Miércoles, 28 Octubre 2015 09:05

El negocio de las frutas está como un lulo

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El secreto del éxito en el sector de las frutas es la asociatividad y una producción inocua y de alta calidad.

El mercado frutícola en Colombia empieza a moverse con mayor dinámica gracias a una sinergia que tienen los productores con la Productora de Jugos, Projugos, firma del grupo Postobón.

Al atender a Diariolaeconomia.com, el Gerente General de Projugos, Luis Fernando Marín, aseguró que las asociaciones que tiene la empresa con productores colombianos de fruta ha arrojado los mejores resultados aclarando que actualmente hay tres tipos de frutas con las que se tienen esas sociedades y tienen que ver puntualmente con mora, mango y lulo.

Para el caso de la mora y el lulo, explicó, las asociaciones están conformadas en Risaralda y en Santander. Las asociaciones que tienen que ver con mango están en la costa norte, en el departamento de Bolívar.

El Gerente de Projugos comentó que a la fecha la firma está comprando unas 26.000 toneladas de fruta al año y de ese monto cerca de 20.000 toneladas hacen parte de la absorción de mango que es la principal fruta del grupo, pero de manera adicional la compañía adquiere en el sector primario mora, banano, lulo, maracuyá, uchuva y tomate de árbol.

Las compras anuales suman en promedio 10.000 millones de pesos que le representan ingreso a 1.200 familias que hacen parte de las asociaciones, pero hay una buena cantidad de fruta que no está en ese sistema cooperativo, pero que se les compra a unos intermediarios que podrían sumar familias favorecidas con la siembra de frutales.

Hay potencial para crecer

Al analizar casos exitosos en frutas en el hemisferio como Chile y Perú, el Gerente de Projugos aseguró que en Colombia hay espacio para replicar esas gratas experiencias porque hay suelos, agua, gente y mercado, empero indicó que se requiere de mucha organización, de política estatal y de alianzas estratégicas entre agroempresarios con el sector privado o la agroindustria.

“El agricultor solo no lo puede hacer, el labriego necesita la parte de comercialización y esa tarea cuando se concibe en altos volúmenes se hace solamente a través de la agroindustria. Entonces, claro que se puede llevar a cabo el sueño de producir y ganar, pero hay que hacer un cambio del chip muy grande entre la parte privada, el estado y obviamente entre los agricultores, pero definitivamente solos no se puede”, expuso el señor Marín.

Aclaró que la agroindustria necesita volúmenes de fruta de grandes proporciones es decir 10, 15 y hasta 20 toneladas de fruta por día y un agricultor solo, afirmó, no está en capacidad de abastecer esa demanda y es cuando se hace necesaria la asociación para poder llegar a esos volúmenes.

Dijo que otro contratiempo al pretender llegar solos a la agroindustria tiene que ver con la infraestructura porque los fletes no le ayudan al productor toda vez que tiene que optimizar transporte, adecuar bodegas y contar con cuartos de frío, Haciendo esas cuentas, solo no puede y es cuando salta a la palestra la asociatividad como la gran opción de crecer en el mercado y pensar en grande.

“Eso es lo que nosotros al interior de Postobón y de Projugos estamos tratando de buscar con la gente en Colombia”, apuntó.
En fruta exótica, el grupo trabaja con el maracuyá que es una fruta que entra dentro de ese grupo, sin embargo esta fruta depende mucho de la oferta y la demanda internacional lo cual no garantiza un precio estable. La compañía considera que la siembra de esta passiflora es peligrosa o de mucho cuidado porque perfectamente el precio puede caer en un 50 o en un 70 por ciento de un mes a otro lo que hace complejo el cultivo.

Otra passiflora o fruto con flor de la pasión de moda es la Gulupa la cual va en cantidades importantes a Europa, pero tiene una particularidad y es que su precio es mucho menor que el del maracuyá, básicamente porque compite con una fruta muy similar que se cultiva en Asia.

Dijo que el futuro de Colombia en frutas es boyante solo si se trabaja de manera juiciosa en el tema de producción en donde la inocuidad y la producción limpia como tal se afianza como una prioridad porque se trata de productos que deben ser aceptados por la norma colombiana, por la norma americana y por la norma europea. Este punto, reconoce el empresario, afecta en algo la productividad de los agricultores, pero insistió en que hay que ver el factor precio y la permanencia en el tiempo en mercados exigentes que pagan fruta producida bajo las más rigurosas normas sanitarias.

“Si nosotros no producimos limpio, no vamos a poder exportar y vamos a seguir pensando en pequeño y a convencernos que solamente el mercado son los 45 millones de colombianos, si esto quiere cambiar y volverse superlativo no hay que pensar solamente en Colombia sino en los 1.500 millones de personas que podemos atender, pero allá solamente se llega de manera limpia de lo contrario estaremos por fuera del mercado”, sentencio, Luis Fernando Marín.

Independiente de los resultados precarios que arrojó el censo agropecuario, el Gerente de Projugos es un convencido que hay cómo reaccionar porque hay conciencia de que el campo es pasado, presente y futuro al cual hay que apostarle y relanzarlo y para ello considera que la puerta está abierta. Aseveró que ahora lo más importante es tomar la decisión y dijo que la decisión que se tenga que tomar hay que tomarla ya porque ello acompañado de acciones para lograrlo hace completamente viable la recuperación del agro.

Subrayó que en este momento de toma de decisiones, los protagonistas son el estado, el agricultor y la agroindustria.
El mercado crece

A juzgar por la dinámica del mercado, la venta de jugos es un renglón que cada día crece más porque la gente ve en esta bebida una alternativa sana e importante y su mayor consumo, anota Marín, es una tendencia no solamente nacional sino a nivel mundial porque cada vez la gente consume más fruta y más jugo motivo por el cual Postobón y Projugos le siguen creyendo a este negocio que deja utilidades a la cadena, empezando por el productor primario.

El Grupo, añade el empresario, está muy comprometido con el campo y por ello hay reportes de mayor crecimiento. Dentro de los objetivos está comprar mayor cantidad de fruta colombiana y poder ayudar a los agricultores que son los grandes aliados de la organización. “Queremos el beneficio de ellos y el de sus familias, a eso es a lo que le estamos apostando y seguramente por muchos años más estaremos en ese tema”.

Dentro del cambio de concepto, el grupo Postobón quiere que cada vez haya menos campesinos y más agroempresarios, más agroemprendedores y aliados de la industria.

Cabe precisar que en la dieta humana, las frutas son alimentos de grandes propiedades por cuanto son ricas en vitaminas, minerales, fibra y antioxidantes, en algunos casos de grasas. Muchas frutas son dueñas de grandes cantidades de vitamina C y potasio, otras son ricas en agua como es el caso de la patilla o el melón que le aportan al cuerpo una hidratación importante pues no en vano se habla de un veinte por ciento de líquido.

Una historia con frutas

La historia no es precisa en producción de frutas, pero hay quienes aseguran que el cultivo de frutos y cereales empezó hace 10.000 años cuando el hombre se hizo sedentario y tipificó alimentos como frutas y cereales de acuerdo a sus necesidades y gustos.

En el antiguo Egipto las inundaciones del Nilo ayudaron a la agricultura de algunos productos básicos como habas, guisantes, cebollas, ajo, lentejas, col, pepino, lechuga puerro o los rábanos. La dieta en proteína provenía de pescado, oveja, aves de corral, cerdo y carne de res, pero en momentos de celebración. En los dominios del Faraón las frutas no fueron muy conocidas porque los cítricos tan solo llegaron a la mesa con los romanos. Eran muy apetecidas frutas como el dátil, la uva, la granadilla, el melón y la sandía. Deleitó el paladar egipcio la algarroba y una especie de higo conocido como sicómoro.

Caso opuesto fue el imperio romano en donde las frutas fueron determinantes en el arte culinario en vista que se usaban en salsas agridulces para acompañar carnes o ensaladas. En las tierras del César las frutas dejan su característica recolectora y primitiva para entrar en una actividad pasional y de deseo porque las frutas eran el encanto del menú desde la mañana hasta el anochecer.

Los romanos fueron grandes consumidores de dulces higos, aceitunas y pasas, pero también tenían gusto por las manzanas, las peras, las uvas y las ciruelas. Con las invasiones fueron conociendo nuevos frutos como la cereza que los enloqueció, pro que era una fruta ya muy conocida en Grecia. De Asia menor se importaron los albaricoques, los dulces melocotones, los pistachos o el loto de sabor afín con el dátil.

conocían la naranja o el limón que eran cultivados en tierras orientales, ni muchas del trópico o del continente que siglos después irían a descubrir y en donde las frutas decoran cada paraje y cada estancia, porque al parecer Dios tenía como jardín de jugosas frutas la América que accidentalmente encontró don Cristóbal Colón.

En síntesis las frutas han sido y serán protagonistas, desde el jardín del edén con el manzano prohibido hasta las grandes inspiraciones artísticas como la vendimia o los cuadros tropicales de los frutos en América. Esos alimentos bondadosos que han estado durante toda una vida con nosotros retoman su papel protagónico en Colombia y se perfilan como un renglón rentable al que con trabajo y dedicación se le sacará mucho jugo.

 

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