Domingo, 26 Marzo 2023 06:20

Argensun llega a Colombia con alimentos sanos y compras de café

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La firma argentina es líder en la oferta de girasol confitero, igual en alimentos óptimos para la salud y avalados por las buenas prácticas agrícolas e inocuidad.

Colombia y Argentina son dos países unidos por muchos aspectos, el comercio, la cultura, la productividad y un sentimiento de hermandad enorme, añejado en los mejores barriles de Mendoza y puesto en las zonas de embarque y desembarque del río de La Plata. La amistad y todo el relacionamiento se remonta al ocho de marzo de 1823, cuatro años después de la independencia de la Gran Colombia.

Para ello fue necesario suscribir el Tratado de Amistad y Alianza entre Colombia y las Provincias Unidas del Río de La Plata. La historia de los lazos amistosos ha sido más que grata y deja ver el dinamismo y la hermandad con la estrecha amistad entre los generales de la emancipación Simón Bolívar y José de San Martín como la historia lo registró en 1820, en la segunda década del siglo XIX.

Hay que decir que en 1880 la economía argentina entra en el escenario del comercio internacional, debido al impulso tuvo en su momento el modelo agroexportador, básicamente a los despachos de materias primas a mercados muy importantes, aunque en este arranque el gran cliente fue el Reino Unido. En esa época creció casi que a la par la importación de manufacturas y el mercado de capitales expresado en créditos e inversiones.

Según los economistas e investigadores, la Belle Epoque, ocurrida entre 1870 y 1930, América Latina llegó a tener las tarifas arancelarias más elevadas del mundo ya que las de Colombia y Brasil superaban cerca de diez veces a las de China o India, aspecto que detalla que la política comercial no fue convenientemente librecambista. El ensayo dice que los cuatro países con mayor musculatura económica ejercieran un marcado dominio en políticas de libertad comercial. Esos tiempos, aclaró la investigación, fueron difíciles por los altos costos del transporte en la región que además otorgaban una protección natural contra las importaciones.

Es claro que en las tres primeras décadas del siglo XX hubo en Colombia un crecimiento de la economía debido a políticas más liberales de comercio frente a las aplicadas de los periodos siguientes. Colombia experimentó un pobre desarrollo exportador después de los años treinta como consecuencia de las políticas de protección.

 

 

Argentina por su parte reportó un crecimiento sostenido de la economía desde la mitad del siglo XIX hasta la Primera Guerra Mundial, un boom que siguió raudo hasta 1880.

Los encargados de escribir la historia económica de Argentina aseguran que entre 1880 y 1914 se registró el periodo de mayor repunte en los indicadores de crecimiento. Argentina aprovechó el comercio exterior y lo convirtió en una verdadera locomotora para el progreso no en vano la etapa comprendida entre 1880 y 1913 dejó ver un producto interno bruto demasiado dinámico, a tal punto que logró duplicarse tal y como lo hizo su población, pues pasó de dos millones de habitantes en los albores de 1870 a una cifra que sobrepasó los ocho millones cuando caminaba el año 1914.

Los analistas dan cuenta que el mencionado crecimiento fue el efecto de la expansión veloz de la producción en el sector agropecuario, pero igual el notable comportamiento de las exportaciones, todas con cifras al alza y la política de optimización de los sistemas de transporte, lo cual involucra la construcción de una eficiente red ferroviaria.

Con el tiempo y tras adoptar medidas de competitividad, los argentinos terminaron potenciando un mercado local y apostando por una naciente industria basada en la agricultura y la cría de vacunos. El fenómeno no duró mucho y los tremendos empresarios del admirable país del Cono Sur fueron ingresando a un mercado global en franco crecimiento muy solicitado por la oferta generosa de productos agropecuarios.

 

 

Argentina leyó las necesidades de los mercados e innovó su aparato productivo, fue así como en 1920 optó por la cría de ovejas como parte de la diversificación del campo, en 1840 puso el pie en el acelerador con este tipo de ganadería y explotación de especies menores hasta que en 1851 la venta de lana de ese inquieto país representaba el 10 por ciento de las exportaciones totales.

En 1860 crece la cría ovina a tal punto que la acelerada expansión fue calificada como la “fiebre del lanar”, y no fue sol de un día, en 1865 esta materia prima fue el primer producto de exportación de Argentina con un marcado dinamismo en la Provincia de Buenos Aires. El auge empezó a ceder en 1880 y entró con admirable fuerza el ganado bovino que tuvo a disposición nuevos predios para su mejor desarrollo.

Con las mejoras y ampliación de la red ferroviaria tomó más fuerza la economía del sector primario no solo en oferta cárnica sino en una fuerte cosecha de cereales que tomó rumbo entre 1890 y 1914. Argentina entró pronto en el valor agregado y las labores de mejoramiento genético, esfuerzo que condujo el país a exportar carne congelada y material para cruzamientos.

Tal y como pasa hoy, la guerra de Crimea generó una caída en la oferta de lana por parte de Rusia, situación que aprovecho Argentina en 1850 para suplir una materia prima de primera necesidad, en 1860 la lana de los ovinos argentinos era pedida por nuevos compradores europeos.

Como se puede ver desde las fotos en sepia, Argentina ha mostrado evolución y sana tozudez en los frentes productivos y comerciales, esa laboriosidad ha llevado al país sureño a ocupar lugares de lujo en innovación y oferta de alimentos y bienes básicos. Con ese país no solo nos une el fútbol que encontró en Colombia especial “escampadero” en el periodo ubicado entre 1949 y 1953 cuando las estrellas del balompié argentino reforzaron los equipos de la liga colombiana, sino en todos los frentes, en el económico con un suministro afortunado de materias primas y alimentos, pero igual inversión y la llegada de nuevas empresas que llegan a Colombia para sumar y aportar con la mayor dinámica de la economía nacional, finalmente Argentina es de la casa, muy de la familia y del cariño colombiano.

 

 

Esta reseña histórica nos lleva a Argensun, una empresa global de alimentos saludables y líder en girasol confitero. Fue fundada en 1989 y con pilares de trabajo e innovación, muy de la vena argentina o de un ADN que prevalece en el vanguardismo empresarial del país sureño.

Argensun está conformado por líderes y propietarios de conocimiento, un equipo que pletórico de vocación, afianza el puente que une al mundo de las materias primas agropecuarias con el de los alimentos y los consumidores. Actualmente el grupo se conoce como una de las compañías agroexportadoras más importantes de Argentina. Sin duda, dicen sus directivos, la empresa apuntaló su rotundo liderazgo en la integración vertical de la cadena de suministro desde el productor hasta el cliente final, ello implementando procesos de excelencia en cada una de las etapas con el fin de alcanzar altos niveles de calidad en todos sus productos.

No sobra repetir que Argensun es líder en semilla de girasol confitero, la variedad destinada al consumo humano, pero igual es reconocida por comercializar variedad de productos ya que pone a merced del mercado global otros productos en semillas, frutos secos o deshidratados, legumbres, jugos y purés de frutas.

Hoy por hoy, esta firma es referente de lujo en abastecimiento de alimentos saludables, dentro de las especialidades agrícolas, todo un ejemplo de transparencia, inocuidad, eficiencia, confianza y puntualidad. Como si fuera poco, la empresa es vital en la dieta de grandes y chicos porque pone en la mesa provisiones de enormes propiedades y atributos.

El CEO de Argensun, Pablo Tamburo, habló con Diariolaeconomia.com, y afirmó que Colombia es uno de los buenos y promisorios destinos toda vez que al país del norte del hemisferio la empresa exporta pop, inshell y girasol sin cáscara, de igual manera la factoría decidió comercializar café de colombiano por sus destacadas calidades en taza e importante demanda en el entorno global.

 

 

Aseguró que el café de Colombia es muy demandado en el norte de África, razón por la cual la firma trabaja con la empresa Racafé a la que se le busca dar una mano con la comercialización en la parte septentrional africana en donde hay una oficina para llevar bebestible colombiano, lo que hace de Colombia un gran destino y un inobjetable negocio con la particularidad del gana-gana.

La idea es llevar a los mercados café colombiano tostado y molido, todo con el mayor valor agregado posible, aprovechando la experiencia y la dedicación de los caficultores con cafés diferenciados, de todas maneras, esta intención no inhibe a la compañía de despachar grano en verde o en pergamino a manera de commoditie para quienes así lo piden.

 

“Nosotros comenzamos vendiendo café en Brasil y muchos de nuestros clientes empezaron a pedir más calidad y en ese plano, el atributo está en Colombia en donde hay variedad de granos que van desde un Típica de gran sabor y fragancia, pasando por Borbón Rosado hasta perfiles elevados en taza como el Geisha, Caturra o Tabi, por citar algunos”, declaró el señor Tamburo.

 

 Agregó que Argensun es una empresa de alimentos funcionales, totalmente provenientes del agro, una agroindustria con sede en Buenos Aires y en Lujan, pero igual en San Rafael y en la provincia de Mendoza en donde la agroindustria trabaja la ciruela deshidratada para exportación con o sin carozo.

El CEO destacó el trabajo y alcance de su fuerza comercial, ya que Argensun que empezó vendiendo solo girasol confitero, pasó a otros productos con potencial en el mercado porque encontró en los clientes tradicionales, un nicho adicional para poner alimentos o productos similares, verbigracia, granos, semillas, frutos secos y frutas deshidratadas entre otras opciones. De este emprendimiento partió el desarrollo de Maíz Pisingallo, la chía, café, almendra y garbanzo.

 

“En definitiva lo que dijimos es que el bien no necesariamente tiene que ser de Argentina y tampoco procesado en el país o en la planta de Argensun, siempre tratamos de ir al mejor lugar que tenga la materia prima, es decir si es un producto argentino trabajamos con Argentina, pero si hablamos de café el asunto está en Colombia porque nosotros les llevamos a nuestros clientes los mejores componentes principales, sin importar dónde se origina”, enfatizó el conocedor.

 

Para llevar la más variada calidad y toda la tranquilidad, el grupo Argensun, cuenta con todos los departamentos gerenciales, infraestructura y las organizaciones para poder ser ese puente facilitador, y de esa manera coadyuvar para que esos productos pasen y unan mundos importantes, el de los productores y clientes finales.

Dentro de los planes de Argensun está ser facilitador del comercio de productos de calidad entre el Norte de África con Colombia por cuanto las dos zonas geográficas manejan distancias inconmensurables, diferentes culturas y horarios distintos, justo ahí la compañía hace su trabajo porque detecta la necesidad y propende por el ligamiento, asegurándose que al proveedor al que se le pondrá su producto en otros lugares cuente con la calidad y las debidas certificaciones sin pasar por alto la responsabilidad social empresarial y otras obligaciones.

 

El mundo no se quedó en commodities, ahora exige valor agregado

 

 

En opinión del CEO de Argensun, hay grandes diferencias entre los commodities o productos en bruto con el valor agregado porque el commoditie tiene un valor de pizarra a nivel internacional, en tanto que los alimentos con diversa presentación o preparación tienden a tener mejor precio y mayor demanda porque el globo está exigiendo innovación y valor añadido. Para lograr el objetivo, razonó el directivo, es perentorio contar con la mano de obra requerida y la maquinaria o bienes de capital, un empujón tecnológico que ayuda a poner mejores alimentos en la mesa partiendo de que las familias o los hogares están pidiendo productos más responsables porque esa propensión es muy notoria en los jóvenes que les importa mucho que ponen en su boca.

Es por eso que, ante la necesidad, Argensun detectó la petición y se dio a la tarea de llevar verdadera y sana nutrición.

 

Cadenas regionales de valor, una necesidad

Por experiencias como el Covid-19, el rompimiento en la cadena de suministro que disparó el precio de los alimentos y prácticamente de todo, pero igual con la guerra en Europa oriental fatal para el abastecimiento de cereales, oleaginosas y otros alimentos, el CEO comentó que el entorno geopolítico le pasó al planeta una onerosa factura que inclusive hoy se sigue pagando, eso sí a la espera que todo logre zanjarse de la mejor manera.

 

 

La inflación, históricamente alta llegó igual por medidas internas como ajuste en los tipos de interés y la imparable devaluación, como quien dice que se juntaron todos los planetas para generar una situación caótica y estresante para gobiernos, empresarios y consumidores.

El tema, dijo Pablo Tamburo, tomó a los países por sorpresa que vieron un relicario de dificultades y escenarios, pero que no interrumpió o afectó el desempeño de Argensun, una firma dedicada a los alimentos que pudo seguir trabajando.

Sin duda alguna, expresó el CEO, al haber un desbarajuste en las costumbres o maneras de consumo, vino un conflicto que pasó por el costo de los fletes marítimos y una incertidumbre por el manejo de la infección en países de reconocido acopio como China, algo que explicó la cuarentena en los puertos, y que conllevó a sortear el frente de la alimentación.

 

“En Argentina estamos acostumbrados a encontrar obstáculos que nos obligan a buscarles la vuelta, por suerte Argensun tiene un equipo interconectado y apalancado en la buena comunicación lo que facilita más las cosas cuando llega una crisis intempestiva como el Covid-19 que terminó y vio como arrancó una guerra en Ucrania que igual afectó muchísimo porque Rusia es un excepcional cliente para las ciruelas y la imposibilidad de arribar a ese país nos obligó a buscar nuevos mercados, un contexto que generó un conflicto en los precios, ya que Ucrania que es un productor trascendental de girasol aceitero frenó sus ventas llevando el precio del aceite a las nubes lo que conminó a las empresas a buscar otras alternativas como aceite de palma y se dieron cuenta que no es igual, pero suele ser más económico, es decir vinieron cambios para bien y para mal”, precisó Tamburo.

 

A criterio suyo, las crisis aparecen, no llegan para quedarse, pero a pesar de ello hay que enfrentarlas, crear estrategias y blindajes, no se puede dejar de trabajar porque alimentos es un rubro que siempre se va a necesitar y nunca será reemplazado.

 

 

La lección quedó aprendida, el mundo sin China quedó al garete y los países se dieron cuenta que había que promover suministro confiable y reactivar sectores productivos clausurados o venidos a menos por todo el entorno de internacionalización. Como en Colombia, en Argentina importar es casi que imposible lo que hace pensar que es urgente hacer sustitución de importaciones con siembras y obtención de materias básicas para no tener que depender de terceros, en ese orden de ideas es inaplazable mover industrias como la del petróleo y el gas, pero también las agrícolas como algodón, maíz, trigo y muchas otras que dependen totalmente de la dinámica del sector primario hoy con retos a la vista como el cambio climático, nada mínimo, y la reactivación de los frentes agropecuarios.

El clima resultó ser tan retador que, si un producto ya no es viable en Argentina, sencillamente se buscará otro lugar del planeta en donde la siembra sea eficiente y garantice los mayores rendimientos con la finalidad de llevar a los consumidores productos con plena calidad. Otro asunto, explicó es el de afianzar alianzas estratégicas con el fin de no entorpecer o ponerle palos en la rueda a los mercados.

Subrayó que, si por ejemplo Colombia tiene una zona y un clima más apto para girasol confitero, es elemental, habría que producir en suelos colombianos y exportar desde sus puertos, pero la meta es conseguir la mejor calidad en producto. Insistió que los buenos resultados, generalmente se hacen con aliados porque un solo actor no puede pretender hacer todo.

 

“Argensun posee una mentalidad moderna, es una empresa profesional que tiene puertas abiertas para aliarnos con empresas o personas que posean valores parecidos a los nuestros y estructuras empresariales que asuman roles afines totalmente palpables y de esa manera poder seguir trabajando pensando en eficiencia compromiso, calidad y exactitud”, puntualizó el CEO de Argensun.

 

Altillanura, una región que en productividad enamora

 

 

Un sitio que llama la atención de muchos inversionistas del agro es la Altillanura colombiana y por eso desde hace dos años Argensun le puso el ojo a Colombia. La empresa en territorio colombiano llegó a tener seis clientes, todos en Bogotá, todo porque no se miró a Colombia de una manera más ambiciosa e integral, hoy la empresa corrigió su percepción y por eso está en Antioquia, Cundinamarca, Atlántico, Nariño y otros lugares que están inclusive en el obturador para posibles inyecciones de capital y amplios desarrollos en la ruralidad. La empresa manifestó su complacencia en el relacionamiento que está teniendo con cafeteros y agricultores en general, al igual que su cercanía con diversas regiones que está conociendo y descubriendo como fortines productivos, un mercado que se caracteriza por demandar.

La empresa ve en Colombia más que una opción comercial, encuentra gente buena, capaz, inteligente y un territorio rico en agricultura, paisaje y medio ambiente, toda una atmosfera para crecer y lograr los mejores resultados en producción y exportaciones.

Esta compañía con presencia en 70 países en todo el mundo ha marcado bastas diferencias en calidad, un ejemplo es el capítulo España, país al que exporta sus productos desde hace 30 años, básicamente con pipas de girasol muy usadas en la industria aperitivos.

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