Martes, 18 Agosto 2015 08:28

Crisis petrolera obligará a eliminar gabelas: Campetrol

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En épocas de vacas flacas el gobierno no se puede dar el lujo de remunerar a miles de colombianos que se enseñaron a recibir un ingreso sin hacer absolutamente nada mientras el campo demanda mano de obra a gritos para una verdadera reactivación.

La Cámara Colombiana de Bienes y Servicios Petroleros, Campetrol, afirmó que la situación fiscal de Colombia venida a menos por la caída en los precios internacionales del petróleo obligará al gobierno a hacer verdaderas reformas y a aplicar un plan de ajuste que contempla menos asistencialismo y mayor financiamiento de la ruralidad. En crudo la situación se precarizó a tal punto que muchos equipos de exploración salieron para otros países.

Al atender a Diariolaeconomia.com, el señor presidente de Campetrol, Rubén Darío Lizarralde, anotó que el precio del petróleo está afectado desde octubre de 2014 cuando reportó una caída abrupta, sin embargo, consideró que la crisis no es tan apremiante si se tiene en cuenta que el valor de hoy es el doble que tuvo el país durante 30 años, más puntualmente entre los años 1976 y 2004. Dijo que revisando el presente, el precio está entre un 35 y un 38 por ciento por debajo del promedio reportado entre 2004 y 2014.

“Lo grave de la situación en estos momentos es que nosotros no aprovechamos un momento coyuntural muy importante que tuvimos como país cuando reformamos la estructura administrativa del sector petrolero e impulsamos la producción a más de un millón de barriles mientras los precios internacionales del crudo estaban en una bonanza que Colombia no veía desde hacía mucho tiempo. Nos acostumbramos a eso, nos amoldamos a ese precio y fuimos evolucionando desde cerca de 400.000 barriles hasta un millón de barriles diarios, pero no tomamos la precaución de qué podía pasar cuando el precio disminuyera y sabemos claramente que todos los commodities tienen épocas de subida de precio y así mismo de bajadas de precio”, comentó.

Consideró que el error se fundamenta en que los gobiernos, en donde no fue la excepción Colombia siguieron calculando los presupuestos y los gastos en función de un precio de bonanza sin la debida preparación para una situación que es normal en el sector petrolero.

Según estimó Lizarralde, en 2016 el mundo petrolero experimentará una evolución afortunada en el precio y calculó que vendrán cotizaciones que pueden fluctuar entre 60 y 68 dólares por barril.

En su consideración el precio no es nada desfavorable, pero única y exclusivamente si en las regiones se mitigan una serie de situaciones que se están presentando y que golpean duramente los costos de exploración y de producción de petróleo. Dijo que la rentabilidad en el sector es posible si se acaban los ataques terroristas y si se dan por terminados los injustificados bloqueos.

Solo así, consideró el presidente de Campetrol, vendrá una armonía necesaria que mejorará la relación entre la región y el sector productivo, devolviendo la dinámica como en cualquier otra parte del país y haciendo que un precio de 65 a 70 dólares por barril, sea un precio positivo para la economía petrolera, para la economía nacional y por supuesto para las zonas de exploración y explotación de hidrocarburos.

“Tenemos que seguir haciendo ajustes, no podemos seguir aprobando presupuesto teniendo en cuenta un precio de 80 o de 100 dólares por barril de petróleo, en ese sentido tenemos que ajustar las variables macroeconómicas, morigerar el gasto público y revisar por la vía tributaria las exenciones, las exclusiones y los subsidios que tenemos para eliminar lo ineficiente y dejar las contribuciones que muestren un impacto positivo en lo social o en desarrollo económico”, afirmó el presidente de Campetrol.

Desde su percepción, en vista que la bonanza no continuará, habrá que meter en cintura las decisiones que otrora se tomaron a la ligera y que hoy por sentido común y por falta de plata no puede continuar.

Hay que trabajar y no permitir la mendicidad

Según el presidente de Campetrol, Colombia vivió un momento muy especial que tenía y tiene que ver con una negociación que busca terminar de manera afortunada con un proceso de guerra para entrar en un proceso de paz lo cual ha hecho que varios gobiernos le hayan apostado al gasto social, el cual, en su consideración, hay que evaluarlo con supremo cuidado porque no se justifica que en un país como Colombia en donde hay una tasa de desempleo de cerca del nueve por ciento, la mitad de la población, es decir 23 millones de personas estén suscritas al Sisben.

De igual forma recomendó entrar a evaluar la conveniencia o no del programa Familias en Acción para determinar el verdadero aporte real de esas partidas y si por el contrario resulta más conveniente y lógico destinar esos recursos al campo para propender por toda una dinámica para que las familias guardabosques o las que reciben un beneficio especial, se conviertan en un elemento económico activo porque Colombia tiene la posibilidad de sembrar más de 13 millones de hectáreas en forestales.

“Todas esas personas pueden al amparo de una actividad económica activa importante participar de unos ingresos sin que ello le cueste al estado. La misma actividad productiva genera los puestos de trabajo y los recursos sin cargo al aparato estatal con lo cual no se recarga el gasto público y los altos costos, porque de no hacerlo nos puede pasar lo de Grecia, Portugal o España en donde los gobiernos gastaron mucho más de lo que podían sin la capacidad para hacerlo y estrangularon su economía, haciendo muy difícil reaccionar. Si no aprendemos de esas circunstancias, estamos obligados a repetirlas en nuestro país con saldos incalculables”, aseveró el señor Lizarralde.

Reconoció que Colombia es un país generador de riqueza, pero no un país rico que se pueda dar los lujos de asistir de manera mal sana a una población que ya no quiere otra cosa que vivir del estado, sin esfuerzo, sin trabajar y sin que la remuneración les cueste.

En materia de asistencialismo, aclaró Lizarralde, hay muy buena fe por parte del ejecutivo en ese sentido y un interés por tratar de cubrir ciertas posiciones en ese aspecto para lograr y abonar un proceso de paz de manera positiva, pero dijo que el país se fue al extremo porque se están consumiendo recursos que deberían tener como destino erradicar la pobreza extrema, pero no a base de paternalismo sino a base de producción agrícola, educación, capacitación de los campesinos y asistencia técnica, mejoras de infraestructura y toda una inversión en saneamiento básico.

La Cámara Colombiana de Bienes y Servicios petroleros estimó prudente optimizar la ruralidad y mover todos los elementos que le puedan generar al aparato productivo oportunidades para ocupar esos espacios y generar riqueza en el campo.

“Así como se desplomó el precio del petróleo en muy corto tiempo, así mismo se devaluó nuestra moneda y si tuviéramos sectores agroindustriales preparados, no solo para la producción sino para la exportación, estuviéramos ocupando los mercados internacionales con nuestros productos, pero aquí estamos acostumbrados a una economía de subsistencia y a que nos regalen todo. Tenemos sectores en exceso subsidiados que no hacen esfuerzos en innovación ni de fortalecimiento tecnológico razón por la cual en estos momentos no podemos exportar ni sacar provecho de la coyuntura cambiaria”, indicó Lizarralde.

Petróleo, un crudo panorama

El vocero reveló que lamentablemente muchos equipos han salido de Colombia para otros campos de operación en México, en Argentina e inclusive a Venezuela porque esa nación está tratando de recuperar y mejorar las relaciones con el sector petrolero con el que se peleó hace algunos años.

Dijo que con semejante situación, el gremio espera una reacción muy positiva y en ese sentido Campetrol, adelanta un trabajo muy importante porque está seguro que en materia de petróleo no debe mirarse solamente el corto plazo, entre otras cosas, porque está totalmente seguro que en Colombia hay más crudo del que hasta ahora se ha tenido.

El análisis de Campetrol concluye que como los pozos de petróleo están a diferentes distancias de los puertos o tienen particularidades como su calidad, medida en API, o las vías por donde sale el crudo, le da una tabla de costos de operación diferente a cada explotación.

Explica la agremiación que todo es tan relativo que algunos pozos con un precio de 30 dólares por barril tiene rentabilidad mientras otros no, para otros pozos, se subsiste con 40 dólares o más, pero todo siempre y cuando no haya atentados contra el sector o no hayan bloqueos.

Sin ningún tipo de inconveniente, aclaró Campetrol, y con una coordinación entre gobierno, empresas y comunidades, un precio de 65 o 70 dólares es más que favorable para las explotaciones de crudo de todo el país.

Expuso que si bien el país sigue en promedios de un millón de barriles por día o una cantidad inferior, pero cercana, eso no quiere decir que todo esté muy bien porque hay dinámica en explotación de hidrocarburos, pero un lánguido panorama en exploración y en sísmica, frentes que a la fecha están prácticamente paralizados. “Lo tenemos claro, si no sembramos, no cosechamos, si no trabajamos en exploración o en sísmica, seguramente no encontraremos nuevas posibilidades de producción petrolera”.

El presidente de Campetrol precisó que si la actividad no despega, en seis años Colombia no tendrá petróleo, asunto preocupante si se tiene en cuenta que hay aristas muy delicadas para la economía nacional y que tiene que ver con una mayor caída en las exportaciones, un déficit fiscal considerable toda vez que la industria petrolera aporta el 30 por ciento del ingreso fiscal nacional y que podría, de seguir la inactividad, redundar en nuevos impuestos.

Por eso le encontró razón al Presidente de la República quien dijo en el Congreso de la Andi que se hacía perentorio revisar la estructura tributaria del país porque definitivamente de seguir la tendencia, Colombia no será sostenible y la dinámica económica no irá para adelante como venía sino que se expone a un retroceso.

“La situación del petróleo impacta a los nacionales para bien o para mal de acuerdo a los precios, pero creo que esta crisis ha servido para que la gente se dé cuenta que el petróleo es verdaderamente importante para el país y no como muchos creían que solo era un actividad relevante para las multinacionales que se llevaban nuestra riqueza y que a nosotros no nos dejaba nada positivo, cuando lo real es que hubo un desarrollo importante y una generación de empleo gracias a los buenos precios del crudo”, apuntó el presidente de Campetrol.

Explicó que en estos momentos de crisis hay todo un trauma nacional porque el país se volvió monodependiente y exportador de crudo que al caer el precio, arrastró con las perspectivas económicas y sociales.

El escenario es muy complejo porque muchas empresas se han ido a la quiebra y otras, no pocas, entraron en un proceso de reestructuración financiera, porque cerca del 40 por ciento de los ingresos que tuvieron el año anterior, no llegaron a sus arcas este año.

La situación acabó con el empleo de 30.000 personas aproximadamente en las zonas petroleras, aspecto que afecta una cadena que va desde el transporte, la hotelería, los restaurantes y el comercio hasta los servicios especializados en hidrocarburos.

La situación logró sensibilizar

En medio de la situación, Campetrol se dedicó a recorrer las regiones productoras de crudo como Casanare, Putumayo, Meta, Magdalena Medio y otras en donde se sentó a hablar con los proveedores de servicios petroleros y encontró un Mea culpa en las comunidades por cómo se ha reaccionado con la industria, porque al disminuirse la actividad productiva, se golpea toda la actividad económica y social que ve caer el progreso como un efecto dominó en donde una ficha tumba a la otra.

“Hay mucha gente que se dio cuenta que en con esos comportamientos, en lugar de construir desarrollo y propender por el fortalecimiento social en las regiones, lo que hicieron fue debilitar un sector que está en crisis lo cual no ha resultado positivo para nadie”, indicó Lizarralde.

De cara al XVI Congreso Colombiano de Petróleo y Gas a realizarse en Bogotá entre el 26 y el 28 de agosto, el gremio llegará con propuestas propositivas y llenas de optimismo porque considera que no es el momento de rasgarse las vestiduras sino de mirar cuales son las oportunidades que se pueden presentar y construir futuro sobre pilares de eficiencia e innovación, evitando que el fortalecimiento tecnológico que se alcanzó no migre para otros países.

De lograrse lo anterior, Campetrol considera que en un momento de recuperación, será más fácil retomar el sendero de la renta y el progreso que se traducen en sostenibilidad social en las regiones.

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