que no se vuelvan a equivocar en coger, dirigir y gastar todos los esfuerzos en un solo sector. La experiencia que dejó el petróleo es que hay que diversificar la economía y las exportaciones porque solo le apostamos a un huevo y se reventaron tres”, comentó Llinás Angulo.

De la Colombia Saudita o de los Emiratos colombianos hay que aprender pues el país pensó que era petrolero y que podía darse el lujo de desconectar los demás sectores productivos y las consecuencias no se hicieron esperar porque hoy Colombia pasa por un crisis fiscal profunda. Sobre este punto el dirigente gremial anotó que como de costumbre y como pasó con la crisis financiera de los noventa, el país aprende la lección a punta de golpes que, reiteró, espera no se vuelvan a repetir.

Dijo que sería muy afortunado que sectores como el de la vivienda y el de la infraestructura empezarán a jalonar nuevamente la economía lo cual sería una bola de nieve que indexaría mejoras en los demás sectores para poder parar la caída en la industria, mejorar las tendencias y así optimizar los crecimientos para que sean constantes y duraderos.

Ensambladoras, una bendición para Colombia

En medio de todas las circunstancias complejas de mercado y de entorno económico, hay empresas que la pasan muy mal, pero hay otras que han hecho su reingeniería para mantenerse en el mercado y seguir apostándole al desarrollo nacional como es el caso de General Motors Colmotores que ensambla vehículos Chevrolet.

En el país quedó ese sinsabor con la salida de la Compañía Colombiana Automotriz, Mazda, y de cierta manera un nerviosismo con lo que pueda pasar con las ensambladoras que se quedaron en Colombia porque los TLC y otros escenarios no son los mejores para unas marcas a las que se les pagó mal luego de haber creído en Colombia y de ayudar a construir futuro incluida Sofasa Renault.

“Recemos por el bien del país, por el bien de los trabajadores y por el bien de la industria para que sigan Chevrolet, Sofasa y otras empresas, este país no se puede desindustrializar porque una nación que viva a punta de comercio no es viable y si vamos a matar empresas que son 100 por ciento formales, bien estructuradas, bien formadas y con calidad de vida en sus trabajadores no estamos haciendo nada consecuente, Colombia no aguanta el cierre de otra planta del sector automotor, quiera Dios que no exista la mínima posibilidad de que eso ocurra”, aseveró el presidente de Acolfa.

Para el respetable dirigente es complicado aceptar que Colombia haya hecho carrera para acabar con la industria con la firma de un relicario de acuerdos comerciales y concentrando su interés en el sector minero-energético, dejando a la deriva a los demás sectores y a la industria que no recibieron los mismos recursos, los mismos esfuerzos, la misma importancia y la misma energía. Expresó su malestar porque no consideró afortunado dejar al sector empresarial manufacturero solo y caminando por unos senderos oscuros y sin dirección lo cual hizo que se perdieran diez años en la parte industrial de Colombia.

Hay que tener un modelo económico pragmático

Al preguntarle sobre las bondades o equivocaciones del modelo económico, Llinás afirmó que Colombia necesita un modelo económico pragmático basado en las necesidades del país. Consideró que las mismas circunstancias van a llevar más temprano que tarde a un nuevo modelo, más diestro y muy colombiano con algunos temas extraídos del entorno internacional, pero especificó que el nuevo camino por el que va Colombia hará que lleguen medidas más drásticas para tener un modelo económico colombiano para los colombianos y no un consenso de Washington gastado, desprestigiado y excluyente.

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