Colombia se apresta a darle inicio a un gran encuentro sectorial, la agroindustria se viste de gala para recibir a los representantes de muchos países en donde la palma Africana es vital en el desarrollo de las provincias y en el mejoramiento de la calidad de vida de las colectividades campesinas que apostaron por una siembra de ciclo largo, hoy esencial en la humanidad porque sus derivados van desde aceite de cocina, margarinas, jabones, pastillajes, confitería, salsas, aderezos, helados, emulsificantes, leche condensada, chocolates y alimento para animales hasta el biodiesel que mueve los camiones y la logística del mundo.
Este producto con raíces en África de donde vino a tierras americanas, fue utilizado hace unos 5.000 años por los nativos de Guinea Occidental que la usaron como fuente de nutrición, con los años la industria y la ciencia fueron encontrándole enorme potencial hasta llevarla a la cúspide como materia prima básica para múltiples obtenciones, pues es necesaria igualmente en cosmética, lubricantes, textiles, gomas, velas, plásticos, PVC y muchos más usos y soluciones.
Este producto fue protagonista por su poder lubricante en la revolución industrial, haciendo que fuera un insumo sumamente apreciado por los mercaderes ingleses. En el siglo XIX más exactamente en 1870, el aceite de palma se consolidó como la principal oferta exportable de Ghana y Nigeria, fuertes productores de África Occidental.
La palma de aceite llegó a América en los viajes hechos por Cristóbal Colón al Nuevo Mundo en donde encontró especial sitio en el seco y desafiante clima tropical. Con los años, el cultivo salió desde tierras americanas al sudeste asiático y allí en las lejanas tierras de oriente, luego de dar un giro interesante por el globo en lo que puede citarse como ruta de la palma, halló inmejorable puerto, ya que sus siembras crecieron exponencialmente hasta ubicar a Indonesia y Malasia como los principales productores en el mundo con 46´500.000 toneladas métricas y 19´800.000 toneladas métricas respectivamente, le sigue Tailandia que reporta una producción de 3´260.000 toneladas métricas y Colombia que alcanzó 1´838.000 toneladas.
Están en el mercado Nigeria, 1,4 millones, Guatemala, 910.000 toneladas métricas, Papua New Guinea, 650.000, Honduras, 600.000, Costa de Marfil, 600.000, Brasil, 570.000, Ecuador, 470.000, Camerún, 465.000, Congo, 300.000, Ghana, 300.000, India, 291.000, Costa Rica, 270.000, México, 230.000, Perú, 224.000, Filipinas, 104.000, Sierra Leona, 75.000, Benín, 70.000, Angola, 55.000, República Dominicana, 53.000, Guinea, 50.000, Liberia, 45.000. Senegal, 14.000, Togo, 9.000 y Venezuela 8.000 toneladas métricas.
Según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, USDA, en septiembre, la producción mundial de aceite de palma entre 2022 y 2023 se calculó en 79,16 millones de toneladas. Cabe anotar que la producción del insumo llegó a 75.95 millones de toneladas en 2021, el último incremento podría ser del 4.23 por ciento, unas 3.21 millones de toneladas.
Como es apenas visible, esta agroindustria le sigue aportando al crecimiento económico y social del país, razón por la cual hay mucha expectativa por el gran evento que se cumplirá en Cartagena, en la siempre bella “heroica”, la esperada XX Conferencia Internacional sobre Palma de Aceite, la enorme cita de los productores de aceite de palma y sus derivados.
En diálogo con Diariolaeconomia.com, el Director General de la Corporación Centro de Investigación en Palma de Aceite, Cenipalma, Alexandre Patrick Cooman, indicó que la palma aceitera y el campo en general le pusieron el pecho a la brisa en tiempos de dificultad por pandemia, pero igual por crisis global logística, tasas de interés, insumos, tasa de cambio y temas geopolíticos que siguen agudizándose y complicando el suministro de bienes básicos.
Destacó el compromiso y la responsabilidad de todos los integrantes del sector agropecuario que decidieron seguir con la producción, garantizando suministro de alimentos e ingreso para quienes laboran en la economía rural y en el mismo subsector agrícola.
En el sector palmero, anotó Cooman, hay expectativa por los cambios que puedan llegar en la economía primaria y por eso hay una oferta de los palmicultores hacia el Gobierno y que apunta a seguir creciendo con un cultivo en donde hay beneficios económicos, sociales y ambientales, una industria que se puede seguir desarrollando en tanto tenga las condiciones y el entorno para hacerlo.
La idea, a juicio de Cenipalma, es poder crecer en zonas de contexto socioeconómico muy difícil en donde la siembra de palma de aceite ha sido una alternativa frente a la producción de cultivos ilícitos. Recalcó que en esas regiones complicadas la producción básicamente se hace a mediana y pequeña escala.
“Tenemos todas las ganas de trabajar con el Gobierno, estamos prestos para servir y trabajar con otros centros de investigación, ello en la medida que haya ambiente y condiciones que fomenten la generación de conocimiento y así seguir aportando desde la parte investigativa y tecnológica a este cultivo y a otros del sector agrícola”, declaró el señor Cooman.
Biodiesel, listo para la transición energética
A propósito del tema de transición energética, el Gerente General de Cenipalma, Alexandre Patrick Cooman, manifestó que, si bien el planeta demanda acciones, en tanto se supera el uso de combustibles fósiles, está la opción afortunada de los biocombustibles y desde luego del biodiesel que debe de manera perentoria aumentar en las mezclas para reducir los impactos ambientales por las emisiones.
El directivo acentuó que en la medida que haya unas señales claras de consumo regulado y que existan las garantías para aumentar la mezcla de biodiesel en el Diesel, la industria palmera podrá acrecentar las áreas sembradas y contratar más personal, un efecto que sería muy alentador para el pequeño productor de palma justo en donde más ha habido crecimiento, todo en procura de contribuir con la atmosfera sin dejar de lado los beneficios sociales a tanta gente que lo necesita pues es un cultivo de largo plazo, que genera estabilidad y empleo formal.
Por parte de Cenipalma habrá toda la disposición y el compromiso para que los nuevos, si se dan, sean cultivos exitosos, totalmente dotados de conocimiento, condiciones y tecnología.
Es oportuno decir que Cenipalma es un ente de investigación que trabaja con los productores de palma de aceite con el fin de que los agricultores dedicados a esta actividad tengan óptimos resultados. El centro le lleva al sector palmicultor, una variedad de servicios requeridos que aportan en la sanidad, productividad y sostenibilidad de tan importante agroindustria que ve en la exploración científica como también en esa constante generación de insumos y guías, el vehículo fundamental para la implementación de mejores prácticas agrícolas.
Una conferencia esperada
Con todo entusiasmo la agroindustria asiste a la XX Conferencia Internacional sobre Palma de Aceite, la más importante de las américas y Colombia, como es bien sabido, lidera la región en producción no solo en obtención sino en organización gremial, así como en investigación y desarrollo tecnológico, un compendio que se ve reflejado en el evento que marca sin duda la pauta para toda Latinoamérica en donde Fedepalma tiene una participación muy amplia.
Para la versión 2022, asistirán a la Conferencia unas 550 personas del extranjero mayoritariamente de Latinoamérica, pues habrá empresarios de Ecuador, Perú, Brasil, Venezuela y Honduras, Guatemala, se espera el concurso de industriales europeos, de Estados Unidos y desde luego productores y procesadores de África y Asia.
En opinión de Cooman, una Conferencia de gran relieve, mayor renombre y como es apenas consecuente, caracterizada por la calidad de las presentaciones, una agenda académica ambiciosa y un ambiente adecuado en los espacios de interacción.
Aparte de las conferencias habrá toda una muestra que dejará saber del cultivo, el procesamiento y el uso del aceite de palma, allí mismo estará Expo-palma, expuso el directivo, una zona en donde habrá muchas oportunidades de negocio y trabajo e interacción con varias empresas del sector.
La conferencia articula a Colombia con el mundo por cuanto habrá en Cartagena delegaciones y empresarios de grueso calibre casi que de los cinco continentes que podrán ver la agroindustria de la palma que se hace y crece en Colombia de manera responsable. Ello, expuso Cooman, se ve reflejado en el mismo título de la Conferencia, “el poder transformador de la palma de aceite” por que ese cultivo genera empresa, pero además unos beneficios muy importantes para zonas rurales que tienen un contexto socioeconómico bastante difícil, por ejemplo Tumaco, Tibú o el Magdalena Medio, en donde esta actividad significa un ingreso lícito a partir de una labor agrícola pujante y con mucho futuro que permite la articulación de productores de pequeña escala con grandes palmicultores quienes tienen el capital para hacer la conversión y posterior fabricación de productos.
“Creo que un buen ejemplo, en el sentido de llevar propuestas a diferentes tipos de productores, se ve reflejado en la evolución de los territorios en donde el cambio es real a partir de este cultivo con impactos muy positivos en la parte económica, social y todo lo que se puede construir en una zona con una propuesta ganadora y atiborrada de inclusión y oportunidad. Estamos hablando de unos bienes públicos que se desprenden de esa actividad económica. Es igualmente afable la transformación del paisaje por cuanto se ve en muchos casos que potreros o suelos totalmente marginales, se convirtieron en plantaciones de palma aceitera en donde hay vida y riqueza en lo que tiene que ver con fauna y flora”, dijo el Director General de Cenipalma, Alexandre Patrick Cooman.
El respetable conocedor dijo que es muy importante para el gremio palmicultor el despertar las áreas con alto valor de conservación, generando un impacto lo más positivo posible en el ambiente que rodea las siembras. Prueba de ello es el crecimiento de especies de fauna que en medio de la concordia en los sembradíos prosperan, muestra de ello el jaguar, los venados, las aves y muchas otras especies que siguen siendo preservadas.
Los palmeros, enfatizó Cooman, tienen claro que hay que continuar promoviendo la política de buenas prácticas agrícolas dentro de las plantaciones, lo que significa fomentar el control biológico de plagas, el uso de biomasa para mejorar suelos y tener más eficiencia en la nutrición del cultivo. Un agro sano representa de igual manera, apuntó, que las calles que no son de cosecha sino de palera, se mantengan con mucha vegetación nativa, lo que aparta el entorno de diversidad de insectos depredadores y parasitoides de otros insectos, mejora la calidad del suelo cultivable y en general un sinnúmero de habilidades que son favorables para el medio ambiente y la producción de aceite de palma.
Cooman destacó la promoción de la conservación de las áreas que están alrededor de las siembras conocidas por su alto valor de preservación, determinantes en el diseño de las plantaciones, por cuanto conlleva a todo un plan de manejo y el respeto por las especies de fauna residente que puede hacer uso de los corredores biológicos, un mecanismo que le da tranquilidad a la explotación palmera, pero también a sus alrededores. La enorme ventaja, manifestó el experto, es que este tipo de métodos se van masificando cada vez más y en donde también el protocolo de Aceite de Palma Sostenible de Colombia, APSColombia, está tomando impulso si se tiene en cuenta que su propuesta de valor se sustenta en diez principios que enmarcan las mejores prácticas de sustentabilidad, iniciativa trazada por Fedepalma y Cenipalma que posicionó la palmicultura local como única y diferenciada.
“El asunto es importante para que también los productores a pequeña y mediana escala tengan más acceso a una certificación o reconocimiento por esa labor de sostenibilidad que se viene haciendo y que a futuro puedan aspirar a una certificación internacional, de todas maneras, hay que darle empuje a las actividades de desarrollo sostenible que se ven en plantaciones de escala menor”, afirmó Cooman.
Para Cenipalma, afortunadamente el sector palmero crece en Colombia en donde convive armónicamente con comunidades, fauna y flora.
Palma, un cultivo que propende por sinergias
En Colombia la palmicultura se hace a pequeña y mediana escala, pues se tiene la creencia que la explotación de palma de aceite está destinada a productores gigantes con inversiones colosales, sin embargo, en esta siembra participa una minoría de campesinos, en total el sector suma 6.800 o 6.900 productores de los cuales el 85 por ciento son pequeños palmicultores, el 12 por ciento son medianos y solo el tres por ciento hacen palmicultura a gran escala, obviamente ocupando un territorio importante, ya que se trata de varios miles de hectáreas plantadas.
Resaltó que en las grandes producciones hay empleo formal y bien remunerado, gente que recibe un ingreso importante y a raíz de ello generan impactos económicos. Este tipo de plantación explicó Cooman, hace labor social con fundaciones o iniciativas directas, todo en favor de las comunidades en donde se desarrolla la siembra de palma.
Un ejemplo de los muchos, sobre el impacto positivo del cultivo de palma de aceite es María La Baja, Bolívar, en donde décadas atrás sus habitantes caminaban angustiados y a la expectativa de los devenires económicos, un día se dieron cuenta que la palma era una opción, le jugaron a la asociatividad y hoy su presente es afortunado, siembran y recolectan nuez de palma con lo que ganan dinero, ahorran, educan hijos y hacen de sus vidas algo placentero y rentable.
El papel de Cenipalma es vital porque les brinda a todos los productores, grandes, medianos y pequeños, tecnología y conocimiento, con el fin de que logren niveles elevados de competitividad a largo plazo, que alcancen cultivos sostenibles en lo económico, ambiental y social, pero haciendo que las personas se motiven en investigar en sus plantaciones y en conectar con el centro de investigación, todo en procura de innovar los procesos para buscar mejoras continuas.
Así mismo, Cenipalma focaliza varios esfuerzos al productor a pequeña y mediana escala sobre el entendido que muchas de las tecnologías son transversales para todo tipo de palmicultor, de todas maneras, hay un trabajo especial para ayudar a los pequeños agricultores de palma con asistencia técnica, pues se parte del principio que son los labradores chicos quienes más requieren de acceso al conocimiento y a prácticas que pueden mejorar sus cultivos.
Pudrición de cogollo golpea al Magdalena
Los retos en Cenipalma son permanentes, hay mucho por hacer debido a los impactos que trae el cambio climático, la llegada de nuevas enfermedades, la resistencia que ganan otras y, en fin, todo un contexto complejo que obliga a los investigadores a desarrollar nuevas variedades para enfrentar patologías como la Pudrición de Cogollo, PC, la plaga más demoledora en palma de aceite de Latinoamérica.
La enfermedad o infección pudre la totalidad de los tejidos nuevos, destruye las flechas jóvenes y si ataca el punto de crecimiento o área meristemática, la planta muere, un problema gigante porque la PC ha arrasado cultivos en su totalidad en Colombia, Panamá, Ecuador, Brasil y Surinam. Generalmente este lío es más común en zonas fangosas o inundadas.
Actualmente en la zona norte, más específicamente en el departamento del Magdalena hay un lío epidémico por la PC, una crisis que no se puede negar, empero, hay muchas plantaciones en donde aún se combate la enfermedad, procurando que las palmas tengan una vida económica lo más extensa posible. Otra es la realidad en la región, puesto que hay unas 11.500 hectáreas altamente afectadas y 7.000 eliminadas por el accionar de la enfermedad causada por Phytophthora palmivora, un grupo de organismos patógenos que destruyen vegetaciones.
Esta enfermedad, Phytophthora, bautizada en griego y que significa “destructor de plantas”, ha llevado agudos inconvenientes a los palmicultores del Magdalena que no cesan en su lucha contra la PC. Por fortuna ya se está viendo un área renovada con híbridos de más de mil hectáreas y una modificación proyectada para 2023 de 4.000 hectáreas con híbridos resistentes a la enfermedad.
El asunto es complejo y por ello hay empresas que se están dando la pela para sacar adelante la renovación productiva y no quedarse con los brazos cruzados, ya que el ambiente en esa zona obviamente tiene un lado difícil para muchos palmicultores que están viendo una inversión afectada, pero también una oportunidad con una transformación en siembra que cada vez será más exitosa porque si se miran las primeras renovaciones hechas con los híbridos interespecíficos en Tumaco donde no existía mucho conocimiento y se adolecía de tecnología para que las plantaciones fueran exitosas, hoy todo es muy diferente habida cuenta que en ese municipio del Pacífico subió la productividad de manera importante con registros en la curva del 28 por ciento en algunos años y en otros los repuntes fueron del 10, 11 y 12 por ciento, lo que significa que el trabajo mancomunado con las empresas en investigación, si dio sus frutos.
A criterio del Director General de Cenipalma, los logros de Tumaco dan pie para mejorar la perspectiva en la Costa Norte porque hay mucho terreno ganado frente a lo que implicaba invertir en esos cultivos, híbridos interespecíficos hace 15 años.
Sin importar los apuros, el área sembrada con palma de aceite crece en Colombia, pues se acerca a las 600.000 hectáreas y el Cenipalma estima junto con la Federación Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite, Fedepalma, que 90.000 hectáreas ya están sembradas con híbridos interespecíficos, una tendencia al aumento en el norte del país y en otras regiones interesadas en una producción tranquila y menos afectadas por la PC.
“Es muy importante conectar con la Conferencia Internacional donde hace cuatro años, en la última edición, lanzamos la tecnología de polinización artificial con ácido naftalenacético, ANA, un polinizador postizo, y en este momento vemos como esa tecnología junto con otros aspectos de manejo y cultivo como nutrición y cosecha en punto óptimo están dando unos frutos súper importantes. A nivel sectorial vemos que esas tecnologías están subiendo en promedio punto siete toneladas de aceite hectárea año en 75.000 hectáreas de híbrido que ya están en producción, un ingreso bruto para el sector de 70 u 80 millones de dólares, visible beneficio significativo con solo mover la aguja de la tecnología, en este caso expresada en cultivos híbridos interespecíficos”, señaló Alexandre Patrick Cooman.
Los ejemplos siguen, dijo Cooman, en alimentación de cultivos y en temas de manejar las pérdidas en plantas de beneficio donde algunas tecnologías dejarán una retribución rápida y de muy alto valor para el sector, aunque hay otros temas de investigación que toman más tiempo o que resulta no ser de interés, pues la exploración siempre es un proceso cargado de riesgos y por ello en ese frente Fedepalma y Cenipalma, no ponen los huevos en una sola canasta porque hay recursos de los palmicultores que esperan siempre lo mejor del centro de investigación de la palma.
Colombia es el cuarto productor de aceite de palma en el globo, a la fecha 161 municipios de 21 departamentos siembran palma aceitera y en esos ardientes lugares de Colombia cambió la vida para bien, ya que mejoró el ingreso, crecieron las compras, prosperó la economía en las regiones y los agricultores optimizaron su modo de vida.
Un hecho cierto es que desde la parte técnica en Cenipalma se buscan mejores cultivos y mayor sostenibilidad, pero el fin esencial es el bienestar del palmicultor y de las comunidades que rodean la palmicultura, luego es satisfactorio desde el centro de investigación ver los beneficios que le dan alegría al campesino de la palma.
La producción de aceite para 2022 se proyecta en 1´750.000 toneladas, unas 30.000 toneladas adicionales a las de 2021 en promedio. Desde el punto de vista social esta siembra contribuye de manera importante, ya que genera 195.000 empleos directos, de los cuales el 82 por ciento son formales.