Su lento y matemático caminar por la maleza de la espesa jungla, la poca que está dejando la industria de la madera y la minería, hacen único y respetable al imponente jaguar, una pantera fuerte, maciza y audaz, dueña de los bosques tropicales, los cuales preserva celoso porque aún gobierna en una maraña calurosa, húmeda y llena de sorpresas, por fortuna él es su gran rey, no le teme a nada, ni siquiera a las regencias acuáticas que imponen el mando del terror en las más raudas y oscuras aguas. No, el tigre americano no se inmuta ante el peligro de las turbias corrientes y caso opuesto encontró en ese escenario inmejorable despensa.
El muy llamativo gato manchado sigue oculto entre los matorrales vecinos del torrente, y con inagotable paciencia observa los alrededores, de donde muy seguramente saldrá su presa, ese alimento que costará esfuerzo y mucha fortaleza, nada es fácil en el mundo animal y menos en ese hábitat felino, el imperio de la pantera onca.
Los jaguares son admirados, respetados y amados, quienes tienen la oportunidad de observarlos logran conectarse con un mundo verde y maravilloso. Al arrugar su rostro, cierra los ojos color miel y abre sus fauces, dejando escapar un rugido potente con el que dice, éste soy yo, el amo de las selvas, custodio de la vida salvaje y la esperanza de una humanidad que sigue viendo cómo se desmorona el planeta. Hay mucho respeto por el jaguar, América Latina lo lleva en su corazón porque forma parte del patrimonio ecológico de la región, sin embargo, hay escopetas y rifles apuntando hacia él, alguien no lo quiere, no lo soporta e ignora que los predios sagrados de la pantera, fueron marcados y saludados con solemnidad por las culturas milenarias.
Mayas, aztecas, muiscas, yariguies, y las culturas indígenas del hemisferio se rindieron y aún se rinden a los pies del mítico gato, el venerado, decoro de la selva, el guardián amarillo, felino tono naranja con manchas negras, estilo mariposa, el salvador y dador de vida de selvas y bosques, nació marcado por Dios, por los señores de la selva y aún en medio de la amenaza, el jaguar sigue sigiloso en sus tierras benditas, en donde conserva el orden natural para que fluya agua, aire, vegetación y perspectiva de planeta. Es demasiado honor dedicarle unas páginas al rey, al vigoroso y fornido tigre de las américas, el felino que une y le pone con ímpetu sello y hermandad a la región. Las comunidades lo piden, el mundo lo grita… basta ya, salvemos al yaguareté, su majestad, dueño de ríos, valles, selvas, bosques y único con pasaporte para pasar por todas las fronteras.
La enorme y solemne bestia, vista con éxtasis y gozo, fue reverenciada por los pueblos prehispánicos, llegó al alma de los bosques y su imagen al igual que su poderío terminó siendo elevada a la categoría máxima. El sumo gato fue y sigue siendo sagrado, el preferido de los jerarcas del boscaje, solo su fuerza, nervio y encanto, acumulan atributos para seguir amando al soberano de la jungla latinoamericana.
En muchas regiones colombianas, durante décadas, la agricultura, la ganadería y otras explotaciones dedicaron tiempo y recursos a destruir bosques y con ellos especies de fauna de gran valor para el equilibrio natural. Los jaguares incomodaron los hatos y algunas plantaciones, lo más sencillo fue perseguirlo por sus dominios y masacrarlo. Muchos festejaron el deceso trágico del pujante gato, pero ignoraban la importancia del felino en la vida humana, al ser depositario de los bosques, garantiza acuíferos, paz verde y mesura.
En charla con Diariolaeconomia.com, el director de Conservación y Gobernanza de WWF Colombia, Luis Germán Naranjo, dijo que el jaguar es una especie, que si bien es altamente vulnerable, aún no puede decirse que está en condición de amenaza crítica. Explicó que el hecho cierto y preocupante es que la distribución geográfica del felino en Colombia y la región, se ha fragmentado tremendamente. Reveló que la reducción de espacio para el enorme gato es del 60 por ciento frente al pasado, precisamente por factores tales como la deforestación y la conversión de paisajes naturales en extensiones productivas o de monocultivo.
El experto indicó que los jaguares son animales que dependen de grandes extensiones de bosque para su supervivencia, y si bien pueden salir del bosque e ir a otro tipo de hábitat, de todas maneras requieren de la frondosidad acostumbrada para reproducirse, refugiarse y conseguir buena parte de su alimento.
El primer problema que debe mencionarse, reiteró, es la pérdida de hábitat, porque es el factor principal que limita sus poblaciones ya que una pantera necesita extensiones muy grandes de terreno para mantenerse, puesto que si los entornos son fragmentados y disminuidos, cada día habrá menos espacio natural para albergar jaguares. Adicionalmente a todo lo expuesto, está el tema de la cacería que en un país como Colombia esta actividad, aparte de la caza de subsistencia, no está permitida, pero con todas las restricciones, el jaguar es víctima de los cazadores por distintas razones que conviene analizar.
“En primer lugar, muchas de las muertes de jaguar por cuenta de los cazadores se deben a que hay conflictos de la población con el animal, bien sea porque el felino sea percibido como una amenaza, un fenómeno cultural para mucha gente, pues estamos hablando de un animal salvaje y el jaguar se ve como un potencial enemigo, al igual que una fiera peligrosa, aunque es muy raro que esta especie llegue a atacar a una persona. Entonces, primero está ese fenómeno cultural que hace que cuando la gente se entera que hay un gran gato en las cercanías, buscan salir de él porque le tienen miedo”, declaró el señor Naranjo.
Aparte de eso, comentó el experto, hay problemas cuando el jaguar ataca animales domésticos, un asunto supremamente complicado porque la pantera onca es un animal depredador y puede abalanzarse sobre el ganado por ejemplo, igual caballos y de pronto matar un perro, si por alguna circunstancia el canino lo quiere atacar o le ladra, el jaguar muy seguramente se defenderá, lo embestirá e inclusive puede agredirlo para comérselo. Cuando estas cosas suceden, agregó Naranjo, las personas ven al jaguar como un enemigo que mata animales cercanos lo cual hay que impedirlo.
Esas circunstancias son consecuencia directa o indirecta de la destrucción y fragmentación del hábitat. El entendido dijo que la razón es muy simple por cuanto muchas veces se han abierto potreros en áreas silvestres donde está el jaguar, lo cual hace que las presas del felino sean escasas. Con esto, afirmó, no solo se le está quitando su comida natural, sino que se le pone a su alcance animales que quizás son más fáciles de capturar para un felino de enorme potencia que responde y ataca. A criterio de Naranjo, ese es un elemento muy importante que causa mortalidad del jaguar y que se tiene que enfrentar con medidas de manejo, precisamente para evitar conflictos y en consecuencia la muerte de los jaguares.
Los corredores biológicos, conectividad natural para el jaguar
En sectores como la ganadería y la agricultura, en especial la de palma de aceite, se han creado los famosos corredores biológicos con el fin de facilitarle el desplazamiento al tigre americano. Sobre este asunto, WWF enfatizó que este tipo de corredores han sido planteados durante mucho tiempo como una de las medidas de conservación más efectivas porque esos pasos no son otra cosa que elementos de conectividad en el paisaje, es decir son disposiciones de cobertura vegetales de tal manera que conecten, precisamente, parches aislados de hábitats de provecho para los felinos.
En opinión del reconocido naturalista, los corredores biológicos son una medida para atacar la fragmentación. Indicó que en Colombia hay y ha habido muchos intentos de pasadizos. El país, dijo, tiene un plan nacional de restauración ecológica y para ello fueron trazadas metas muy ambiciosas en ese sentido. Dijo que operan en el país una buena cantidad de organizaciones tanto gubernamentales como no gubernamentales que trabajan activamente en programas de reparación ecológica.
“La restauración ecológica está, en buena medida, orientada a crear estos corredores los cuales, al hablar de jaguar, son vistos como una herramienta muy poderosa para recuperar el hábitat para este felino y así permitir que las poblaciones aisladas de pantera se conecten entre sí y de esa manera puedan tener una renovación genética, es decir, que puedan combinarse sin mayores problemas. Hay una iniciativa muy grande en la que participan varias organizaciones no gubernamentales con el apoyo de los estados a lo largo de América Latina. Esta iniciativa busca conectar los hábitats de jaguar.
Aparte de WWF, hay organizaciones como la Fundación Panthera, Herenwal Like of Services Osaraiti, entre otras que quieren contribuir con la creación de los corredores de conectividad y con el mismo restablecimiento del hábitat del jaguar a lo largo de América Latina para permitir poblaciones completamente sanas en la especie.
La cifra de jaguares sigue con tendencia a la baja
Si bien, hasta hace algo más de 20 años la población de jaguares superaba los 30.000 ejemplares, que debería ser el número promedio actual, las estadísticas muestran que en promedio Colombia tiene 16.598, una cifra que va en descenso por toda la alteración del bosque.
Para el biólogo, la tendencia sigue alarmando porque tristemente la pérdida de hábitat de jaguar es un fenómeno muy extendido, señaló que los frentes activos de deforestación que hay en el país siguen llevando la especie al límite, un ejemplo puntual es lo que acontece con el frente de deforestación en el noroccidente de la Amazonía, tan publicitado en los medios recientemente por la proximidad con el Parque Nacional Natural Serranía de Chiribiquete, está contribuyendo con la destrucción de uno de los espacios más importantes para jaguar.
La deforestación que tiene lugar igualmente en el Chocó y la conversión de paisajes naturales en el Magdalena Medio, también suma a la pérdida de entorno para el jaguar, luego, esa tendencia a reducir las poblaciones del felino, indudablemente continúan. Sin embargo, narró Naranjo, en un estudio que hicieron las oficinas de WWF de Colombia, Ecuador y Perú en la zona fronteriza entre los tres países en el Putumayo, luego de utilizar cámaras trampa y monitorear la zona, se calculó que en el sector había por lo menos 2.000 jaguares, un volumen sustancial porque el número de tigres americanos que hay en el Amazonas es sin duda el más relevante en Colombia, departamento que podría ser un reservorio de gatos manchados para el país. Añadió que un tema nada ínfimo al que hay que ponerle toda la atención al inconveniente porque los jaguares siguen disminuyendo, y a menos que pueda frenarse la pérdida de entornos y se puedan meter en cintura los conflictos entre humanos y panteras, el país seguirá perdiendo estos útiles animales.
Sin duda a la gente le tocó tomar consciencia de la importancia de preservar los jaguares porque paralelo al cambio climático y a la amenaza en la atmósfera, si se pierde la pantera onca podrían venir agudos problemas para la vida humana.
Para Naranjo, el dato es relevante, pues hay que tener en cuenta que el jaguar en su área de distribución es el depredador más importante, el más grande, y por lo tanto es considerado como una especie sombrilla por una parte, es decir, que en las áreas que ocupa hay que mantener gran cantidad de hábitat para que albergue gran cantidad de biodiversidad. Es importante señalar que el jaguar es un controlador natural de poblaciones de sus presas que son animales herbívoros en su mayoría, y al controlar esas poblaciones, el funcionamiento de las selvas donde habita el yaguareté se garantiza.
“Esos depredadores, a los que tanto miedo les tenemos son extremadamente importantes porque de ellos depende el completo funcionamiento del ecosistema”, precisó Naranjo.
La globalización afectó la naturaleza
La internacionalización de los mercados no resultó afable para el medio ambiente, a los gatos manchados los absorbió la moda, la medicina tradicional china, los disminuyó la tala de árboles y en sí, un mundo que sigue demandando materias primas sin medir las consecuencias en fauna y flora.
El director de Conservación y Gobernanza de WWF Colombia, Luis Germán Naranjo, manifestó que la naturaleza y sus especies viven una cruda realidad con la globalización de la economía y por ello se confía en los mensajes de urgencia que están siendo publicados, como por ejemplo el último informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático, que habla de la urgencia de tomar medidas integrales de conservación que consideren a la naturaleza como un todo, puesto que el planeta está en un punto en el que si no se actúa ya, sencillamente el futuro está en entredicho.
Dijo que es importante tener el asunto en cuenta, básicamente cuando se piensa en que la mayor parte de los patrones económicos que se conocen y que dieron origen a la globalización como pasó en Colombia han estado basados fundamentalmente en la economía extractiva, una tendencia muy grave porque es la que ha llevado a las transformaciones a gran escala de los paisajes naturales, a la fragmentación citada, a la destrucción de biodiversidad y a la sobre-explotación de muchas especies, algo que no es llevadero porque va en contra del más elemental principio de sostenibilidad.
“De acuerdo con la información obtenida actualmente, es urgente un cambio profundo en la forma como es concebido el desarrollo y el bienestar, es perentorio que las economías se puedan descarbonizar y que logren equilibrio ecológico. La manera de generar riqueza no debe basarse en extractivismo sino en sistemas auto-regenerativos, métodos restaurativos que permitan que mientras se produce no se destruya la base natural. Estos son retos gigantescos que enfrenta la humanidad como un todo en este momento, el costo no solamente económico sino el esfuerzo será enorme, pero a menos que la humanidad lo asuma en su totalidad como la única medida que tenemos para enfrentarnos a un desastre que cada vez parece más inminente, pues será imposible que lo logremos”, exteriorizó.
América debe tener ojo avizor con sus jaguares
Las tradiciones han hecho ambientalmente mucho daño, algunas culturas como las china decidieron devastar fauna y flora para crear medicinas que actualmente no sirven absolutamente para nada. Matar tigres, elefantes, rinocerontes y otras especies, se volvió parte de la agenda global, un problema mayúsculo que deteriora el planeta porque hoy no se habla de comercio sino de tráfico de animales o partes de estos.
La medicina tradicional china, la que acabó con tigres en Asia, ahora está matando jaguares americanos para unos remedios que no tienen asidero alguno, desde el análisis científico. Hoy, según el vocero de WWF, no se sabe qué puede estar pasando en ese sentido, pero indicó que hay que tener en cuenta que el fenómeno no es nuevo puesto que el mercado negro de partes de animales silvestres, es un mercado bastante antiguo, pero las especies víctimas de este negocio varían con el tiempo.
Apuntó que de acuerdo con patrones culturales en el sudeste asiático y sobre todo en China, partes de tigre, en especial los colmillos del animal fueron considerados como elementos importantísimos de la medicina tradicional china, una farmacopea más mítica que cualquier otra cosa. Lo cierto es que la milenaria creencia terminó siendo uno de los factores importantes que llevó al tigre asiático casi al borde de la extinción.
Precisamente porque se redoblaron los esfuerzos de conservación del tigre en el sudeste asiático, estas medidas empezaron a ser exitosas, entre otras cosas, una campaña gigantesca, en gran parte liderada de WWF, que buscaba duplicar la población de tigres silvestres en un tiempo muy corto, un objetivo que se logró, a tal punto que los tigres en ese sector del mundo están lentamente recuperándose. Hay medidas de control muy fuertes para prevenir su cacería y meter en cintura el tráfico ilegal.
“Como consecuencia inesperada de esta situación, el mercado miró hacia otros gatos que pudieran llenar el vacío que pudieran dejar las piezas de tigre y de inmediato, el jaguar entró a la fila. El fenómeno fue detectado, primero en Bolivia y luego en Perú, país en donde hay un tráfico de fauna muy importante a través de Iquitos.
No hay certeza sobre si en Colombia el flagelo de tráfico de animales o piezas esté sucediendo, pero no sería de extrañar que el país ingrese a ese aberrante mercado porque este comercio de fauna silvestre y sus componentes hacen parte de un comercio globalizado, unas economías ilegales encadenadas y nada aislado de otras ilicitudes como el mercado espurio de la madera, la minería ilegal, tráfico de armas, narcotráfico y el comercio de personas, todo enlazado lo que hace más difícil su control.
Es relevante decir que el crimen contra la vida silvestre se ha convertido en un nuevo elemento a considerar para quienes trabajan en conservación. Naranjo estimó que es demasiado urgente ver cómo se combate el crimen organizado contra la vida silvestre porque indudablemente es un elemento muy importante en la pérdida de biodiversidad.
Las comunidades deben denunciar, pero la población mundial debe enterarse de lo que está sucediendo y adopte patrones de vida que no impliquen esta clase de cosas. Estamos en una parte muy avanzada del siglo XXI, pero tenemos aún unos fenómenos que parecieran del siglo XVIII. No es posible, aseveró Naranjo, que todavía exista un mercado para partes de animales silvestres como supuesta medicina, algo que no tiene razón de ser, pero que se conecta con otras cosas de manera tan alarmante como por ejemplo que la pandemia estuvo totalmente relacionada con el tráfico de vida silvestre en China.
“Consumir animales silvestres no tiene ningún sentido”, concluyó.
Como muchos, Diariolaeconomia.com adoptará un jaguar, una labor fácil que está en la agenda de los que buscan ayudar al medio ambiente y puntualmente al jaguar, será viable tener un mundo mejor. Los recursos de adopción del espectacular gato son invertidos en su conservación.
El Fondo Mundial para la Naturaleza es una organización no gubernamental erigida en 1962 a la que se le comisionó la conservación del medio ambiente. Su nombre oficial en Norteamérica, Estados Unidos y Canadá, es World Wildlife Fund.
Esta organización célebre por sus oficios en favor de la naturaleza tiene su sede en Suiza. Las siglas WWF, son naturalmente respetadas porque realmente le han aportado al medio ambiente, a la vida y la preservación.