Una mañana calurosa y veraniega aterrizamos en Pereira, la siempre “querendona, trasnochadora y morena”, una de las tres joyas del Eje Cafetero que tiene en el Aeropuerto Internacional Matecaña un ingreso importantísimo para la zona cafetera. Era apenas parte del recorrido, pues vía terrestre nos esperaba Manizales, la ciudad de las puertas abiertas, en donde habría un encuentro afable y enriquecedor con las directivas de la empresa Herragro, todo un emblema de la industria caldense y del mismo país.
El trayecto en un cómodo vehículo nos dejó ver el tremendo desarrollo del Eje Cafetero y su envidiable conectividad vial pues Quindío, Risaralda y Caldas son departamentos unidos y cargados de historia y vínculos de toda índole en donde sus ciudades capitales Armenia, Pereira y Manizales respectivamente gozan de carreteras con buen mantenimiento, amplias y acompañadas de un paisaje natural único en donde los altozanos de las cordilleras Central y Occidental dejan ver alturas y cadenas montañosas con la huella aún fresca de la colonización antioqueña, ese fenómeno económico cultural y social que inició en el siglo XVI cuando cayó la extracción de oro en Antioquia y obligó a los lugareños paisas acorralados por el hambre a buscar nuevas opciones y destinos para sobrevivir y fundar poblaciones.
La parada técnica para desayuno fue en Santa Rosa de Cabal, la casa del chorizo santarrosano, un platillo que acompaña una generosa variedad de alternativas gastronómicas que envía al comensal listo con almuerzo y comida pasando por el algo. Allá sentados en el excelente restaurante y observando el pico despejado de las verdes montañas fue inevitable ver los fantasmas de aquellos que, en mula, caballo, burro, buey, a pata o a lomo de hombre como lo constató Alexander von Humboldt, conquistaron las bravas tierras del sur, esas que cubren parte de Antioquia, Caldas, Risaralda, Quindío, así como parte de Tolima y Valle del Cauca.
La colonización antioqueña tuvo mayor auge en el siglo XVIII y comienzos del siglo XX cuando cientos de familias partieron del norte de Antioquia a los prometedores terrenos sureños en donde se decía había oportunidad para tener una buena vida, otros hablaban de las guacas y tesoros que escondian los ignotos sitios montañosos escogidos para migrar.
De arranque fueron fundadas por colonos poblaciones como Sonsón en 1797, Abejorral, 1808 y Aguadas en 1814. Esta condición de desplazamiento tomó mayor auge en 1870 y fue así como los colonos alcanzaron tierras en Quindío, Tolima y el Norte del Valle.
En este hecho económico y social se hizo popular la mano de obra familiar ante la imposibilidad económica que permitiera remunerar trabajadores, de todas maneras, surgió una nueva manera de explotar las tierras pues con la Colonización Antioqueña se pasó del latifundio a una propiedad campesina mediana y demasiado familiar.
Esta historia poco a poco nos introduce en el tema, puesto que para descuajar selva y avanzar en bosques espesos, desafiantes y peligrosos era necesario utilizar machete, una herramienta agrícola de corte vital para quitar hierba, cortar caña y para muchos otros menesteres de la ruralidad. Por su gran ayuda y versatilidad el famoso machete se convirtió junto con el hacha en el símbolo de la Colonización Antioqueña.
Los expertos dicen que el machete surge en Europa en el siglo XI y tuvo como referente al falchion, una combinación entre hacha y espada, empero, el asunto puede ser mucho más añejo, ya que pueblos milenarios como China, Egipto y los que habitaron Mesopotamia sacaban provecho de la forja y la fabricación de herramientas y armas para sus soldados.
Otros estudiosos del tema dicen que el machete es oriundo de Nepal, esa pequeña nación ubicada entre la India y el Tíbet ya que fue el arma básica y preferida por los guerreros gurkha, como sea fue introducido a América por los españoles y se hizo el amigo fiel del campesino, esencial en las labores agrícolas y de vez en cuando usado como arma tal y como pasó con los mexicanos en 1810.
Este viaje por la máquina del tiempo nos trae de vuelta al Parque Industrial David Uribe, más exactamente a las instalaciones de Herramientas Agrícolas S.A, Herragro, una empresa con marcado liderazgo en Colombia y los países andinos, la empresa en más de sesenta años logró consolidarse en el mercado gracias a su compromiso, seriedad y visión. La firma hace presencia en 14 países de América Latina y por todo ese componente de inversión y adopción de tecnología sigue adelante con su plan de expansión.
Herragro fue constituida el 15 de julio de 1960 y fue creada para llevar herramientas y soluciones al campo. En su portafolio inicial está la fabricación y comercialización de herramientas manuales forjadas y no forjadas para la agricultura, jardinería, minería, industria y construcción. Su historia es bastante gratificante ya que la compañía nació con una sociedad que tuvo 35 por ciento de capital inglés y 65 por ciento aporte de inversionistas manizaleños.
El respeto, el adeudo y el amor por lo que se hace, junto con un trabajo fuertemente responsable, llevó a la empresa a un crecimiento acelerado y permanente, situación que le permitió aumentar las líneas de producción. Así las cosas, la empresa pasó de azadones a palas y no paró esa evolución, ya que puso en el comercio una gama amplia de herramientas forjadas como hachas, zapapicos, almádanas, carretas, cizallas, barretones, cuchillas, barras y machetes, esos mejorados y muy demandados por su calidad.
En diálogo con Diariolaeconomia.com, el Gerente Comercial de Herragro Jhonny Fernando Moreno Aguirre, afirmó que Caldas es sin duda una región visionaria colonizada por antioqueños que heredó la pujanza y la vocación de hacer empresa, algo que va muy en el ADN, pues no en vano en el departamento hay factorías y firmas de gran relieve que hacen mucho por Colombia y que en algún momento la labor pasaba algo desapercibida, empero, el caldense es consciente desde su industria que tiene una connotación bastante importante de inversionistas dotados de proyección y un ojo muy agudo para los negocios.
La sede de Herragro es todo un homenaje a la sostenibilidad, se trata de una hacienda de vieja data que conserva la casa principal y otras dos viviendas cafeteras que sirven de manera fastuosa a oficinas y todo lo atinente a la parte administrativa, sin temor a exagerar un encanto de planta, totalmente comprometida con el entorno y el medio ambiente.
Un asunto interesante es que la agricultura nacional e internacional encontró en Herragro una serie de soluciones, todo por iniciativa en los preludios de la movida década de los sesenta, de los empresarios ingleses y caldenses que decidieron importar oportunidad para Colombia en el sentido de erigir una compañía y el inicio amable de una gran aventura que trazó como meta la producción y la proveeduría de herramienta agrícola inicialmente.
El tiempo vuela, los almanaques se marchitan y dejan caer sus hojas teñidas con ese tono amarillento del pasado, en ese lapsus la empresa invirtió, innovó y apostó por nuevas líneas, una apuesta que facilitó abastecer no solo al sector agrícola sino al de la construcción, razón por la cual la marca Herragro empieza a tomar una gran relevancia para la economía del país en esos dos eficientes sectores.
Herragro dio sus primeros pasos con la forja, un proceso milenario, pues viene de la prehistoria, según los investigadores entre 2.5 millones de años antes de cristo hasta 3.500 años a.C. Un periodo que inicia con los orígenes del hombre hasta el descubrimiento de la escritura. Este proceso de modificar en forma y estructura interna el acero tuvo varias técnicas que requirieron a su vez elevadas temperaturas.
Tal y como se observa, el arte de la forja se origina puntualmente en un periodo determinante de la prehistoria, la interesante edad de los metales en donde los individuos los transformaron para elaborar artefactos de caza, también de cocina, armas y herramientas. Los exploradores dicen que el hombre antiguo empezó con la forja de cobre, pasó a la de cobre y terminó con el hierro, un metal más fácil de conseguir y en mayores cantidades.
El gran paso de la edad de piedra a la de los metales se dio gracias al descubrimiento del fuego, elemento esencial en la forja y un acierto que sugiere un avance realmente importante de los humanos en la etapa evolutiva. Producir calor extremo con leña trazó el camino de la herrería puesto que los metales sometidos a altas temperaturas facilitaban la maleabilidad, fundición y fusiones.
Los hombres de la prehistoria vieron como resultaba más fácil llevar los metales al fuego, calentarlos y ablandarlos para darles distintas formas con la técnica del golpeteo, así llegaron a las civilizaciones armas y herramientas. Los especialistas dicen que los romanos y los griegos fueron excelentes en el arte de la forja de hierro no en vano tuvieron a sus dioses para mantener lúcido este duro menester, nada más y nada menos que Vulcano y Hefesto.
Posiblemente el momento más brillante de la forja se dio en el Medioevo, un periodo que arranca con el desmoronamiento del imperio romano y culmina con los viajes de Colón a América en 1492. A los artesanos de la edad media se les reconoce su talento y finura, de hecho, impulsaron la forja clásica, fueron muy buenos en la producción de armas, herrajes para los caballos y otros animales, materiales de construcción y otras ofertas, todas llenas de atributo.
Tal y como se hizo en tiempos antiguos, Herragro se fue por una línea que demanda mucha idoneidad, capacidad e inventiva, algo que permitió pasar de un proceso artesanal a una gran industria. La firma manizaleña logró encomiables avances en competitividad y por eso tocó el techo de la gloria con un portafolio verdaderamente admirable y útil.
Devolviendo la película, con el inicio de Herragro, la primera línea de producción que se tuvo fue la de azadones por tratarse de una región cafetera y agrícola, el negocio prosperó, se compraron máquinas y equipos y por ello se pasó de los azadones a barras de construcción, zapapicos e instrumentos de forja más exigentes, de manera paulatina fue creciendo la cadena de fabricación y la empresa entró en los procesos de laminados, involucrando en la producción instrumentos como palas, muy pedidas en el campo como en la construcción, después vinieron las carretas metálicas, claves en el desarrollo de Colombia.
La empresa, dijo Moreno Aguirre, tiene hoy un gran portafolio de productos con el que abastece tanto al sector agrícola como el de la construcción.
Herramientas, tremendo machete
Un dato nada ínfimo es que Caldas tiene grandes industrias y curiosamente en Manizales existen empresas muy fuertes en el frente agrícola y por eso el Gerente Comercial de Herragro calcula que la “Perla del Ruiz” produce en promedio el 80 por ciento de machetes que utiliza el mundo, una herramienta colombiana reconocida por su gran calidad y alto desempeño, algo que sin duda alguna genera orgullo, sobre todo, si se tiene en cuenta que detrás de cada herramienta elaborada hay un corazón y una persona involucrada, metiéndole ganas y amor a cada instrumento fabricado.
Una experiencia enriquecedora, expuso el directivo, fue el viaje a Inglaterra para aprender sobre mercados internacionales, evolución y nuevos retos, pero memorable, expresó, fue el encuentro afectuoso y respetuoso con los socios iniciales, los empresarios de Shillington, una de las firmas que contribuyó a fundar la compañía de Manizales.
Sobre esa amable cita, Moreno Aguirre manifestó que fue grato y especial hablar del proceso ya que el nombre de Herragro no es desconocido en los mercados del globo, pero efectivamente hubo un abrazo fraterno y espacio para recordar esos inicios, algo importante para los europeos que se percataron que el legado continuó de manera fructífera, no se esfumó ante los retos y siguió vertiginoso hacia el éxito, garantizando sostenibilidad y una permanencia de largo aliento.
La compañía Herragro jamás se amilanó ante los retos que llegaron con la apertura económica, los TLC y la globalización en general, caso contrario, la firma siguió adelante, creció, modernizó su planta y no buscó excusas en las nuevas maneras de hacer empresa y comercio, la fabricante colombiana de herramientas le puso el pecho a la brisa, prendió motores y no paro, jamás metió la reversa, una particularidad de los caldenses a los que les sobra perspectiva, ganas y compromiso.
Un tema que tiene claro la compañía es que nunca le ha tocado fácil, que los caminos empresariales tienen dificultades, pero igual que no hay nada imposible y por eso Herragro es una organización que se acomoda perfectamente a los desafíos que trae implícitos el mundo, algo que en 63 años ha funcionado y ayudado a lograr eficiencias, así como competitividad. Moreno enfatizó que los retos en la empresa son positivos porque sacan lo mejor de las ideas, fortalecen un grupo de colaboradores para hundir el acelerador.
Es apenas notorio que la empresa como pasó con el café le dio identidad a Colombia en vista que fabricar y distribuir machetes para el mundo no es cualquier cosa como también soluciones para el campo, la construcción y la industria. El olimpo que logró Herragro es el fruto de la juiciosa planeación, inversión, apuesta, inteligencia y todo lo que tiene que ver con las grandes condiciones que rodean al ser humano.
Una empresa en la que se trabaja con amor
Un asunto que llama la atención es que todos los trabajadores de Herragro laboran con amor, entrega y empeño, algo que se refleja en el producto porque las herramientas que mueve el grupo cumplen con los más altos estándares de calidad, la empresa está plenamente certificada por unos procesos que bien ha calificado ICONTEC, métodos que van desde el diseño, pasando por producción y ventas, una gestión bien hecha, seria, que muestra compromiso con el país.
Una motivación adicional para entregar los mejores instrumentos, es el trabajo del caficultor de las laderas de Caldas y de todo el país cafetero, de igual manera para el agro en general que cuida y vive de sus herramientas porque como es apenas notorio al sector primario tampoco le ha tocado fácil por cuanto ha sido afectado por el clima, la violencia y los temas globales que se muestran como una amenaza, por esa razón, dijo Moreno Aguirre, Herragro saca su arsenal de compromiso social y eso lleva la empresa a entregar una herramienta de la mejor calidad y pese a que llegan artilugios o utensilios de otras partes del mundo, la compañía no deja al campesino solo y por eso el compromiso es entregarle al lugareño productos de altísima calidad, que le generen ayuda, rendimiento y renta.
“Entendemos que con herramientas duraderas y casi eternas, puede haber un componente diferenciador y en ese sentido todo el grupo de trabajo está comprometido con eso, aquí lo hay es ganas, encargo y responsabilidad para poner en las recias manos del campesino, herramientas con toda la calidad, así Herragro ha venido, literalmente, forjando el futuro para muchas personas, no solo en el campo, indistintamente para todos, sector comercializador, materias de construcción, almacenes agrícolas y todas las soluciones que son despachadas con todo el orgullo y la mayor tranquilidad”, declaró el señor Moreno Aguirre.
El tema es sencillo, la empresa produce las mejores herramientas para que se lleve a cabo el mejor trabajo tanto en el campo como en la construcción.
China, un competidor difícil, pero no imposible
Como en todos los sectores, el de las herramientas no es la excepción con la realidad china que si bien ha venido de capa caída en los últimos meses por el factor Covid-19 y las medidas extremas con gran afectación al comercio exterior, lo cierto es que las empresas siguen muy expuestas ante la globalización y la llegada masiva de productos que compiten deslealmente con la industria colombiana a la que le toca pagar salarios, prestaciones sociales, impuestos, servicios públicos, materias primas, logística y cubrir otros rubros.
El vocero aseveró que de Asia llega la mayoría de las herramientas que compiten en Colombia y que de alguna manera intentan, a diario, descalificar lo que hace la compañía manizaleña y otras factorías muy fuertes del ámbito nacional. Por fortuna, puntualizó el Gerente Comercial, la calidad no pelea con nada, es un sello inequívoco y aparate de todo el recurso humano de Herragro es bien cuidado, respetándole los derechos y todo lo que reza al amparo de la ley, la gente en la compañía es prioridad porque de allí parte todo.
Herragro compite con países en los cuales las personas no son bien tratadas, el origen de productos sin la mínima idea de calidad, en donde se desconoce que las herramientas demandan en su proceso de fabricación, aceros especiales y unos procesos térmicos demasiado profundos y exactos, algo que si garantiza Herragro en Colombia. El asunto es real, llegan productos asiáticos sin las condiciones debidas, pero lamentablemente esos aparatos son absorbidos por el mercado local quizás porque el poder adquisitivo es menor y en donde las personas tienen que elegir entre calidad y precio. Justo cuando el campesino se va por el ahorro, no le va bien y vienen los golpes de pecho y los arrepentimientos.
Las anécdotas con el producto asiático son muchas, pero por citar algo hay gente que adquiere palas orientales con la expectativa de un uso, pero su rendimiento en varias ocasiones llega al 50 por ciento, un mal dato en momentos en los que la economía está impactada y se hace urgente cuidar los recursos, las herramientas y los insumos, dicho de otra manera, una decisión inadecuada termina siendo más costosa porque la felicidad de hoy puede ser la amargura de mañana.
Herragro defiende la competencia, da por descontado que es buena y por eso hace grandes esfuerzos para obtener las mejores herramientas y convencer al país entero que la industria nacional debe protegerse y todo comienza con quien adquiere bienes. Para eso la firma ha hecho campañas no solo por el concepto de calidad sino por cumplir con el mandato de responsabilidad social de ofrecer empleo permanente y bien remunerado.
No ha sido sencillo, la empresa sintió pasos de animal grande, pero cambió el lamento por inversión, innovación y respeto por las personas, como muchos en el país, la firma se ha defendido con todo, pero se mantiene, sigue en la línea de excelencia y apuesta por seguir haciendo esa labor. Hoy hace su distribución a nivel nacional apoyada en ferreterías y almacenes especializados de gran formato.
Tejido social y felicidad en la empresa, una constante
Dentro de los tantos puntos altos de Herragro está todo el trabajo que se hace en inclusión, responsabilidad social y manejo del tejido social, el manejo con las personas que laboran en esta compañía es para replicar y hacer con ese modelo de aprecio, respeto, una forma empresarial que da resultados, mejora la productividad y lleva felicidad a quienes firman un contrato que le permite al personal tener un ingreso, poner pan en la mesa y garantizar calidad de vida.
La empresa está pletórica de orgullo porque su gente tiene empleo, buen trato, vive en familia y ama su sitio de trabajo muy a pesar de que se manejan procesos productivos fuertes y difíciles que se hacen con toda la responsabilidad y acompañados de tecnología, robótica e instrumentos para proteger a cada empleado. En este capítulo hay un asunto para destacar y es el papel preponderante de la mujer en la compañía, pues del total de la nómina por lo menos el 30 por ciento son féminas que participan en todos los escenarios de la compañía, a nivel directivo, reconoció Jhonny Fernando Moreno Aguirre, está el concurso de mujeres con grandes capacidades, así como en el frente productivo.
En Herragro, la Gerencia de Producción está en manos de una verdadera dama, capaz, inquieta, tozuda y generadora de ideas, así como de soluciones.
En la empresa, destacó Moreno, hay mujeres cabeza de familia que dan su vida por el trabajo, pero en contraprestación la compañía da la vida por ellas porque hay un proceso de gana-gana, un proceso que ve en las féminas una mano de obra importante en áreas de empaque, diseño y otras en donde se nota la calidez y cuidado que de manera inherente lleva la mujer, un ser especial y respetado que ayudó a transformar la compañía y a impulsarla para que llegara muy lejos.
El respeto, la responsabilidad social y la inclusión son temas esenciales para la empresa, aquellos que no se pueden apartar del foco o del propósito empresarial porque son tremendamente importantes para el buen engranaje y desempeño de la economía.
“Esta es una de las empresas incluyentes del país en donde tenemos unos casos de éxito y unos ejemplos maravillosos del compromiso de la gente para con la gente, luego existe esa gran responsabilidad y entrega de todos, algo que da para caminar orondo”, subrayó el Gerente Comercial de Herragro.
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