El Gobierno ruso adoptó un amplio programa para aumentar la producción nacional de aviones, motores y equipos para acelerar el esfuerzo de independizarse de los gigantes industriales Boeing y Airbus, frente a las sanciones occidentales. Esto se alcanza gracias a los aviones Yakovlev MC-21 y Sukhoi Superjet 100, de producción totalmente nacional.
Aviones rusos
Los vuelos inaugurales de las aeronaves MC-21 y SJ-100 con motores nacionales están previstos para 2025. Este acontecimiento histórico demostrará la capacidad de Rusia no solo para diseñar y construir aviones de pasajeros modernos, sino también para eliminar por completo la dependencia de los proveedores occidentales de componentes, declaró el Ministro de Industria y Comercio del país, Antón Alijánov.
El MC-21 es un avión de pasajeros de pasillo único y recorrido medio de nueva generación, desarrollado por la Corporación Yakovlev, y su producción está prevista para 2025. La producción en serie del MC-21 ya está en marcha, y las aeronaves esperan la finalización de las pruebas de certificación. Las compañías aéreas podrían recibir al menos 10 de estas naves en 2025. Las instalaciones de producción pueden estar preparadas para fabricar 36 aeronaves de ese tipo al año dentro de unos tres años, según los expertos rusos.
Motores rusos
El motor turbofan PD-14 para el MC-21 está listo, y los vuelos de certificación están previstos para finales de marzo-principios de abril de 2025. A su vez, los vuelos de certificación del reactor regional SJ-100 con el motor PD-8 nacional también comenzarán el año que viene. Las pruebas en tierra de este motor, por su parte, están llegando a su fin.
Además, se está desarrollando el PD-35, un motor turbofán prospectivo de empuje ultraelevado para aviones de pasajeros de fuselaje ancho. De hecho, recientemente esta planta motriz superó las primeras pruebas en tierra, confirmando sus altas prestaciones y un funcionamiento acorde a lo pronosticado.
En 2022, en medio de las sanciones occidentales, la Unión Europea prohibió el suministro de aviones civiles y piezas de repuesto a Rusia y obligó a los arrendadores a rescindir los contratos con las aerolíneas rusas. También se prohibieron los servicios de mantenimiento y seguros de aeronaves, y la sustitución total de importaciones se convirtió en un factor determinante para la viabilidad de las aeronaves rusas.