Con toda la alharaca que se formó en torno al tema del arroz y de las protestas que ha traído el aplazamiento del giro de los dineros para el pago del incentivo al almacenamiento, hubo espacio para escuchar conceptos arroceros justo en esos predios, en las calurosas, ardientes y sofocantes tierras de Saldaña, un municipio relativamente joven del Tolima y propietario de una riqueza agropecuaria que demuestra que el futuro no es la minería ni los hidrocarburos sino la producción de alimentos y la preservación de la única minería sana, la que cuida cuencas hidrográficas que garantiza agua a disposición del hombre y básicamente líquido para la vida.
Allá en las acaloradas tierras que refrescan y bañan las aguas de los ríos Saldaña y Magdalena crece floreciente y bendita la agricultura, la ganadería y el turismo, ese que atrae con una temperatura cercana a los 30 grados centígrados y con una gastronomía tolimense para los paladares más exquisitos.
En esa tierra musical y alegre que genera riqueza en la labranza, la misma que tiene en sus feudos el distrito de riego del río Saldaña, UsoSaldaña, escuchamos quejas, denuncias y puntos de vista, las cuales al ser analizadas con calma y con antecedentes hacen pensar que las inquietudes no solo de arroceros sino de 19.000 habitantes tienen todo el asidero.
Para los productores, todos, los TLC deben ser el vehículo ideal para importar bienes de capital, tecnología y electrodomésticos que no se fabrican en Colombia, pero cuestionaron el ingreso de alimentos que son cultivados en el país y que con el libre comercio castigan duramente al productor porque debe competir sin las ayudas y sin los subsidios que dan los países desarrollados a su agricultura convirtiendo dicho reto en un inri y en un lastre para la economía campesina.
Al hablar de la realidad del agro y del futuro, los arroceros aseveran que la luz del progreso empieza a irse porque hay muchas concesiones, muchas medidas que precarizan la renta campesina y una fila de hechos que demuestra que lo que menos quiere el estado colombiano es darle vida y opciones al campo puesto que hay compromisos internacionales que deben cumplirse sin importar la ruina de los productores nacionales que siguen aferrados a la esperanza y a ese espíritu solidario de los colombianos que cada vez demandan productos propios porque como dice la canción, en cuestión de compras, “lo de mi tierra primero”.
No quedó atrás la coyuntura internacional y por eso vieron con buenos ojos las medidas tomadas por el Reino Unido con el Brexit y la misma elección del Presidente, Donald Trump, quien le ha dicho al mundo también que América es para los americanos y que las empresas y los empleos deben blindarse, es decir que con base en un nacionalismo entendible, Estados Unidos defenderá su economía y la calidad de vida de sus conciudadanos. Para los arroceros, ese ejemplo lo debe tomar Colombia porque mientras unos cierran y protegen sus empresarios, sus campesinos y sus trabajadores en Colombia se abre la puerta a la tragedia, a la banca rota y a la miseria pensando que se logró el punto de riqueza y de excelencia para ingresar a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, OCDE.
En fin, son varias las expectaciones de los productores de arroz que han hecho una tarea encomiable en competitividad y que de manera increíble sienten el maltrato y el desprecio de una parte del estado que no alcanza a vislumbrar la importancia que tiene para la economía, el desarrollo rural y la soberanía alimentaria, hoy en el ojo del Huracán porque en el país sigue el pavor por la llegada de la multinacional Monsanto con su imperio de absolutismo en semillas y con unas políticas austeras que han hecho llorar a los mismos productores americanos, algunos por fuera de la actividad agrícola por líos serios con la matrona de la agricultura a gran escala en el mundo.
Para los arroceros el libre comercio es una opción, pero no acabando factorías o quebrando sectores por un simple capricho de la Organización Mundial del Comercio, OMC, organismo que debe revisar los impactos sociales en los países en vía de desarrollo en donde las importaciones están masacrando renglones productivos. Sobre este punto nos quedó sonando la frase de un desprevenido campesino, “Hablar de libre comercio es como hablar de la vida del mundo, pero fusilando a los más pobres y a los más pendejos”.
El Coordinador de la Oficina de Desarrollo Agropecuario de la Alcaldía de Saldaña, Jorge Roberto Ortiz Reyes, habló con Diariolaeconomia.com y aseguró que la administración de turno quiere a toda costa proyectar el municipio hacia un futuro próspero sin perder esa perspectiva agropecuaria que le da identidad, esencialmente con los cultivos de arroz que representan más del 85 por ciento de las siembras pues no en vano la producción de esta región representa el 30 por ciento de la oferta nacional del alimento.
Destacó la cría de ganado, los cultivos de otros secanos como el maíz y la siembra de cítricos. Otros productos son los de pancoger como es el caso del plátano, yuca y otros que van a la mesa de los saldañunos.
El funcionario manifestó que hay una honda preocupación con los precios del arroz y con todo lo que tiene que ver con costos de producción porque los agro insumos están por el cielo y para colmo de males con las importaciones vinieron unos problemas fitosanitarios que demandan más cuidado y mayor inversión.
“Hay inconvenientes con el vaneamiento que hizo mella en las cosechas porque de una recogida de 130 y 140 bultos por hectárea se pasó a 40 bultos lo cual es una tragedia económica porque la menor productividad castiga la rentabilidad que descuenta costos representados en abonos, plaguicidas, obreros y arriendo. La reciente ruptura del convenio entre gobierno e industriales desplomó en quince días el precio porque perdió entre 25.000 y 30.000 pesos por carga lo cual afecta a los productores del plan comprendido por Espinal, Flandes, Chicoral, Guamo, Saldaña, Natagaima, Coyaima, Prado, Suárez y Ortega que vive de la economía arrocera y con un precio tan bajo no se cubren ni siquiera los costos de producción, es decir hoy la siembra se está dando a pérdida”, comentó el señor Ortiz Reyes.
Agregó que con las inundaciones hubo cultivos totalmente arrasados y pese a que hay alivios financieros, la deuda con el Banco Agrario permanece y hay que pagarla con plata que no se sabe de dónde va a salir en vista de las dificultades por las que atraviesa el sector. El funcionario pidió una mirada urgente del gobierno a Saldaña porque hay graves problemas que tienen su origen en el cambio climático y en donde debe haber una mesa técnica y financiera para enfrentar los problemas y darle viabilidad a los arroceros y a otros productores del campo.
La solución del agro, agregó, está en la disposición de recursos frescos y justo en ese frente está el problema porque la plata para la ruralidad siempre es la más difícil de conseguir y la que se entrega cuando los inconvenientes han acabado cosechas o tienen en el limbo financiero a los productores.
Como muchos productores dicen, el problema agrario que ya existía, se agudizó con la apertura de 1991 y la estocada se le dio a muchos con la negociación precaria de los nefastos tratados de libre comercio que antes que beneficio lo que hicieron fue concesionar soberanía y entregar sectores para desaparecerlos.
“Nos preocupa el tener que competir vía TLC con países desarrollados, con conceptos elevados de productividad y competitividad, además con ayudas y subsidios mientras que en Colombia se hace agro con las uñas y con muchísimo esfuerzo. Hoy esos tratados se han afianzado como una herramienta de chantaje porque los industriales optaron por amenazar al agricultor con importar arroz de otros países a precios de 70.000 pesos la carga. Eso no debe ser así porque viven amenazándonos y chantajeándonos a los campesinos que no merecemos un trato de quinta cuando nos toca trabajar y producir tan duro, eso no es así”, declaró Ortiz Reyes.
El también agricultor recalcó que lo importante es crear una cultura de compra productos colombianos y acabar con algunos cánceres de la economía agropecuaria expresados en una intermediación leonina e injusta porque muchos oportunistas que no saben que es tierra o siembra, se quedan con todas las ganancias en tanto que al productor se le deja la ruina. En este caso, dijo, es bueno que las multinacionales y muchos que viven del productor primario aprendan sobre equidad y reconozcan precios justos y dignos.
Saldaña bien en ganadería, pero con peros
El municipio de Saldaña cuenta con 266 predios destinados a la ganadería y actualmente el rebaño suma entre 10.000 y 11.000 cabezas de bovinos principalmente de la raza cebú.
El técnico agropecuario de la Oficina de Desarrollo de Saldaña, Edwin Cabrera, explicó que la ganadería del municipio es de doble propósito y aclaró que en Saldaña hay desde quien tiene una vaca, veinte, cien, doscientas y trescientas. Es por eso que hay ganaderos pequeños, medianos y grandes los cuales se ocupan de una tarea importante para el municipio, pero que a la fecha reportan problemas ya denunciados por la Federación Nacional de Ganaderos, Fedegan, como abigeato y mataderos clandestinos porque los que estaban en proyecto se quedaron en una buena intención por falta de presupuesto por cuanto cada matadero requiere de inversiones que van entre los 500 y los mil millones de pesos.
En lo que tiene que ver con robo de ganado, el asunto es cada vez más apremiante porque las quejas crecen y todo apunta a que se trata de bandas que vienen de otras regiones. El tema no es menor porque inclusive están matando reses en los mismos predios y robando ganado casi que en las narices del ganadero.
Las autoridades han establecido que entre el sacrificio y el desposte del vacuno hurtado hay un tiempo que puede ser de una hora lo que dice que este robo y estas prácticas las hacen personas muy duchas en el oficio de matar ganado.
Aunque los ciclos de vacunación se cumplen a cabalidad, hay ganaderos que procuran no hacerlo por el impacto que la vacuna trae sobre la producción de leche, de todas maneras hay una conciencia casi que generalizada de la importancia de mantener el estatus sanitario por inocuidad y oportunidad de abrir mercados.
En el año hay dos ciclos de vacunación el primero programado en mayo y el segundo en noviembre en donde el ganado queda protegido contra enfermedades tales como aftosa, brucelosis y tuberculosis todo por un costo de 995 pesos por dosis.
Recomendó el acopio de agua y unas reservas de proteína que permitan una buena conversión de carne y leche en tiempos de extremo verano cuando el ganado pasa necesidades por falta de prevención y de estrategia porque sin duda alguna, los productores están aprendiendo a enfrentar el cambio climático con excesos de agua y con sequías insoportables.
Quejas como arroz
El productor de arroz y hombre muy cercano a la Federación Nacional de Arroceros, Fedearroz, José Román Flores, sostuvo que hay optimismo en el sector arrocero en aras de que el gobierno cumpla con lo prometido. Dijo que de darse lo que expresó el ministro de Agricultura y Desarrollo Rural, Aurelio Iragorri Valencia, en el sentido de vincular a la pequeña y mediana industria en la compra del arroz, las cosas pueden mejorar.
Señaló además que el sector puede estar tranquilo si se cumple con el apoyo de 20.000 pesos por carga hasta el 30 de junio lo cual no se ha reglamentado, pero que de salir dará aire a un sector que atraviesa por un momento difícil por el factor precio.
El agricultor manifestó que el negocio arrocero lo han manejado los industriales desde hace muchos años, haciéndolo a su acomodo y con los precios que ellos consideran más no como debiera ser, es decir, teniendo en cuenta costos de producción y otras aristas. Claro ejemplo de esos alcances es que este año los molinos bajaron el precio del arroz sin ninguna justificación, desconociendo el desembolso del agricultor con impuestos y agroquímicos.
Aclaró que Colombia es un país que no puede competir con los arroceros de Estados Unidos porque en ese país hay todo tipo de ayudas que les ofrece el gobierno, incluida una insuperable infraestructura mientras que en Colombia no se tiene nada.
“Aquí no caben eufemismos y en Colombia el que no previó el cambio climático y disminuyó su producción se jodió porque no hay un salvavidas destinado para favorecer a los agricultores. Aquí los problemas agudos de 2009 y 2010 dejaron pérdidas millonarias y los productores todavía están tapando los huecos de esa época. Nosotros producimos y vendemos de cuenta nuestra, no hay ayudas importantes aunque hay que reconocer que hasta ahora el gobierno quiere meterse en ese cuento”, afirmó José Román Flores.
Para este importante hombre del arroz, es muy urgente revisar los TLC porque fueron negociados a las carreras y en total desventaja para muchos productores del campo que terminaron entregados en las peores condiciones amen de la oposición del gremio y de las advertencias hechas desde varias tribunas.
Lo grave del asunto es que el próximo año terminan los años de gracia para el sector arrocero pues a partir de 2018 habrá un desmonte global del seis por ciento, pero cuando ya la partida quede en cero arancel, los arroceros no tendrán como competir porque tendrían que sembrar arroz a razón de 90.000 pesos por carga aproximadamente cuando los costos por hectárea llegan a los siete millones de pesos. En esas condiciones, explicó el arrocero, habría que bajar los costos en cuatro millones por hectárea, tarea imposible con el valor de los insumos que en Colombia son los más costosos de la región.
José Román Flores dijo que invitar a los productores colombianos a un TLC no es más que organizar un bazar de quebrados porque contra los grandes productores no hay manera de competir y con ello vendrá la desolación de los campos.
Para colmo de males los combustibles para mover maquinaria son también costosos es decir que así regalaran el arriendo, los costos de producción están en 5.5 millones de pesos por hectárea.
Problemas y más problemas
A su turno Libardo Cortés, miembro de la Junta Directiva de Fedearroz, manifestó que hay preocupación por todo la incertidumbre que reina en el sector más teniendo en cuenta que en julio arranca la cosecha y el incentivo al almacenamiento sigue siendo un acertijo.
La situación no es menor porque la carga de arroz que se pagó hace un año y hasta no hace mucho a 143.000 pesos hoy se remunera a 125.000 pesos ratificando que el negocio se cayó porque los arroceros están comprando pan para vender pan. La producción que cuesta 6.2 y 6.5 millones por hectárea está muy alta sencillamente porque los arriendos subieron de manera desproporcionada. El impacto por arriendo es de 1.5, dos y hasta tres millones de pesos, otra pata que le sale al gato.
El asunto es sencillo, por cada hectárea salen 100 bultos de arroz que es la producción estándar, al precio de hoy 125.000 por carga (dos bultos) el total da 6.2 millones en promedio es decir muy por debajo de los costos de producción y de las acreencias de muchos. La rentabilidad fácilmente se evapora y dolientes no se ven por ningún lado.
En medio de las vicisitudes Saldaña y el Tolima hacen parte de una región privilegiada que puede sembrar arroz todo el año porque cuenta con distrito de riego lo cual garantiza cosechas óptimas y a la mano de los consumidores nacionales.
Cortés dijo que la revisión de los TLC es un asunto urgente porque el negocio rural así como la seguridad y la soberanía alimentaria quedaron en manos de los gigantes productores del mundo y en este caso de los americanos que producen en condiciones elevadas de competitividad y con unas ayudas que fácilmente aniquilan a la competencia local, factor que acabará con todo un tejido social y con unos sectores que pasarán tristemente a la historia.
En opinión de, agricultor, el TLC con Estados Unidos como los otros, quedó mal negociado y es por eso que los países y la misma OMC deberían sentarse a mirar cifras e impactos porque tal y como están las cosas la bandeja paisa y los tamales vendrán de Oklahoma.
“Es perentorio crear salvaguardias para los alimentos porque las condiciones están dadas para que las cuotas pactadas en arroz y en otros productos generen un desplazamiento del producto nacional y con ello el fin de la actividad agropecuaria. Realmente estos TLC se diseñaron para ayudar a los campesinos, pero no a los de Colombia sino a los estadounidenses y europeos porque sin ponderar, el labriego doméstico entrará en extinción, es muy duro, muy injusto, demasiado alarmante y eso lo debe leer la OMC porque un país que pregona la paz tan solo la puede encontrar en el campo más no en un peladero”, añadió Cortés.
De la chicha al whisky
Sobre las diligencias que hace el gobierno colombiano para ingresar a la OCDE, Libardo Cortés indicó que no tiene sentido que un país tan pobre y terriblemente desigual y corrupto como Colombia aspire a entrar a un exclusivo club de ricos que fue diseñado para grandes potencias en donde la calidad de vida es un credo, la infraestructura un lujo para todos y las necesidades se satisfacen sin demora alguna. En ese modelo, reiteró, Colombia no tiene cabida porque está a años luz de la igualdad, del equilibrio social y el desarrollo.
Un país como Colombia, aseveró, no puede estar de entrada en un sitio de notables y muy ricos en donde será el hazmerreír, no tendría sentido que la comunidad internacional y poderosa le diera buen recibo a un país pobre, casi que en andrajos y ni siquiera de trapos nacionales.
“Entrar a la OCDE es como pasar de la chicha al whisky fiado porque a decir verdad en ese club no hay como ni con qué pagarlo”, exteriorizó.
Esta es la agricultura de Saldaña que no es diferente a la del resto del país que se enfrenta a los inexorables cambios climáticos y a la contaminación ambiental que a su vez se afianza como el gran reto genético.
Fue valioso visitar esta región de verdes llanuras cubiertas por un cielo azul despejado y conocer más colombianos laboriosos y comprometidos con el país, de esos que llevan el trabajo como una bandera y el sufrimiento como el componente primordial de su ADN.
En “La Sureña Preciosa” como se le conoce a Saldaña conocimos al señor Raúl Monroy Molina, quien compuso el himno del municipio para generar mayor identidad. Este experto en la historia de la región tiene sesenta años de edad y vio nacer el nuevo municipio porque Saldaña tiene apenas 48 años de fundado.
Es bueno decir que la historia de Saldaña se remonta a 1892 cuando fueron donados unos terrenos para un caserío que llevaría el nombre del cacique Catufa, pero con el correr de los años y puntualmente en 1934 el nombre del temible Catufa, el recio guerrero pijao, se pierde y entra el de aquel soldado español que murió ahogado en las aguas del enorme, imponente y presuroso río. Sí, allí murió el soldado Saldaña y por ello en homenaje al difunto su apellido pasó a un río y a todo un caserío que en 1969 tras la ordenanza número cinco de la Asamblea del Tolima elevó la categoría de la inspección de Policía de Purificación al gran municipio que es hoy.
Como lo dice el maestro Raúl Monroy Molina, vimos un llano agreste, suelo de pijaos, con agricultores dispuestos a trabajar fuerte y sin horario porque saben que su actividad alimenta hogares y forja seres buenos, de principios y aferrados a Dios, el ser Supremo que no rubrica acuerdos comerciales porque según la Biblia las ambiciones que generan detrimento son pecados.
Seguramente volveremos a Saldaña, al escenario de la morena de cuerpo caliente, porque de San Pedro, tamales, bambuco, lechona y siembras de arroz no se puede estar ausente.
Fue grato estar en Saldaña, en la capital arrocera en donde sin duda alguna se siembra arroz, paz y amor y en donde mirando el ancho y oscuro río que nace y muere en el Tolima se hacen reflexiones varias, entre ellas, ¿los TLC serán la lápida del campo?, ¿será el arroz el desgraciado soldado que falleció por inmersión?, ¿se acabará la historia agropecuaria de Colombia?, ¿Cuándo no haya nada, tan solo miseria y nadie quien pueda comprar, vendrán los americanos a ofrecerle alimento a un pueblo fantasma?, la verdad hoy reina la angustia hasta en el alma atormentada del soldado Saldaña.
Coronan su frente dos grandiosos puentes
Que salvan el río que bañan su vientre,
Sureña preciosa de catufa esposa,
Cabellos de espigas doradas del sol.
Paraíso hermoso de fértiles tierras
Bañadas en oro de arrozal maduro,
En los surcos de arado y labranza
Ven sus hijos crecer la esperanza.
Agradecemos la deferencia a la Alcaldía de Saldaña, a Fedearroz y a un pueblo maravilloso.