Viernes, 13 Agosto 2021 12:52

Residuos de cerveza ahora material para suela de zapatos

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La cerveza artesanal representa el 0.5 por ciento del mercado cervecero en el mundo, Vinicia, una marca de cerveza que tiene responsabilidad social.

Nicolás Ramírez Osma, santandereano, de 24 años, siempre le gustaron los retos y la idea de aportar cambios importantes en la sociedad.

Fue así como ni la pandemia, ni el competir con las distintas cervezas industriales que monopolizan los mercados, frenaron su idea de emprendimiento. Por el contrario, este ingeniero químico de Los Andes se motivó para trabajar en su desarrollo y aspirar ingresar a la participación del mercado de la cervecera artesanal que para el 2020 logró el 0.5%.

Con gran empeño consiguió hacerse a los silos, a las máquinas, investigar, probar y complementar con una capacitación en Bélgica, con el fin de producir las dos variedades de cerveza artesanal tipo Ale, de fermentación alta, estilo belga, que los caracteriza, la Belgian Blonde Ale (lux) es una cerveza de 7.7 ABV con 20 IBUS. Su aroma, se caracteriza a un toque de malta dulce al principio, notas de esteres a banano y notas sutiles frutales. Su sabor es dulce al principio, un final seco, un poco de alcohol y suave a lúpulo. Además, es posible percibir un sutil sabor frutal. La sensación en boca es una cerveza de cuerpo medio, con carbonatación alta, que se caracteriza por una sensación cremosa y seca.

Y, la Belgian IPA, una cerveza con 6.0 ABV, y 50 IBUS o unidades de amargor. Su aroma, se debe a su variedad y presencia dominante del lúpulo, que hacen de Ocassum una cerveza rica en aromas cítricos y florales. El sabor de Ocassum, es moderadamente especiado y esteroso asociado con cepas de levaduras belga. Los sabores a lúpulo son de intensidad moderada y pueden reflejar notas florales y cítricas. Es de carbonatación alta y es una cerveza de cuerpo medio.

Ya teniendo su planta de producción funcionando, pero en plena pandemia, decidió ajustarse a los retos que esto implica y empezó con los domicilios, teniendo una gran acogida, así que tan pronto como inició la reactivación económica creó un espacio bioseguro para el reencuentro de los amigos, el conocimiento de la cultura cervecera y el aporte a la sociedad, el bar Vinicia, que ya está abierto al público y pronto tendrá su lanzamiento.

Fiel a su idea original, Nicolás unió esfuerzos y conocimientos con su amigo David Felipe García, de 25 años, ingeniero ambiental. Entre los dos, sabiendo que el sector del calzado es uno de los que más contamina por su no reconversión, les dieron un mejor uso a los residuos de la cerveza. A través de su ingenio, investigación y pruebas, encontraron la manera de convertir el afrecho en la suela para zapatos, por eso, hoy por hoy, fabrican calzado deportivo, contando con tres referencias que mezclan el cuidado del medio ambiente y la moda.

 

“Todo comenzó al darnos cuenta de que la producción de calzado se basaba en una producción en línea la cual terminaba en rellenos sanitarios, en alcantarillas y en los océanos. Entonces, a partir de esto empezamos a ver cuál podría ser nuestro aporte, y por las investigaciones, nos dimos cuenta de que los zapatos están devaluados por las importaciones desde China, pero teníamos las máquinas, podíamos dar empleo y ganas de hacer la diferencia. Fue así como pusimos a volar nuestro ingenio colombiano y, luego de varios prototipos, lo conseguimos” puntualizó Nicolás Ramírez Osma.

 

“La Eco concepción del producto se basa en que no se afectará la vida útil del calzado, pero que tiene el principio inmerso en su elaboración, por eso, nos dimos cuenta de que podríamos juntar lo mejor del mundo cervecero, con un buen look, pero sin olvidar aportar para el cuidado y conservación del planeta. De esta manera aplicamos el concepto de simbiosis industrial: los residuos de una industria son la materia prima de otro” concluyó David Felipe García.

Para asegurar el destino final biodegradable de este calzado después de su vida útil, la reincorporación se hará en los puntos de Vinicia. De esta manera, el consumidor recibirá un beneficio como retribución por utilizar productos amigables, que podrá redimir con un bono de consumo, sea nuevamente en zapatos o cerveza. De cualquier manera, se estará ayudando al planeta. Además, los residuos de la cerveza no aprovechados en la elaboración de zapatos, se convertirán en alimentos para mascotas, que serán donados a fundaciones de animales de la calle.

Esto, por supuesto, hace de Vinicia, Cervecería y Vinicia, bar, un ejemplo de emprendimiento colombiano con economía circular, enfoque ambiental y responsabilidad social, pues estos dos tipos de cerveza artesanal son productos centrados en apoyar a actores de cambio, fundaciones, animales y medio ambiente, con el objetivo primario de hacer de Colombia un mejor país, desde el emprendimiento.

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