Este primero de julio arrancó la cosecha arrocera y los productores reman en un mar de incertidumbre toda vez que hay una situación non sancta que tienen a muchos agricultores entre la espada y la pared. De todas maneras los productores del cereal hacen un llamado a la concertación entre gobierno, industria molinera y arroceros para explorar salidas a una problemática que va desde los bajos precios hasta los métodos para comprar el alimento.
El presidente de la Federación Nacional de Arroceros, Fedearroz, Rafael Hernández Lozano, le dijo a Diariolaeconomia.com que hay una situación alarmante y es que la industria molinera financia a algunos agricultores, no pocos, y el lío parte que si el productor no le compra insumos, sencillamente esta no le compra la cosecha poniendo en calzas prietas a ese eslabón del sector primario.
Según Hernández Lozano, si eventualmente hay compras de arroz, estas se hacen de acuerdo al equivalente de la suma que le han financiado al arrocero para su cultivo lo cual en opinión del gremio arrocero no es muy claro ni muy transparente.
“No se cómo se le pueda llamar a esta práctica, lo único cierto es que no es justo ni equitativo con los productores”, declaró el dirigente gremial.
La situación es tan difícil con la industria que para evitar distanciamientos e inconvenientes con una parte importante de la cadena, la Federación está ampliando su red de molinos y por ello montó hace poco uno en el municipio de Pore en el Casanare el que funciona sin ningún contratiempo.
De igual manera se construye otro en Puerto López el cual se suma al Centro de Secamiento y almacenamiento de arroz en Valledupar y toda una integración a futuro para que los productores puedan llevar su cereal hasta términos de arroz blanco.
“Con esto se busca no tener que depender tanto de la forma tan vinculante con los industriales”, sostuvo el presidente de Fedearroz.
En materia de precios al público, Hernández explicó que el problema se genera precisamente por la alta concentración que hay en la comercialización de la cosecha porque actualmente tres o cuatro empresas son dueñas del 70 por ciento del comercio del arroz y con eso viene la posición dominante que no es tan grave como si el abuso de dicha condición.
Fedearroz indicó que por política y respeto a la institucionalidad, el gremio ha estado trabajando de la mano del gobierno en cabeza del ministerio de Agricultura del cual se espera toda la reciprocidad en el Consejo Nacional del Arroz que se llevará a cabo la primera semana de julio y en el cual el ejecutivo fijará los precios de referencia del incentivo al almacenamiento de la cosecha que ya comienza.
Tratados comerciales, el talón de Aquiles de la agricultura
A pocos meses de vencerse el plazo de la extensión arancelaria que fue lograda por los arroceros, el gremio anotó que infortunadamente los tratados de libre comercio no han sido favorables para la agricultura y especialmente para la de granos ya que la ventaja la llevan los países desarrollados y comentó que un país como Colombia que no tiene desarrollada completamente su agricultura, siempre lleva las de perder porque aplica el ejemplo del pez grande contra el pez pequeño.
La cosecha debe dejar alegría y no lamentos
Los arroceros y el sector agrícola están arrinconados por la internacionalización de la economía y la coyuntura de las variables macro y microeconómicas, nada halagüeñas, con el agravante que no cuentan con un plan B para superar los escollos, sin embargo reconocen que con diálogo y respeto se puede llegar muy lejos porque se trata de fortalecer la economía en cadena así como el mismo tejido social.
El arrocero, Libardo Cortés, quien hace parte de la Junta Directiva de Fedearroz y hace con sus siembras una apuesta importante por el municipio de Saldaña, dijo en este medio que previo a la cosecha lo que se reporta es una preocupante caída en los precios que no es nada pequeña porque la carga del grano se está pagando a 122.000 pesos, valor muy por debajo del fijado a igual periodo del año anterior cuando el precio pasaba de los 143000 pesos.
De igual manera exhortó por una pronta reunión del Consejo Nacional del Arroz para que esta instancia fije un precio de estabilización para que a partir de la cosecha grande, se establezcan unas reglas de juego porque de manera concertada se debe reconocer un subsidio de almacenamiento y unos precios por zonas que son aceptados por la industria tras su análisis.
Esta negociación es importante porque rige para esta cosecha que culmina el 31 de diciembre de este año y luego viene otra negociación que tiene vigencia hasta el mes de marzo lo que obliga a otra negociación que está atada al presupuesto general de la nación para 2018.
“Los industriales dicen hoy que todavía les están debiendo cerca de 8.000 millones de pesos del compromiso gubernamental que regía hasta marzo, es decir argumentan que no se les ha cumplido”, precisó el señor Cortés.
La situación es elemental, aclara, si no hay subsidio al almacenamiento, la industria no puede comprometerse a mantener el precio del arroz y si esto pasa quedan en libertad de fijarlo a libre albedrío, supuestamente al vaivén de la oferta y la demanda lo que significa la quiebra para más de uno por cuanto los arroceros están trabajando con costos de 2017, es decir mucho más altos y con menor precio. A lo anterior se suman las bajas producciones que son las consecuencias del cambio climático.
Al cierre del año los arroceros pondrán en el mercado cerca de 2.6 millones de toneladas de arroz en términos de paddy verde.