Una ola de adquisiciones y quiebras azotó a los productores de esquisto estadounidenses el año pasado. El nuevo presidente de EEUU, mientras tanto, es capaz de llevar al sector a un verdadero colapso. Joe Biden prometió dejar la industria sin financiación: la perforación de esquisto no encaja en su política ecológica.
En 2020, las declaraciones de quiebra del sector petrolero subieron unas cuatro veces más que en el mismo periodo de 2019, según el despacho de abogados Haynes and Boone.
El número de plataformas de gas y de perforación disminuía constantemente, y las empresas suspendían sus operaciones. La mayoría no pudo sobrevivir la pandemia de coronavirus. La demanda de energía se desplomó y los precios del petróleo cayeron en picado, recuerda la columnista de la edición en ruso de Sputnik, Natalia Dembínskaya.
Según las estimaciones de Fitch, la industria del esquisto no podrá volver a los niveles anteriores a la crisis hasta dentro de dos o tres años: los productores están preocupados por optimizar los costes y el rendimiento de las inversiones más que por aumentar la producción.
Al mismo tiempo, los analistas señalan que Biden puede finalmente enterrar todas las esperanzas de recuperación.
El nuevo presidente es partidario de la política verde. Biden planea reducir significativamente la financiación de las empresas de esquisto, ya que pretende llegar a "cero emisiones" en 2050.
Según el programa de campaña del demócrata, el Gobierno no expedirá permisos para la perforación hidráulica o fracking en tierras federales. En este caso, de acuerdo con los expertos de S&P Global Platts, la producción de petróleo y gas de Estados Unidos será de dos millones de barriles diarios menos.
Un sistema energético limpio reducirá la demanda de combustibles fósiles, y el aumento de los costes de producción privará a los productores de beneficios, analiza Dembínskaya.
Otra consecuencia es una pérdida masiva de puestos de trabajo. La industria del petróleo y el gas involucraba a unos 10 millones de empleados antes de la crisis, unos 100.000 fueron despedidos a causa de la pandemia y el cierre de pozos.
"Imaginen el impacto en las familias trabajadoras si Biden se sale con la suya. Piensen en la devastación que supondría para ellos y para nuestra economía. Piensen en lo que significaría volver a depender de la energía extranjera", advirtió en abril Nick Deiuliis, director ejecutivo de la empresa CNX Gas Corporation.
No obstante, parece que Biden va a poner fin a toda una década de esquisto, en la que Estados Unidos logró la independencia energética e inundó el mercado mundial con petróleo de esquisto, concluye Dembínskaya.