Los ganaderos que especializaron su labor en una cría totalmente afable con el medio ambiente dijeron que para nadie es un secreto que la demanda de carne y proteína en el mundo seguirá creciendo por el vertiginoso crecimiento de la población, pero dejaron claro que Colombia no puede actualmente proyectar exportaciones de gran volumen porque no hay una oferta suficiente, más si se tiene en cuenta que no puede dejarse a un país desabastecido.
En charla con Diariolaeconomia.com, el ganadero Felipe Ballesteros Galvis, sostuvo que la ganadería sostenible llegó para quedarse ya que se hace en ambientes que no sufren ningún tipo de modificación por la presencia de reses criadas con fines lecheros o cárnicos. El ganadero expuso que hoy la ganadería tiene no pocos retos de cara a recuperar terreno, ganar mejor espacio y generar oferta exportable.
Fue contundente al afirmar que la agricultura y la ganadería pasan por un momento complicado, entre otras cosas porque las nuevas generaciones ya no le cree al campo y al agro-negocio como tal, haciendo que la ruralidad sea una actividad de viejos en donde los emprendimientos no hablan de aprender sino de reaprender porque hay experiencias como las de comercio, verbigracia, China, en donde este mecanismo cambió, haciendo que los productores que vienen atrás tengan que acomodarse a los giros que da la venta y compra de alimentos, entre ellos la proteína animal.
“Lamentablemente la ganadería está en manos de los viejos y los jóvenes optaron por partir a las ciudades a aprender otras actividades que nada tienen que ver con el agro y esa también fue la consecuencia de desestimular el campo con importaciones y desactivando cadenas productivas que se fueron evaporando con el libre comercio, lo anterior sin hablar de la pérdida en rentabilidad y otros asuntos que hicieron muy poco atractivo el campo, igual hay tiempo y espacio para retomar esa economía primaria y hacerla un verdadero negocio en donde se garantice ente otras cosas, la seguridad alimentaria”, estableció Ballesteros.
Hoy el hato ganadero, según la Federación Nacional de Ganaderos, Fedegan, oscila entre 28 y 29 millones de cabezas de ganado, pero para Ballesteros lo ideal sería doblarlo y llevarlo a sesenta millones de cabezas para poder tener una oferta exportable de carne o de ganado en pie generosa y confiable porque los países que compran alimentos buscan proveedores sólidos y con buena disposición.

“Precisamente buscando mercados en uno de los frigoríficos de Bogotá, me di cuenta que no es mucho el ganado que se sacrifica allí y que el mercado está golpeado porque todo lo afecta, un ejemplo los paros, la situación de la vía al llano, el invierno y otros factores que disminuyen la dinámica nacional, pero es cierto hay que trabajar muy duro y aumentar el rebaño nacional para ser confiables en el contexto internacional. Hay que dejar de sacrificar hembras y hacer retención de vientres porque que he visto que muchos en el mercado buscan ganados grandes, de gran peso y con toda la clase posible, pero en varias ocasiones sacrifican animales porque no llevan registros y no se dan cuenta que los animales que no son tan grandes, que pueden ser un poco más bajitos son los más productivos en las fincas en las más difíciles condiciones”, puntualizó el experto.
Complementó que exactamente uno de los retos de la ganadería está en llevar registros de manera juiciosa, analizarlos para poder tomar las mejores decisiones productivas o de comercialización de acuerdo a las condiciones que cada ganadero quiera.
El negocio ganadero tiene que innovar
Uno de los puntos a tomar muy en serio es el de la ganadería como negocio porque hay necesidad de organizar fincas y hatos lo que hace perentorio repensar una ganadería que de lograrlo mostrará resultados en el mediano o largo plazo, no hacerlo es tener una ganadería de distracción, recreo y entretenimiento. El tema, dijo, toma tiempo porque las ganaderías necesitan transformarse para ser verdaderamente rentables y sostenibles.
El caso de Uruguay, un pequeño país del Cono Sur llama poderosamente la atención porque logró apropiarse de una ganadería altamente competitiva y exportadora, dejando muy en claro que en ese reducido espacio geográfico, los uruguayos lograron afianzar las exportaciones agrícolas puesto que despachan a diversos mercados del mundo arroz, trigo, maíz, soya, cebada, caña de azúcar, girasol y sorgo, pero de manera significativa ganado bovino y ovino. Aparte de carne, Uruguay es un jugador importante en Europa en el mercado de productos lácteos.
El tema en Colombia deprime porque con tres cordilleras, dos mares, sabanas, llanuras e innumerables recursos hídricos al país le quedó grande de alguna manera sacar provecho de unas ventajas geográficas y competitivas que daban para ser mucho más dinámicos y altamente exportadores, pero el tiempo pasó y no hubo visión audaz que permitiera hacer del campo un gran negocio. Infortunadamente el país apostó por lo más elemental, las importaciones y el marchitamiento del agro, ese asunto es axiomático.
“Nos creímos un cuento que no era, precisamente pensamos que los recursos iban a ser infinitos, los mares no producen porque aquí llega pescado más barato de Asia y de otras latitudes como el sur del continente. Lo mismo pasa con la ganadería en donde está todo el potencial, pero en donde han faltado políticas estatales serias que le den continuidad a los programas de los diferentes gobiernos, ello con el fin de llevar un proceso acorde a lograr unas ganaderías competitivas. Hay que reconocerlo, el mercado interno es incipiente porque falta mucho trecho para estar a la altura de países como Argentina, Uruguay o Brasil. Si bien hemos avanzado en genética que es un logro de la ganadería, la parte de producción y la que tiene que ver con los beneficios económicos para los ganaderos no se ven”, consideró Ballesteros.
Al lado de la baja rentabilidad se mantienen unos impactos muy adversos para la cría y engorde de vacunos porque cada vez hay menos suelos, menos agua, menos bosques y no se ve la rentabilidad porque en la ganadería de Colombia no hay una fuerza política porque siguen como falencias cuestiones esenciales como instrumentos públicos, crédito e inversiones con visión, pensando en el mediano y largo plazo que redunden en beneficios.
Hay que aclarar que desde hace tres años la finca de la familia Ballesteros dejó de vender leche porque los precios no daban y la producción láctea, prácticamente se hacía a pérdida. Ese alimento quedó para los terneros que hoy logran mejores pesos y mayores rendimientos al hacer la combinación con pasturas nativas que suelen dar unas muy buenas conversiones en carne. A lo anterior la finca acude a los suplementos con forrajes como matarraton, botón de oro y pasto de corte.
“En materia de conversión, se nota la diferencia de llevar unas pasturas con una rotación inteligente y suplementando al ganado en el verano porque somos un país en donde la variabilidad climática se hizo estacionaria y los cambios son drásticos, luego el ganadero que no sea agricultor y que no guarde comida para el tiempo seco hasta ahí llegó porque el invierno no alcanza a tapar el hueco que el verano le deja”, sentenció.
La idea de este y otros empresarios es que la ganadería ecológica logre pronta valorización de cara a vender mejor en los mercados interno y externo ya que es una tendencia y un plus que ya se está viendo porque la gente quiere comer bien y muy sano con animales criados en ambientes limpios y verdes. Cada vez hay más conciencia que debe ponerse en oferta carne y leche de ganados sanos y criados en las mejores condiciones porque el consumidor ya sabe de los excesos con los antibióticos y de unas prácticas que ponen en entre dicho la buena ganadería.
El medio ambiente no está en riesgo por ganadería
El también biólogo marino explicó que algunas tesis que señalan que la ganadería es mucho más contaminante que la industria petrolera o la minería, no obedecen a la realidad porque hay diferentes formas de producción en donde, por citar un ejemplo, algunas ganaderías están haciendo una tarea ejemplar dejando atrás costumbres de vieja data como el arrasar el bosque, situación que en el trópico bajo se ve como un error porque entre más árboles existan en el suelo mayores beneficios habrá para el bienestar animal y la preservación de la fauna.
Otro beneficio de un bosque conservado para la ganadería es la garantía de una buena alimentación en épocas de sequía. Agregó que las prácticas insostenibles quedaron en el pasado porque la gente se fue dando cuenta que acabar con los bosques y las selvas con el único fin de ampliar la frontera agrícola era un craso error que tan solo contribuía con una deforestación malsana y totalmente ambigua para los fines de una ganadería saludable y apta para una explotación rentable.
El empresario expuso que la importancia del bosque no es solamente de entorno sino del mejor trato que reciben los animales toda vez que entre árboles reducen el estrés climático y mejoran por ese contexto sus rendimientos. Un ejemplo claro, anotó, es el caso de su hato en Coello Tolima en donde hubo un verano de cuatro meses, inconveniente que fue superado por el bosque con el que se cuenta para tener los ganados y desde luego con la cobertura arbórea. El escenario de cría fue tan favorable que ese boscaje o frondosidad evitó la pérdida de bovinos.
“Hubo ganaderos de tradición, con veinte o treinta años que perdieron entre cuatro y diez animales, precisamente porque sus fincas carecían de coberturas boscosas lo cual se vuelve un impresionante estrés calórico para los animales, lío que se agudizó porque escaseó el agua y no había comida”, declaró el señor Ballesteros Galvis.
En opinión del experto en ganadería ecológica el desarrollo de los animales en áreas de bosque sin duda incluye en mejores rendimientos porque la condición corporal de los animales es sorprendente, permitiendo ganar por mejor conversión de pasto a leche o de pasto a carne, todo dependiendo del tipo del negocio que se quiera tener en este tipo de cría especializada y ecológicamente sostenible.
Ballesteros quien asumió los destinos de la ganadería hace tres años, pero aclarando que la novedosa manera de criar bovinos fue impuesta por su abuela, María Luisa Rodríguez, que posiblemente sin saberlo tenía en sus manos una ganadería ecológica y muy eficiente, logro una condición física de los animales demasiado alta, razón por la cual los veranos no les golpea porque los vacunos se van adaptando lo que permite identificar cuál es el biotipo de animales que tienen mejor adaptabilidad a esas condiciones, aclarando que en definitiva hay unas reses que no logran acoplarse, dejando la opción de observar y seleccionar.
Ballesteros consideró que como aún hace falta un poco de planificación en las fincas para proyectar explotaciones de acuerdo al suelo que se tiene, hay unos pastos muy rústicos que le abren paso a una ganadería de bos indicus o de razas cebú, sin embargo afirmó que con el mejoramiento de los predios y de los pastos, perfectamente puede desarrollarse una ganadería bos Taurus, de mucha más adaptabilidad a los diferentes pisos térmicos y condiciones naturales, una buena opción porque con esa mayor resistencia y rudeza ofrece mejores alternativas de renta a los ganaderos.

Sobre el tema genético, Ballesteros Galvis señaló que amen de los logros y trabajos importantes, aún hay mucho por hacer porque hay ganaderías que siguen apostando por razas elementales o no avanzadas mientras que los hatos de muchos años, incluyendo su finca, han logrado incorporar el tema genético logrando mejores resultados en talla, resistencia, maternidad y otras características fundamentales en la ganadería rentable. Reconoció que si bien, hay terreno por recorrer, lo real es que existen regiones en donde no es difícil encontrar muy buena genética, con bovinos perfectamente adaptados lo cual permite adquirir razas o cruces en sitios relativamente cercanos a las fincas.
El trópico, afirmó, es todo un reto y especificó que para el caso del trópico alto que en apariencia es mucho más llevadero, hay momentos de dificultad cuando llegan los tiempos de sequía y escasez en donde no se consigue comida. El trópico bajo, expresó, es un poco más fácil de control por los forrajes, las altas producciones de ensilaje y heno. Igual consideró que en los dos escenarios la planificación lo es todo porque en el trópico la ganadería es mucho más desafiante, fenómeno que debe enfrentarse con una buena genética en donde el país, salvo algunos casos, va muy bien.
Un reto de consideración para la ganadería es el cambio climático que obliga a desarrollar una ganadería diferente por los cambios en los suelos, en las pasturas y en los ciclos secos y húmedos. Por esta razón, desde hace tres años Ballesteros y la finca familiar empezó a llevar registros de pluviosidad en donde fue posible identificar que llovía más de lo que se creía, pero con el cambio climático vinieron más aguaceros y paralelo a ellos unas paradas o sequías de treinta días lo cual resultó complejo porque en un verano las famosas paradas pueden ser de sesenta o setenta días con temperaturas que llegaron a los 45 grados centígrados, lo que resulta prácticamente insoportable para un animal que buscará los bebederos consumiendo poco alimento porque experimenta un estrés intenso.
Es por eso, dijo, que se hace necesario identificar en las ganaderías los bovinos con mejor biotipo y adaptabilidad a las condiciones que se tengan en pastos, en temperatura y a lo que viene que no es más que una alarmante crisis climática tal y como pasó cuando sus ancestros llegaron de Neiva tratando de tener unas ganaderías fortalecidas y de buena adaptabilidad. Añadió que los ganados que llegaron del Huila a Coello no pudieron adaptarse ni en comercio ni en clima, situación difícil, y para colmo de males, remembró, los suelos se fueron degradando, haciendo la actividad cada vez menos productiva lo que conllevó a un cambio en el sistema de producción para poder ser competitivos porque de no ser así la ganadería de la familia hubiese pasado de negocio a hobby porque el punto es comercializar y no tener ganado como un pasatiempo.
La ganadería de Ballesteros se encuentra en un predio que está a una altura de entre 300 y 450 metros sobre el nivel del mar. Allí prosperan más de 150 animales de los cuales 90 vacas están en producción.
En el frente sanitario, el ganadero dijo que aparte de las contribuciones que hace el gobierno con las vacunas de control estatal para frenar la propagación de enfermedades como la aftosa, la tuberculosis y la brucelosis bovina, podría haber un espaldarazo para contrarrestar las enfermedades reproductivas que dejan pérdidas importantes porque los terneros morían o mueren a tasas muy altas. Si bien el periodo es muy corto, en el trayecto en el que se han incluido las vacunas para hacerle frente a este tipo de enfermedad, lo cierto es que los casos han disminuido ostensiblemente, escenario que puede evaluar el gobierno para incluir la vacuna dentro del plan estatal.