Abordar la historia económica de Guatemala es más que apasionante, en primer lugar, este reino de los Mayas fue descubierto y conquistado literalmente por accidente, puesto que en 1511 un barco español de la época naufragó muy cerca del territorio Maya, más exactamente entre Panamá y Santo Domingo en donde los acorazados advenedizos no la tuvieron fácil porque debieron esperar cerca de 200 años para doblegar a unas tribus guerreras que dejaron una factura muy alta en la corona. Si bien en 1524 hicieron su primera incursión las fuerzas realistas al mando del capitán Pedro de Alvarado, el comienzo del fin se dio en 1528 cuando se hizo más fuerte la colonización española en Mesoamérica.
La consecuencia de la llegada de España a la muy bella región cultural precolombina de América que abarca la mitad de México y las tierras de Guatemala, El Salvador, Belice, Honduras, la parte occidental de Nicaragua y la Costa Rica de “pura vida”, un dicho de película, fue la atomización sistemática de los pueblos Mayas, uno de ellos el de Itzá que soportó los embates hasta 1697, dejando atrás a soldados de la talla de Hernán Cortés, conquistador que logró conectar con las tribus solo hasta 1525, eso sí derrotando a los aztecas en su sede Tenochtitlán, hoy Ciudad de México en 1521.
Más allá del profundo lamento al que lleva el proceso de colonización abusivo y saqueador hay que narrar que con la llegada de los españoles fueron introducidas nuevas actividades económicas basadas en minería, explotación aurífera y labores agropecuarias, una de ellas la ganadería que vino en el segundo viaje del Almirante en 1493.
Los ganados que Cristóbal Colón introdujo llegaron inicialmente a la Isabela, pero con la conquista los bovinos Bos Taurus descendencia del Aurochs salvaje o Bos primigenius, evolucionaron, lograron adaptarse. Solo hasta 1521 empezaron a movilizarse reses a tierra firme, pues dese su llegada hubo tiempo para la evolución y la generación de múltiples razas que fueron el inicio de la ganadería en las tres américas con las llamadas razas criollas.
Al igual que en Colombia y otros países de la región este tipo de ganado rústico y sumamente útil está desapareciendo, tal y como acontece con el bovino “barroso” de doble propósito, linaje que se conserva con algún grado de pureza.
Las primeras explotaciones ganaderas llegaron a Guatemala y seguramente a toda Centroamérica en el siglo XVII, algunos expertos hablan de unas importaciones al país de 30 hembras y un toro. Lo cierto es que la ganadería fue bien acogida por los guatemaltecos, a tal punto que en 1900 este país suministraba animales de cría a México y Honduras.
Los difíciles años veinte paradójicamente, en pleno siglo XX fueron primaveras para la ganadería de Guatemala puesto que creció y prosperó exponencialmente y en los años 50 el rebaño repuntó por la compra masiva de razas cebuinas.
Es complejo hacer precisiones, pero los que han hecho estudios sobre la ganadería guatemalteca dicen que esta actividad inició en la colonia con ovinos productores de lana en pleno siglo XVI. Otras investigaciones dicen que los vacunos arribaron al “país de la eterna primavera” en 1530 llevados desde México en donde se expandió su explotación por la costa del sur y la de Michatoya.
Hay que decir que las labores ganaderas no tuvieron un impacto inicial muy fuerte en la industria de Guatemala, sin embargo, fue trascendental en la demanda de mano de obra en países como México, Honduras y Nicaragua en donde los lugareños encontraron una fuente de ingreso que les mejoró visiblemente la calidad de vida.
Al igual que en Colombia las cuitas de la ganadería guatemalteca dejan unas anécdotas bastante simpáticas ya que en 1637 el sacrificio de bovinos no se hacía tanto por alimentación y provisión de proteína sino por la obtención de cuero, la carne que abundaba era consumida por españoles, mestizos y criollos, pues en ese tiempo los aborígenes rechazaban la carne como parte de su dieta.
Como se puede observar, hablar del desarrollo de la actividad pecuaria en un país centroamericano de manera puntual es complejo porque hubo momentos diferentes de la nueva economía traída en barcos desde 1493 y seguramente hubo ventas y compras de bóvidos de manera paralela, igual todo empieza con el Bos Taurus y hoy la historia sigue, pero con mejoramiento genético, mayor actividad en las haciendas o ranchos en vista que hay una demanda de proteína que crece día a día y la región se muestra como una alternativa que efectivamente se hace muy rentable.
En plática con Diariolaeconomia.com, el empresario, ganadero y presidente de la Junta Directiva de la Federación Internacional de Criadores de Cebú, Ficebú, José Santiago Molina Morán, aseguró que en aras de la tranquilidad resultan importantes los protocolos sanitarios para el intercambio de material genético bilaterales entre países como Brasil-Guatemala, Brasil-Panamá, Brasil-Costa Rica, igual Colombia-Bolivia, Ecuador-Bolivia, el marco común para las naciones involucradas en este tipo de comercio.
La experiencia con Brasil de 2018 dejó muy buenas sensaciones en Guatemala, anotó el criador, porque abarató el material genético habida cuenta que los fletes son bastante manejables, segundo le da acceso al ganadero guatemalteco de acceder a genética de primer nivel en las diferentes razas porque todas son buenas en el caso de Brasil y en tercer lugar formaliza la llegada de un material esencial que otrora no se hacía de la manera más correcta.
Algo similar se busca con Bolivia en donde el experto se sorprendió con la presencia de ganado Nelore con la misma calidad que se puede observar en Brasil, igual notó que hay en tierras bolivianas ganados tipo Brahman con los atributos que se ven en Colombia, Guatemala o México. En ese sentido, expuso, es bueno decirle a la Asociación Colombiana de Criadores de Ganado Cebú, Asocebú, que también deben hacer los seguimientos y de esa manera poder abrir los protocolos de Colombia en bilaterales con los demás países.
“Son procesos que quitan tiempo y someten al ganadero a los vejámenes de la burocracia, pero que vale la pena hacerlo”, apuntó el señor Molina Moran.
Mejoramiento genético muestra avances importantes
La ganadería regional ha hecho una tarea significativa en temas valiosos como el mejoramiento genético, verbigracia el uso de ganados cebú con bovinos europeos de enorme condición tal y como se ve con el Girolando, Guzolando, Brangus, Braford y otros cruces que mejoran la producción de carne y leche.
Anotó que los trabajos son muy importantes al punto que el Gyr lechero logra consolidarse como la segunda raza en registro para el capítulo Brasil, algo muy destacable porque es una casta que la han venido seleccionando con datos.
El empresario guatemalteco manifestó su admiración por el Girolando que resultó de unir Gyr con Holstein Holandés, todo un referente, así como otras razas inmejorables para cruce como el Guzerá lechero, Sindhi lechero y muchos mestizajes tropicales que han dado buenos resultados, una labor reconocida porque el mercado local recompensa las investigaciones, pues los consumos siguen subiendo no solo en la parte doméstica sino en una demanda internacional estimable por cuanto el gran país suramericano abastece a buena parte del globo.
La genética, precisó Molina, que actualmente se hace, no solo a través de semen sino de embriones, a cualquiera de los países de América Latina le viene bien y por ello estimó que resulta fácil manejar el material genético porque para el caso de embriones debe haber receptoras aptas, técnicos adecuados y un ganado bien preparado, algo que con compromiso y oficio puede poner la ganadería regional a la misma altura.
Por todo lo que hace Brasil y los países de Latinoamérica en mejoramiento genético, deberían considerarse las razas como un activo y parte del patrimonio ganadero que perfectamente se pueda certificar. Sin duda, dijo, el cebú es el ganado del trópico y por ser una raza que viene de la India, hay un caso aparte como el de Brasil que logró desarrollar otras razas con cruce de sangres con el fin de darle paso a linajes indios a partir del Guzerá, Nelore y Gyr, para otras mezclas o híbridos como el Indubrasil, Nelore Mocho, Tabapuá Brasilero, Girolando, Guzolando y otras mezclas con estirpes europeas que ameritan todo el aplauso. En Estados Unidos desarrollaron el Brahman tras una mezcolanza netamente de Nelore y Guzerá, producto con animales indios de gran capacidad y rendimiento que logró salir con el mayor éxito al mundo, lo que incluye Colombia en donde la mayor parte de la genética Brahman es estadounidense, al igual que en México y Centroamérica.
Este tipo de ganado se ve de muy buena forma en Brasil, pero asimismo en Bolivia en donde han logrado sacar ejemplares de mucha calidad. Anotó que la libertad en mejoramiento que debe existir como principio en todas las latitudes, debe tener unos preceptos en donde cada quien respete leyes y reglas para poder tener acceso al material genético del país que sea, primero cumple con el marco de esa autonomía y segundo le permite al criador en gusto y oportunidades, avanzar de manera importante en sus respectivos rebaños.
Del primer Congreso Mundial de Criadores de Cebú que se realizó en Bolivia, Molina Morán dijo que los avances con cebú son muy notorios en Australia, Suráfrica y Estados Unidos, empero aclaró que hubo un reconocimiento a la India como cuna de los ganados cebú y las 50 o más razas cebuinas que hay en ese país asiático, algo que algunos no conocían. También destacó como a través del tiempo se ha ido mejorando gracias a la selección y la biología. En ese evento, dejó claro, la mayor participación fue del continente americano y especialmente de los criadores Brahman de Estados Unidos.
Sin exagerar, razas consagradas
India es sin duda la cuna del ganado cebú en todas sus expresiones, un país en donde paradójicamente este bóvido es sagrado. De esos mejoramientos hubo exportaciones a la nación asiática por parte de Brasil en 1972, pero ahora se envía semen de ganados cruzados brasileños para esa mágica parte de Asia del Sur. Sin temor a exagerar a Suramérica llegaron vacas sagradas y las convirtieron con los cruces en razas híbridas consagradas, de enorme adaptación, productividad y rendimientos, toso sinónimo de rentabilidad.
Los bajos flujos de mercado de ganado con India tiene que ver con dos aspectos, uno que los vacunos no los comen como si pasa en Brasil, Colombia y Guatemala para no nombrar el resto de América Latina, de igual manera la tecnología es trascendental, sobre todo en Brasil, país que suma más de 200 millones de cabezas de bovinos, algo más de una vaca por cada habitante, un territorio en donde asombran los grandes centros de colecta de semen o de embriones, algo que le da mayor valor al ganadero.
El tema es uno seguridad alimentaria y por ello la demanda de proteína de todo tipo se hace cada vez mayor, hay países como China, Rusia, algunos Europeos y otros de Asia en donde la carne tendrá muy buena oportunidad por precios y seguridad en los mercados, esa situación hace que los países de América Latina, todos, impulsen la ganadería para tener abastecimiento interno pero también para generar oferta exportable. Frente a este tema José Santiago Molina Morán, aseveró que en ese orden de ideas se llega al marco de la agropecuaria y por ello debe hacerse un trabajo comprometido de acuerdo a la calidad de los suelos en el país que sea, por decir algo, si el predio es apto para palmicultura, hay que hacerlo bien, si es propicio para café habrá que trabajarlo de la mejor manera y si tiene las condiciones para ganadería, igual la meta es calidad y buenas prácticas.
“Aquí lo más importante es que todos en la ruralidad tenemos la oportunidad de mejorar la productividad y crecer con los negocios, algo que lleva a buscar climas agradables para que eso se logre y se tipo de entorno se da con certeza jurídica, libertad, también aferrado a un marco de pleno estado de derecho en donde los gobiernos sean facilitadores y no compliquen una labor por demás embarazosa y de alto riesgo. En Guatemala, afortunadamente, los últimos gobiernos le han dado su bendición a la inversión sin dejar de reconocer que hace falta mucho por hacer y por ello el sector empresarial trabaja con toda seriedad en el tema porque el 93 por ciento del PIB lo genera el sector privado y por ello hay mucha cercanía con entidades públicas para poder avanzar en infraestructura, capital humano, atracciones de nuevos capitales y certeza jurídica, un reto que deben tener por igual los demás países de Latinoamérica”, subrayó el prestigioso ganadero.
El empresario señaló que los gobiernos deben entender que su rol es ser un facilitador porque está demostrado que en la región lo que funciona es la iniciativa del individuo al amparo del estado de derecho, pero con la libertad de hacer lo que la creatividad y la oportunidad le permita y por eso muchos esperan que la soja sea más productiva en Argentina, la palma en Colombia y Guatemala, empero las ganaderías dentro de ese marco deben ser rentables y contar con una cadena de integración vertical para que se pueda abastecer el mercado local y que haya producto para el mundo.
Al analizar el DOFA de la ganadería, Molina Morán afirmó que la verdadera amenaza en cualquier país es que la propiedad privada no se respete porque hay de por medio una inversión, tiempo de trabajo y familias que dependen del buen momento de quien apuesta por una actividad como la cría y seba de animales. El asunto, replicó, no es complejo, es hasta de sentido común, el hecho de trabajar y adquirir bienes tiene un amparo a todas luces constitucional.
Cambio climático, otro desafío
Un reto palpable es el rigor e inestabilidad del clima, hoy sin duda el cambio climático y los impactos de los gases efecto invernadero son más notorios.
En opinión del conocedor, el clima es algo que cada quien debe saber manejar, en el caso de la ganadería, dijo, es urgente sembrar árboles, apuntar a programas silvopastoriles versátiles y muy propicios, pero igual trabajar con razas fuertes como la Guzerá que en gusto del contertulio es la que más le atrae por su rusticidad, pigmentación, habilidad lechera y fertilidad.
A la fecha, la ganadería de Guatemala crece pues según registros del ministerio de Agricultura, las áreas agropecuarias con mayor dinámica son las de pastos, con mayor extensión que el maíz, el café, la caña de azúcar, la palma de aceite, el banano o el plátano, cultivos muy esenciales para la economía del país centroamericano. En ganadería al igual que en el maíz se puede observar que no es eficiente en el promedio ya que habrá dos o tres fincas de personas que invierten, son eficientes y cuidan su negocio, pero al tomar la media del territorio guatemalteco no se pasa de un animal por hectárea o de intervalos de partos de 16 o 18 meses, un trabajo pendiente porque se pueden meter tres animales por hectárea o cuatro y acortar los ciclos de espera en nacimientos.
Guatemala es un país libre de aftosa, pero en medio de esa potestad hay protocolos sanitarios en los que se trabaja para evitar o contrarrestar patologías como la brucelosis, tuberculosis y otras que pueden mermar el hato. Allí, explicó el presidente de la Junta Directiva de Ficebú, las asociaciones ganaderas tienen la iniciativa de fomentar la vacunación, pero el ministerio de Agricultura también cuenta con el programa de trazabilidad donde promueve la sanidad animal, sin embargo, reconoció, falta mucha tela por cortar.
Guatemala ofrece muy buenas opciones para el inversionista y por eso hacer ganadería en ese lugar afable de Centroamérica resulta fácil, entre otras cosas, porque hay bancos, seguridad jurídica y todas las comodidades para crecer y ampliar el portafolio.
Al retomar los aspectos de herencia y sangre en los bovinos, el especialista precisó que Brasil desde hace mucho logró su autosuficiencia genética, Colombia más o menos logró avances en Brahman, en Centroamérica, partiendo desde México el Cebú es el número uno sobre las europeas y dentro de estos el que manda en la parada es el Brahman. Destacó que los mexicanos crecen y logran avances importantes con el Sardo Negro al igual que el Gyr y el pujante Guzerá, quizás no tiene tanto movimiento el Nelore.
En Guatemala, confirmó Molina Morán, el segundo ganado en importancia es el Nelore, después se posiciona el Gyr y le sigue el Guzerá, el primero, sostuvo, es el Brahman.
En lo que tiene que ver con unificación de criterios para todo lo atinente en juzgamientos en ferias, Ficebú puso el tema sobre la mesa para determinar de qué manera se pueden estandarizar los patrones raciales, algo que ya está y por eso un juez colombiano que vaya a juzgar a Brasil sabe que calificará porque sabe que tiene la raza y si va a Guatemala hará lo mismo, ese es un tema superado y claro.
Aunque todos los lugares del planeta necesitan mejoramiento genético, Molina dijo que Estados Unidos no deja importar nada, en materia de mercado y oferta de material genético los procesos son más simples y al final es un asunto de voluntad política, un tema que facilita el trabajo de los técnicos.
Los tratados de libre comercio, expresó, al ser importantes, no pueden afectar la producción nacional de carne y leche la cual hay que fomentar, ya que, si hay calidad al igual que vocación de suelos, disposición de los mismos, genética y la gente que lo quiera hacer, debe existir el incentivo para seguir adelante y allí es primordial, manifestó el directivo, aprender y replicar del mejor.
No tener subsidios o auxilios es una buena política desde su perspectiva porque la clave está en la competitividad muy a pesar que Nueva Zelanda tenga todo y salga con su oferta lechera al mundo, un ejemplo es Brasil que en 30 años con el Gyr y el Girolando pudo cambiar su esquema y le dio vuelta a la página, todo sobre pilares de genética y competitividad.
Dentro de sus observaciones, José Santiago Molina Morán expuso que es importante en ganadería preñar vacas con rapidez, buscar precocidad en los animales y no pensar que el mayor tamaño ayuda porque los bovinos a mayor volumen menos precoces son, recomendó en el frente fenotípico, tallas medias y buscar que el ganado crezca a pasto, pues al recibir grano el animal no es tan suave y pierde condiciones.
Con ganado Cebú, consideró, el consumidor come buena carne, es una diferencia con castas del sur como pasa con el Angus y otras que, siendo muy buenas, compiten con líneas cebuinas, esa que prosperaron bajo el techo del Himalaya para luego llegar a Suramérica en donde fue exitoso su mestizaje.
Existen temas de marmoleo, terneza y sabor, pero los ejemplares de esta estirpe tienen buena carne y prueba de ello es que con los cruces de Bos Indicus con razas europeas las mejoras se dan de lado y lado con unos F1 espectaculares.
A las razas cebuinas les ha faltado cacarear su producto, llevar al mundo ese mensaje de calidad y mejorar el mercadeo, un punto determinante que se abordó en el Congreso Internacional de Bolivia, hay que contar lo bueno de los aspectos sanitarios y al igual que Juan Valdez en Café, es perentorio poner al Cebú en la carne como también en la leche, no se puede olvidar, subrayó, que se trata nada más y nada menos que de la raza del trópico.