El pan, un alimento esencial en los hogares podría experimentar un mayor precio como consecuencia de los altos costos del transporte de trigo, la menor oferta del cereal, la tasa de cambio y el mismo clima. Así lo expuso el Director Regional de U.S. Wheat Associates, Miguel Galdós, quien afirmó que generalmente los productos se encarecen cuando hay sobrecostos en la cadena de suministro.
Aunque reconoció que la industria molinera colombiana ha hecho un gran trabajo en el sentido de no trasladar el mayor costo al consumidor final, no se puede negar que dependiendo del mercado, tendrá que haber un punto de inflexión en donde habrá que traspasar parte del efecto de mercado al costo de la harina y por obvias razones al pan y otros productos elaborados a partir de este insumo.
El experto comentó que la situación y el panorama mundial del trigo hoy por hoy es incierto por lo que será común ver mucha volatilidad y todo por factores como el Covid-19 y su posible impacto sobre las cosechas de trigo en China, el mayor productor global del grano con aproximadamente 145 millones de toneladas. Igual hay interrogantes sobre el precio de los combustibles y el derrotero de los fletes como también existen inquietudes con el clima, principalmente con el hemisferio norte, Canadá y Estados Unidos, una cantidad de incógnitas e inquietudes que el mercado estará leyendo y así determinar los movimientos de precio en los próximos meses.
La situación bélica de los Balcanes tiene a los industriales pensando dijo habida cuenta que las exportaciones mundiales de trigo en 2022 se han visto gravemente reducidas por la guerra, de tal manera que el Departamento de Agricultura de Estados Unidos redujo drásticamente las exportaciones de Rusia y Ucrania.
Los industriales han notado que los suministros de trigo son muy bajos en Estados Unidos, Canadá y Argentina, con todo y que cayeron los inventarios, el mundo se volcará a comprar en esos tres generadores de commodities agrícolas.
Otro escenario en el mercado de trigo está muy vinculado con el clima en vista que Estados Unidos pasa por una perseverante sequía, afectando notoriamente las siembras del alimento en las llanuras del sur. El trigo de referencia HRW podría estar abocado a una caída en los rendimientos, por factor meteorológico, ni más ni menos que una merma en la producción hasta del 25 por ciento.
Hasta ahora, el trigo SRW estadounidense parece reportar mejores condiciones de humedad. De todas maneras el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, bajó ampliamente la proyección de la siembra de trigo de primavera a 10,5 millones de acres, una disminución del dos por ciento, respecto a 2021, un factor que llevaría a comprender la fortaleza del mercado de futuros de Minneapolis.
Colombia debe desmitificar las siembras de trigo
Para el experto en Colombia los agricultores deben convencerse que la siembra de trigo es casi imposible ya que este cultivo necesita horas frío para darle viabilidad a su desarrollo vegetativo, lo que comúnmente se llama vernalización. Reconoció que hay zonas colombianas aptas para la producción del alimento, pero lamentó que la deficiente logística impacta los cultivos que no llegarán al mercado, diferente a otros países en donde el trigo se transporta por vía fluvial o trenes, haciendo muy eficiente el costo de los fletes desde las plantaciones hasta los puertos de exportación.
“En Colombia dada la geografía, son pocos lugares con extensiones muy grandes en donde se podía sembrar el apreciado cereal y en los lugares en donde puede prosperar la espiga lo cual es muy poco rentable, seguramente hay otras alternativas con verdaderos índices de ganancia. Seguramente Perú, Ecuador y Colombia pueden tener programas para esparcir trigo en su sector primario. Especialmente en Colombia, la industria molinera ha comprado históricamente la producción, inclusive a mayores precios que el mercado internacional, siempre ha estado pendiente de este cultivo en el país, empero, y haciendo gala a la verdad, somos países que dependen de la mayor parte del trigo que consumen las naciones Andinas”, aseveró el señor Galdós.
Por decir algo, Colombia importa el 99.7 por ciento del trigo que demandan molinos y consumidores, un producto que llega principalmente de Canadá, Estados Unidos y algo de Argentina para el caso de las Américas. También llega el alimento a granel de Rusia, claro está, en cantidades menores.
Actualmente Rusia produce cerca de 70 millones de toneladas y cuenta con un saldo exportable cercano a los 40 millones de toneladas, Ucrania, el cuarto productor tiene una oferta al mundo de 24 millones de toneladas aproximadamente, un trigo que está en veremos porque los destinos a donde debe llegar el cereal no tiene certeza ya que la guerra destruyó la infraestructura.
Por otro lado, Estado Unidos produce en promedio 56 millones de toneladas de trigo y exporta entre 25 y 27 millones. Otro actor importante es Canadá que tiene como oferta exportable más de 20 millones de toneladas.
En este momento hay cuatro variables complejas, explicó Miguel Galdós, que están determinando el mercado triguero, en primer lugar el Covid-19 que afectó gravemente el tema de transporte y logística encareciendo los productos importados, en segundo lugar está el clima que jugará un papel fundamental en el movimiento del mercado en las próximas semanas.
Un tercer ítem es China, el mayor productor de trigo, y si este país tiene problemas con su cosecha actual, saldrá a recomponer stocks y eso, según el conocedor, significará una mayor demanda del cereal a nivel mundial lo que sugiere un alza en los precios.
Finalmente, expresó, está el componente de los fondos de inversión a los que básicamente les interesa jugar con la volatilidad de los mercados en donde ellos se desempeñan.
La misma dinámica de esos mercados de futuros de granos, apuntó Galdós, han aumentado su volatilidad en los mercados de Estados Unidos, del 15 al 20 por ciento antes de la pandemia y la guerra, a niveles superiores al 40 por ciento con la situación actual.
La hambruna puede descartarse
La palabra de moda, hambruna, no es una posibilidad en la probabilidades que maneja el Director Regional de U.S. Wheat Associates, Miguel Galdós, todo porque en Suramérica hay varios sustitutos de los carbohidratos, principalmente en los países Andinos en donde hay papa, yuca, maíz y otros.
“Yo no me referiría a hambruna en América Latina, quizás los países más pobres del mundo verán reducido el consumo de algunos de estos productos, pero personalmente y en el corto plazo, no hablaría de una situación como esa”, puntualizó el directivo.
Los fertilizantes castigarán las cosechas
En su análisis sobre la situación geopolítica y los efectos de la crisis global logística, el también ingeniero agrónomo y experto en trigo, sostuvo que en muchos países habrá una reducción de los rendimientos debido al alto costo de los fertilizantes, ya que los agricultores están reduciendo las aplicaciones ante la imposibilidad de adquirir esa materia prima a costos razonables.
Molineros dan parte de tranquilidad en provisión de trigo
A su turno la Directora de la Cámara Fedemol de la Andi, Pilar Ortiz, dijo que en trigo hay que hacer varias precisiones, ya que no todo es como algunos piensan. En producción, detalló, Colombia tiene tan solo 2.400 hectáreas sembradas lo que genera 6.800 toneladas de trigo anuales, un déficit nada desestimable puesto que Colombia, a través de la industria molinera, importa el 99,7 por ciento del cereal porque demanda por año 1,9 millones toneladas de trigo.
Añadió que en este momento la industria no tiene ninguna dificultad en la provisión de trigo y especificó que indiscutiblemente el problema entre Rusia y Ucrania afecta la oferta mundial del producto si hay más o menos, explicando el porqué de la volatilidad e incertidumbre, respecto a los volúmenes de trigo a nivel mundial y su precio.
El mundo, dijo Pilar Ortiz, produce 776 millones de toneladas de trigo en donde China es el mayor productor, pero igual el máximo importador de sémola debido a su población que supera los 1,414 millones de habitantes. Las siembras globales por su parte, expuso, se hacen en 222,6 millones de hectáreas.
En la charla, Ortiz señaló que la industria molinera local compuesta por más de 40 plantas, produce 1.3 millones de toneladas de harina fortificada. Las empresas que generan más de 120.000 empleos directos e indirectos están ubicadas en Bogotá, Cauca, Costa Atlántica, Cundinamarca, Nariño, Risaralda, Santander y Valle del Cauca.
A la fecha la Cámara Fedemol de la Andi agrupa 22 empresas molineras, se quedan por fuera del ente rector dos firmas adicionales. Sin embargo el sector molinero de reconocida eficiencia, ha dejado una huella a través de los años por el protagonismo que tuvo y mantiene en la seguridad alimentaria de los colombianos.
“Las empresas molineras son muy eficientes porque han trabajado mucho en la actualización de sus plantas de producción lo cual es muy importante, pero muestran también eficacia en la compra mundial de trigo. Por la volatilidad es difícil determinar en qué está el abastecimiento, pero normalmente la provisión se hace a cuatro meses, pueden haber casos especiales, pero el cuatrimestre es la generalidad”, manifestó la señora Ortiz.
Es bueno decir que desde 2012, Colombia importa trigo con cero arancel de Canadá al que se le compra el 67 por ciento de la demanda nacional, Estados Unidos que pone 29 por ciento del alimento, Rusia, uno por ciento, Argentina 0,8 por ciento y Ucrania que despachó el 0,7 por ciento.
Una buena noticia tiene que ver con lo manifestado por Canadá y Estados Unidos, los principales proveedores de trigo, países que afirmaron que Colombia seguirá recibiendo el abastecimiento sin ninguna dificultad, no obstante todo el alboroto que forma el conflicto entre Rusia y Ucrania.
Sobre los eventuales ajustes en los productos derivados de la harina de trigo, verbigracia el pan, hay otros ingredientes que pesan mucho más en la estructura de costos de cada empresa panificadora, entre ellos el azúcar, huevos y grasas.
Dentro de la dieta sana de los colombianos hay una tendencia en el consumidor y es tener panes con menos azúcar y menor cantidad de grasa. En opinión de Ortiz, el pan no produce gordura porque se hace con harina fortificada que garantiza los necesarios micronutrientes. Este alimento milenario ha estado en las mesas de la humanidad de manera afortunada. Fue sembrado en Mesopotamia y Egipto y luego su cultivo se fue esparciendo por el mundo entero. El pan es inclusive bíblico porque fue multiplicado según las sagradas escrituras por Jesús.
“La principal dificultad de la industria molinera en Colombia es que hay algunos derivados del trigo que entran al mercado nacional sin cumplir la norma de fortificación de este producto, un problema grande porque quien fortifica la harina invierte más y cumple con la política de adicionar los micronutrientes que demanda la población”, concluyó la Directora de la Cámara Fedemol de la Andi, Pilar Ortiz.