Sábado, 14 Noviembre 2020 02:07

Agro, a retomar cultivos de algodón y salvar 200 mil hectáreas de la coca

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Los empresarios del sector textil-confecciones aseguran que las condiciones están dadas para competir y seguir en mercados como Estados Unidos, China y Europa.

Al hablar de textiles y confección llama poderosamente la atención una frase de la diseñadora británica Stella Mc Cartney, “Todo el mundo puede hacer pequeñas cosas y marcar la diferencia, todo cuenta”.

Los empresarios del sector textil y las confecciones aseguraron que el gran reto de Colombia está en mejorar la competitividad, aumentar su productividad y conquistar mercados que se veían lejanos por las condiciones más no por la distancia como China. Anotaron también que buscando excelencia a nivel industrial, es necesario recuperar las hectáreas que tiene el narcotráfico para ponerlas a producir algodón de calidad como el nacional, alimentos y materias primas.

En opinión de los industriales, los grandes desafíos no son imposibles ya que tan solo se requiere de empuje, insumos a la mano y un país con muchas empresas que vuelvan a ofrecer empleo, ingreso y las mejores posibilidades de crecimiento pues consideran que nadie puede gastar o demandar bienes o servicios si sus bolsillos están desocupados, y si nadie compra, recalcaron, la economía seguirá en caída libre.

Para los admirables textileros y confeccionistas, hay paradigmas que ya se rompieron y por eso Colombia por su posición geográfica, sus variedad de climas y extensiones para siembra, está llamada a ser la gran protagonista de la región y del mundo porque tiene todo para ganar, siempre y cuando la tarea se logre hacer a tiempo y de la mejor manera.

Explicaron que el mundo está lleno de oportunidades porque todos los seres humanos en el globo tienen necesidades y gustos diversos que conllevan a mover la creatividad, fabricar para satisfacer requerimientos o caprichos y por esa vía mover el aparato productivo para generar riqueza, ofrecer puestos de trabajo y crecer de manera sostenida.

José Miguel Piedrahita

En charla con Diariolaeconomia.com, el presidente de Colombia Tela, José Miguel Piedrahita, indicó que afortunadamente el empresario colombiano de las confecciones aprendió a fabricar prendas de bajo costo, con calidad, diseño y durabilidad para competir en igualdad de condiciones con el producto que viene del lejano oriente. Actualmente, afirmó, hay blusas de 5.000 pesos y pantalones de muy buena calidad que pueden costar entre 25.000 y 30.000 pesos, es decir un valor accesible para la familia colombiana que busca precio y calidad en las prendas.

El reconocido industrial consideró que por lo anterior se puede pensar en China y su mercado con economías de escala, empero estimó que en las actuales coyunturas de pandemia lo más aconsejable es mirar y potenciar la oferta nacional en vista que por riesgo al contagio lo mejor es tener a prudente distancia las importaciones que fácilmente pueden ser un vector de contagio como ya se ha demostrado, incluyendo un reciente cargamento de carne del sur del continente al que se le encontró el SARS Cov-2 en los puertos asiáticos de destino.

Ante los retos, Piedrahita sostuvo que no hay nada imposible en la vida del ser humano y menos en las cadenas productivas puesto que con laboriosidad, orden y estrategia todo es perfectamente realizable. Añadió que si a Colombia no la quebró la apertura económica, hecha a mansalva en 1991, al país empresario no lo va a derribar nada.

 

“En este momento es claro y hay plena conciencia que tenemos encima una pandemia la cual nos puede matar de la noche a la mañana y hasta ahí llegamos. Los colombianos son industriales muy capaces y no basta sino ver en donde está el fabricante Mario Hernández, que empezó con unos bolsos y fue entrando paulatinamente a los mercados de gama alta, su meta. Hay que admirarle que supo hacerlo bien y teniendo la paciencia que demanda el éxito cuando nos pone los peldaños para escalar. Muchos quieren llegar a esta franja de mercado sin hacer el proceso y por eso no lo logran, repito, hay ejemplos de cómo surgir y llegar a la cúspide sobre pilares de amor, pasión y compromiso”, dijo el presidente de Colombia Tela.

 

Insistió en que es urgente mejorar el tema local por el asunto pandémico porque con el cierre de Europa que empezó a darse no va a poder enviarse producto para su distribución. Ya hay, apuntó, cierre en España y quienes tengan compromisos comerciales con el país ibérico estarán en serios problemas.

Dejó claro que la industria textil-confecciones, en treinta años, no ha dejado de venderle a Europa, afianzó mercado en Estados Unidos y ver más cerca el mercado asiático. Opinó que hace quince años algunos decían proféticamente que el país del Dragón se apoderaría del mundo, pero apuntó que con resiliencia y empuje ya hay empresas colombianas en el mercado chino con vestidos de baño para niños y niñas, calzado de gama alta, ropa sport para dama y caballero, todo un portafolio que seguirá creciendo en la medida en que la calidad siga siendo reconocida.

No dejó de homenajear la mano de obra colombiana que sigue siendo artesana y dueña de un arte a toda prueba. A todo lo anterior se adicionan unas inversiones en maquinaria y bienes de capital en donde la tecnología de punta es el común denominador.

“Nosotros no le tenemos miedo a ningún mercado, podemos competir sin ningún problema con precio y calidad. El comprador interesado en el país que sea no tiene que venir, sencillamente nos hace su pedido por Internet y nosotros le despachamos producto colombiano garantizado a precios muy cómodos”, escribió el textilero.

 

Dentro de sus recomendaciones está, aparte de darle mayor fuerza al mercado doméstico, trabajar vía digital en la búsqueda de nuevos mercados de tal manera que cuando termine la pandemia será muy viable llevar producto con valor agregado. Destacó la innovación colombiana, igual la creatividad y la cualidad de ponerle color, trópico y diseño precolombino y ancestral a unas prendas que son muy apreciadas por mercados como el del Viejo Mundo.

Con toda esa dinámica y capacidad productiva y creativa, comentó el empresario, el mercado chino quiera o no tiene que mirar a Colombia y el asunto es tan cierto que ya hay empresas colombianas con producto de altísima calidad en los puertos asiáticos y en los del gigante de oriente lejano.

El empresario dijo que una lección que se aprendió de los chinos fue a contar con la plata antes de la producción, es decir que ahora hay ventas para producir y no producción para vender, una vuelta en la ecuación tradicional que dio muy buenos resultados. El mecanismo es muy eficiente porque cuando hay plata por adelantado, todo se compra con descuentos y mejores precios sin necesidad de sacrificar calidad o diseños. Explicó que el efectivo neto garantiza productividad, competitividad, valores agregados y condiciones de mercado.

Una ganancia con la pandemia es que cuando China cerró, dejó al mundo sin materias primas y muchos, incluida Colombia, aprendieron a producir los insumos para no dejar las fábricas paralizadas y al mercado sin abastecimiento.

Dentro de sus conocimientos está la historia económica de Colombia que dejó notar una industria textilera muy fuerte desde el siglo XIX y con mucho impulso en el siglo XX. Fueron siempre muy fuertes regiones como Antioquia, Cundinamarca, Santander, Valle del Cauca y el mismo Eje Cafetero. En cada municipio, evocó, había un telar o una empresa de textiles y muchas dedicadas a la confección.

En la historia reciente ve con tristeza como el narcotráfico le arrebató a la industria y al país 200.000 hectáreas de agricultura. Aseguró que el sembrado de coca le quitó a las empresas el suministro de algodón, que de recuperarse pondría a Colombia como el país número uno en materia prima porque la fibra nacional siempre fue de enormes propiedades. Las misiones y la calidad unida han dado sus frutos y por eso Colombia surte de textiles y confecciones a América Latina porque el mercado va desde México hasta la Patagonia.

En materia de inversión hay empresas colombianas instaladas en México, Perú, Ecuador y Argentina. Algunos clientes también están en Centroamérica y el Caribe.

 

Es por eso que en los próximos cuatro o cinco años vamos a ir por esas 200.000 hectáreas para volver a cosechar algodón y sacar así esa maldita cocaína de la economía y de las regiones, fenómeno que tiene postrado y muy afectado al país. Al campesino hay que dejarlo que sea campesino, él no necesita ser citadino porque no lo sabe hacer, los labriegos tan solo buscan tranquilidad, entienden sobre la urgencia de tecnificar las tierras y cada una de las sanas explotaciones, igual son concientes de las buenas prácticas agrícolas, ganaderas, de fertilización y capacidad agronómica. La gente del campo necesita sembrar, la agroindustria tiene necesidades de crecer y por eso a quienes curten cueros hay que darles condiciones para mejorar, pero eso exige herramientas y una eficiente política pública. Los agricultores y los industriales son más responsables ambientalmente que cualquier otra persona. Necesitamos gente idónea en los gobiernos, los empresarios exigen cognición de lo que se dice y se hace, pero sin ponerle palos en la rueda al desarrollo. Los empresarios igual pedimos acabar con la corrupción venga de donde venga”, declaró el señor Piedrahita.

Sobre las grandes ventas al exterior, el industrial dijo que el sector tiene todo dispuesto para conquistar más y nuevos mercados porque la calidad colombiana en el sistema moda es un pasaporte que facilita la entrada a China, a Europa o al sitio que sea, por diseño, color y creatividad, no hay problema, por precio menos.

Todo es posible con método y responsabilidad

Sobre el tema ambiental cuestionó algunas posiciones lejanas de la realidad y dijo que no es posible denunciar sobre daños sin saber de las opciones que hay para mejorar, una tarea en la que está el mundo industrializado que empezó a salir de los combustibles fósiles a los que les queda muy poco tiempo para mover el mundo. Deploró el hecho que muchos ambientalistas y críticos no vean los avances en el sistema moda y menos los logros en investigación motriz que pondrán masivamente carros a funcionar con electricidad y otras fuentes de energía limpias.

La propuesta de un día sin carne fue reprochada desde Colombia Tela al considerar que una medida de ese calibre no solo es la cuota inicial para que los niños entren en la cultura vegana sino que golpea el oficio de los ganaderos del país que han hecho una apuesta muy importante en contar con una ganadería sostenible y responsable.

 

“Irse lanza en ristre contra el ganadero implica un serio riesgo en la seguridad alimentaria y pone en la palestra un trabajo difícil, duro, complicado, de mucho riesgo y amenazado, entre otras cosas. También necesitamos la minería legal y unas actividades que haciéndose de manera rigurosa, responsable y legal, no traerán sino beneficios para un país que no se caracteriza por ser rico o gran potentado, no, hoy más que nunca necesitamos dinero y hay como obtenerlo, trabajando y demostrando que al lado del agro hay minería y ganadería”, enfatizó el empresario.

 

Un ejemplo de no hacer más minería, exteriorizó, es prohibir el agua porque este recurso es un mineral y como viene de una actividad puntual, que quiere satanizarse, entonces a prohibir el agua se dijo.

Los tiempos del corte siguen vigentes

En estos tiempos navideños y de fin de año son visibles algunas costumbres que por fortuna no pasan de moda, verbigracia, pintar la casa, arreglar los muebles, renovar el armario, hacer tamales, buñuelos, natilla y dulces, pero quizás el recuerdo más loable es el de la abuela, las tías o la mamá comprando el corte para el estrene de noche buena, año nuevo y reyes. Toda una parafernalia porque implicaba ir al centro y recorrer algunos kilómetros para volver al primer sitio y llevar los metros de tela que tomaba la modista del barrio para diseñar el vestido más pomposo del legendario figurín, ese de propalcote brillante y con olor a tinta fresca.

La situación actual de estreches en los presupuestos ha hecho que esa tendencia no vaya al baúl del olvido, por el contrario más amas de casa hacen filas en almacenes de mucho prestigio en el sector de la Alquería en el sur de Bogotá para comprar la tela de las festividades decembrinas.

A propósito de este afable hecho, Piedrahita aseguró que es muy agradable ver que los tiempos del corte de tela siguen vigentes, bien sea por la compra que hacen las señoras o por las crecientes demandas de material para blusas, vestidos y conjuntos de las jóvenes amigas de la moda, una muestra de la importancia que está retomando la modista en el aparato económico.

 

“Esa compra del corte es muy bonita porque es el gusto de las señoras o de cada mujer, primero por la calidad de la tela, por los colores y la versatilidad en costura. Con un corte las damas se visten como quieren y no como le toca, quizás esa era una motivación para ir de compras a las tiendas de textiles. En algunas ocasiones hubo regalos que consistían en prendas de vestir, pero muchas féminas optaron por acudir al eje de las telas y adquirir su corte porque querían un diseño en particular. Por fortuna esas buenas costumbres están presentes y hacen parte de cada mujer”, señaló Piedrahita.

 

En La Alquería, hay almacenes como “La Tijerita” que tiene que vender a puerta cerrada y allí las colas han sido de siempre, algo más de treinta años del negocio en el sector, de gran prestigio por la calidad de telas y porque las señoras residentes en Bogotá no se van a sus casas sin los cortes para sus vestidos, muy a pesar de las interminables filas.

Este es un sitio, como muchos otros, que especializaron su mercado en cortes, algunas señoras van por un metro de tela, por medio metro y hasta por veinte centímetros, algo increíble, pero más que anecdótico, espectacular.

Todo lo anterior dice que la tela es felicidad, que quizás los telares hacen parte de la vida amena de los seres humanos. Es tan fundamental esta materia prima que inclusive hubo grandes confrontaciones armadas por las telas, no en vano la Ruta de la Seda.

Un punto interesante es que los mayoristas le apostaron a recibir pedidos por adelantado y a la fecha toda la tela en Colombia está vendida. Hubo inconvenientes en Bogotá por las cuarentenas que le puso un nudo al mercado. El sector para el capítulo capitalino arrancó en déficit pues no alcanzó a prepararse para la enorme demanda de telas. Hoy no solamente hay centros de acopio llenos de gente haciendo compras en cantidades importantes sino redes y plataformas congestionadas haciendo lo propio. Es bueno resaltar que después de la intensa campaña “Colombiano Compra Colombiano”, la gente se volcó a pedir producto nacional, muy reconocido por su calidad y resistencia.

El e-commerce, dijo el empresario, está en un boom tenaz y este canal de ventas hizo que las ventas mejorarán ostensiblemente. Un ejemplo es que Colombia Tela vendía 120 toneladas mes de tela y hoy la firma tiene programadas 330 toneladas mes, una cantidad que puso la empresa a correr porque no hay forma de entregar los pedidos. Este es el caso de una empresa pequeña, pero igual sucede con las grandes industrias como Pat Primo a la que el empresario le pidió auxilio con sesenta toneladas y la única opción fue despacharle 20 toneladas.

 

“Los grandes también están súper-vendidos, hoy todos en la cadena nos encontramos, por fortuna, en un momento culmen, tenemos una bonanza textilera buenísima, el empresario del sector telas que se queje hoy no tiene razón para hacerlo porque quienes se movieron y leyeron el mercado están prosperando y eso va, como le digo, desde el más pequeño hasta el mega-empresario. En el sistema moda hay mucho trabajo y por eso decimos que lo único que nos interesa es que nos dejen laborar, aquí no pedimos nada más”, subrayó.

 

Un hecho cierto es que con la escasez de materia prima, hay muchas textileras que ya tienen provisión de hilaza porque saben que el mercado va a pasos agigantados. El negocio pinta tan bien que no es descabellado pensar en la compra de acciones de algunas empresas del sector que cotizan en bolsa.

La formalización es un cheque al portador

En estos tiempos de dificultad en los que hacen convergencia la alegría navideña y el pavor de la pandemia, el llamado a los nacionales desde Colombia Telas, es por la formalización, pues de seguir así, en la informalidad, el futuro no será promisorio porque implica seguir en un derrotero espurio que no permite crecer ni afianzar un sector real que juegue limpio, pagando sus obligaciones tributarias y remunerando a sus trabajadores. Desde la compañía textilera la invitación es para que los grandes, medianos y pequeños empresarios le pierdan el miedo a la legitimación de sus negocios y puedan con ellos acceder a los beneficios que brinda el estado, a las garantías por la bancarización y a la tranquilidad de las cosas bien hechas.

Agregó que el empresario pyme que hace parte del 90 por ciento de la industria nacional, es decir confeccionistas, distribuidores, mayoristas y cualquier eslabón en la cadena, solo tendrá proyección y crecimiento con la formalización. Este caso, expuso, no es solo para los textiles o el sistema moda sino para todos los sectores productivos pues de llegar a una meta de empresas legalmente constituidas y de articulación legal, el IVA por ejemplo debería bajar a un dígito, y eso a criterio del empresario, favorecerá a todos en Colombia.

La tarea, igual no pasa por meter en cintura al empresariado pyme con la formalización sino exigiendo a los grandes contribuyentes a cumplir con sus obligaciones ya que es muy común escuchar en los corrillos sobre billones de pesos fugados por exenciones, gabelas y evasión, temas que deben entrar en el radar del ejecutivo para inyectar equidad, pero por sobre todo, confianza en los agentes económicos.

Al presidente de Colombia Tela, no le parece temerario el actual nivel de deuda del país porque confía en que el endeudamiento está controlado, admitiendo que situaciones como la pandemia cuestan y obligan a los gobiernos a buscar recursos desde las instancias gubernamentales para hacer viables sus proyectos de funcionamiento e inversión social. Insistió en que la situación experimentada hoy hace parte de un contexto atípico que debe enfrentarse con recursos propios, pero igual con empréstitos.

Un ejemplo de cómo no hacer las cosas es Argentina que entró en default, es decir en el no pago de su deuda soberana, una medida que en opinión de industriales argentinos, les costó el triple porque hubo dificultades empresariales y muchas talanqueras para salir adelante. El tema anotaron, es mejor honrar las deudas así sea necesario acudir a un mecanismo flexible de pago, pero jamás hacerle el quite a esos compromisos de corte financiero.

 

“Muchos empresarios que crecen hoy, de no haberse endeudado con los bancos, aún estarían viviendo en arriendo, otros no tendrían empresas y otro tanto estaría montando en bus. Hoy hay progreso gracias a los créditos bancarios que bien manejados son muy útiles y ayudan a proyectar factorías y crecimiento. Así son los estados, como los empresarios o los hogares, nos endeudamos, pagamos y seguimos siendo sujetos de crédito, el gran revés es coger la plata de la empresa y evaporarla”, concluyó el Presidente de Colombia Tela, José Miguel Piedrahita.

Hoy son muchos los retos de los empresarios colombianos que siguen afinando en competitividad y productividad, las mejoras se ven por el lado de las buenas prácticas empresariales así como ambientales, hay tarea por hacer, pero lo realmente cierto es que la industria nacional del sistema moda está preparada para asumir todos los desafíos actuales y los que estén por venir. Colombia es una casa de moda y en sus regiones hay verdaderos artistas que le regalan felicidad al mundo.


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