En estos tiempos es común encontramos con locales comerciales en arriendo, donde anteriormente funcionaba una panadería, un restaurante u otro negocio pequeño y formal que no logró sobrevivir a los estragos de la pandemia y de la inflación, esta última con gran impacto en la estructura de costos de los negocios colombianos y en el bolsillo de miles de personas.
Es este sentido, Alba Zulay Cárdenas Escobar, directora de la Especialización y Maestría en Finanzas de la Escuela de Negocios de la Universidad Tecnológica de Bolívar (UTB), expresa que “lamentablemente, muchos de los microempresarios del país han quebrado, y otros han pasado de la formalidad a la informalidad, es decir, eran empresas registradas en Cámara de Comercio, pagaban sus impuestos y generaban empleo, pero se vieron obligados a salir de los locales comerciales donde operaban, realizar despidos de empleados y seguir adelante con el negocio a través de las ventas digitales y producir y/o comercializar sus productos gracias a la colaboración familiar”.
Por ejemplo, en el sector agrícola y ganadero, el impacto de la inflación se ha vuelto evidente y lo confirma el reporte de mayo de 2022 del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE). Este registra una variación anual del índice de precio al productor (IPP) del 34.32%, explicada principalmente por las variaciones en la soja y otros; los alimentos preparados para animales, los abonos y plaguicidas tuvieron una variación del 30,35%, 25.75% y 32.64% respectivamente.
Estos valores han repercutido negativamente en el índice de precios al consumidor (IPC); por ejemplo, la carne llegó a registrar un aumento cuyo promedio nacional fue del 26,70%, con valores por encima del 35% en ciudades como Cúcuta, Riohacha y Sincelejo.
Además, el mismo reporte del DANE, revela que en promedio, el aumento anual del IPC en el servicio de la electricidad es del 17,31%, media superada por todas las ciudades del Caribe colombiano, en Santa Marta, por ejemplo, el aumento se ubicó en 28,47%.
A continuación, Cárdenas presenta una serie de recomendaciones y medidas para que los pequeños empresarios se puedan sostener y no se aumenten los indicadores de informalidad y el desempleo en el país.
Reestructuración de deudas
En estos casos, la reestructuración de la deuda consiste en agrupar las deudas en una nueva obligación financiera con nuevas condiciones de plazo, con la finalidad de obtener un alivio financiero temporal en el flujo de caja, que le permita al empresario mejorar su liquidez, es decir, el dinero disponible. “Deben tener presente que esta opción debe manejarse con prudencia, pues ante una reestructuración de deuda, la entidad financiera aumentará su calificación de riesgo, lo que impacta su historial crediticio”, afirma Cárdenas.
Asimismo, Cárdenas recomienda prudencia al realizar nuevos préstamos, ya que, el Banco de la República viene aumentando la tasa de intervención que hoy equivale al 6% anual, con el fin frenar la inflación, con lo cual las tasas de financiación para los empresarios de capital de trabajo, libre inversión y en general, son más altas, impactando los gastos no operacionales de las empresas y con ello reduciendo su margen neto.
Revisión y ajustes de la estructura de costos
Debido a que la energía es el servicio público que más ha aumentado su precio, el empresario debe realizar esfuerzos de racionamiento del uso de la energía eléctrica, además, debe poner la lupa en su estructura de costos fijos y ajustarla en rubros como arriendo de local comercial, como muchos ya lo han hecho. Es por ello que se recomienda el uso de las redes sociales como vitrina para la venta de los productos y servicios de manera online, manteniendo, al mismo tiempo, control sobre los costos variables que están indexados al volumen de la clientela.
Innovar en el portafolio de productos o servicios
Con la pandemia, las personas adoptaron nuevos hábitos de consumo, lo cual permite crear o mejorar productos o servicios de cara a estas nuevas tendencias ligadas al bienestar personal y familiar y a lo saludable. “Los empresarios deben crear productos novedosos que sean atractivos para las personas y así lograr mantener un rango de ventas que les permita mantenerse en el mercado” anotó Cárdenas.
Uso de materias primas o insumos sustitutos
“Muchos empresarios pequeños han logrado sobrevivir recurriendo al uso de sustitutos de materias primas por otras más económicas que no afecten la calidad del producto final. Por ejemplo, algunas panaderías optaron por comprar marcas de insumos como la mantequilla y harina de trigo, más baratas y también innovando en el uso de nuevas materias primas, con la finalidad de mantener y/o disminuir los costos de producción”, precisó Cárdenas.
Finalmente, teniendo en cuenta las cifras de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la proyección de pobreza para Colombia se estima en el orden del 39% para el 2022, por lo cual, Alba Zulay Cárdenas Escobar, precisa que “el Gobierno Nacional también debe voltear la mirada al campo e incentivar la producción de materias primas y alimentos para dejar de importar lo que en Colombia se puede producir, ya que con el aumento del dólar nos estamos empobreciendo más y tampoco se podrá comprar productos importados”.