Frase anónima, “la tierra no sería nada sin arena, mientras que el hombre no sería nada sin caballo”
Creo no equivocarme al decir que el caballo es por fortuna una de las compañías más determinantes en la evolución del hombre y del planeta como tal porque este cuadrúpedo acompañó todo un proceso de desarrollo que fue afianzando apego y agradecimiento a través de los siglos.
Al igual que el ganado bovino, el imponente corcel llegó a América en el segundo viaje de Cristóbal Colón en 1493, un 23 de mayo. Los cronistas dan fe que en ese arribo pisaron suelo americano, más exactamente en La Española, actualmente la cálida República Dominicana, veinte caballos y cinco yeguas, la cuota inicial de un tipo de equino que tendría inmejorable adaptación con el trópico y que gracias a las desafiantes geografías, con el tiempo sentaría las bases de unos ejemplares únicos, de gran fenotipo y muy versátiles. Después de crías y muy buenos resultados, el caballo salió de la isla en 1507 para ir a islas vecinas y a Suramérica.
Este bello animal que al parecer viene del Eohippus, un mamífero relativamente pequeño que habitó las vastas tierras de Norteamérica y Europa pastaba en el periodo conocido como el Eoceno hace unos 55 millones de años. Con los siglos el equino evoluciona y gana en talla y fuerza haciendo que fuera muy atractivo para los primeros humanos que en principio los dominaron, los domesticaron y los convirtieron en una fuente importante de alimento y proteína porque de él extraían carne y leche toda vez que las yeguas eran ordeñadas, costumbre muy vigente en las frías estepas de Mongolia.
Del petiso Eohippus es muy posible que desciendan la totalidad de los équidos evolucionados dentro de los cuales está el Equus, género perisodáctilo de la familia Equidae, especie muy vetusta y heterogénea pues incluye además de caballos, asnos y cebras.
En los registros está claro que la domesticación del caballo data de 5.500 años aproximadamente cuando esa tarea se cumplió en la región de Kazajistán en momentos en que la cultura Botai los hizo muy familiares, hecho que ocurrió 2.000 años antes que los alazanes llegaran a Europa.
Hoy el caballo en Colombia sigue siendo determinante y por ello su cría sigue en auge pues el nuevo reto de la economía mundial y la urgencia de recuperar el terreno perdido a nivel ambiental, hacen que de nuevo el caballo y los equinos en general retomen su importancia porque ni siquiera la tecnología pudo desplazar la lealtad, el garbo y la espectacular compañía de los caballos, los mismos que relinchan, resoplan o emiten bufidos dando señales, las mismas que deben leerse cuando hacen retumbar la tierra al estampar con golpe seco sus cascos contra la tierra, haciendo sentir que hay presencia Equus.
En plática con Diariolaeconomia.com, el reconocido criador de caballos y connotado juez, Luis Fernando Rodríguez, informó que el caballo criollo colombiano que debe entenderse como una sangre más no como una raza que muy seguramente y en un tiempo relativamente corto podría darse por todos los trabajos adelantados en genética.
El experto indicó que el caballo criollo en Colombia representa un tipo de equino que identifica los cuatro andares, el trote y el galope, la trocha y el galope, la trocha y el paso fino colombiano, todos afortunadamente de sangre colombiana.
Explicó que la idea no es tener una raza hasta tanto no haya un patrón definido de cada uno de los andares, es decir un estándar de paso fino, otro de trocha y galope, un andar original de trote y desde luego el de trocha. Para el caballista, el asunto puede tomarse un tiempo, pero no dudó que algún día Colombia obtendrá una raza de cada uno de los andares como pasa con el caballo andaluz, el Cuarto de Milla y el Appaloosa, unos ejemplares que acreditan una raza totalmente definida porque desde hace muchos años empezaron con un patrón genético que les dejó a cada uno su raza.
Con el caballo criollo se busca lo mismo que lo obtenido con el ganado y es lograr razas como pasa con el Romosinuano o Blanco Orejinegro que es un ganado noble de muy buen manejo hoy en Antioquia, en el Eje Cafetero, en Cundinamarca y Tolima. La mezcla de sangres, explicó, se hace en ganado para buscar, no una raza sino una conveniencia o mayores rendimientos en carne o leche con unos F-1 logrados a partir de combinar características genéticas entre razas.
En materia bovina, dijo, hay que buscar un punto definido de cara a lo que tiene que ser la evolución de los vacunos, es decir procurar cruces de carne con carne y leche con leche, aunque hay excepciones en las cuales se mezclan los genes para lograr especímenes de muy buena calidad y con rendimientos en doble propósito.
Expuso que la Federación Colombiana de Asociaciones Equinas, Fedequinas, ha hecho un arduo trabajo para que el país pueda contar con una verdadera raza la cual se podrá obtener muy pronto porque se ha hecho una juiciosa purificación de características. La meta puede ser corta, estimó, porque los criaderos son muy conscientes que el trote debe buscarse con el trote, trocha con trocha, y seguir con las afinidades de trocha con galope, aclarando que en las dos últimas sangres de caballos hay una mezcla de dos andares. En paso fino, indicó, hay mayores adelantos porque hasta en Estados Unidos están buscando que el reproductor o la yegua lleven cuatro generaciones de paso fino para garantizar la pureza del andar.
A juicio del experto, la llegada de los caballos a América se hizo por mera conveniencia y fue así como lograron desarrollar unos caballos trotones de buena ambladura que es la manera en que un cuadrúpedo se desplaza apoyando simultáneamente el pie y la mano de un mismo costado, igual con brío y agilidad, pero aclaró que el caballo trochador salió expresamente de Colombia en donde la topografía ayudó con los andares elevados una particularidad que permite que el caballo se pueda desempeñar en el barro o en tierras pesadas.
“Este es un caballo de paso fino que por lo bajito en sus anteriores y posteriores, le cuesta mucho más desenvolverse, diferente al caballo trotón o trochador que tiene mejor desempeño y presta un mejor concurso a quienes lo tienen”, sostuvo el criador.
Un logro que es para sacar pecho tiene que ver con tener un caballo declarado patrimonio nacional. Cabe anotar que hace unos veinte años o menos, los americanos alcanzaron a ilusionarse con el andar del caballo de paso fino y por tal razón fueron llevándose las yeguas y como si eso no bastara, regresaron por los reproductores, pero como en Colombia todo se da con ñapa, también se llevaron el semen. Lo anterior dice que los caballos logrados en Estados Unidos son de sangre pura colombiana, un aspecto en el que se cuidaron para poder garantizar un paso fino.
Igual que con la ganadería, los bancos de germoplasma equinos y la genética nacional, que debería tenerse como el más grande tesoro y como un activo a defender, terminan en manos de los extranjeros llámense americanos o brasileros. Hoy Colombia ha contribuido con el mejoramiento genético en bovinos y en caballos porque en Estados Unidos los objetivos se están cumpliendo puesto que ya hay montajes y shows de caballo de paso fino, una diversión a la que le sacan todo el provecho.
Con la reactivación agrícola el caballo recuperará terreno
Con los pronósticos de los analistas económicos que aseguran que con la tendencia a desacelerar la globalización, hoy confinada, la agricultura y las labores pecuarias tendrán de nuevo gran protagonismo pensando en abastecimiento y seguridad alimentaria. Bajo esos términos, el caballo empieza a verse como la gran herramienta y el amigo incondicional del desarrollo rural por su eficiencia así como por el propósito de una agricultura limpia.
Esa tendencia obliga a dar, en buena hora, el paso hacia atrás e involucrar los equinos en los campos toda vez que caballos como los percherones tienen toda la posibilidad de contribuir con una agricultura rentable. La antigua usanza fue eficiente en materia agraria porque la tierra era labrada con bueyes o con caballos percherones, igual estos gigantes y robustos animales tiraban las carretas en donde salía la producción lechera de las fincas especializadas.
Hoy por los sistemas de frío en el frente lácteo, las distancias son menores para imponente cuadrúpedo que arrastra cantinas en la carreta, pero igual hay otras actividades de hacienda en donde el caballo será con toda seguridad muy eficiente porque ahorrará costos porque evitará egresos por combustibles y otros rubros.
“Hay momentos en los que hay que dar marcha atrás para que el campo con todas sus posibilidades, sea verdaderamente el campo, eso sí con todas sus inherentes herramientas y allí afortunadamente encaja el noble caballo”, expresó el afamado juez.
En mulas hay avances
Un trabajo igualmente importante se ha logrado con mulas a tal punto que siguen por los caminos de herradura la recua de mulas cargando café y productos varios en la difícil geografía colombiana. Por todo lo hecho, Rodríguez dijo que hay que respetar el trabajo aplomado y valorar los logros de los antioqueños y de los habitantes del Eje Cafetero que formaron una cultura coherente y no conveniente.
Dentro de esa teoría lo más lógico era contar con un buen mular que diera seguridad y estabilidad para tener un desplazamiento tranquilo a lomo de una buena mula. Estos animales híbridos son vitales en las fincas porque son de doble propósito ya que resultan de mucha eficiencia en carga y en silla.
“Nosotros en estas tierras cercanas a Bogotá afortunadamente retomamos la explotación del mular y la idea es tener animales de buena potencia y con versatilidad en silla para sentir el mayor agrado en una cabalgata. Ya estamos viendo los cruces con los mulares tipo pinto, con los percherones y con otros trabajos genéticos que permiten producir mulas muy vistosas y útiles. El tema es apostarle a la variedad en la hacienda porque los caballos son para tenerlos, lucirlos, disfrutarlos y entregárselos a un público para que los aprecie y los valore en una pista de juzgamiento, pero la mula como tal es para trabajar y para que saque de apuros”, reconoció Luis Fernando Rodríguez.
La sana tozudez de los criadores ha hecho que Colombia cuente con mulares de buen paso logrados a partir de unir burros criollos con yeguas buenas de paso fino de lo cual resultan unas mulas de excepcionales para silla. Los tiempos en que la mula era concebida como medio de transporte de carga está revaluado porque con los nuevos cruces, ahora el mular muestra sus bondades a la hora de bien cabalgar.
Hasta no hace mucho los cruces no eran tan apropiados porque si bien había burros fuertes, no eran ejemplares con buenas condiciones de finura, pero actualmente hay una producción de jumentos de mucha calidad y por consiguiente de excelentes mulares. Reconoció el extraordinario trabajo hecho por el criador antioqueño Ovidio Osorio, un productor de mulas con toda la calidad, la misma que le mereció el reconocimiento mundial porque en su manejo genético hay aparte de conocimiento, mucho gusto y gran acierto.
Hay que decir que la mula o el mulo es el resultado de cruzar una yegua o Equus Ferus Caballus con un asno más conocido o clasificado como Equus Africanus Asinus. Las mulas Romas también llamadas burdéganos son un híbrido equino o la descendencia de un caballo con una burra. Para los expertos el resultado es casi idéntico a la mula común que viene del embarazo de una yegua tras el salto o el servicio de un burro.
El caballo, amigo, incondicional y emblemático
La humanidad, y no es nada nuevo, le debe su desarrollo y muchos adelantos al caballo, el brioso amigo recorrió sin cansancio increíbles distancias, conquistó imperios y participó en batallas y guerras. En América produjo espanto cuando vieron llegar a unos hombres de cuatro patas que dieron más susto cuando se descubrió desde el mundo aborigen que estos señores con metal en sus cuerpos y cabezas, de corazones tallados en piedra, apenas caminaban en dos.
Al caballo en ocasiones se le apartó, igual fue maltratado, pero con el correr del tiempo las personas empezaron a mirar con amor al equino porque le ven nobleza, historia y un encanto supremamente especial. Hace unos cuarenta años el caballo estaba rezagado a los potreros y se le adiestraba en un corral, pero ahora este animal ha despertado consciencias y por ello logró puestos de honor en vista que duerme en pesebreras muy bien instaladas y come de manera balanceada, sin contar con la asistencia de médicos veterinarios y herreros.
Hubo tiempos en los que el propietario del caballo hacía las veces de herrero, y el ordeñador de las vacas el adiestrador. Sin embargo y con los pocos conocimientos los encargados arreglaban los caballos y allí se veía la bondad de un equino especial porque si bien era de buenos andares, tendían a confundirse mucho porque el caballo con paso colombiano era apasicastellanizado, es decir que caminaba en el paso fino y en el paso castellano que son unos apartes en particularidad, dejando en el centro la trocha.
“Fueron caballos de brazos altos, de poca ejecución atrás, pero de muy buen brío y buen temperamento porque eran dóciles, eso sí, con una cualidades genéticas impresionantes. Por todo eso nosotros somos culpables que el caballo nos haga felices o nos retroceda en el trabajo, razón más que sólida para mirar con buen tino con qué tipo de animal se cruzarán las yeguas y trabajar con obediencia porque, reiteró, hay que ser lógicos, consecuentes y cero convenientes. En temas genéticos los resultados no se dan por los portes o la impresión al ojo sino por la calidad y la conservación de líneas y particularidades”, anotó.
En opinión de Rodríguez, los caballos tienen comercio y cuestionó el hecho de desacreditar los equinos porque hacen parte de un sector que genera mucho empleo teniendo en cuenta que en Colombia hay más de 46.000 asociaciones. El número de animales puede superar los 400.000 ejemplares para el caso de criollo y midiendo el impacto en cadena la generación de puestos de trabajo llegó a ser de 200.000 plazas sumando ferias, exposiciones y todo lo relacionado con el bienestar del animal.
Un reto de Colombia y de las federaciones equinas está precisamente por el lado de las exportaciones porque el país con su calidad puede aumentar las ventas y hacer del caballo una fuente importante de comercio internacional. De todas maneras hay mucho por hacer o reconstruir porque la salida de equinos a Estados Unidos le hizo mucho daño a Colombia. Amén de las circunstancias, hay una huella genética importante y muchos criaderos haciendo una labor consecuente y atinada para retomar una herencia de 1493. Por compromiso, dijo, no hay lío, el asunto es trabajar sobre una especie equina única que ya es patrimonio nacional.
Los costos de manutención del caballo son siempre altos porque son comparables con los gastos que genera un niño en el colegio, pero con buena disposición, el equino recupera el gasto que se le hace en la medida que logre cotizarse.
Rodríguez dejó muy claro que el caballo no es un hobby para ricos o acaudalados ya que quien tiene una finca pequeña lo puede tener para disfrutarlo y para hacer cruces con buena sangre y por esa vía ir creciendo en potros para darle forma paulatina a un criadero porque en caballos, el tema no pasa por la velocidad sino por la resistencia.
De alguna manera y en términos comerciales los equinos son comparables con la esmeralda porque no se trata de un mercado de oferta y demanda sino de gusto en donde los precios suben o bajan de manera importante e impredecible. Como quiera que sea, advirtió Luis Fernando Rodríguez, el caballo es un ser vivo que al menor descuido puede enfermarse y morir, la esmeralda, acentuó, es eterna.
Los caballos son animales que exigen todo el cuidado en materia de salud porque son proclives a muchas enfermedades como la encefalitis equina, cólico equino, tétanos, gripe equina, paperas, babesiosis o piroplasmosis entre tantas que causan las garrapatas, fiebre de pantanos y otras exóticas o muy del trópico y que se presentan por contagio como la rabia.
“Como en todo, hay riesgos porque en salud animal, las amenazas del caballo son muchas, pero hay por fortuna profesionales en veterinaria que han tecnificado el cuidado de estos animales y por tal razón son bajos los registros de enfermedad porque igual hay vacunación, cuidados, vigilancia y mucha prevención. El tema puede ser costoso, pero de menos riesgo con lo cual evitamos fracasar con un caballo o una yegua que eventualmente muera en su pesebrera. En caballos no hay enfermedad pequeña y las alertas deben estar siempre encendidas porque hay virus que llegan por temporadas. Por ejemplo un brote de influenza pude ir de la Guajira, al Amazonas y cubrir todo el país. Por fortuna el Instituto Colombiano Agropecuario, ICA, se encarga de vigilar eso y por tal motivo al menor brote vienen las cuarentenas y las campañas de vacunación”, exteriorizó el versado en el tema equino.
El caballo, un padrino ejemplar
No puedo dejar este entretenido aparte sin abordar el tema romántico del caballo porque el corcel igual fue protagonista y alcahueta de grandes amores. Cómo no decir que a lomo de jamelgo partieron para el exilio algunos enamorados reprobados, así fuera pasajero, el amigo firme iba a la iglesia y prácticamente era el hijo antes de los hijos.
Bien lo dice el viejo dicho mexicano popular, “gallo, caballo y mujer, por su raza has de escoger”, y al parecer muchos escogieron a escondidas o sin las aprobaciones requeridas por las familias.
Como anécdota, dice el experto, muchos criadores de esta época fueron y pasaron por un coliseo de ferias y antes que mirar un caballo, los ojos de muchos quedaron enclavados en el rostro, en los ojos o en el cuerpo de una mujer bonita y de allí nació la afición intensa por el caballo porque a la mujer históricamente le ha gustado este animal y con esa tendencia mundial el caballo siguió ganando espacio porque si a la hermosa fémina le gusta el alazán, su pretendiente o amado le tiene que dar gusto, algo romántico como en los tiempos de los próceres que dejaban notar sus pasiones y generosidad obsequiando caballos espectaculares.
Antes de la segunda parte de éste trabajo qué mejor que evocar al criador de pura sangre italiano Federico Tesio, “Un caballo galopa con los pulmones, sigue con su corazón y gana con su carisma”.
Pandemia, con el freno en la mano
Un dato nada menor es que la situación de pandemia que le ha pasado factura a la economía como un todo, no dejó por fuera de sus indeseables impactos al sector equino y por la cancelación de un número importante de eventos, el sector dejó de percibir más de 7.500 millones de pesos con corte a mayo. Hay que tener en cuenta que estaban en agenda 150 exposiciones en 21 de los 32 departamentos.
Según datos de Fedequinas el sector equino colombiano y puntualmente el caballo criollo en sus múltiples movimientos y operaciones genera negocios por 5.4 billones de pesos anuales. La cruda realidad tiene al sector en vilo porque no hay ventas ni de genética, tampoco de ejemplares y menos de saltos. El momento difícil ha hecho que el gremio le pida al ejecutivo algún tipo de salida a una situación bastante apremiante. Una de las peticiones de Fedequinas es la eliminación del IVA para el alimento equino pues al año los criadores compran más de 120.000 millones de pesos en concentrado. Es oportuno precisar que el IVA para ese producto es un diferencial del cinco por ciento y con su exclusión habría no solo un ahorro o un menor costo para los empresarios del caballo sino un parte de tranquilidad en la salud de los animales que podrían ver precarizada su salud por el cambio de dieta ya que los caballos son muy sensibles a los cambios de alimentación y la idea es a toda costa no correr riesgos.
Los soñados caballos de Olga Durán
Si de alguien hay que hablar de manera superlativa por lo que ha logrado en el mundo de los caballos, es precisamente de la talentosa empresaria y caballista Olga Durán, una mujer que lleva los equinos en las venas, en su mente de manera permanente y muy en la parte sensible de su enorme corazón.
Actualmente, confirmó la muy respetable criadora, hay una dinámica bastante llamativa en el mundo de los caballos porque cada vez hay gente más interesada en ellos y porque sencillamente se siguen metiendo en las fincas y en la ruralidad como la mejor alternativa de valor agregado para fines de productividad, para compañía y diversión.
Esta empresaria cría unos espectaculares frisones y los gitanos mejor conocidos como Gypsy Vanner, unos caballos que aparte de hermosos han generado no solo afición sino amor por ese tipo de razas toda vez que enamoran a muchas personas por su particularidad de dóciles y de fácil manejo.
“Estos son caballos muy familiares y he notado que las gentes, en el lugar que sea, buscan un animal que pueda disfrutar el núcleo familiar y estas dos razas son el complemento ideal para una persona que le quiera llevar a sus hijos, conyugue y allegados felicidad, encanto y entretención”, aseveró la conocedora en equinos Olga Durán.
Estas razas son de alta rentabilidad en Colombia por el tema genético, puntualmente en el frisón que al ser un ejemplar tan versátil, se puede utilizar en adiestramiento, baile, y en la rama ecuestre. Igual es un caballo muy hermoso que enganchados a una carroza dejan ver una fina y esplendorosa imponencia.
Siguiendo con la raza frisón, la señora Durán destacó que aparte de tener un color negro azabache y brillante muy llamativo, posee un pelaje señalado por los conocedores como el gran atractivo del inmejorable equino. A este caballo le crece la crin y la cola de manera tupida, dejando ver formación de trenzas muy al natural.
El frisón es igualmente conocido como caballo frísian, el lugar de donde proviene que es exactamente Frisia o Friesland, una de las doce provincias que hacen parte del Reino de los Países Bajos. Al frisón se le califica como una de las razas más sorprendentes del mundo. Es tan perfecto que generalmente se utiliza para hacer mejoramiento en otras razas. Hoy, expuso Durán, hay más gente preguntando por los caballos frisones.
La raza Gypsy Vanner o Gitano tiene igual ejemplares de maravilla. Este tipo de equino es conocido como el caballo de los niños y sus características igual seducen por su diversidad en las capas o en el color de su cuerpo cualidad que lo hace mucho más atractivo.
“Yo creo que el caballo se vuelve un amigo confidencial tanto como un perro, la ventaja es que al caballo se le puede montar, salir de paseo, ver paisajes de ensueño y por qué no salir con los amigos de cabalgata en un plan muy agradable”, afirmó la gran dama de los caballos.
Las dos razas, estimó, al ser tan versátiles en cualquier parte se puede utilizar, pero más allá de todo, son animales que han acompañado al ser humano por siglos en momentos de felicidad o de tristeza, cualquiera que sea el ánimo el caballo estará allí de manera categórica. En competencia regalan mucha satisfacción, pero su fuerza potencia espíritus deprimidos que vuelven con vigor por una energía que solo un frisón o un caballo criollo, no importa su raza, puede obsequiar.
En 17 años de trabajo y profesión, Olga Durán, ha mostrado persistencia, aguante y mucho tesón, sus conocimientos son todo un activo y su criadero una fábrica de embriones pues no en vano su rancho suma más de quince yeguas puras que gestan embriones o genética para exportar a otros países. En este tiempo la experiencia es total, el camino recorrido garantiza éxito y una fuente de ingreso de su firma son los espectáculos por cuanto sus caballos son muy buscados para shows a nivel nacional, una línea que sin duda alguna es muy ganadora.
Importar genética de Europa no es tarea fácil porque en el tema de semen hay mucha complejidad, entre tantas cosas a causa de la pandemia y por ello las yeguas que estaban quietas o que tuvieron en monta caballos colombianos de la raza del criadero así como de otros con prestigio y labor. Importar es igualmente complejo porque el ICA como autoridad sanitaria está exigiendo una serie de requisitos que no se han llevado a cabo para reiniciar operaciones. En la parte de exportación, se pueden vender caballos sin ningún problema a muchos países, empero hay algunos a donde no se ha podido llegar.
El criadero le exporta animales y genética a República Dominicana, Ecuador, el que más compra frisones y gitanos, Panamá, Costa Rica, Bolivia y Perú, un mercado que crece por la afición a las dos razas por la facilidad en transporte, por el movimiento de genética y por muchas otras ventajas competitivas. A la fecha Argentina, Brasil y Colombia han afianzado trabajo genético, haciendo que el mercado de las dos razas sea muy sugestivo en Suramérica.
Con la reactivación agropecuaria y con los temas de pandemia la finca volvió a ser protagonista, la gente va a querer tener crías y apostar por un nuevo estilo de vida que tan solo será seguro y afable en los campos. La coyuntura ha hecho que día a día más colombianos estén comprando más animales para casas y haciendas lo que crea un poco más de amor y apego por el verde de valles y montañas, pero igual por los animales, tan gratas compañías.
Un dato muy bueno suministrado por Olga Durán, es que quienes compran caballos de las citadas razas los tienen en condiciones más que buenas porque el trato es para un miembro más de la familia y eso muestra que en Colombia hay un sentimiento especial por los animales y que todos gozan de plenitud, cariño y toda la atención. Hoy más que nunca está disparado el amor equino.
Muy agradable resultó homenajear a los equinos y muy especialmente al caballo, a ese cuadrúpedo pletórico de entrega, fuerza, elegancia, porte y fortaleza. Es ideal decirles a los niños y a los jóvenes que hay en los equinos oportunidad, pero por encima de los negocios, en cada caballo hay un halo especial que los hace angelicales y sublimes. Me llega a la mente el consejo que en su momento el padre de Alejandro Magno le dio para que matara su caballo indómito y poco dócil, la negativa fue inmediata y el hijo de Macedonia sobre Bucéfalo conquisto con su fuerza y velocidad lejanas tierras de seda, dátiles, alfombras y especias.
Dato curioso, el caballo más grande en la historia equina se llamó Mammoth, algunos creen que era un shire nacido en 1848 y que al crecer llegó a los 2,20 metros. Hablo de la época, hoy la genética le da tamaño y cualidades a lo que quiera.
Lo dijo el músico chileno Gabriel Oliverio, “La vida es un galope corto, profundo y sencillo, pero a caballo es fuerza y espíritu, así como libertad y confianza. Es lo que somos a corazón abierto”.