La historia dice que Cristóbal Colón tomó chocolate o una bebida hecha de cacao en Nicaragua años después del descubrimiento, en 1502. El bebedizo no lo cautivó, quizás tenía en mente oro, plata, esmeraldas y demás piedras de joyería, pasando por alto que su ingesta marcaría un hito en la historia de la alimentación así como de las materias primas.
El cacao llegó a España en 1528 en un embarque ordenado por Hernán Cortés, pero antes de su enorme éxito por el mundo fue bebida de los más poderosos en las culturas aztecas y mayas, así como el primer vestigio de cambio o unidad monetaria. De acuerdo al número de semillas era posible adquirir en los centros de comercio pavos, huevos, conejos, aguacates, tomates y otros productos.
Los siglos pasaron y la “bebida amarga” de las tribus latinoamericanas fue ganando terreno y entrando en los hogares del globo en forma de bebida caliente, de barras de chocolate y todo un listado de valor agregado que tardaría resumir. La agroindustria y los empresarios dedicados a los alimentos hicieron enormes riquezas con el producto y hoy los cultivos siguen prosperando en su lugar de origen América Latina, igual en África, el mayor productor a donde llegó la semilla. Son muy fuertes en esta siembra, Costa de Marfil y Ghana que concentran el 63 por ciento de la oferta mundial. En la región latinoamericana son cacaoteros de importancia Ecuador, Brasil, Perú y Colombia.
También producen cacao los asiáticos como se ve en Indonesia y algunos países del Caribe, tal es el caso de República Dominicana que sigue creciendo en el sector.
En Colombia las siembras son, como se dice popularmente, de toda la vida, y hoy los cacaoteros tienen un trabajo juicioso desde la institucionalidad cacaotera que está llevando el producto a sitios de privilegio por cuanto los análisis y las proyecciones muestran un sector fortalecido, creciendo exponencialmente y buscando la importancia como también el protagonismo del café, vanguardista en un modelo económico incluyente de alto componente económico y social. Los expertos hacen cuentas y ven margen de crecimiento por las calidades en semilla, pero básicamente por la formidable disposición de tierra. El asunto es que Colombia no se conforma con poco y hoy tiene dentro de sus desafíos, llegar a liderar el mercado mundial de un producto que fue extraído de una Amazonía vetusta, compartida con Ecuador, el otro gran jugador cacaotero, con sobrados méritos, primero en la región.
El presidente ejecutivo de la Federación Nación de Cacaoteros, Fedecacao, Eduard Baquero López, le dijo a Diariolaeconomia.com, que el sector viene creciendo a ritmo apresurado, con mejoras en productividad, buscando las ventajas competitivas y sacando provecho de las coyunturas. En ese orden de ideas vaticinó que en dos décadas el cacao podrá estar a los mismos niveles de la caficultura, lo cual sería ideal por el aporte técnico, el regreso a un campo rentable, garantías en seguridad alimentaria, inclusión y generación de riqueza, empleo así como un mejor modo de vida.
El sector la tiene clara y por eso, la meta es llegar a los niveles de importancia de la caficultura porque es innegable que la Federación Nacional de Cafeteros y el café como sector le dieron desarrollo e identidad a Colombia y por ello aspira, viendo la evolución cafetera, que en veinte años como mínimo, el cacao estará, con mucho esfuerzo y estrategia, jugando en esas ligas. El tema, razonó, es replicar lo que le sirve a la agricultura, de un lado crecer en calidad y paralelo a ello mejorar el estilo de vida de los cacaoteros como ya lo están experimentando muchos en el gremio, sin dejar de lado que aún hacen falta ajustes y mejoras, pero reconociendo que varias familias dedicadas a esta actividad están viviendo de una manera digna.
Afirmó que, según los estudios de la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria, UPRA, el país, si lo quisiera, tendría cinco millones de hectáreas listas para sembrar cacao, lo cual colocaría a Colombia en los primeros lugares de producción a nivel global. Parte de esas áreas son las que hoy están en cultivos ilícitos que encontrarían mejor opción en el renglón cacaotero. Otro punto a considerar es que hay muchas personas e inversionistas interesados en pasarse a la cacaocultura porque ven futuro en el campo y potencial en el rico y nutritivo alimento.
Puntualizó que la idea es mejorar la productividad, reconociendo que Colombia tiene una de las más altas del mundo, un proceso que estimó, será lento por la carencia de infraestructura y por los hechos violentos que golpean el campo. El potencial es todo porque el país tiene materiales finos, de los mejores del mundo.
Según los cálculos de Fedecacao, de lograse la renovación de 70.000 hectáreas, prácticamente se estarían involucrando unas 70.000 toneladas adicionales a las reportadas en 2020 y si a eso se le agregan 50.000 o 100.000 más, no hay duda que Colombia se convertiría en uno de los principales jugadores en el tema de producción de cacao en el mundo.
“Ojalá sea posible ir por esos cinco millones de hectáreas, soñar no cuesta nada, pero imposible no hay nada y no puede olvidarse que cacaoteros y Gobierno están muy comprometidos, tanto en renovación como muy seguramente en nuevas siembras. En esto es importante vincular a las grandes industrias, no solo para que compren materia prima sino en el apoyo a los productores y a quienes quieren emprender con cacao, igual las puertas están abiertas a la inversión y si todo resulta el sector cacaotero será muy importante porque vendría un fuerte crecimiento, es indudable”, declaró el señor Baquero López.
Bien 2020 y buena perspectiva en 2021
El año cacaotero de Colombia fue muy positivo pues entre octubre de 2019 y septiembre de 2020 la producción registró una cosecha de 64.281 toneladas de grano seco, un repunte del 10 por ciento que resultó gratificante, porque en medio de la pandemia, los agricultores ratificaron compromiso, trabajo y confiablidad. Las 52.000 familias cafeteras que siembran cacao en 183.497 hectáreas no obviaron sus retos y le apostaron a la producción sin pausa. En 422 municipios en donde se siembra café el empleo pudo salvarse, cerca de 165.000 plazas que llevan el pan diario a los hogares.
Sobre el particular, Baquero López sostuvo que los cacaocultores y la agricultura en general hicieron las cosas bien, independiente del sacrificio que implicara sembrar y recolectar en tiempos muy aciagos. Los campesinos, anotó, le pusieron el pecho a la brisa, no los amilanó invierno, verano, violencia o pandemia, un trabajo que terminó siendo gratamente premiado porque en cacao fue registrada una producción histórica.
Este año arrancó muy bien, quizás superando expectativas ya que en el primer bimestre la producción superó en 50 por ciento la de igual periodo del año anterior que marcó la pauta, un balance espectacular que muestra que la tarea se hace bien y que las recomendaciones que salen de la institucionalidad se acatan al pie de la letra. La propensión muestra que si todo sigue de acuerdo a la tendencia, la cosecha de este año será nuevamente récord, sin embargo aclaró que por ser el 2021, el año del fenómeno de La Niña, que se caracteriza por sus intensas precipitaciones, encenderá las alertas sanitarias porque la excesiva humedad es propicia para las enfermedades, básicamente las que tienen que ver con hongos.
Así las cosas, y viendo los reportes históricos, en tiempos de pluviometría alta, la producción suele resentirse y reducirse en consecuencia. De todas maneras sigue encendida la fe del cacaotero, y se espera un comportamiento menos drástico que permita recolectar una muy buena cosecha, están seguros que se puede romper la tendencia de menor producción por el fenómeno de La Niña que afectaba cosechas en un 15 o 20 por ciento, con un dato gratificante y es que la última temporada húmeda tan solo impactó los cultivos en un cinco por ciento.
El cacao, sostuvo Baquero López, es una siembra noble, amiga de la paz, el, progreso y la rentabilidad. Agregó que durante mucho tiempo la siembra ha hecho aportes a la reactivación del campo y a una mejor ruralidad. En calidad y renovación, expuso, vienen grandes retos pues se busca el rejuvenecimiento de 70.000 hectáreas y una producción más excelsa y con mayor oxígeno financiero en donde el Gobierno a Través del ministerio de Agricultura le dio su bendición por primera vez, a una línea especial para cacao.
Hay trabajo desde la Cartera Agropecuaria, pero igual desde el Fondo Nacional del Cacao, igualmente relevante es el trabajo y el aporte de muchos alcaldes en Colombia, como por ejemplo el de San Vicente de Chucuri, Oscar Leonardo Rodríguez Acevedo, quien demostró que las alcaldías pueden con empeño, apostarle al desarrollo rural y a la mejora en calidad de vida.
“Hace un par de meses empezó un proceso de renovación cacaotera que involucra unas 300 hectáreas de cacao en la llamada Capital Cacaotera de Colombia, pero la meta es llegar a mil hectáreas en el siempre productivo San Vicente de Chucuri. El llamado lo hacemos a todos los cacaocultores para que sigan haciendo el esfuerzo, igual para que no bajen la guardia y sigan comprometidos con la transformación productiva a partir del sector primario, porque dentro de las metas está el hacer mucho más productivas las plantaciones que se tienen”, apuntó el dirigente gremial.
Cacao, un cultivo lleno de valor agregado y tejido social
El sector cacao sabe que debe diversificar el portafolio y sí que lo ha entendido porque varios productores han apostado por agregar valor para obtener mejores ganancias al final del ejercicio. En este momento ya existe la tienda especializada llamada “Federación Chocolate” ubicada en el parque de la 93 en Bogotá. Allí, con todas las medidas de bioseguridad es posible probar en diversas preparaciones los cacaos de las regiones colombianas.
Lo hay como bebida caliente, como refresco y en barras o chocolatina. El sitio ofrece cacaos de la Sierra Nevada de Santa Marta, el Putumayo, Santander, Caquetá, Tolima, Santander, Huila, Meta, Casanare, Arauca y otras regiones productoras. La tienda también ofrece bombones, repostería, trufas, helados, tortas y mucho más. Toda una vida cacaotera convertida en chocolate para los colombianos y extranjeros. Fedecacao aspira a llevar a cabo un plan de expansión de las tiendas, haciendo uso inclusive del sistema de franquicias, hoy se consolida la primera, pero la proyección es que vendrán muchas más.
En el último quinquenio, comentó el directivo, Colombia ha dado pasos bastante grandes en valor agregado. Hoy las marcas han crecido, apuntó, ya no son las mismas cinco o seis de hace unos años, pues el país tiene unas 250 empresas pequeñas y medianas dedicadas al chocolate de mesa, pero también transformando y creciendo en confitería.
Los cacaoteros están muy implicados con la calidad y por eso Colombia ofrecen productos que no tienen nada que envidiarle a los chocolates extranjeros pues otrora, la materia prima salía del territorio y para probar un buen confite había que traerlo de Suiza o de Bélgica. Hoy, recalcó, el producto nacional es muy bueno y compite sin problemas con el europeo.
Por efectos de pandemia, el comercio del cacao ha tenido cambios en sus categorías y es visible una alteración total en el mapa de destino ya que Colombia le vendía más o menos el 45 por ciento de cacao en grano a México, aproximadamente un 20 por ciento a los países asiáticos, principalmente Malasia e Indonesia, un 15 o 17 por ciento a Europa y lo demás se quedaba en Norte, centro y Suramérica. Con Covid-19 el tema cambió y hoy los mexicanos están comprando más del 80 por ciento de la producción de cacao en grano y una parte restante va a Italia, Alemania y unos mercados nuevos como Argentina.
En mercados de transformación, con chocolate y productos semielaborados como también finalizados, Colombia llega a 75 países aproximadamente en el mundo, lo cual es muy favorable y llama la atención que países como el mexicano absorbe gran cantidad de la oferta colombiana como también lo hace Estados Unidos, Canadá y Cono Sur. De manera incipiente existe un comercio de chocolate en Japón y otras naciones, mercado de gran relieve a los que Fedecacao ve como una realidad que hay que cuidar, potenciar y seguir conquistando.
Por la pandemia vino un vaivén en los precios del cacao que finalmente reportó un desplome importante. A la fecha el producto tiene según la Federación, un precio razonable porque está entre 2.300 y 2.600 dólares la tonelada, una cotización aceptable para el cacaocultor porque se habla de 7.000 o 7.500 pesos por kilo de cacao seco, un valor que puede cambiar por calidad o región.
“Acordémonos del proverbio, el agricultor que siembra por precios, tumba los precios y por ello es urgente apostarle más a la productividad, razón por la cual estamos metidos de lleno con la renovación de plantas, teniendo en cuenta que el cacao es un cultivo de ciclo largo en donde pueden llegar cosechas con precios muy buenos o en su defecto preocupantemente a la baja. Tenemos que prepararnos para aprovechar los precios altos, como los actuales, pero en tiempo de malas cotizaciones, habrá que compensar los flacos números con volumen, produciendo más. Debe quedar muy claro, el precio de hoy para los cacaoteros es providencial, pero se hace necesario trabajar más en competitividad”, sostuvo Baquero.
Al país le ha ido bien con el Theobroma cacao, una planta de varias cosechas anuales que puede medir en promedio seis metros, empero hay retos y mucho por hacer para llegar a niveles óptimos de productividad. El momento es bueno porque hay producto y calidad, una posibilidad gigante de crecer a unas tasas interesantes porque el mercado maneja precios razonables.
Este alimento es rico en polifenoles, compuestos naturales con propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y vasodilatorios, de gran favor para la salud.
Pequeños productores de América Latina: Los retos son grandes
A su turno el Gerente de Exportaciones de la Cooperativa Agraria, Norandino del Perú, Santiago Paz, dijo en este medio que con el cambio de era y época, la agricultura se perfila como el gran negocio y la inversión más consecuente. Dentro de ella, el cultivo de cacao, sector en el que con mayor vigor avanzó América Latina. En el Perú, dijo, el desarrollo es extraordinario porque las cifras señalan que las exportaciones pasaron de nueve millones a 266 millones de dólares, lo anterior consecuencia de subir la producción que luego de mostrar cifras de 25.000 toneladas ahora consolida 135.000 toneladas sembradas en 160.000 hectáreas, un terreno ganado por Perú, pero igual en otras latitudes.
Hay que decir, buscando un mercado con mayor dinámica y con precios justos nació en Rivera, Huila, la Asociación Latinoamericana de Organizaciones de Pequeños Productores de Cacao, ALCACAO, una nueva agrupación que reúne organizaciones y cacaoteros de Colombia, Perú, Ecuador y Guatemala.
Precisamente, el Gerente de ALCACAO, Santiago Paz, afirmó que el alimento tiene como particularidad ser un proceso relativamente nuevo y joven pues el desarrollo más añejo en el caso del Perú es el café en donde igual hay una transformación impresionante.
“La experiencia del café sirvió para el desarrollo del cacao y creo que este producto de origen latinoamericano está llamado a ser importante en la región, sin olvidar que el 70 por ciento del cacao del mundo se produce en África, continente que reporta problemas sumamente serios como deforestación, muerte de las fuentes de agua, esclavitud y trabajo infantil entre tantos, un contexto que no ve bien el mercado y que le abre una puerta grande a los cacaoteros de América Latina”, expuso el señor Santiago Paz.
El gran reto, después de la pandemia, es la alimentación y la agricultura y como en Perú, manifestó el directivo, Colombia experimenta algo muy positivo, y es el retorno de las personas del campo a sus terruños, siendo en ese escenario, la agricultura, una gran e inherente alternativa. Bajo ese escenario, afirmó, algunos están diciendo que posiblemente el precio de las materias primas puede multiplicarse por dos y hasta por tres. Recomendó no olvidar que el mundo cacaotero ha estado en un entorno de precios bajos porque los productos agrícolas en general han sido baratos, una buena noticia en el instante para el consumidor, que con algo de dinero puede llevar a su hogar mercancías de bajo costo. La fiesta, explicó Santiago Paz, se terminó, porque el mundo entró en un nuevo espacio en donde la agricultura será mucho más transcendental, con la ventaja que agricultores y países no parten de cero, puesto que hay un avance regional relevante en términos de cacao.
Añadió que la asociatividad, las buenas prácticas agrícolas, trazabilidad e inocuidad, serán claves en un mejor comercio y en crecimiento del sector agrícola que vendrá acompañado de rentabilidad.
Norandino como cooperativa agraria, selecciona el 10 por ciento de todo el café producido y en cacao instaló una planta para darle valor agregado, una estructura productiva con toda la tecnología disponible en el mercado mundial, se trata de unas instalaciones totalmente automatizadas que producirá pasta de cacao de gran calidad y con los más altos estándares de inocuidad en el globo. Esta práctica de añadir valor, expresó, es una tendencia reciente porque hasta ahora se venía dando en los países desarrollados, pero ahora todo empezó a hacerse en los sitios de origen.
Perú es todo un paradigma en agro-exportaciones, en pocos años logró desarrollar una agricultura altamente competitiva que la encaja dentro del “Milagro Peruano”. Hoy se produce a gran escala mango, banano, uva, esparrago, café y cacao, este último muy interesante por el sufrimiento que en muchos agricultores está produciendo el cambio climático. En ese orden de ideas el cacao es una alternativa para un agro sostenible, demandante de resistencia e ideal para sustituir los cultivos ilícitos en donde no hay otra elección.
“América Latina está llamada a ser potencia en cacao, es un cultivo importante para el mundo y para los estados porque resulta un estratégico generador de riqueza que produce ingresos y no maltrata los ecosistemas, caso opuesto los ayuda. El consumidor está muy informado y no quiere cacao impregnado de delitos o de cuestionables comportamientos, la agricultura es sinónimo de alegría y libertad, no de esclavitud”, aseveró el Gerente de ALCACAO.
El cacao es no solo importante para los productores sino para países desarrollados como Bélgica, Suiza, Alemania y Francia por citar algunos, en donde el chocolate implica felicidad y parte de la cultura, empezando por los niños que ven el producto más que una golosina.
Fitosanitariamente hablando, escribió el experto, el cacao es el cultivo que menos sufre pues hay casos delicados como el café que ya no puede sembrarse en las partes medias o bajas pues las temperaturas al ser muy altas estresan la planta o la hace proclive a enfermedades, hongos y parásitos. Igual pasa con el banano que pide muchas horas de sol y con las alteraciones en la atmósfera el objetivo no se cumple deteriorando plantaciones y sueños. Por su resistencia la planta prospectiva y prometedora sigue siendo el cacao.
Los desafíos se extienden, enfatizó, a las exigencias de los mercados, a la calidad, inocuidad y calidad, igual a las restricciones que hay en algunos países como por ejemplo el cadmio y metales pesados que obligan a mejorar y crear una estructura gremial fuerte para defender admisibilidad con cacao de óptimos atributos. Todo debe ir de la mano con promoción y acompañamiento, con una interlocución valida desde el sector primario para tener cercanía al gremio de productores de chocolate de Europa, instancia sólida y eficiente que necesita tener conocimiento de lo que pasa en el campo con un producto que abastece sus fábricas.
“El nacimiento de ALCACAO es un evento significativo y loable porque ya hay una interlocución para hacerle frente a los retos que nos plantea el contexto de mercado. Vivimos momentos en los que se necesita pisar firme y enfrentar los nuevos desafíos de este tiempo, momentos de retos y de grandes metas, por ello la Cooperativa Agraria Norandino, se siente muy entusiasmada de formar parte de las organizaciones participantes de la Asociación Latinoamericana de Organizaciones de Pequeños Productores de Cacao, que busca unir e integrar esfuerzos, para hacer frente a los diferentes desafíos del sector, que se presentan a nivel latinoamericano y mundial”, expuso.
La globalización, con aromas de café y cacao
El coordinador del área de agricultura sostenible en la organización Swisscontac, Miguel Ángel Pérez, afirmó que alegra, pese a la pandemia y sus consecuencias, seguir trabajando, con entusiasmo, en medio de la adversidad. Dijo que solamente a través de la unión y las sinergias productivas, es posible encontrar los mejores interlocutores de la ruralidad en los países de América Latina. Indicó que generar un equilibrio en la dinámica de los mercados respecto al origen, el impacto que la siembra tiene y de las oportunidades, se hace muy oportuno en momentos en que la agricultura vuelve a pedir pista en Latinoamérica.
“Nos encantaría que el cacao fuera como el café, pero todavía estamos muy lejos de serlo. Cierto es que hay una importancia en esta siembra porque fue determinante en la sustitución de cultivos ilícitos y en el desarrollo rural en zonas apartadas. Al no ser un producto perecedero, facilita su almacenamiento y el transporte sin contar otros valores de gran relevancia. En Colombia el cacao puede crecer muchísimo, pero obviamente hay algunos elementos de competitividad que deben cerrarse porque hoy son brechas que impactan el desarrollo de la actividad cacaotera, asunto que no permite ver el crecimiento acelerado que en este producto tienen Perú y Ecuador”, especificó Miguel Ángel López.
Pese a que la tasa de crecimiento sigue siendo baja, las condiciones agroecológicas y de perspectiva son alentadoras, dejando de presente que existen algunas limitantes para el mercadeo europeo como la presencia en los suelos de metales pesados, pero igual en deforestación en donde Colombia debe ir con el mayor cuidado.
El vocero de Swisscontac admitió que hay un buen potencial y crecimiento de tierras como también reconversión productiva de ciertos cultivos como acontece con la palma de aceite, que ante la agudeza de los problemas sanitarios, el cacao entró a reemplazar con eficiencia esas hectáreas. Otra alternativa cacaotera se está viendo prosperar en las zonas bajas cafeteras en donde el clima sacó el grano de circulación. La escena no es tan grave si se tiene en cuenta que anteriormente quienes fueron buenos cafeteros, hoy son inmejorables cacaoteros.
La agricultura orgánica será la ganadora
En economía agrícola no hay nada que hacer, el asunto pasa por una apuesta orgánica ganadora porque la tendencia mundial es una agricultura sostenible y ya hay varios elementos que lo están demostrando, dijo el coordinador del área de agricultura sostenible en la organización Swisscontac, Miguel Ángel Pérez.
En desarrollo del tema, agregó que la política ambiental en Europa es un axioma a tal punto que la región declaró el Pacto Verde Europeo, sin duda, advirtió Pérez, quieren ser el primer continente neutro en carbono lo cual determina que todos los productos que entren a sus territorios deben tener una participación positiva en términos de disminuir la huella de carbono y obviamente un impacto global respecto a las emisiones de CO2, de tal manera que frente a eso no hay debate, América Latina, toda, debe trabajar en una agricultura y cacaocultura sostenibles, lo cual contrasta con lo sucedido en África en donde la deforestación y el trabajo infantil oscurece ese 75 por ciento de la producción cacaotera del mundo.
Un lío enorme en competitividad, anotó, son los subsidios de las grandes potencias agrícolas y ganaderas que devastan los sistemas productivos de países en vía de desarrollo, sacándolos del mercado y haciendo de la globalización un dilema porque hay grandes debilidades sectoriales frente a productos muy baratos en el mercado internacional, pero hay que defender los esquemas agrícolas con innovación, estrategia, logística, un reto de la comunidad productora rural que llega acompañado de conservación del medio ambiente, función de la estabilidad social y oportunidades para los jóvenes, lo cual contempla opciones de ingreso y valor agregado.
“Es obvio que deberíamos tener una política más integral respecto al bienestar y estabilidad social en el campo, algo que vemos todos los días y que nos lleva a explorar soluciones”, remarcó el vocero.
El campo, dijo, necesita un modelo económico con fundamentos mixtos porque precisa moverse dentro de la lógica del mercado que por sí mismo reconoce otros valores en productos, procesos productivos y en las mismas comunidades productoras, sencillamente hay que saber vender. Explicó que si Colombia entra a competir en commodities bull contra África seguramente los latinoamericanos no tendrán nada que hacer, pero aseguró que la sofisticación de la oferta es la que finalmente permitirá competir en otros segmentos del mercado, verbigracia los cacaos especiales, tal y como pasa con el café, sin dejar de lado el frente social y ecológico, pero la diferenciación marcará la ruta del éxito.
Amén de la investigación, declaró Miguel Ángel Pérez, el agro debe mejorar en competitividad y productividad y en algunos puntos críticos que no han podido ser resueltos en el sector. El país, comentó, está creciendo a punta de fomento porque no le encontró la comba al palo, esencialmente en obtención y rendimientos pues en cacao ese ítem debe hacer correcciones porque la producción es muy bajita frente al volumen que necesita una familia para poder vivir bien.
Llegar a los niveles del café no es un imposible, afirmó el experto, porque una cosa es lo que se quiere y otra la que se concreta. Opinó que en cacao hay que ser muy pragmáticos y ver la dimensión real en la que se mueve el cultivo. Una meta de ese calibre depende de las políticas sectoriales, del compromiso y de un adecuado uso de los recursos parafiscales, que si bien no son iguales a los del café, pueden llevar lejos con un manejo eficaz y eficiente, es decir que se reflejen en productividad, asistencia técnica y ordenamiento en siembras.
Como herramienta vital está la Estrategia Nacional de Cacao con una increíble participación del sector público, un trabajo adelantado de manera aplicada y coordinada, igual con la cooperación que ya se hace de mejor forma, lo que permite entregar alentadores resultados. Puede decirse que el cacao es una siembra noble porque se vende todo el que se produce, luego son muchos los puntos a favor. Quizás hace falta acelerar en el tema de género, sin embargo, hay capítulos dentro del sector que tiene que ver con comunidades indígenas y afro- descendientes, esas que llevan muy en corazón el cultivo del cacao porque saben del tesoro ancestral y genético que guarda el cacao, de todas maneras, la mujer sigue esperando mayor participación.
Cacao, la bebida de los dioses
El cacao, un árbol de fruto exquisito, con una historia tan interesante como el café o el inicio de la agricultura, sigue mostrando bondades por tratarse de una actividad antigua, herencia precolombina que empezó en la Alta Amazonía, región en donde hoy sigue la dinámica cacaotera en Colombia y Ecuador. Hay que decir que este apetecido alimento salió de Suramérica con destino a las culturas de Mesoamérica en donde ganaría todo su prestigio en las aguerridas tribus de México.
Las familias mayas y olmecas aprendieron a procesar un fruto espectacular que finalmente sería bautizado como la comida de los dioses. El alimento llegó casi que exclusivamente al gourmet de la aristocracia aborigen y en su momento los aztecas lo llamaban kakáw o cacauatl. Los españoles invasores en tiempos de la conquista escucharon el término como cacao, producto que llegó a ser más importante que el oro.
En esos tiempos, año 600 A.c, las abuelas nativas cocían una bebida denominada Xocolat, la cual era procesada, desmenuzada o desintegrada en unos molinos muy particulares pues se fabricaban en oro puro. El producto del cacao era tostado y molido, labor en la que igual entraba el maíz, base de la alimentación indígena, a esa mixtura se le agregaba agua para obtener una bebida que iba a las castas mayas y aztecas en recipientes decorados.
El Xocolat o bebida amarga, destinada para nobles y guerreros, fue una bebida combinada con especias, particularmente con clavos y pimienta. Su historia es prolija algunos cronistas ubican comerciantes en Costa Rica tomando infusión de cacao en el año 400 A.c, igual narran como los aztecas al tomar el imperio maya fueron absorbiendo sus pertenencias, sus tierras, sus cultivos y desde luego el cacao.
El alimento sigue en la vena americana y no puede faltar en la mesa de las familias del nuevo mundo, porque encanta en Norte, centro y Suramérica. Actualmente en Colombia este alimento es esencial en la economía rural y con los años, muy seguramente, mandará en el mercado de commodities y valor agregado.
El mundo produce en promedio 4.8 millones de toneladas de cacao, hay prospectos, pero lo cierto es que el trabajo rural, arduo por sí mismo, que demanda mejoras e instrumentos para que los jóvenes vean en el agro una oportunidad de vivir dignamente, incentivados y con todas las condiciones.