La productividad de Colombia se ha visto seriamente afectada por los largos periodos de confinamiento por cuenta de la pandemia de la Covid-19, donde se detuvo el aparato productivo del país, sumándose a este contexto eventos de tipo social que en algunas regiones han agudizado la crisis de contagios y la crisis económica.
En Colombia, las personas mayores de 18 años que han presentado COVID suman más de 3,5 millones de personas (3.618.340); de estos, en la franja entre los 18 y los 62 años (edad productiva en hombres antes de pensión) se han presentado un total de 3.017.764 casos. Considerando como referencia un salario mínimo y un factor prestacional de 1,56, con 14 días de ausencia del trabajador, el impacto económico de la pandemia sobre la productividad se estima en un valor cercano a los 2 billones de pesos ($1.928.473.668.934).
El contagio de la COVID-19 requiere que los trabajadores se ausenten de sus labores por un periodo de, al menos, 14 días por el aislamiento, sin contar los casos moderados y graves que pueden llegar a periodos de ausencia mucho más largos.
“Las situaciones más lamentables que ocasionan la muerte de una persona contagiada, que finalmente tiene efectos sobre su familia, su entorno y, claramente, sobre su trabajo y el sector productivo al cual pertenece”, afirmó, la presidenta del Consejo Colombiano de Seguridad en el marco de la apertura del 54 Congreso de Seguridad, Salud y Ambiente, Adriana Solano Luque.
Uno de los sectores económicos que se ha visto mayormente impactado por la pandemia, debido a su labor específica en la atención de pacientes, es el sector de servicios sociales y de salud. De acuerdo con el Observatorio de Seguridad y Salud del Consejo Colombiano de Seguridad, este sector tuvo en 2020 un incremento de las enfermedades laborales calificadas de más de 7300% (35.242 más enfermedades comparando 2019 y 2020), atribuible principalmente a la determinación de la COVID-19 como enfermedad laboral de calificación directa. Este sector presentó en 2020 un total de 58 muertes de trabajadores por causas asociadas al trabajo, 55 casos más que en 2019.
De acuerdo con información del Instituto Nacional de Salud, durante el 2020 se registraron 47.450 casos en personal de salud y en lo corrido de 2021 (al mes de mayo) se han presentado 9.298 casos. Tomando en cuenta las mismas consideraciones planteadas para el análisis del impacto económico de la pandemia por la ausencia y aislamiento de los trabajadores a nivel nacional, el impacto en el sector salud para el año 2020 fue de más de 30 mil millones de pesos ($30.322.475.711) y en 2021 asciende a más de 6 mil millones de pesos ($6.149.761.617).
Estas cifras, que no contemplan el impacto de las secuelas en la productividad, periodos de ausencia prolongados, muerte de trabajadores, entre otros factores que las pueden maximizar, muestran que el efecto de la pandemia ha sido bastante grave sobre un sector que ya venía golpeado históricamente y que se hace necesario plantear estrategias hacia futuro para fortalecer las capacidades de resiliencia del sector.
“Es necesario armonizar las medidas de reactivación económica con las acciones para la protección de la salud de los colombianos; este impacto económico puede marcar una necesidad urgente para fomentar el empleo, mejorar la productividad y aumentar la actividad social y económica, pero no se puede descuidar la bioseguridad y demás acciones que prevengan el contagio porque se puede agudizar el impacto sobre el sector salud”, afirmó, Solano Luque
De acuerdo con información de la División de Estadística de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe -CEPAL, acerca del impacto económico del COVID-19 y el panorama social hacia el 2030 en la región, señaló que la economía mundial tendrá́ su mayor caída desde la segunda guerra mundial y el PIB per cápita de los países, disminuirá́ en 90 %. Esto implica una sincronía sin precedentes, América Latina y el Caribe tendrán la peor contracción de los últimos 100 años y se registrará un deterioro en el empleo, la pobreza y la desigualdad.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico -OCDE ha señalado que las perspectivas de la economía mundial han mejorado, pero es probable que la recuperación siga siendo desigual. Las diferencias entre países se deben a las estrategias de salud pública, a la rapidez de la distribución de las vacunas, al apoyo fiscal y monetario y a la importancia de los sectores más afectados.
Para el caso de las economías emergentes, señaló la OCDE que países como Chile e India hacia finales de 2021 tendrán una recuperación de su economía a nivel de prepandemia, para el caso de Brasil y Colombia, la perspectiva es que la recuperación se alcance hacia el tercer trimestre de 2022; por su parte, Costa Rica y México lograrán la recuperación para el segundo semestre de 2023, así se destacó en la apertura del 54 Congreso de Seguridad, Salud y Ambiente del Consejo Colombiano de Seguridad.
“Esto es un panorama retador para la economía colombiana que se ha enfrentado a cuatro millones de casos, con una cifra que puede superar ampliamente los 100.000 fallecidos y un pico de contagio convertido en meseta en el punto más alto de toda la pandemia. Esto ha generado grandes repercusiones en el sistema de salud, en la prestación de los servicios, en las familias y en la sociedad en general”, aseveró Solano Luque.
Es por esto que, desde el Consejo Colombiano de Seguridad se plantea que las empresas deberían considerar los siguientes aspectos para hacer una reactivación laboral segura:
Fomentar la vacunación de los trabajadores y sus familias, de acuerdo con las etapas definidas por el Ministerio de Salud, mantener la estrategia de trabajo en casa en la medida de lo posible, disminuyendo la ocupación en los sistemas de transporte y en las empresas, establecer estrategias de horarios y turnos flexibles, asegurar la disponibilidad y uso de elementos de lavado e higiene de manos, mantener el distanciamiento físico, mantener la ventilación permanente, exigir el uso de tapabocas en las áreas de trabajo, complementar el autocuidado con el modelo de cuidado del otro, fomentando el compromiso que debe tener cada trabajador con la protección de su familia, sus compañeros de trabajo y su comunidad, facilitar los canales de comunicación con los trabajadores para que se reporten, sin discriminación ni temor a represalias, los síntomas y contactos estrechos, facilitar que los trabajadores puedan cumplir los periodos de aislamiento completos, fomentar medidas de cuidado de la salud mental y gestión del riesgo psicosocial.
La limpieza y desinfección de superficies debe ser acorde a la actividad económica, en todo caso se deben proteger a los trabajadores durante el uso de productos químicos.
Es de resaltar que el 2 de junio de 2021, el Ministerio de Salud, entidad encargada de definir los lineamientos y las políticas nacionales para el manejo y contención de la pandemia, estableció unas medidas consolidadas para los protocolos de bioseguridad, buscando la reactivación de todos los sectores económicos a partir del Índice de Resiliencia Epidemiológica Municipal (IREM) definido como un “índice sintético multidimensional conformado por tres dimensiones: (i) avance en las coberturas de vacunación contra el COVID-19 en la población a partir de los 16 años; estimación de la seroprevalencia del SARS-CoV-2 en el municipio, ajustada por la razón de juventud; y capacidad del sistema de salud en el territorio. El índice varía entre 0 y 1 puntos. Cuando el índice tiende a 1 se concluye una mayor resiliencia epidemiológica del municipio ante la apertura económica, cultural y social en el marco de la superación de la pandemia por COVID-19”.
El reporte del índice al 15 de junio de 2021 mostraba que Bogotá contaba con un IREM de 0,35; Cali, de 0,33; Medellín, de 0,44; y Barranquilla, de 0,56, por mencionar algunas de las ciudades más importantes del país. Lo anterior nos muestra que, si bien hay un interés social y económico por dar la apertura a las actividades productivas, sociales y culturales, aún es necesario mejorar en los fundamentos del citado índice, como lo son las coberturas en vacunación y la disminución del contagio para asegurar la capacidad del sistema de salud (especialmente en disponibilidad de camas en las Unidades de Cuidado Intensivo e Intermedio).
El contexto anterior es una evidencia de que aún falta camino para superar la pandemia y que se deberán seguir fortaleciendo las medidas de protección en todos los sectores económicos y en todas las actividades. Asimismo, es importante fortalecer los esfuerzos para que los planes de vacunación se cumplan y mejorar las coberturas en el menor tiempo posible.