Sábado, 29 Junio 2019 03:21

Exportaciones de fruta están en pañales: ¿Colombia dio papaya?

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Mientras países como Perú dieron un salto de excelencia, Colombia lamentablemente habló mucho, se mostró como prospectiva, pero hizo poco. Hoy los empresarios del campo siguen luchando pues trabajan duro y no pierden la fe.

En Colombia hay una frase que ha hecho carrera casi que de manera institucional en todo, “nos faltó cinco para el peso”, y eso parece aplicar para el sector de las frutas que pese a tener una interesante dinámica en el mercado interno, infortunadamente fue rezagándose en exportaciones porque aparte de banano, un mercado histórico, y el aguacate, el llamado oro verde, el país no aprovechó la condición de trópico y dejó de lado la gran opción de exportar frutos tropicales.

Los agricultores hacen lo que se puede, han hecho una labor encomiable, pero no han tenido ese acompañamiento decidido del estado para poder catapultar un sector que sin mayores exportaciones se consolida, no solamente, como el gran generador de empleo sino como uno de los pilares del desarrollo rural y económico, eso sin contar los aportes, bastante importantes, en seguridad alimentaria por su aporte en vitaminas y la capacidad antioxidante de algunas frutas como la uva.

Las frutas han marcado a Colombia y a la región, han quedado en la historia para bien o para mal porque en medio de su explotación quedaron registros lamentables como la masacre de las bananeras en 1928 y otros aportes de origen e identidad como la naranja “pachuna” que le puso identidad cultural y sello de calidad a Pacho y a una buena parte de la zona de Rionegro en Cundinamarca.

Las frutas, ese manjar que solo o combinado ha acompañado al hombre tienen aportes espectaculares en el desarrollo de la humanidad puesto que aparecen en la biblia como prueba de resistencia a la voluntad tal y como quedó plasmado en la Sagrada Biblia con la manzana provocativa y dulce que le dio origen al pecado, pero igual están las uvas y ese fruto de la vid que refrescó los labios y las últimas palabras de Jesús cuando les habló a sus apóstoles. Las frutas son alegría, empleo, salud, progreso y seguridad alimentaria, si hay siembra de productos variados, hay oferta y con ello un cúmulo de victorias que tanto bien le hacen a la sociedad y a una economía necesitada de diversificar y de ampliar su margen de ingreso.

En Colombia la historia de las frutas se ha contado más con expectativa y posibilidad que como realidad salvo casos excepcionales como el banano y el aguacate como se dijo anteriormente. En exportaciones la tarea no ha salido tan bien pese a que el Plan Nacional Frutícola generó algún tipo de esperanza para nuevas especies y frutos conocidos en el mercado internacional como exóticos.

Hay que recordar que cuando se dieron algunos pasos importantes, la falta de cuidado, el poco conocimiento y el entorno sanitario le jugó una mala pasada al país tal y como quedó plasmado con algunas exportaciones de pitaya, la fruta rica y llena de propiedades. El cambio climático como en todo, también trae sus riesgos y eso quedó evidenciado con la mosca del mediterráneo y otras plagas que atacan árboles y frutas.

Colombia con el mencionado plan trabajó en el posicionamiento de diferentes especies frutícolas de ciclo largo, como la mencionada pitaya, el mango, bananito, lima Tahití, aguacate y feijoa. Lo propio se hizo con frutas de ciclo intermedio representadas con la uchuva, piña golden, maracuyá, lulo, mora, tomate de árbol y granadilla.

El tema se trazó con mucho entusiasmo fijando metas a 5, 10 y 15 años. Por ejemplo en el año 2007 cuando las áreas cultivadas sumaban 225.325 hectáreas y la producción llegaba a 3.2 millones de toneladas, se decía que para 2020 el área sembrada con frutas debería dar un salto de grandes magnitudes, precisamente pensando en exportaciones. Hoy la fruticultura habla de cadenas productivas, de investigación, desarrollo tecnológico e innovación, pero muy lejos de las grandes ligas de los mercados exógenos.

En dialogo con Diariolaeconomia.com, el Gerente General de la Asociación Hortifruticola de Colombia, Asohofrucol, Álvaro Ernesto Palacio Peláez, dijo que en medio de las dificultades, el país puede apostar por una mayor dinámica en la producción de frutas y hortalizas para entrar en el plano de las exportaciones con una mayor variedad de productos más si se aprende a conocer desde el sector primario las bondades de estar ubicados en el trópico.

A criterio del dirigente gremial, los productores nacionales tienen y deben basar sus siembras en el potencial que ofrece estar en una zona tropical y no en la agricultura de otros países tal y como pasa con el aguacate hass que se cultiva en México, pero no se trata de la fruta que se puede cultivar en Colombia, Perú o Chile porque hay una técnica para producir ese aguacate, pero sin el potencial que ofrece el trópico.

“Nosotros podemos ser mucho más competitivos cuando entendamos que tenemos una agricultura tropical y que dentro del trópico tenemos los polinizadores más eficientes que nos pueden ayudar a doblar la producción en aguacate, en limón, en mango y en café porque sin duda alguna con una buena opción de polinizar sin duda alguna las cosechas crecen”, apuntó el Gerente General de Asohofrucol.

Por la responsabilidad social que caracteriza al gremio, Asohofrucol asegura que aborda el tema de los polinizadores dentro de la agricultura tropical. Explicó que hoy México tiene un rendimiento en aguacate de siete toneladas por hectárea, pero destacó que Chile y Perú están por el orden de las nueve toneladas dejando claro que con una buena polinización y aprovechando las fortalezas del trópico, Colombia podría tener una producción por hectárea de entre 22 y 30 toneladas.

En opinión de Palacio, Colombia está adelantando una agricultura muy en contra del trópico que está afectando la competitividad en muchos sectores.

El cultivos de frutas y hortalizas en Colombia genera aproximadamente 530.000 empleos directos por tener el sector hortifruticola el área agrícola más grande del país con alrededor de 1.7 millones de hectáreas, muy por encima del café y de cualquier otro cultivo en Colombia. Esta actividad tiene como característica que está en manos de pequeños productores en un 80 por ciento y un 20 por ciento restante es aprovechado con excelentes rendimientos por medianos y grandes productores.

Palacio manifestó que el cultivo de frutas y hortalizas hace parte de una gran economía que requiere de mucha atención porque los productores de estos alimentos están en las zonas más vulnerables, más alejadas, sin vías, carentes de asistencia técnica integral y sin infraestructura así como muy a la deriva del crédito para poder hacer el desarrollo hortifruticola que demanda el país.

En ese sentido, el directivo señaló que el campo urge de una política agraria de estado que sea sostenible y muy de la mano con los gremios de la producción primaria porque la política, sin duda, aseveró, hay que conocerla desde la ruralidad y desde las necesidades y potenciales del agricultor para poder entender las falencias y poder así construir políticas sostenibles y de muy largo plazo que coadyuven con el desarrollo agropecuario de Colombia.

A la fecha, Colombia produce en promedio 10.8 millones de toneladas de frutas anuales que son el trabajo de sembrar y cosechar unas 70 variedades de frutas y 66 hortalizas. De esa producción la oferta exportable es mínima porque los agricultores ponen en el mercado internacional unas 235.000 toneladas, es decir casi nada con el agravante que no hay exportación hortifruticola en el país dejando pasar un universo de oportunidades que podrían dejar unos saldos sociales económicos y sociales muy importantes de activar el mercado para la demanda externa.

“Nosotros hablamos de uchuva en Colombia y se nos llena la boca porque decimos que estamos exportando, lo cual es cierto, pero lo que hay que precisar es que logramos un mercado hacia Estados Unidos y otro hacia Europa en donde aún el consumo es muy bajo, a tal punto que el área sembrada de Uchuva en el país no pasa de 700 hectáreas, es decir que no estamos hablando de grandes negocios lo que no nos debe deslumbrar tal y como acontece con el aguacate hass pues de esa fruta exportamos alrededor de 6.000 hectáreas cuando el consuno de aguacate en Colombia es de 50.000 hectáreas, como quien dice que las exportaciones se quedan en pañales frente al consumo interno de ese alimento”, declaró el señor Palacio.

Dijo que para evitar seguir rezagados y conjurar inclusive esa amenaza de no contar con una verdadera seguridad alimentaria, Colombia tiene que mejorar la asistencia técnica desde las mismas universidades lo que demanda más profesionales con todos los conocimientos técnicos de todos los sectores de la agricultura en Colombia para darle un mejor y más eficaz manejo a los cultivos de frutas, hortalizas y otros productos.

Anotó que las siembras del trópico tienen unas condiciones inmejorables de suelo, de aire, de climas y de bosque que están en ese entorno grato de la actividad económica agrícola y que hoy no es tenida en cuenta.

Dijo que el libre comercio no juega en favor de la agricultura, razón por la cual es posible ver importaciones masivas de alimentos dentro de los que se cuentan frutas que se producen en Colombia. Frente a este fenómeno Asohofrucol encendió las alarmas por la mayor exposición a contagios y plagas tal y como pasó con los cítricos que fueron atacados por la bacteria HLB, enfermedad que llegó desde China.

“Si no se toman medidas fitosanitarias para el ingreso de estas frutas como los cítricos o con el mismo aguacate, lo cierto es que se dificulta mucho la tarea”, afirmó el Gerente General de Asohofrucol.

Más allá del cambio climático, el gremio de las frutas y las hortalizas reiteró que el gran reto de la agricultura en Colombia es entender el trópico ya que no se está cultivando con características tropicales, asunto que invita a la preocupación porque muchos están dejando de ganar dinero por mejores rendimientos con una agricultura tórrida.

Expuso que justo por trabajar la agricultura tropical en las décadas del setenta y los ochenta, casi todos los caficultores eran ricos, bonanza que terminó con la llegada de una agricultura industrial brasilera, factor que llevó a muchos productores de grano a la pobreza indistintamente si tiene diez hectáreas, 100 o 200 hectáreas porque no fue posible afianzar una economía sostenible ni sustentable en el tiempo, todo lo contrario a los buenos años de la agricultura tropical que colapsó con una enorme equivocación plasmada en importar agricultura de Brasil, de Estados Unidos y de Europa que no se compagina con la agricultura del trópico. Para no ir tan lejos, sostuvo el dirigente gremial, Colombia importó equivocaciones, tendencia que aún hoy sigue dándose porque en las universidades no están enseñando a manejar el trópico.

Denunció que hoy los profesionales salen a vender indirectamente insumos de los bloques económicos como la Unión Europea que hoy le prohíben a Colombia el ingreso a sus puertos de mercancías como el aguacate si tienen trazas de esos mismos productos que Europa vende.

Las exportaciones de Colombia son cuantitativamente tan bajas como los volúmenes que despacha pues a duras penas el sector exporta, por fuera de banano, 1.200 millones de dólares. Hay que precisar que en aguacate hass las ventas al exterior alcanzaron los 50 millones de dólares tal y como quedó en los registros de 2018.

Las otras exportaciones como uchuva y frutas exóticas no es representativo ni económicamente importante lo que demuestra que Colombia no es un jugador de peso en el sector hortifruticola muy a pesar de ser una potencia exportadora que experimenta lo del agua pues si está quieta y nadie la usa, no sirve para nada.

La cifra de despachos al mercado internacional es irrisoria al comparar las exportaciones de Perú, país que empezó no hace mucho con las ventas de frutas y que factura más de 7.000 millones de dólares.

“Nosotros estamos exportando muestras hacia el mundo y eso no puede seguir pasando, pero todo eso pasa por la falta de políticas de estado concretas para el agro que les brinde a los productores todos los instrumentos necesarios para poder fomentar una agricultura de exportación y no una de las centrales de mercados del país, Colombia urge de un agro industrial matizado por el trópico”, especificó el vocero.

Otro dato que se observa en el sector a la hora de hacer sumas y restas es que aparecen grandes desperdicios de frutas por las condiciones adversas en toda la logística de la cadena productiva. La situación es tan preocupante que si un agricultor siembra en una ladera del Huila, de Antioquia o de la Altillanura, ese producto llega deteriorado a los centros de consumo porque en Colombia se cargan frutas en donde cargan ganado y madera. El sector no tiene transportes especializados y como si fuera poco las vías son intransitables en Colombia, verbigracia, la vía al llano.

Por ser Colombia un país mega-diverso cuenta con una buena oferta de frutas por estar en el trópico y eso, dijo Palacio, no lo han entendido, asunto deplorable si se tiene en cuenta que Chile no está en el trópico, pero es el mayor exportador de frutas del hemisferio, caso parecido a México que tampoco está en zonas tropicales y tiene 141.000 hectáreas cultivadas con aguacate y 198.000 hectáreas dedicadas a la producción de mango.

“No digo mentiras, lo repetiré hasta el cansancio, estamos en pañales y por eso necesitamos políticas de estado para poder hacer crecer el sector hortifruticola en Colombia, no hay otra salida”, escribió el dirigente.

Al abordar el espinoso asunto de las tierras, el abogado y tecnólogo agroindustrial anotó que el problema per se no son los suelos sino que es lo que se sembrará en un área determinada. Manifestó que por fortuna hay tierra suficiente para decirles a todos los reinsertados de los diferentes grupos armados, hoy desmovilizados, que ya debieron impulsar unos grandes clúster productivos con una factoría cercana para procesar y con unos comercializadores dinámicos por el mundo, infortunadamente, expresó el empresario, nada de eso se ha hecho, no se está haciendo y al paso en que va todo, no se va a hacer.

Recalcó que el debate no es el área sino el producto a sembrarse y dijo que Asohofrucol viene hablando de las unidades mínimas rentables para el sector hortifruticola porque un productor puede ser exitoso y vivir muy bien con tres hectáreas en aguacate, en mango, en cítricos, una en fresa y así para cada cultivo que permita obtener unos ingresos bien interesantes.

“En fruta dimos papaya y nos pasaron por encima, empero hay algo importante y es que tenemos oportunidades todavía pues hay todas las condiciones para crecer y llevar los indicadores de pobreza a cero en todo el territorio nacional porque el mundo sí nos está pidiendo una buena cantidad de frutas exóticas con las que contamos y que deben reunir todas las características de siembra y cosecha es decir con inocuidad porque desde fuera quieren comida sana y eso nos motiva a trabajar desde Asohofrucol y desde el Fondo de Fomento Hortifruticola que saben de la necesidad imperativa de apostarle a una agricultura tropical”, subrayó Palacio.

El gremio atiende anualmente a más de 11.000 productores de manera directa con una asistencia técnica integral, factor que ahonda en las grandes etapas que tienen que ver con los cultivos en cualquier parte del mundo.

Sobre los cítricos comentó que para el caso puntual de la naranja, el éxito será posible solo si se le da a la fruta valor agregado con una fábrica de naranja que les dé a las procesadoras la capacidad de extraer por ejemplo, cuatro productos de una naranja, aceites esenciales, jugo, las celdillas y la cáscara deshidratada para la alimentación de ganado.

En frutas concluyó el Gerente General de Asohofrucol, está todo por hacer y por eso el gremio ya puso en manos del ministro de Agricultura las propuestas dentro de las cuales se destaca una fábrica de cítricos para todo el corredor del Eje Cafetero, Norte del Valle, Cauca y Tolima, empresa de los productores y para los productores en donde habría financiación española para un modelo cooperativo.

El Gerente General de Asohofrucol, Álvaro Ernesto Palacio Peláez, el mismo que logró poner en marcha el Plan Nacional de Fomento Hortifrutícola con extensión hasta 2022 a nivel nacional ya ve con optimismo la dinámica del sector en vista que ya hay resultados positivos y una perspectiva para nada despreciable.

Colombia está trabajando fuertemente en frutas y por ello muestra gran eficacia en piña, aguacate, maracuyá, banano, uchuva, que puede crecer, bananas bocadillo, granadilla, mango, pitaya, tomate de árbol, limón Tahití, gulupa, papaya y naranja. Hay ganas de empujar para el mismo lado y tan solo se espera una mirada ambiciosa del gobierno para hacer mucho más dinámico el sector exportador de frutas y sacarle con ello el jugo a unas siembras que pueden dar una mano económica y social demasiado generosa.

En la frutas hay futuro y toda la esperanza campesina porque con tierras, trópico y condiciones en suelo, no exportar de manera importante condena al país al atraso y a dilapidar unos latifundios de los que brotan frutos y néctares naturales, dulces y aromáticos que enamoran a un mundo que requiere producción agrícola a gran escala pues como diría más de uno en Colombia, de continuar con siembras tacañas en frutos tropicales y de seguir en las mismas con todas las oportunidades y opciones a la mano, no habrá un buen devenir ya que los que no se veían hoy superan al país del café suave, dos mares y tres cordilleras en oferta exportable de frutas. Si la cosa no mejora, que vaina, pero a decir verdad, el tema no tiene presentación.

Esta es la famosa Colombia del Sagrado Corazón, mueriendo de hambre con la nevera llena. ¡Caramba!, “no me crean tan aguacate”.

 

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