Martes, 09 Abril 2024 01:19

Colombia, entre la vacuna y el contagio de la ‘Enfermedad holandesa’

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El país está en el punto en que tiene que decidir si desarrolla su enorme riqueza gasífera, para alejar el fantasma del desabastecimiento y generar recursos para la Nación y las regiones.

Por: Martín Rosas

El país tropical se debate entre la abundancia de recursos y el decrecimiento provocado. Por un lado, está la narrativa y práctica gubernamental de desterrar el sector minero energético, que tiene al país al borde del racionamiento eléctrico y del desabastecimiento de gas natural en el corto plazo. Por el otro, están las reservas de gas enterradas en territorio que no se pueden materializar por problemas regulatorios, de mercado o de transporte; pero, además, está el enorme potencial del Caribe offshore, con la capacidad no solo de solucionar los problemas actuales, sino de convertir al país en un exportador del combustible gaseoso.

Colombia está en el punto de quiebre en que tiene que decidir si desarrolla su enorme riqueza gasífera, para alejar el fantasma del desabastecimiento y generar enormes recursos para la Nación y las regiones; o definitivamente entrega su seguridad y soberanía energéticas a Venezuela, como insiste el Gobierno.

Las alarmas están encendidas y también las soluciones. “Si no hacemos nada, en 2028 estaremos importando entre 100 y 200 millones de pies cúbicos diarios (MPCD) de gas”, dijo Frank Pearl, presidente de la Asociación Colombiana del Petróleo y Gas (ACP), durante la presentación del informe ‘Hacia la autosuficiencia de gas: proyectos y medidas para lograrlo’.

El informe confirma que las reservas de gas vienen en picada desde hace quince años, al pasar de 3.746 terapiés cúbicos (TPC) en 2007 a 2.817 TPC en 2022, con pérdida del 50% en autosuficiencia en ese periodo, al pasar de 14,1 a 7,2 años en la relación Reservas/Producción.

Como solución de corto-mediano plazo, la ACP identificó entre sus afiliados (sin Ecopetrol) 18 proyectos en 16 contratos que podrían suministrar hasta 250 MPCD de gas. Estos proyectos están ubicados en Córdoba, Sucre, Magdalena, Atlántico, Cesar, Casanare, Arauca y La Guajira.

Sin embargo, señala que para materializarlos es necesario generar condiciones óptimas para incrementar la actividad y levantar restricciones.

Entre ellas, considera que “la flexibilidad comercial es necesaria para liberar el gas atrapado y estimular la entrada de nuevas fuentes al mercado. Además de la definición de una nueva metodología de transporte, para aumentar la eficiencia del mercado así como la competencia.”

El informe evidencia una perspectiva crítica del abastecimiento de gas, en razón, principalmente, a la reducción de la actividad exploratoria, los bajos niveles de reposición de reservas, la declinación de los grandes campos (Pautó, Cusiana, Cupiagua y Chuchupa) y la escasez de infraestructura.

“Ante este escenario, la exploración es prioritaria para reponer reservas y mantener niveles suficientes de producción. Para evitar el déficit, resulta necesario trabajar de forma articulada entre Gobierno, comunidades e industria con miras a desarrollar estos recursos energéticos y respaldar las transformaciones que requiere el país.”

Además, identificó cinco pilares habilitantes para la autosuficiencia: 1) incentivar la oferta y asegurar el abastecimiento, 2) desarrollar la infraestructura de transporte necesaria, 3) actualizar y flexibilizar las reglas de juego del mercado, 4) concebir al gas como eje para la planeación energética, económica y social del país y las regiones, y 5) desarrollar oportunamente los recursos costa afuera.

“Colombia tiene gas, pero hay que actuar ya para asegurar la autosuficiencia y evitar el déficit”, concluyó Pearl.

En contravía, el Gobierno suspendió la firma nuevos contratos de exploración y producción, aumentó los impuestos a las compañías, mantiene acéfala a la CREG, e insiste en importar gas de Venezuela y en la doblemente fallida iniciativa de construir una planta de regasificación en Buenaventura.

Como asegurara Irene Vélez, primera ministra de Minas y Energía del gobierno Petro, Colombia debe decrecer. Y en el sector de gas lo está logrando.

Según el informe de la ACP, en 2022 se perforaron 68 pozos exploratorios de los cuales 21 tenían vocación de gas; en 2023 se perforaron 42 pozos, 15 con vocación de gas, y para el 2024 las empresas privadas anunciaron la perforación de 24 pozos, 17 con vocación de gas.

La sensación es que el Gobierno tiene miedo de contagiar al país con el síndrome de la Enfermedad Holandesa, término surgido en los años sesenta cuando los ingresos en divisas de los Países Bajos aumentaron considerablemente a consecuencia del descubrimiento de grandes yacimientos de gas natural en Slochteren, en el norte del país. Como resultado del incremento de ingresos de divisas, la moneda neerlandesa se apreció perjudicando la competitividad de las exportaciones no petroleras.

Un dilema similar vive hoy Colombia: Mientras está ad portas de un racionamiento eléctrico y las reservas de gas siguen cayendo, el país se encuentra sentado sobre una mina de gas natural que se niega a explotar.

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