Hablar de esmeraldas es más que interesante, apasionante, porque es el ADN precolombino escondido en las montañas de Boyacá y Cundinamarca pues la piedra preciosa se extrae de municipios emblemáticos como Muzo, San pablo de Borbur, Maripí, Quípama, Chivor y Gachalá por citar algunos.
La esmeralda es tan importante que marcó las culturas indígenas del centro del país, una historia espectacular que vieron los muiscas, pero hecha leyenda con los muzos, esos aborígenes cerriles y prestos a la confrontación que jamás usaron prendas de vestir, su desnudez era decorada con piedras verdes y oro.
Tras la explotación de la esmeralda, en el occidente de Boyacá nació la conmovedora leyenda de Fura y Tena, hoy dos imponentes cerros que decoran con gran belleza natural ese costado mágico de la cordillera oriental.
Cuenta la leyenda que el príncipe muzo tena cayó rendido a los encantos de la muy bella Fura, el noviazgo no tardó en afianzarse y terminó en la unión de los dos mozuelos, bendición que dio el dios Are quien puso como condición fidelidad, y lealtad, a cambio, tendrían una vida totalmente feliz, sin dolor, enfermedad o muerte.
Lamentablemente con el correr del tiempo Fura se fijó en Zarbe, un joven maligno que sedujo a la bella fémina quien accedió a cambio de inmortalidad, como era obvio la traición fue castigada y al notar el engaño el joven príncipe le puso fin a su vida. Al ver a su esposo yerto, Fura castigada con vejez y enfermedad, tomó a su hombre en los brazos y lloró profundamente durante ocho días, tiempo en el que sus lágrimas se convertían en sublimes joyas que fueron al fondo de la tierra. Las deidades optaron por mostrar la desventura con dos montañas de considerable altura las cuales fueron separadas por el río Zarbe, actualmente río Minero.
Con este breve relato abordamos el tema de las esmeraldas que tuvieron su mítico origen en el amor y la traición, hoy salvaguardadas por los imponentes altozanos, Fura y Tena ubicados entre los municipios boyacenses de San Pablo de Borbur, Pauna y Muzo en la próspera y dinámica provincia de Occidente.
Llegar a la zona esmeraldera es un encanto porque además de la leyenda, se comparte camino ya en la zona con quebradas cristalinas, flores y árboles, allí saludan cedros, guayacanes, guadua, amarillo, mopo y bambú. Es una región rica en agricultura en donde brota café, cacao y cítricos como naranja, mandarina, limón dulce y limón Tahití. La oferta no para allí porque igual son especiales frutos de gran calidad como mango y aguacate.
Esta región colombiana es rica en especies de fauna y por eso es común ver a la vera del camino o en los montes, reptiles, ardillas, tinajos, tigrillos, perezosos, armadillos, comadrejas, faras y hasta osos de anteojos. En aves el asunto no se queda atrás porque hay búhos, palomas, pájaros carpinteros, colibríes, gavilanes, gallinazos y varios tipos pájaros.
Muy de la región es la mariposa Morpho que encanta a propios y extraños con sus colores azul y negro, una especie que estuvo muy cerca de la extinción.
En minería, la esmeralda es la opción de muchos ya que hay lugareños que aspiran a través de la minería, guaquería o la dura labor del baraquero, ganar un dinero que les permitan dignamente poner pan en la mesa. Lo propio pasa con una enorme población flotante que aparece sin nada en los municipios esmeralderos, tan solo con la esperanza de hallar algo valioso que les componga la vida o simplemente que les brinde un paliativo.
Hace unos años hubo quejas por la injusticia con la actividad extractiva en donde se criminalizó la minería ancestral, la verdadera dueña de los tesoros que en otros tiempos fueron saqueados y llevados al Viejo Mundo en los inseguros galeones. América Latina y todos sus países fueron víctimas del saqueo, pero hoy las riquezas siguen saliendo, sólo que, con una justificación, inversión extranjera directa, una figura que permite que todo se entrega a cambio de muy poco.
Por ejemplo, el Banco de la República que debería tener enormes reservas de oro como respaldo, ve cómo llegan multinacionales a sacar las existencias auríferas que por sentido común son de la nación más no del Gobierno. En varios sectores del país se manifiesta el inconformismo porque con cargo a un modelo económico equivocado, excluyente y carente de inteligencia, Colombia se quedó en los tiempos de la colonia, de eso, dicen muchos, no hay duda.
La presidente de la Federación Nacional de Minas de Colombia, Fedeminas, Luz Myriam Duarte Ramírez, le dijo a Diariolaeconomia.com, que frente a los vacíos de Ley y antecedentes arbitrarios como la exclusión y los amparos administrativos que fueron legitimados para el despojo, es perentoria una Ley minera de verdad que garantice laboriosidad a grandes medianos y pequeños extractores. Con relación a este tema, la experta anotó que la Ley 685 fechada en 2001 fue una norma creada para favorecer a grandes empresarios dejando por fuera a los mineros pequeños, es decir tradicionales o ancestrales que ni siquiera figuran en dicha ordenanza.
Enseñó que por eso de común acuerdo con el Gobierno y con las distintas instancias se solicitó y se tramitó una petición y por eso actualmente avanza la creación de la nueva Ley Minera, también, dijo Luz Myriam Duarte, fue establecida la Ley 2250 que habla sobre la regulación y formalización de las minerías pequeñas, sin embargo la presidente de Fedeminas fue enfática al decir que en Colombia los mineros de menor tamaño, los barequeros y las mujeres, no pueden seguir bajo esquemas o modelos de esclavitud porque está de por medio un territorio que debe recuperar a toda costa, soberanía, ley y legitimidad. Para avanzar de la mejor forma, destacó, la federación trabaja con todos los órganos de control y al unísono con organismos internacionales que apoyan el que Colombia camine hacia la autonomía, mando y el respeto por los derechos que tienen las personas.
La conocedora sustentó que en el momento en el que Colombia recupere la soberanía se podrá lograr que todos los mineros y comunidades, no necesariamente tengan que depender de un subcontrato de formalización que es lo que plantea la Ley 2250, figura que no es viable porque durante muchas décadas los titulares mineros, grandes empresarios o las mismas multinacionales han maltratado, hostigado, perseguido y desplazado a los mineros pequeños que finalmente fueron quienes pusieron la cuota a través de las décadas.
“No es posible que ahora la Ley establezca que para que un minero pequeño pueda trabajar, obligatoriamente tiene que estar bajo la figura del subcontrato de formalización porque es el equivalente a decirle que tiene que seguir siendo esclavo, algo inadmisible, y por eso estamos pidiendo y exigiendo la devolución de las áreas, pero también reestablecer el derecho que fue violentado y por esa vía facilitar que los mineros puedan ejercer su actividad por más de dos, tres y hasta cinco décadas, tiempo en el que invirtieron su propio patrimonio, dejando además vida y salud”, subrayó la presidente de Fedeminas.
No es posible, afirmó, que los mineros tengan por obligación que aceptar un subcontrato de formalización puesto que lo que se necesita es recuperar las tierras y la soberanía en donde cada uno ha dejado vida y patrimonio, lo consecuente, reclamó Duarte Ramírez, es que tengan un área para trabajar ajustados a la nueva Ley Minera o a la regulación de la 2250 porque no pueden seguir siendo tratados como esclavos de ninguna corporación o conglomerado.
Es necesario trabajar desde el Gobierno unidos por el medio ambiente
La nueva ley, opinó la presidente de Fedeminas, debe propender por formalización y la adopción de buenas prácticas mineras y ambientales porque actualmente hay vertimientos y daños muy grandes en zonas mineras que golpearon vehementemente especies de fauna y flora.
Con relación al tema, Duarte Ramírez dijo que hay un hecho que se ha venido presentando hasta el día de hoy y es que el ministerio de Minas y el de medio Ambiente vienen trabajando como repúblicas independientes. Dentro de la nueva Ley Minera, aclaró la directiva, se pidió y se ha requerido que los despachos trabajen mancomunadamente porque si bien el ministerio de Minas o la Agencia Minera autorizan títulos mineros para explotar y da independencia para que se agilicen los procesos, no tienen en cuenta todas las afectaciones ambientales.
La presidente de Fedeminas expuso que, si se hace una visita a un título minero, fácilmente encuentra que el señor tiene un plan de trabajo, aprobaciones y cumple con todos los requerimientos, pero al mirar en detalle el entorno se aprecia que se acabó el medio ambiente porque hubo destrucción en la biodiversidad como ha pasado en Boyacá.
Por otro lado, aseveró, hay una multinacional con título minero, con un Programa de Trabajos y Obras, PTO, con licencia ambiental aprobada, pero desafortunadamente los órganos de control se limitan únicamente a constatar actividad económica y licencias, pero no ven la tremenda devastación ambiental, el secamiento de los caños, la contaminación de los ríos y problemas tan delicados como que no hay agua en el municipio y menos vías o desarrollo.
”Eso no lo contempla el Estado, el ministerio de Minas, la Agencia Minera o el ministerio del Medio Ambiente, entonces frente a eso en lo que se pidió y se ha venido trabajando, y es a donde queremos llegar, es a que los ministerios implicados en ese tipo de concesiones, trabajen de manera conjunta, haciendo cumplir las normas, pero que las licencias ambientales realmente sean vigiladas y controladas así como los planos de trabajo porque los empresarios asumen que porque tienen esos permisos, entonces tienen derecho a destruir la biodiversidad de un territorio y la minería no tiene por qué pelear ni con el medio ambiente ni con el desarrollo de una región, todo debe ser coordinado”, remarcó la presidente de Fedeminas, Luz Myriam Duarte Ramírez.
Acentuó que Colombia tiene un problema de corrupción tan grande que precisamente es lo que está permitiendo que muchas veces en las visitas de fiscalización, ni siquiera los ingenieros entreguen los informes acordes, algo notorio cuando se revisan los expedientes o en el caso específico de Fedeminas que solicitó una revisión total de fondo y forma del título minero, pasó poco tiempo para que descubrir que no cumple con los requerimientos, no tiene actualizados ni PTO ni licencia ambiental y sin embargo hace una extracción de minerales de manera descontrolada, no tiene un recibo con la Agencia Nacional de Minería, algo que es público y se estable que tampoco están entregando los controles de regalías, no están haciendo los pagos y no llevan gestión social.
Las preguntas que abiertamente se hace Fedeminas es ¿cómo puede trabajar una multinacional, un empresario o un titular minero bajo esas condiciones?, ¿dónde están los órganos de control y hasta dónde está llegando el nivel de la corrupción?
Esa, manifestó Duarte, es la ruta que debe tomar el Estado si es que quiere hacer las cosas verdaderamente bien para que un territorio pueda desarrollarse como debe ser porque de lo contrario, apunto, el país seguirá en lo mismo.
En Colombia no se puede confundir inversión con saqueo
A criterio de la presidente de Fedeminas, en esmeraldas, otras piedras preciosas y material minero de gran valor, no se aprende y se repiten lamentables historias porque las riquezas del país siguen saliendo sin mayores controles para el extranjero mientras que la comunidad colombiana la legítima dueña de esos tesoros se hunde en la pobreza y en la absoluta miseria.
Según la directiva, hablar de cifras en esmeralda es muy complicado, pero anotó que, en todas las piedras preciosas, oro y otros productos fruto de la minería, hay una fuga de recursos incalculable que podría estar dándole una mano muy determinante al país en desarrollo.
La versada adicionó que para que la minería sea rentable para todos en el país hay que recopilar el trabajo que viene haciendo Fedeminas con las asociaciones de San Pablo de Borbur y que busca el legítimo reconocimiento de todos los mineros tradicionales, ancestrales y raizales, un oficio que ha estado en las venas del país desde tiempos precolombinos, pero que fue alterado desde la colonia.
Agregó que desde Fedeminas y con el concurso de las agrupaciones se viene haciendo un trabajo en procura de rescatar toda la cultura minera, teniendo en cuenta que en el momento actual el proyecto lanzado a nivel nacional y que es conocido en las esferas internacionales busca que los mineros raizales, los mismos que llevan el duro oficio cuatro y cinco décadas, sea reconocidos por el Estado porque hasta la fecha por no contar con títulos mineros, son considerados ilegales.
“A raíz de esto, nosotros iniciamos un proceso de reconocimiento de su trabajo, de su trayectoria, de su tradicionalidad y ancestralidad para que los mineros ingresen al grupo de los buscadores o extractores legalizados y formalizados para que puedan trabajar dignamente y ajustados a los parámetros de Ley. Dentro de ese contexto están todos los mineros que cumplen unos requisitos, es decir que siguen y hacen parte de un oficio habitual, legendario y característico, igual antiguo y heredado, pero también originario de la zona esmeraldera, aurífera o de los sitios en donde se hacen distintas explotaciones mineras para acceder a la riqueza en derecho, a la tecnología y asumiendo las obligaciones empresariales, cada quien en su categoría”, expuso la señora Duarte Ramírez.
Consideró que los mineros formalizados irán creciendo en la medida en que el desarrollo así lo permita o metas que ellos busquen y quieran lograr, pero especificó que la labor de Fedeminas no se queda solamente en las esmeraldas, sino que es un trabajo que se está implementando en todo el sector minero lo que cubre todos los minerales.
Duarte expresó que por arraigo a su territorio, San Pablo de Borbur y al departamento de Boyacá, una región muy rica, pero abandonada por el Estado, se creó la federación, pues se tuvo en cuenta el accionar abusivo de las multinacionales que se dedicaron a extraer las piedras preciosas y otros materiales que tendrían que estar en poder de los mineros, pero que en manos de los llamados inversionistas fue condenando a las comunidades a la pobreza absoluta por el solo hecho de no estar incluidas dentro de un título minero.
En su plática, la presidente de Fedeminas indició que es inaudito que las reservas de oro que necesita el Banco de la República como respaldo salgan como si nada de Colombia, dejando unos pocos pesos en algunas manos, contaminación, pobreza y conflictos que parten de lo económico y social.
Frente al tema, manifestó Duarte Ramírez, una de las políticas del Gobierno es volver a recuperar las reservas porque para nadie es un secreto que los últimos almacenamientos de oro que tuvo la nación en el Emisor fueron vendidos en tiempos del presidente Iván Duque. Desde ese momento, detalló, Colombia se quedó sin acopio aurífero, un problema que se puede sortear permitiendo que las comunidades exploten el valioso metal lo pongan en las bodegas del Prestamista de Primera Instancia con un gana-gana para el país y sus comunidades.
Con el proceso que adelanta Fedeminas se quiere favorecer a las comunidades, ponerlos en el camino del desarrollo y llevarlos a la tecnología, así como a la industrialización, es decir, alcanzar el progreso en los territorios, pero con algo fundamental, volver a crear las propias reservas, una manera consecuente de recuperar la economía nacional. Colombia, apuntó Duarte Ramírez, es un país sumamente rico y auto-sostenible, un argumento que se ha pregonado y demostrado.
“No queremos llevar el mensaje de que rechazamos la inversión extranjera, pero lo cierto es que el capital foráneo debe llegar en otras condiciones, con otras garantías, respetando las leyes colombianas y sin afectar a los connacionales, luego cuando eso suceda, simplemente todos cabemos en este país, el problema ha pasado por malos gobiernos, precarias administraciones y la corrupción que sigue vigente, un factor que pesa para que las transnacionales y grandes empresas se lleven las riquezas dejando cordones de miseria en cada lugar en donde operan”, puntualizó la presidente de Fedeminas.
Agregó que es muy coincidente que donde hay explotación de multinacionales existe desnutrición, pobreza, descomposición social, carencia de vías y de servicios básicos, algo que la federación quiere contrarrestar y que justifica su lucha y reclamos, misión cumplida una vez se legalice a los mineros tradicionales porque al entrar en la línea del reconocimiento y en los procesos de legalización, serán personas productivas y esenciales para el país que es muy de raizales, tradicionales y ancestrales, sin vacilación alguna, de cuna minera.
La federación defiende los intereses de pequeños mineros, pero a la par de barequeros dejando claro que hay un capítulo trascendental para Fedeminas y es el reconocimiento de la mujer guaquera. Precisó que hay en la colectividad señoras que empezaron a trabajar en la guaquería de esmeraldas desde hace muchas décadas, actividad con la que sostienen sus hogares y sus hijos porque muchas son madres cabeza de hogar.
Reconoció que la zona vivió una guerra bastante cruda y complicada en los años 60, 70, 80 y parte de los noventa, tiempos muy difíciles en donde quedaron muchas viudas, huérfanos y desamparados, situación que llevó a la mujer a la minería para poder sobrevivir con sus familias.
Hoy existe el programa “Mujer Guaquera” que nació para reivindicar los derechos de cada una de las damas mineras que debe ingresar a la complicada actividad de manera tecnificada, responsable y respaldadas por el gobierno. Dentro de este grupo, sostuvo Duarte Ramírez hay artesanas y muchas se dedican a diversas actividades porque no todas permanecen en los socavones, otras trabajan en las zonas de explotación de diferentes formas y existe una población alta de adultas mayores que de igual manera cumplen con otras labores como actividades sociales.
En el proceso que lleva la federación es visible que se trata de recuperar unos derechos vulnerados en mujeres, hombres, niños y en ancianos.
Agrominería, una opción con todo sentido
La presidente de Fedeminas Luz Myriam Duarte Ramírez, dijo que la minería y la agricultura pueden hacerse en paralelo pues de hecho el presidente de la República Gustavo Petro, estableció algo que es muy importante en los territorios como lo es el uso de suelo multipropósito porque las tierras en Colombia son muy ricas lo cual se evidencia con la generosa variedad de productos que brotan en cada región y la minería no debe ni puede pelear con el desarrollo agrícola.
Hablando específicamente del territorio, de San Pablo de Borbur, es un municipio rico en agrominería porque aparte de esmeraldas hay fabulosas siembras de cacao, todas de comprobada calidad, caña panelera, café, maíz, plátano, frijol, y arroz. Asimismo, hay una excelente ganadería y una explotación piscícola que crece exponencialmente.
Si bien minería y agricultura se compaginan, en concepto de Duarte Ramírez, debe haber control tanto de la explotación minera, que debe dotarse de herramientas y conocimiento, como los apoyos del ejecutivo para el desarrollo de todos los programas agrícolas bajo parámetros de tecnificación, pero concluyó, las tierras colombianas por lo general son agro-mineras, bendecidas y en el campo todo se puede hacer.
En Síntesis, esta es la muy dura minería, un oficio que invita a soñar y a vislumbrar otra forma de vida, es para muchos la continuidad de una labor atávica, llevada a cabo por ancestros y familias indígenas que habitaron los ricos territorios desde tiempos lejanos. En la zona esmeraldera, en la aurífera y en cualquier explotación también llegan familias sin opción que ven en los socavones la única oportunidad de tener ingreso.