Viernes, 24 Septiembre 2021 05:09

Camisas tipo polo de Ibagué, una línea que viste bien y gusta

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Los emprendimientos jóvenes están detrás de esta fabricación generadora de empleo y con un timbre muy exquisito que entra pisando duro en el sector moda.

Mucho se habla de la camisa tipo polo, pero muy pocos saben de sus orígenes que son tan vetustos como el deporte a caballo. Quien creó la camiseta, muy seguramente lo hizo pensando en comodidad, elegancia y días de sol, campo y actividad.

Pues bien, esta prenda está muy relacionada con la práctica del deporte, puntualmente con el polo, ese deporte en el que se monta a caballo y desde su lomo se transporta con palos debidamente diseñados, una pelota que debe transportarse debidamente hasta que el equipo más sagaz convierta el anhelado gol.

La prenda no tiene una ubicación histórica precisa, pero muchos la llevan a los finales del siglo XIX cuando los soldados ingleses practicaban esa disciplina equina en Manipur, India. Al llegar a Estados Unidos, la muy llamativa camisa atrapó a muchos espíritus deportivos y enamorados que la vieron inmejorable con dos botones en las esquinas para fijar mucho mejor el cuello.

El deporte exclusivo para militares británicos y los empresarios rurales del té llegó a Inglaterra en 1862, luego en 1896 es conocido en Estados Unidos, pero siempre llamó la atención la indumentaria para su práctica, esencialmente la atractiva y cómoda camisa.

En Colombia, la camisa tipo polo llegó en diferentes épocas y con múltiples marcas, sin embargo, los empresarios colombianos empezaron a fabricarlas con resultados excepcionales.

La camisa no solamente fue llamativa en polo, también en tenis y en la década de los veinte, ya en el siglo XX, el tenista francés Rene Lacoste, recordado en el deporte de las raquetas y quine firmó varios torneos de Grand Slam, decidió hacer cambios en la prenda, creo una camisa blanca con manga corta, hecha de algodón, logró una creación suelta con un cuello totalmente plano y con botones. En su transformación, Lacoste alargó la parte trasera y logró un éxito empresarial quizás muy por encima del tenístico en donde fue grande. Del tenis saltó a la industria y hoy seguimos hablando de su idea.

 

Christian Camilo Mesa

El joven empresario Christian Camilo Mesa, dueño de la marca SCOR, le dijo a Diariolaeconomia.com, que está dedicado en Ibagué a una nueva línea de polos tipo Teshe y al diseño y fabricación de joggers para hombre y dama, también a la producción de esqueletos, chamarras y muy pronto una sinigual línea femenina.

La marca vestirá mujeres de buen gusto con prendas deportivas y ropa casual, una colección que será lanzada en el corto plazo.

Declaró que hoy la confección de ropa tiene un problema muy apremiante y es el costo creciente de las materias primas, al margen de eso apuntó que la compañía usa un muy buen material lo que le permite a la casa de moda dar buenos precios y emplear mano de obra ibaguereña en su totalidad.

La difícil situación que vive el mundo por asuntos logísticos y que llevó los fletes marítimos a niveles de 20.000 dólares en promedio, hizo que los empresarios colombianos, más exactamente los del sistema moda miraran sus telas, fibras, hilos botonería y demás insumos para garantizar ropa 100 por ciento colombiana con diseños nacional y calidad a toda prueba.

Agregó que hoy en momentos grises por la pandemia, su empresa ofrece camisas y prendas de diversos colores para alegrar la vida, darle un tono diferente al entorno y lograr el espaldarazo de los compradores nacionales, todo sobre la ilusión que genera la frase, “colombiano compra colombiano”.

La empresa fue constituida hace cuatro años, pero la pandemia generó una para en la producción y aceptar la maquila como opción de ingreso, trabajos que dieron otros empresarios del Tolima.

Como empresario de la nueva generación quiere conocer mejor las herramientas que brinda el comercio exterior colombiano como el Plan Vallejo, las ventajas y herramientas que pone a disposición del empresario el Gobierno Nacional.

Christian Camilo Mesa, ha salido adelante con el uso racional de crédito que consigue con la banca privada pues aún no encuentra eco en las entidades del ejecutivo ni tiene instrumentos que le faciliten su actividad económica, la confección de ropa. Los créditos que consigue son casi que a cuenta gotas porque al ser un fabricante pequeño, no tiene acceso a unas líneas empresariales para comprar maquinaria, tecnología y herramientas funcionales para mejorar su competitividad.

La marca tiene un local en la capital del Tolima, pero piensa en abrir dos o tres dentro de una expansión proyectada y que está atada a las ventas y al movimiento de la empresa en la totalidad de las líneas puestas en el mercado.

 

Colombia y el mundo, pasos a seguir

La calidad de su ropa le hace confiar en un futuro halagüeño y prometedor ya que el producto puede llegar y gustar en ciudades como Bogotá, Medellín, Cali, Cartagena y en el país como tal porque el diseño es óptimo y la gama de colores, bastante llamativa, más en un ambiente de trópico alegre y de diversidad de climas por las partes llanas y las estribaciones altas y medias.

 

“La nueva línea de polo que sacamos tuvo gran aceptación y de los pasados diseños que pusimos en el mercado la venta fue toda, luego hay futuro, más ahora que está en boga dar descuentos por compras al por mayor. Queremos que Colombia disfrute y conozca un producto de calidad, cómodo y bien diseñado”, expresó Mesa, quien participó en la versión 2021 de Ibagué, Negocios y Moda, IN&M.

 

Con 26 años, Christian Camilo Mesa, propietario de la marca SCOR, tiene los motores del emprendimiento totalmente encendidos y por ello busca personas idóneas para trabajar, con experiencia en el manejo de máquinas y confiables en corte. La idea es brindar oportunidades laborales y poder crecer con aporte social y calidad de vida en los colaboradores.

En cinco años el empresario se ve despachando ropa de su marca a las principales ciudades colombianas, conquistando mercados y demostrando que sus prendas son la mejor apuesta tanto para distribuidores como para los compradores de muy buena moda.

Una meta que tiene el joven fabricante es que su producto llegue a los mercados internacionales, una meta de mediano plazo porque sabe que tiene diseños y productos ganadores que fácilmente cautivarán al cliente internacional.

En opinión del emprendedor, Colombia tiene un problema con su elevada carga tributaria que castiga la competitividad y la rentabilidad. Dijo que una buena idea sería hacer de Colombia un país más económico y viable para los empresarios y para la gente de a pie porque finalmente si hay ingreso, trabajo y riqueza, la plata vuelve al aparato productivo, la gente demanda bienes y servicios en beneficio del PIB y los indicadores económicos, así como sociales.

La situación ha redundado en una inequidad palpable porque el pequeño fabricante no puede competir con el grande, lo paradójico es que, con los TLC, los grandes terminarán de hinojos frente a los precios y la calidad que llegarán con los convenios firmados, en síntesis, más problemas para todos si no hay un trabajo en equipo que le permita al sector real mantenerse y defender como mínimo su mercado interno, al que tienen todo el derecho.

Precisó que es inconcebible que en la pasada reforma tributaria les hayan puesto a las pymes un impuesto de renta del 35 por ciento, una tarifa por fuera de la coherencia en un país pobre, rehaciéndose y urgido de mejor trato. Cuestionó que algunos desde diferentes tribunas políticas y gremiales estén pidiendo eliminar subsidios y beneficios para los empresario y productores colombianos sin tener en consideración que en Estados Unidos, Europa y Asia sobran las ayudas, los subsidios y los respaldos, eso sin contar que en esos sectores del mundo sí hay vías y bajos costos logísticos.

Hacer empresa es maravilloso, pero en Colombia una iniciativa puede terminar en pesadilla porque todo lo cobran, todo lo piden y a cambio no hay absolutamente nada.

Expresó su temor por la competencia que representa China que llega increíblemente, en medio de la devaluación más tenaz, con productos baratos y accesibles para la mayoría de las personas que no piensan en la mala calidad que compran en calles y bodegas regadas por todo el país.

 

“Nosotros podemos tener mucha más calidad en diseño, telas y durabilidad, algunos lo ven, lo reconocen y lo compran, pero otras personas no conocen de propiedades y prefieren una camisa china por ahorrarse mil o dos mil pesos. La pobreza está tan marcada que uno pensaría que la única manera de darle vestido al desnudo es con ropa china, así el sacrificado sea el industrial colombiano, al que le pasa de todo y sigue en la lucha”, puntualizó.

 

Dijo que al paso en que va la economía, China será un proveedor de todo tipo de productos, una realidad que tiene a demasiados empresarios combinando calidades o produciendo en Asia.

La competencia es feroz, mientras una camisa tipo polo se produce con calidad y mística para ponerla en el mercado a razón de 45.000 pesos, la importada de China vale en la calle menos de 25.000 0 20.000 pesos y si es al por mayor, el precio es irrisorio, algo ofensivo cuando se paga bien a quien trabaja porque está de por medio el ser cada día mejor persona y excelente empresario.

La juventud lo puede todo, el empresario Christian Camilo Mesa, sigue sin descanso construyendo marca y país, pagando unas tasas de interés desproporcionadas y esperando cada fin de mes con el escapulario en la mano para que del cielo lleguen soluciones, las del Gobierno se pregonan, se anuncian, pero infortunadamente no se ven, ni por las curvas.

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