Domingo, 10 Septiembre 2023 10:56

Colombia dilapidó sus bonanzas petroleras: Analista

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Los expertos aseguran que el precio de los combustibles fósiles puede bajar, pero reconocen que para ello se necesita mucha voluntad política.

El problema de Colombia con los combustibles líquidos no es un tema de hoy, el lío viene de atrás razón por la cual la comisión quinta del Senado tuvo tanta dinámica y debates en tiempos del inmarchitable Senador Hugo Serrano Gómez quien puso recurrentemente el dedo en la llaga. Siempre dijo que el precio del ACPM, un combustible social terminaría siendo equiparado con el de la gasolina e inclusive en sus días predios a su lamentable deceso anotó que la misma ruta tomaría el gas natural.

A Colombia le llegaron sus bonanzas, en primer lugar, el eterno campo de la Cira-Infantas descubierto en 1918, en donde parece haber un hechizo de los indígenas yariguies por cuanto de ese pozo sale y sale crudo sin que se agote, permitiendo un recobro afortunado y sobrevivir con los yacimientos precursores, en este caso la concesión de Mares.

Aún se escucha el jolgorio de Arauca en julio de 1983 cuando fue descubierto el pozo Caño Limón, una fiesta que llegó a Bogotá porque en la complicada década de los años 80, en todo era déficit y susto, apareció semejante lotería, un hallazgo de 1.200 millones de barriles, la gran noticia para el país en un tiempo de apuros globales y ávido de billete verde.

La sacaron en ese entonces del parque la multinacional estadounidense Occidental y la estatal petrolera Ecopetrol. Vino después, casi que tocados por el ángel de los hidrocarburos el gran descubrimiento de Casanare en 1991, el campo Cusiana, otro acierto de Ecopetrol, pero en esta ocasión Asociada con la inglesa BP, otros 1.600 millones de barriles a las reservas, más dinero al fisco y total tranquilidad económica.

 

 

Como todo, lo bueno no dura pese a advertencias y sugerencias, el Estado vio como se esfumaba el dinero de las bonanzas y empezó a experimentar nerviosismo por la caída en las reservas y los vaticinios de importar crudo para las refinerías, en gas también se marchitaba la ilusión Caribe por cuanto los grandes hallazgos gasíferos no aparecieron, un lío que hoy tiene al país a las puertas de la importación del combustible.

La actualidad no es la más promisoria, hay inconvenientes de todo tipo en el frente de hidrocarburos y más con el precio elevado de los combustibles , un problema de coyuntura, de globalización y commodities, pero igual de saturación impositiva y unas tarifas increíbles que hoy tienen al país postrado y atrasado en competitividad, haciendo la salvedad que los combustibles fósiles y su elevado costo hace parte de una recomendación del Fondo Monetario Internacional e inclusive de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, OCDE.

En fin, el país está en serios aprietos y muchos han pedido soluciones, pero la formula no es fácil, el no subir los combustibles en el mandato pasado no fue un favor y menos una jugada inteligente, generó un descomunal hueco fiscal y hoy la bomba le estalló en las manos al Gobierno que promueve a Colombia como Potencia Mundial de la Vida, un chicharrón enorme que debe conjurarse de la mejor manera.

En diálogo con Diariolaeconomia.com, el experto en hidrocarburos y consultor Gonzalo Castaño, aseveró que al hablar de bajar el precio de los combustibles es necesario tener en cuenta dos aspectos, la política interna y la manera como se mueve el mercado internacional. Dijo que se ha podido observar que ha habido una reducción en el precio en el último año y medio o casi dos años del 30 y 40 por ciento, sin embargo, aclaró, en Colombia el retraso del desface que había con un precio internacional en teoría se mantiene desde el punto de vista del Gobierno y de todos los gremios lo que incluye a Ecopetro0l que es el principal productor en Colombia, el único y quizás la empresa que opera como monopolio porque toda la gasolina o en su defecto el 70 o el 80 por ciento de la gasolina que se obtiene en el país la genera Ecopetrol.

Así las cosas, Ecopetrol es la entidad que define el precio o el costo de oportunidad que tiene ese combustible en el país y la diferencia de lo que se importa contra lo que se produce, es porque eventualmente no hay capacidad de obtener un determinado tipo de gasolina en el país y debe ser traída de otra parte, pero eso hace un balance que genera unos excedentes de crudos exportables porque no sirven para hacer procesos de obtención en Colombia.

¿A qué se quiere llegar con eso?, indagó el invitado, sencillamente es saludable que se quiera tener un balance del precio de paridad de exportación de la gasolina, pero a costa de algunas medidas que se toman porque salta a la vista que el gobierno no quiere sacrificar la gallina de los huevos de oro porque son recursos frescos, libres, flujo de caja, que tienen impuestos, regalías, participaciones y dividendos de la estatal petrolera y por eso la teoría que es mejor pagar el crudo a precio internacional porque de lo contrario Ecopetrol perdería dinero porque para la compañía resultaría más rentable poner el recurso energético afuera, la pregunta que hay que hacerse es ¿a qué costo país?
Para Castaño el crudo que refina Ecopetrol no es poco porque la capacidad de la empresa está por el orden de los 400.000 barriles cuando se producen en promedio 773.000 barriles de crudo por día, es decir que algo así como el 60 por ciento se refina internamente y es menos en teoría porque cada vez los crudos locales son más pesados lo que no satisface la dieta que requieren las refinerías algo que hace pensar en la importación de crudos de balance para lograr las mezclas o las calidades de crudo que las refinerías nacionales demandan.

 

“El anterior es un punto bien importante que debe tenerse en cuenta porque cada vez nuestras mezclas de crudo son mucho más pesadas, de menor calidad por lo que hay que traer petróleo de otros países, aprovechando que hoy en día están relativamente baratos porque hay un exceso de producción, particularmente de campos con tecnología fracking, campos no convencionales en los Estados Unidos que producen crudos de muy buena calidad a unos precios relativamente competitivos para Colombia, es decir que nos resulta mucho más favorable traer ese petróleo, balancear nuestras dietas de refinería y exportar crudos pesados, evitando su utilización como insumo porque económicamente no da pensando en las refinerías”, declaró el señor Castaño.

 

El público pensó en su momento que con la entrada de la refinería de Cartagena habría más derivados del petróleo en procesamiento, pero Castaño dijo que para satisfacción de los nacionales en efecto aumentó dicha capacidad porque precisamente la refinería de Cartagena está pensada mucho más para los tipos de crudos que tiene el país en la actualidad, en segundo lugar, expuso, ante un eventual déficit o requerimiento de recursos importados la planta cartagenera está a borde de puerto y mar algo muy diferente con Barrancabermeja en donde llevar bienes o equipo es un tema complicado.

 

 

El conocedor evocó que la refinería de Barrancabermeja nació, creció y se desarrolló porque tenía el campo petrolero más grande del país a su lado, la inagotable Cira, históricamente el yacimiento de mayor extensión en Colombia y que aún existe con una vigencia admirable, no en vano lleva 100 años produciendo y sigue arrojando entre 30.000 y 35.000 barriles de crudo diarios, muy poco recurso para una refinería que necesita 200.000 barriles, algo que cambia el tema por completo.

El caso de Cartagena, independiente de los problemas, los escándalos y cosas raras que rodearon la contratación y actualización, es una refinería de gran capacidad, 200.000 barriles por día y muy enfocada a los crudos pesados, toda una ventaja competitiva frente a la siempre grata Barranca.

Desde su análisis, Castaño manifestó que la refinería perfectamente es adaptable para distintos tipos de mezclas con la facilidad de llevar crudos importados a la costa algo muy superior en operación a su traslado de un barco cisterna en el mar hacia el Puerto Petrolero, un tema que se debe revisar con máximo cuidado.

Otro punto de análisis es determinar que le sirve más al país, tener un crudo, mantenerlo y refinarlo o importar por un lado crudos livianos para exportar crudos pesados, una pregunta obligada a la hora de proyectar el balance económico, es decir ¿qué es más conveniente y por qué?

 

 

En materia de API que determina la calidad del crudo fue explicado de manera muy didáctica por Castaño, una persona con una preparación admirable en el mundo de los hidrocarburos y con una respetabilísima hoja de vida, toda atiborrada de conocimiento y capacidades. El API que establece si un crudo es pesado o liviano tiene unos promedios que lo hacen más atractivo o quizás de mayor dificultad en el momento de refinar.

A criterio del experto por fortuna hay refinerías para todo tipo de crudo, en Estados Unidos la mayoría de plantas para crudos livianos están en la costa este de ese país, pero igual, hay plantas especializadas en petróleos pesados que estuvieron en Venezuela o que fueron de empresarios del país hermano en la costa este, en pleno Pacífico. Señaló que la refinería de Barrancabermeja está más orientada a crudos medios que mostraba buenos rendimientos al ser mezclados con petróleo de balance, en un tiempo de enormes cualidades con crudos muy livianos de Cusiana-Cupiagua posiblemente o también Caño Limón.

 

“Definitivamente hoy los campos que mandan la parada en producción de crudos en este país son Castilla, Chichimene y Rubiales, todos de crudos pesados y cada vez es más Chichimene, menos Castilla y ya no Rubiales, siendo Castilla y Rubiales menos pesados que Chichimene razón por las cual las mezclas se hacen cada vez más pesadas, mucho más ácidas por los contenidos de azufre y ese tipo de cosas. Por otro lado, requieren por ejemplo más nafta para temas de dilución y transporte, es decir un producto menos competitivo y más costoso. Barranca está hecho para crudos medios, creo que Cartagena si tiene más opción para crudos pesados”, manifestó el ingeniero de petróleos y consultor Gonzalo Castaño.

 

En API hay varios rangos, pero en opinión de Castaño se puede decir que un crudo de 18 a 20 grados API, o por debajo de la medida, es un petróleo pesado, de 13 grados API es un aceite extrapesado, de 22 A 28 grados API es un crudo medio y un petróleo de 28 para arriba es considerado liviano, Igual hay extra livianos de excelente calidad que son los tipos Cusiana o los que generaron hace años una gran discusión como los condensados o crudos de altísimo API, unos aceites de piedra con más de 42 grados API.

Este tema del condensado no pasó de agache porque fue la famosa lora que dio el Senador Hugo Serrano Gómez y la gente de Casanare en una discusión con BP en 1996.

 

Es viable o no bajar el precio de los combustibles

 

 

Para el versado en hidrocarburos Gonzalo Castaño, bajar el precio de los combustibles sí es viable con voluntad política, pero indicó que la fórmula de los derivados, en especial la gasolina que tiene un alto contenido de impuestos en donde el ejecutivo puede ser algo flexible y mostrar algo de maniobra porque aparte de impuestos el gobierno asegura un alto porcentaje de participación en los dividendos de Ecopetrol, sin obviar unos gravámenes directos generados por la misma producción y comercialización de hidrocarburos más todo un tema de sobretasas asociadas al orden municipal sin dejar otros que van surgiendo en la revisión.

 

“Yo me imagino que en una coyuntura de estas, si todos seden un poquito, incluyendo a la misma Ecopetrol, lleva a un balance, dejando claro que la estatal que el margen que deja de recibir por un lado, muy seguramente lo canaliza por otro, es decir explorar y ver ítems como el transporte, todo un monopolio de Ecopetrol, unos costos altos que impactan el precio final de la gasolina al consumidor, dicho de otra manera, si todos ponen yo creo que el golpe no es tan duro y se podría pensar en un beneficio o alivio para la gente, por ot5ro0 lado hay que mirar el tema social porque si bien la gasolina es un tema suntuario para quienes tienen carros lujosos de alto cilindraje, el 90 por ciento de los consumidores de gasolina son los de la moto que trabajan en la distribución de Rappi, el señor del taxi, del microbús, transporte escolar y otras actividades que viven de los motores, sin ir más allá se está golpeando a un grupo de gente que obliga a analizar la situación y determinar qué es lo más acertado para superar el escollo, meras soluciones flexibles y creativas”, comentó Castaño.

 

Subrayó que el Gobierno sin vacilación se tiene que ajustar definitivamente y Ecopetrol tendrá que ir por la misma ruta, una situación que involucra al transportador, todo en aras de detectar la solución óptima.

 

 

Para el ingeniero independiente de una mesa técnica o cualquier propuesta, si no hay una revisión concreta del mercado, de su distribución y márgenes, nada se logra porque la mayoría de márgenes están regulados y asegurados, luego son negocios que tienen garantizada su rentabilidad y en ese orden de ideas hay que sacrificar un poco de ganancia, dejando claro que nadie dice que un negocio se tiene que ir a pérdidas.

Dijo que hay una dicotomía en esa distribución porque existen estaciones de servicio que venden la gasolina a 14.500 o 14.800 pesos y otras que comercializan a 13.700 pesos con un diferencial de mil pesos, algo que genera dudas o inquietudes. Sostuvo que no se puede entender porque la gente se preocupa tanto por incrementos de 400 o 500 pesos el galón del combustible, sin que genere inquietud unos márgenes de comercialización o transporte que deberían revisarse también.

Reiteró que la solución para morigerar precios está en el todos ponen, el sacrificio en algo de todos sin que a los distribuidores o manejadores del negocio se les diga que se suiciden, en este momento de dificultad, todos deben aportar en esa perentoria solución lo que incluye al Gobierno.

Al abordar el tema del déficit en el Fondo de Estabilización por más de 100 billones de pesos que equivalen a cuatro reformas tributarias, denuncia de la Contraloría, Castaño afirmó que otra pregunta que debe formularse es ¿en dónde quedaron los cientos de billones que generaron las bonanzas petroleras, esos recursos en dónde quedaron?, expuso que si todo eso se cruza contra la balanza de pagos es visible que esos dineros se fueron en importaciones apartando la ganancia real para el país y la industria nacional.

 

 

Lamentablemente, añadió, hubo un desestimulo y una desmotivación total porque como había plata por hidrocarburos, no se puso en marcha un plan para reactivar o poner en marcha otros sectores de la producción, a tal punto que la mayoría de los alimentos en Colombia son importados, sin hilar tan delgado, lo que se buscó fue la importación de comida y otros bienes básicos otrora obtenidos en Colombia.

Sin duda, los 100 billones del hueco actual son seguramente los que se gastaron equivocadamente en el pasado porque se castigó al campo y otro tipo de industrias, muchas de ellas por fuera de circulación.

Aunque a muchos no les gusta que les mencionen el tema, Colombia estuvo en UCI por Covid-19 y Enfermedad Holandesa, nadie puede omitir que el auge de los commodities minero energéticos hacen parte de un desestimulo para la producción local, un desbalance total y el quiebre de la economía. La situación tiene a Colombia en calzas prietas y quizás por eso muchos están preocupados por la prohibición de exploración de hidrocarburos o extracción de crudo.
Lamentablemente, enfatizó, las cosas no se han hecho tan bien como para decir que la industria petrolera ha sido un motor de desarrollo equilibrado del país, igual reconoció que mucha gente creció y apareció demasiada riqueza en ciertos nichos o sectores, principalmente en el sector bancario, pero reconoció que la población en general no se vio muy beneficiada por la exploración o explotación de recursos naturales no renovables.

Un asunto para tener en cuenta, dijo Castaño, es que Colombia en petróleo como en otros productos debe dejar de ser un sector primario para ser transformador pues el valor agregado de cualquier hidrocarburo está en su procesamiento, en apostarle a los 500 productos que puede sacar de ahí, claro está del provecho que se le puede sacar al desarrollo tecnológico de los bienes posibles.

 

Caducidad de contratos se veía venir

 

 

Los veinte contratos de asociación caducados o declarados inexistentes por el gobierno no es una noticia que deba extrañar porque llevaban 20 años inmóviles y sin trascendencia alguna. El tema no lleva un mensaje errado para la inversión porque en el mundo del petróleo todos quitan y todos ponen, es decir que la industria petrolera se volvió el proveedor por excelencia de bienes y servicios para todo el mundo y por ello muchos giran en tono a consultorías que se hacen bien o mal hechas, que después hay que repetir y que vuelven y generan un mercado.

A juicio de Gonzalo Castaño, al final esas consultorías se vuelven una disculpa para negar o aprobar licencias, pruebas de pozos y otras actividades. Insistió que todo en asuntos regulatorios, no solo en la parte ambiental porque cabe la misma ANH y todos los sectores vinculados desde el Estado con el control del sector no se articulan debidamente porque a parecer es muy conveniente no hacerlo.

 

“Alrededor de esto hay demasiada gente con muchos intereses moviéndose y que de una manera u otra se beneficia del tema. A qué voy con eso, que a veces conviene más que las cosas no se sacudan pues en torno a eso viven muchas economías y lo hablo dentro de lo legal, pero también hay experiencias catastróficas como recientemente se evidenció con temas ilegales, comercios raros, contrabando y esas cosas. Hay culpas que recaen en el tema ambiental que es lo que los gremios más mencionan lo cual invita a auscultar la responsabilidad de esos gremios. Hace unos días en el Congreso de Acipet Campetrol mencionaba que estaba cayendo el número de taladros y que la situación era desastrosa, pero ese mismo en un conocido medio Campetrol reveló que se incrementó el uso y la utilización de taladros y equipos, luego hay una duda en la manera de informar y utilizar medios, lago delicado porque se compromete la manera translucida de darle mensajes a un mercado”, puntualizó Castaño.

 

Citó el caso del contrato Tayrona en donde se perforó el pozo Orca Uno que fue el que abrió las perspectivas en el Caribe en donde en tres o cuatro ocasiones se han anunciado las grandes provincias y clústeres gasíferos del país, todo un compendio de desarrollo, pero todo inició en 2004 y el primer pozo se perforó en 2014. La semana, reveló, pasada Ecopetrol anunció que hará el segundo pozo que seguramente estaba previsto desde hace muchos años, pero que por alguna circunstancia no lo hicieron.

 

“Vamos a poner los términos concretos en tiempos y lapsos de negocio, en la industria petrolera si uno descubre algo lo debe estar delimitando muy rápido porque el tiempo de explotación es una oportunidad y una ventana muy corta. Aquí firmamos un contrato en 2004, hacemos el primer pozo en 2014 y lo vamos a delimitar en 2024, eso quiere decir que la fase exploratoria en este país por alguna razón que no sabemos cual es, se está llevando 20 años, si es un tema offshore que demanda una infraestructura que exige siete o diez años para levantarla, eso quiere decir que el país no es viable y que hay una combinación sería de problemas en donde hay responsabilidad del gobierno y de los operadores que deben hacer su mea culpa pues hay que ver la calidad de operadores y la solidez financiera y técnica, todo un examen que deja empresarios exitosos, cuatro o cinco, mucho más pequeños que Ecopetrol, 10 o 15 veces. Hay dos compañías que acompaña la estatal que medianamente están con Ecopetrol, Shell y Petrobras, posiblemente Repsol, pero de resto el barrido arroja compañías muy pequeñas, demasiadas nacionales”, DIJO Castaño.

 

 

Finalmente llamó a la eficiencia, a menos disculpas porque para no ir tan lejos Colombia se quedó en exploración a tal nivel que hoy Guyana, un país bien atrasado en seis años descubrió seis veces lo que tienen los colombianos que mientras siguen en 2.000 millones de barriles los empresarios en Guyana llegaron a 12.000 millones de barriles, un trabajo tan serio que ya pronostican que en tres años estarán exportando más de un millón de barriles diarios de petróleo. Es triste, que en petróleo sigue de para atrás tan angustiante que después de Cusiana y Cupiagua en 1992, el país no volvió a hacer ningún descubrimiento significativo.

Tristemente Colombia se quedó en el recobro mejorado hecho en campos viejos, agotados y más caros, hoy las nuevas reservas son cero o nada, no se alcanza ni el 20 o 30 por ciento de la reposición anual de reservas del país. Dos anotaciones finales, el país está a unos años de importar crudo para cargar refinerías y para el tema del gas el asunto es complejo, luego su compra en el mercado internacional está a la vuelta, resta establecer orígenes, así como condiciones.

Colombia sabía que el gas se iba a acabar si no llegaba un nuevo descubrimiento, un asunto que obligaba a ir a costas afuera y en aguas profundas como lo hizo Brasil hace 20 años. Para el experto ahora con el apuro encima hay que determinar cómo darle suministro gasífero al país, precisar cómo y de dónde se importará gas pues si se piensa internar gas licuado, GLP, para regasificarlo con un doble coste energético en Estados Unidos sencillamente será un combustible que costará 17 o 18 dólares en el millón de BTU. Expresó que si hay una fuente cercana que permita adquirir ese energético por gasoducto el ejercicio saldrá más económico y es ahí justamente donde entran a jugar quienes son los productores regionales de eso y cómo se podría hacer la operación. Según Castaño las dos opciones cercanas son Venezuela que apagaría el incendio con sus reservas del occidente y el otro jugador es Trinidad y Tobago, es decir que se puede elegir.

Los otros abastecedores ofertan gas licuado que es costoso, pero finalmente es algo que Colombia tendrá que hacer. El país, detalló el ingeniero, consume medio tera al año, pero en esa cifra no está incluido lo que se gasta en operaciones que puede ser prácticamente lo mismo y que es el gas reinyectado en Cusiana para que todavía algunos pozos fluyan con algo de crudo, es claro que en seis o siete años estaremos out de nuestro requerimiento y sin ninguna opción de crecimiento. Recalcó que, si la expectativa era lo pendiente por descubrir en el Caribe, todavía el país está mínimo a 10 años de tener el primer pie cúbico de gas que, entre comercialmente al continente para atender la demanda nacional, luego el tema es bastante retador, sin duda es una desición de gobierno que, apartando el tema ideológico, debe buscar con todo acierto las fuentes más económicas para Colombia porque habrá decadencia.

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