Domingo, 30 Octubre 2022 00:11

Por uso y abuso de químicos, los suelos están muriendo: Castro Cabrera

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Por uso y abuso de químicos, los suelos están muriendo: Castro Cabrera Imagen-de-Brigitte-Werner-en-Pixabay

Frente a los inconvenientes con la fertilización, el mundo agrícola no quiere aceptar que existen opciones biológicas de alta eficiencia. Hay un deplorable divorcio entre la agricultura con la ciencia.

El entorno agrícola no la pasa bien por estos tiempos y al parecer la situación será mucho más complicada por cuanto el clima sigue haciendo de las suyas, las plagas emergen soterradamente y la fertilización se quedó en la química con todo y el riesgo que implica su uso puesto que se habla de cáncer y otros daños colaterales en la salud humana y en los mismos suelos. Lo más cercano es un trance con los alimentos por la caída estrepitosa en productividad.

La gran industria agropecuaria incurrió en graves errores, de un lado apostó por la celeridad y el volumen, posible con la producción a gran escala, pero obvió unas calidades fáciles de conseguir, garantizando inocuidad a través de los abonos orgánicos, llamados a liderar la nueva agricultura, la de sello verde y sinónimo de salud y vida. De manera paralela el ser humano devastó las selvas con el propósito de ampliar la frontera agrícola, restando blindajes naturales y exponiendo la integridad del planeta, como si fuera poco abusó de los antibióticos generando una amenazante resistencia bacteriana y dándole mayor poder destructivo a los agentes patógenos que siguen evolucionando bajo las herramientas que erróneamente brinda la industria, esa que cerró ojos y oídos para exprimir las bondades que por siempre ha entregado el sector primario.

 

 

El Director Científico de Salus Mundi, Luis Orlando Castro Cabrera, le dijo a Diariolaeconomia.com, que el desespero por la dificultad manifiesta con los fertilizantes químicos deja ver falta de cultura y conocimiento, con el agravante que muchos en el sector agrícola no quieren ver y saber lo que la ciencia está haciendo. Sostuvo que infortunadamente hay un divorcio entre los industriales del sector agropecuario y las asociaciones del sector con la ciencia.

Según el reconocido científico, hay unos avances impresionantes en materia de microorganismos para los suelos. Reveló que con el grupo que dirige logró hasta el 630 por ciento de quimio resistencia en las bacterias benéficas del suelo, lo que quiere decir que pueden resistir 6.3 veces mayor concentración de agroquímicos.

 

“Hicimos algunos trabajos y lo hemos demostrado, en el Valle del Cauca, más exactamente en el centro experimental Paso Ancho, logramos aumentar en cinco semestres a más del uno por ciento en materia orgánica, dicho de otra forma, se midió la cantidad de paredes celulares de las bacterias que se están incorporando al suelo, algo sumamente determinante porque ahí nace todo tipo de vida, luego si no hay suelo, simplemente no es factible la agricultura y sin la labranza, las siembras y las cosechas, todos los carnívoros como vegetarianos que dependemos de esa actividad moriríamos porque se trata de una cadena trófica o alimenticia, que no podemos cortarla en ninguno de los puntos”, aseveró Castro Cabrera.

 

Recalcó que hay soluciones agrícolas y expuso que el problema alimentario previsto para el próximo año podría resolverse, solo que con el concurso de científicos, gobiernos y empresarios.

 

La síntesis química está condenando a la extinción los suelos productivos

 

 

Las noticias ya no vuelan, viajan a una velocidad sorprendente, y precisamente una de ellas tiene que ver con los problemas que reportan los suelos en países como China e India en donde el exceso de agroquímicos tiene las tierras cultivables agonizando, considerando que perdieron su capacidad productiva, un problema de hoy que se verá reflejado en hambre mañana puesto que paulatinamente a las tierras saturadas de química se les va la vida.

Por estos días una fundación europea le curso invitación al científico colombiano, respetabilísimo hijo de Suaza, Huila, para trabajar en la India, precisamente por esa crisis que se ha presentado por la ausencia de vida en los suelos.

Los suelos sin vida, dijo, se llaman desiertos y en esos sitios no se cultiva porque entre otras cosas, el ciclo del agua se rompe cuando hay un desierto y no se retiene porque este tipo de geografía desolada es fundamentalmente arenosa, luego el liquido pasa, es absorbida porque la capacidad de esponja o de retención de humedad, los lugares yermos no la tienen.

El científico señalo que, en Colombia, en el Valle del Cauca, se han llevado a cabo trabajos destacados en donde se le dio vida a los suelos, logrando con ello un aumento estimable en la capacidad productiva gracias al vigor que ganaron los suelos al ser tratados de manera orgánica.

Frente a las grandes labores por hacer y a los retos venideros, Castro Cabrera indicó que hay que desarrollar la agricultura con agroindustria pues no se puede caer en el error de México en donde hicieron una reforma agraria para darle una hectárea a cada labriego o peticionario, con eso, aseveró, fue repartida la pobreza y hoy esos beneficiarios no pueden vivir con lo que produce una hectárea porque ni siquiera tienen como dotarla de tecnología, ponerle abono de ningún tipo a los suelos, todo un inconveniente de sostenibilidad alimentaria en ese país porque ya se nota que no hay qué comprar.

 

“El problema de la crisis alimentaria de 2023, estoy hablando del próximo año, no radicará en la falta de dinero para adquirir comida, abiertamente se puede decir que no hay y no habrá alimentos para llevar a las casas, un tema complicado, grave, que dejará sus secuelas”, acentuó el Director Científico de Salus Mundi.

 

 

Añadió que la invasión de Rusia a Ucrania está redundando en un serio aprieto para el globo porque los ucranianos desaparecen como los grandes exportadores de granos y de abonos, especialmente nitrogenados como la urea. Igual pesa y seguirá sopesando el veto puesto a Rusia para vender granos, algo más que alarmante porque ese país fue uno de los grandes productores y abastecedores de cereales para el mundo, un problema que se siente como la falta de gas, no solo en el sector energético sino para extraer urea, dificultad que se hace aún más notoria porque con las sanciones, Bielorrusia tampoco despachará el abono y mucho menos los granos, todo un inconveniente al que llevó el cierre de la llave del gas ruso.

Lo anterior, afirmó Castro, implica que hay un 30 por ciento menos de alimentos en el mundo y sostuvo que si no hay abonos, la productividad agrícola se desplomará en todo el globo. Expuso que mucha gente no capta la dimensión del asunto y el hecho de que los nitrogenados y todos los abonos han tenido un aumento espectacularmente ascendente, pues no en vano la urea repunto hasta el 300 por ciento frente al precio de hace un año, algo insostenible para cualquier agricultor.

En el caso de México este insumo pasó de 8.000 a 34.000 pesos por tonelada y debe tenerse en cuenta que la moneda mexicana está a 19 pesos por dólar. En ese orden de ideas y con una carestía que no sede y caso contrario parece agravarse, el científico estimó urgente hacer uso de los fertilizantes orgánicos, fáciles de obtener y amigos de los suelos.

 

“Yo propuse convertir toda la basura orgánica de Bogotá en abonos de cuarta generación para empezar a construir suelos cultivables en los Llanos Orientales. Fui contactado en ese entonces por un funcionario de Planeación Nacional que me preguntó por el valor del proyecto, una respuesta que dije no saber porque las cuentas en mejoras y prospectiva es del resorte del Estado. Ese día le recordé que las tierras llaneras producen 40 veces menos que las de la Sabana de Bogotá, solo que habilitándolas y dejándolas en capacidad de producir igual, la ganancia será inmensa para el país”, evocó el científico Luis Orlando Castro Cabrera.

 

 

Advirtió que la hambruna venidera tiene varias aristas y componentes, está la parte de dificultad económica, el recrudecimiento de la guerra en Europa Oriental, dificultad con los abonos, una menor producción agrícola y la más grave, la muerte de los suelos que de manera directa expone a los pueblos a pasar necesidades.

Al avanzar sobre este espinoso tema, el reputado investigador dijo que dos meses de la invasión rusa, alertó junto con el profesor Jesús Emilio Peinado, que, de producirse el ataque y la toma de Ucrania, se aceleraría la crisis alimentaria y la acercaría en el tiempo a dos años.

En Naciones Unidas, los responsables de la seguridad alimentaria para Hispanoamérica dijeron exactamente lo mismo con cifras muy parecidas el dos de junio de este año. El asunto no es quien lo diga primero, el tema es ser conscientes de que se viene una catástrofe porque se habla de 1.650 millones de personas a punto de morir de hambre, una situación que, según el científico, el mundo no ha afrontado, y repisó que no es cuestión de dinero, es que literalmente no hay alimentos para comprar.

Con la agricultura orgánica, corroboró Castro, hay un segundo beneficio expresado en trazabilidad e inocuidad, unos alimentos limpios que garantizan plena salud porque no hay exposición a enfermedades cancerígenas o patologías relacionadas con insumos químicos como fertilizantes, fungicidas, herbicidas, insecticidas y otros que pasan a la planta y a los mismos alimentos, el asunto es llevar a la mesa productos sanos, confiables, ricos y nutritivos.

 

“Las empresas de agroquímicos son sumamente poderosas, a tal punto que pueden financiar campañas presidenciales de los países más importantes del mundo, no solo de naciones como Colombia, luego pelear con ellos es imposible. En 2014 dicté una conferencia en el marco del Foro Económico Mundial para América del Norte, después de Davos cuando se promovieron los encuentros regionales. Allá les dije, las empresas no tienen principios éticos o morales, porque ninguna compañía química del globo, de las llamadas grandes, cerró una línea de productos que atentó contra la vida humana y entre tanto la existencia no se respete, no puede esperarse nada bueno”, deploró Luis Orlando Castro Cabrera,

 

El azúcar es un producto necesario

 

 

En 2023 habrá un congreso azucarero en la ciudad de Cali y posiblemente sea muy necesario llevarlo a cabo por todos los problemas que está enfrentando este producto agrícola frente a la desinformación y las enormes olas de desaprobación, consecuencia de tesis mal diseñadas, argumentos precarios, así como rumores infundados sin el mínimo asidero científico.

El congreso de caña de azúcar será de gran provecho para todos, puntualizó Castro Cabrera, porque a este producto, injustamente lo satanizaron, hay voces que aseguran que el azúcar es malo, que produce diabetes y que no debe consumirse, pero a criterio del experto, como genetista, no conoce ninguna comprobación científica de que el azúcar ataque las cadenas que generan la conversión de la sacarosa en los diferentes elementos energéticos.

Agregó que el páncreas no se afecta con el azúcar y manifestó que el problema con este endulzante radica en que la dosis que requiere el organismo es muy pequeña y el lío se da por el excesivo gusto, lo cual lleva a que una persona consuma hasta diez veces lo que demanda el cuerpo.

Anotó que, si un individuo en lugar de 500 gramos de carne en un almuerzo consumiera cinco kilos, experimentaría intoxicación, exactamente, dijo el conocedor, pasa con el azúcar.

 

“El azúcar es una solución para enfrentar la crisis alimentaria si queremos salvar vidas y eso es demostrable porque las personas adultas morirán por falta de energía térmica y la mayor concentración de calorías en cualquier producto que busque la gente, está en el azúcar, por eso es una alternativa”, declaró el señor Castro Cabrera.

 

 

En 2023 y atendiendo unas peticiones como también la respectiva mediación, el también asesor curricular del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, será viable tras unos esfuerzos y gestiones, que el hombre que más sabe del cerebro humano en el mundo, el neurocientífico colombiano Rodolfo Llinás, dicte una conferencia de fondo acompañado desde luego por Luis Orlando Castro Cabrera.

En ese evento, el prestante neurofisiólogo nacido en Bogotá en 1934 le dirá al globo algo que ya se sabe, pero que pesa más viniendo de él, que el 40 por ciento de la demanda de glucosa de todo el cuerpo humano la requiere el cerebro, un argumento que cambiaría posiciones médicas ya que no existe quien en el mundo pueda refutar con autoridad y rigurosidad científica al médico Rodolfo Llinás, el único colombiano nominado ocho veces al premio Nobel en ciencia.

Sin duda el azúcar actúa como combustible para el cerebro, algo demostrado desde hace décadas, pero en opinión de Castro, hay que decirlo hasta el cansancio, con toda la potestad científica, aferrados al conocimiento y a la verdad, porque se hace perentorio disipar, con axiomas, las tremendas especulaciones que sobre el derivado de la caña se han tejido.

 

“Cuando le propuse a Rodolfo Llinás la charla, le exterioricé que era mi deseo que el hiciera la aseveración, me dijo que como científico yo podía afirmarlo, pero debí insistir y manifestarle que una cosa es lo que uno expresa desde la investigación y la disciplina en estudio y otra muy diferente lo que avala un erudito y un grandilocuente en la materia neurológica, pues la teoría viene de quien más sabe del cerebro en el mundo en la historia de la humanidad”, concluyó el Director Científico de Salus Mundi Luis Orlando Castro Cabrera.

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