Tras el apagón registrado en Colombia entre 1992 y 1993 entraron a regir en el país una serie de medidas que buscaban conjurar el agudo inconveniente puesto que el racionamiento de energía y las limitantes competitivas que el asunto generó, hizo que el país retrocediera en crecimiento y perdiera confiabilidad.
Los tiempos no eran nada sencillos, a los colombianos se les adelantó el tiempo una hora para hacer más eficiente el día con luz solar, el país atravesaba por un hecho sin antecedentes y debió acomodarse a una nueva manera de producir, laborar y estudiar, el apagón estaba encima, los embalses casi secos, por debajo del 50 y hasta el 30 por ciento, “la hora Gaviria” marchaba a todo full, como contingencia para poder seguir adelante y evitar un colapso nacional.
En ese momento todo era problema en el sector eléctrico, los colaboradores de la Corporación Eléctrica de la Costa Atlántica, Corelca, fueron a paro, las plantas térmicas no tuvieron mantenimiento y no eran suficientes, para colmo de males se presentó un retraso con los nuevos proyectos hidroeléctricos como el Guavio que se esperaba en 1987, pero no finiquitado en 1992, toda una pesadilla.
Fue uno de los instantes más difíciles del Estado, el ministro de Minas y Energía de la época era Juan Camilo Restrepo, a quien le tocó bailar con la más fea, en su gestión apagó el país de cinco de la tarde a nueve de la noche y entre tanto exploró con su equipo decisiones para corregir falencias muy visibles en el sector eléctrico lo cual estipulaba optimizar la oferta de energía proveniente de termoeléctricas e interconectar el país con Ecuador.
En charla con Diariolaeconomia.com, el director ejecutivo de la Asociación Nacional de Empresas Generadoras, ANDEG, Alejandro Castañeda Cuervo, apuntó que después de 30 años largos, los colombianos no están abocados a un nuevo racionamiento o apagón, habida cuenta que hay mejor oferta, no solo en hidroeléctricas sino en generación térmica.
Cabe recordar que Castañeda es un convencido que Colombia no solo puede generar con térmicas a carbón sino con gas natural, GLP e hidrógeno, una generosa opción de alternativas que conjuran el inconveniente, eso sí advirtiendo que a mayor costo por las dificultades que a las que llevan los mayores precios de estos insumos.
Según el directivo el tema es sencillo porque cuando se miran las cifras de energía firme y las obligaciones bajo la misma característica, es decir la corriente eléctrica que tiene el país en lo momentos más complicados como el fenómeno de El Niño y otros, podría que existe la energía firme y suficiente para atender la demanda ya que hay plantas térmicas existentes y otras que están por entrar al sistema interconectado, todo con las que operan con las reservas de agua.
Aclaró que a la fecha no hay certeza de qué tan intenso será el verano o qué tan fuerte será el fenómeno de El Niño, luego se hace necesario traer a colación el peor escenario hidrológico experimentado en los últimos 30 años y con las cifras actualizadas, recalcó, la energía firme es suficiente para poder hacerle frente a la venidera sequía.
Frente a la pregunta sobre si el país se quedó corto en la apuesta por plantas más robustas y confiables en todo el país, Castañeda aseveró que esa la composición 70 por ciento generación eléctrica hídrica versus 30 por ciento térmica, le ha funcionado a Colombia relativamente bien en las últimas tres décadas, contadas a partir del apagón de 1992.
“Uno siempre quisiera tener más seguridad y gozar de mayor tranquilidad con la generación térmica, pero eso es lo que tenemos hoy en día y justo con eso nos toca trabajar y con el supuesto de que las cosas y que lo planeado con el actual y los gobiernos anteriores, debería suponer los recursos suficientes para poder enfrentar el fenómeno de El Niño, repito, esa capacidad es la que tenemos, es la que hay, ahora el mensaje hacia adelante enreda un poco la discusión porque ya se empiezan a escuchar mensajes de que las térmicas deberían salir y todo lo demás, pero lo cierto es por la experiencia internacional, este tipo de generadoras son la que han terminado salvando varios sistemas eléctricos porque las energías renovables tienen su intermitencia y uno no sabe si al día siguiente habrá sol, viento o agua, luego la vida nos ha enseñado que debe haber firmeza en la generación”, declaró el señor Castañeda Cuervo.
Cierto es que el país esta preparado para la sequía venidera salvo algunos ajustes, pero para ANDEG con toda seguridad se va a necesitar, y se lo han dicho al Gobierno, mucha coordinación, preparar una logística importante porque se sabe que todo lo que son movimientos de carbón y de combustibles requieren enlace y coherencia, todo acompañado con factores de seguridad que permitan la movilización por carretera de todos esos energéticos inflamables, luego se hace perentorio asegurar una estrategia lo suficientemente fuerte para que las plantas cuenten con los insumos derivados del petróleo o hulla con la mayor suficiencia y eficiencia.
Un gran interrogante es que tan versátil o útil puede ser Hidroituango y otras hidroeléctricas frente a un Niño inclemente, precisamente, precisó Castañeda, el tema de la energía firme es eso, es decir, que cada quien pueda entregar la energía en el momento más complicado que para el caso de las represas generadoras es cuando llega la dura sequía, incluso, manifestó el conocedor, la hidráulica tiene algo de firmeza expresada en embalses asociados a la generación.
“repito, hoy yo no puedo aseverar que tan profundo y qué tan extenso va a ser El Niño, una cosa es manejar uno de tres meses, seis meses, ocho meses o más, es decir, escenarios totalmente distintos en medio siglo, empero con lo que se está viendo y con lo que tenemos más lo que está por entrar al sistema, plantas como Termo-Candelaria que pondrá en oferta 250 megas, Termo- Caribe y su monumental propuesta para potenciar el parque térmico del país. Hay que matizar que las plantas termoeléctricas de la Costa Norte, hoy en el banco de proyectos de la Unidad de Planeación Minero Energética, UPME, son Guajira uno, Guajira Dos, Termoeléctrica de Barranquilla, TEBSA, Termoflores, Termocandelaria, Termocartagena, Gecelca Tres, Gecelca 3.2, Termonorte, Proeléctrica, Termotesorito y Termocaribe.
Según informó ANDEG las dos últimas plantas que están en pleno montaje funcionarán con gas natural, sin embargo, hubo retrasos, un asunto que al quedar superado le dará sosiego al país dejando claro que las 17 obras asignadas en las subastas de energía del cargo por confiabilidad y contratos de largo plazo que tenían como fecha de ingreso 2019, pero que finalmente operarán desde 2023 porque ya están en la matriz energética.
El dirigente acentuó que todo dependerá de cómo evoluciona el fenómeno climático e inclusive de qué tan predecible se pueda volver el asunto, de todas maneras, informó, la cosas arrancan así, Colombia tiene la energía hoy para poder operar, ahora, explicó al país le tocará generar con combustible lo que hará que los precios sean mayores pues en la últimas semanas el precio en bolsa ha venido subiendo porque se ha tenido que generar más o menos entre el 25 y 30 por ciento de todo lo que se consume en el país con energéticos fósiles, carbón y gas natural, un fenómeno que podrá impactar las tarifas en vista que se corre el riesgo de subir más, no solo el precio sino la utilización de los combustibles ya que no se pueden obviar plantas que necesiten gas natural importado o combustibles líquidos.
La respuesta, repisó Castañeda, es cada vez más clara, generar con térmicas cuesta más porque paga el precio creciente de los combustibles, el carbón, por ejemplo, vale por tonelada dos o tres veces más de lo que costaba hace dos años, el gas natural vale por tres frente a 2020, circunstancias que el consumidor debe tener en consideración.
El cargo por confiabilidad, un mecanismo creado con la función específica de poder contar con la disponibilidad de poder contar con las plantas de generación lo que garantiza poder entregar la energía a tiempo con unas plantas operativas, son sinónimo de suministro eléctrico a tiempo. Subrayó que a las térmicas les corresponde comprar los combustibles para cumplir con su misión, algo que se logra con el pecio de bolsa y desde luego el cargo por confiabilidad que garantiza la disponibilidad de la matriz, la misma que debe tener operatividad, mantenimiento y todo cubierto.
Manifestó que actualmente la bolsa le da a un generador térmico lo dineros para que pueda seguir comprando el combustible algo que se refleja e los costos variables, un rubro que remunera el mercado, una relación muy estrecha entre cargo por confiabilidad, precios de bolsa y todo lo que viene hacia adelante.
Contrario a lo que muchos dicen, ANDEG asegura que Colombia mantiene la categoría y sigue siendo un referente a nivel mundial en el tema eléctrico pues vasta ver lo que hacen otros sistemas y mercados al tratar de incorporar modelos de eficiencia como cargos por confiabilidad, todo un voto por la sostenibilidad y el abastecimiento eléctrico, nada más y nada menos que garantizar la operación de las mencionadas plantas, un debate que ya se dio en Europa por la guerra entre Rusia y Ucrania e inclusive Estados Unidos que ya incorpora este tipo de temas, sinónimo de certeza.
Castañeda insistió que desde el punto de vista regulatorio, Colombia tiene un sistema relativamente confiable, sólido y en el que la gente confía, todo por unas inversiones hechas gracias al cargo por confiabilidad cercanas a los 15 o 17 millones de dólares desde que la figura se creó en plantas nuevas, sin un contrato simplemente apalancadas en la credibilidad que tiene la regulación, un activo sumamente importante porque los inversionistas ven con muy buenos ojos el esquema eléctrico colombiano, el mismo que se traduce en un excelente mensaje.
Las privatizaciones en el sector eléctrico fueron útiles
Si bien hay un mundo de críticas al proceso de venta o privatización de las electrificadoras y los grandes activos del sector eléctrico en Colombia por considerar que fueron adquiridas por debajo del precio justo e inclusive con detrimento para la nación por la entrega de la muy rentable Isagen y otros activos, el director ejecutivo de ANDEG Alejandro Castañeda Cuervo, expuso que la inversión se ve altamente reflejada y se hace notoria con las eficiencias.
Para el experto, la mejor decisión que tuvo la Constitución Política de 1991 y posteriormente las determinaciones de los gobiernos siguientes, fue vincular al sector privado en la prestación de los servicios y particularmente en el servicio de energía eléctrica.
Un dato nada menor dice que entre 1991 y 1992 cuando vino el apagón, la deuda del del sector eléctrico pesaba en el total de endeudamiento de la nación el 40 por ciento lo que significaba que el Estado no tenía recursos para invertir en educación, salud y básicamente en los derechos fundamentales, incluyendo seguridad, elementalmente porque el sector eléctrico se llevaba una cantidad muy importante de recursos, algo que después de las reformas a las leyes 142 y 143 que le dio la bendición a la participación del sector privado, el gobierno cambió su rol poque dejó la generación, construcción de centrales y otro tipo de participación en la cadena eléctrica, para convertirse en constructor de la política, de la regulación y así mismo de vigilancia y control, un cambio muy importante si se tiene en cuenta que liberó a la nación de una carga concentrada en un sector que la tenía consumida.
Suspender el parque eólico de Enel es una mala noticia
Hace unos días la multinacional Enel suspendió indefinidamente la construcción del parque eólico de la Guajira. En opinión del director ejecutivo de ANDEG, el hecho es un pésimo mensaje y una de las cosas que se ha venido charlando con el actual gobierno pues se necesita el apoyo del ejecutivo para poder seguir con la ejecución del plan de generación eólica tanto en la Guajira como en el resto del país.
Puntualizó que es demasiado preocupante que todos los problemas sociales, de comunidades y otros, conlleven a la no ejecución de los propósitos en estructura eléctrica lo cual lleva implícito inversiones y oferta de nuevos empleos.
El plan Guajira era un plan que podía entrar en operación este año, pero que lamentablemente ante las vicisitudes deberá esperar, una precaria notificación para la transición energética y sus proyectos de energías renovables.
El asunto, detalló Castañeda no deja de alarmar porque pone en tela de juicio la política de transición energética que se ve enturbiada por el escenario y con ese inconveniente los proyectos diseñados para dar los primeros pasos en generación limpia o renovable.
Aparte de inconvenientes contractuales, licencias, intervención de comunidades y orden público, hay unos adyacentes como consulta previa, manejo con colectividades, bloqueos, paros y otros elementos que demoran o impiden la ejecución de proyectos.
Sobre el licenciamiento comentó que se vienen reportando retrasos importantes en las licencias de los proyectos, algo que manifestó hace poco el presidente de la República quien expresó su preocupación puesto que la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales, ANLA, no estuviera dando asentimientos a proyectos renovables. Otro inconveniente en materia de desarrollo y apuestas en construcción e infraestructura pasa por temas de seguridad que golpean frentes logísticos como ha pasado con el carbón de Norte de Santander ya que en la región del Catatumbo se han reportado serios problemas con los camiones razón por la cual algunos transportadores están optando por no recoger el mineral que se produce en esa provincia nortesantandereana.
Al final Castañeda hizo una precisión ya que en lo temas de bolsa y el ajuste al alza de los valores, una cosa es que la bolsa suba los precios y otra muy distintas que las tarifas al usuario se eleven, con esto el directico señaló que si a una persona el kilovatio hora le cuesta 100 pesos, el 40 por ciento de ese kilovatio corresponde al segmento generación, es decir 40 pesos, de eso, manifestó, hay que decir que los usuarios están promedio cubiertos a un 80 por ciento, es decir que el efecto de bolsa termina siendo el 20 por ciento del 40, es decir entre el cinco y el ocho por ciento, todo dependiendo de los precios en la bolsa, el tema es trascendental porque en los últimos días el Gobierno ha dicho que las tarifas escalarán porque las térmicas van a operar, algo que no es tan preciso ya que las termoeléctricas se prenden debido a que tienen un costo y se necesitan, pero si los comercializadores fueron previsivos e hicieron la tarea y se cubrieron con contratos, no hay ningún problema, es más se puede decir que la gran mayoría de las empresas están protegidas, en la región Caribe, insistió, la exposición es muy baja, llega al diez por ciento.
“Ahora que hay unas electrificadoras y unas comercializadoras que no han hecho la tarea y que no tienen contratos suficientes o que muestran una exposición a bolsa superior al 30 por ciento, desde luego que están hoy en el mercado, lo peor del cuento es que de las diez principales, más o menos, unas cinco o seis son de la nación y por eso hemos enviado un mensaje al Gobierno porque hay que hacer que esas empresas contraten o tengan una cobertura que no sea la bolsa para que por ese lado los usuarios no sufran los consecuentes incrementos en tarifa, todo invita a mirar la cadena eléctrica y por esa vía constatar quien fue eficiente y juicioso, para detectar también en dónde no se asumió la cobertura afectando a quien finalmente paga la factura”, concluyó el director ejecutivo de ANDEG Alejandro Castañeda.
De todo ha pasado en el sector eléctrico, finalmente hay que recordar con algo de amargura que dentro de las soluciones buscadas para atenuar los efectos del racionamiento y el apagón de 1992 fueron adquiridas unas barcazas que supuestamente generarían energía, el desencanto fue total por cuanto todo lo que produjo dicha compra fue un escándalo por corrupción pues finalmente las embarcaciones mágicas no le dieron ni un kilovatio a Colombia.
El apagón dinamizó al ministerio de Minas y Energía, nació por ello la UPME y la Comisión de Regulación de Energía y Gas, CREG, ente que le dio vida en 2006 al cargo por confiabilidad, un instrumento para garantizar provisión de energía eléctrica a los colombianos. El apagón terminó en febrero de 1993, una vez volvieron las lluvias y atiborraron los embalses.