Si bien el fuego fue descubierto según los historiadores hace más de 800.000 años, los alimentos fueron el consumo directo no procesado que alimentó al hombre en su evolución, de hecho, los registros anotan que los primeros suministros que tuvo el hombre en su versión homínida fueron frutas, verduras, nueces y algunas raíces, todas las opciones fuente de energía y proteínas. El tema es sencillo ya que los primeros humanos vivieron en los árboles y aprovecharon la generosidad del bosque, después vino una vida de llanura y con el tiempo al parecer notamos una involución puesto que se ven muchas familias saltando matones para poder comer.
Según un estudio del Hospital Infantil de México, llamado “La alimentación en la evolución del hombre: su relación con el riesgo de enfermedades crónico-degenerativas” dice que una vez el humano estreno caminado con su postura erecta, echó mano de prácticas alimenticias de alguna manera execrables ya que acudió a la cacería, pero también a la ingesta de carroña y la antropofagia.
Según reza la investigación el Cro-Magnon y los humanos posteriores dependieron en gran medida de la cacería de grandes mamíferos un asunto que aumentó de manera considerable la presencia y cantidad de la carne en la dieta. Al iniciar el periodo paleolítico, unos 60.000 años atrás, la sobreexplotación de recursos, los cambios climáticos, tema de toda la vida, y el crecimiento de la población apoyaron un patrón dietario e mayor variedad que conllevó a establecer la estructura genómica del hombre moderno. En el paleolítico la dieta estaba conformada además de la carne por pescados, mariscos y animales pequeños, pero igual nutrió a las familias de ese entonces la recolección de frutas y vegetales más fáciles de obtener, que finalmente coadyuvaron con el desarrollo de herramientas y tecnologías arcaicas como las piedras de moler y otros utensilios.
En frutas hay muchos estudios e investigaciones, sin embargo, muchos aseguran que el higo fue la primera fruta cultivada en las civilizaciones antiguas, otros clasifican a las primeras no cultivadas entre las diversas variedades de plátano.
Las formas de alimentar a las sociedades tuvieron un cambio radical desde el Neolítico pues en ese tiempo, hace aproximadamente 12.000 años, nace la agricultura y con ella una evolución en la supervivencia, fue en ese periodo cuando arrancó el cultivo de trigo, cebada y centeno en Europa, de arroz en China e India y de mijo en África, siembras que fueron creciendo y aportando a la seguridad alimentaria en vista que llegó el garbanzo, la lenteja, soya, guisantes y muchos más.
Los expertos dicen que las hortalizas y los vegetales empezaron a cultivarse mil años después de los cereales. Según los antropólogos e investigadores, las hortalizas hicieron su aparición como consecuencia de la labranza entre los años 7.500 y 5.000 de la era cristiana, una actividad con raíces en Anatolia y el sudeste asiático, igual en China, Centroamérica y luego en los Andes suramericanos.
En un principio no fue fácil sembrar hortalizas y leguminosas, ello porque llegan después de la última glaciación sucedida hace 15.000 años lo cual demandó tiempo, observación de suelos, experimentos y posteriormente la obtención de plantas aptas para el consumo que con el tiempo fueron creciendo por la puesta de semilla en diversos predios.
En frutas sus variedades fueron creciendo gracias a las prácticas agrícolas replicadas de los sumerios y por ello eran comunes en el tiempo de los césares granadas, higos, membrillos, manzanas y peras, lo propio aconteció en la Grecia de los gladiadores. Los egipcios gozaron con dátiles, uvas, granadas, sandías, melones, sicomoros y algarrobas.
Los sumerios y Mesopotamia como región cultivaron hace miles de años una multiplicidad de verduras, verbigracia la cebolla, infaltable en las familias, ajo, puerros y frutas como dátiles, granadas, uvas, manzanas, nísperos e higos. Se surtían de por lo menos veinte tipos de queso porque conocían al detalle la fermentación de lácteos.
Los chibchas en tiempos precolombinos sembraron maíz, papa, yuca, frijol, cacao, ají, ahuyama, hibias, cubios, chuguas y en frutas fueron muy pedidas la piña, guayaba, papaya, chirimoya, aguacate y nísperos entre tantas variedades.
Un capítulo aparte son los cítricos y puntualmente la naranja, fruta que es originaria de las zonas tropicales y subtropicales de Asia como también del archipiélago malayo. Como efecto de la ruta de la seda, el fruto logró rápida expansión por India y China. Las investigaciones anotan que el cidro, primer cítrico que le abriría paso al naranjo, fue transportado a Egipto por el faraón Tutmosis III en el siglo XV-XVI antes de cristo. Diez siglos después Alejandro Magno y sus tropas lo llevaba a Grecia. Los romanos en principio vieron a la naranja como fruta exótica, sin embargo, fue rápida la empatía con el producto que se expandió velozmente por el mediterráneo.
Con el caer de los almanaques los árabes descubren el naranjo amargo en India. Los años pasaron y el cultivo se extendió por el norte de África, Cerdeña y España, pueblo en el que se trabajó fuertemente en el fruto hasta lograr diversas variedades cítricas. Con los campos europeos, esencialmente mediterráneos, atiborrados de naranja es fácil deducir que la espectacular fruta llegó a América en los barcos de españoles y portugueses.
En charla con Diariolaeconomia.com, el presidente ejecutivo de la Asociación Hortifrutícola de Colombia. Asohofrucol, Álvaro Ernesto Palacio Peláez, dijo que afortunadamente y debido a la disciplina y compromiso de los agricultores, este sector viene creciendo y desarrollándose de una manera adecuada y de acuerdo a las necesidades del consumidor final así como del comercio internacional, lo que explica porque el gremio habla de agroecología y de agricultura tropical porque a Colombia la conocen por la variedad en frutas tropicales, setenta en el territorio nacional y que mucha gente no las conoce, pero que finalmente se cultivan en la zona ecuatorial lo que hizo que el sector incursionara en innovación a la hora de programar siembras de acuerdo a las condiciones agroclimáticas de Colombia, un éxito bastante fuerte ya que se logró impactar más de 100.000 plantadores que vieron reducir los costos de producción hasta en un 60 por ciento, un aporte al subsector que logra potencializarse y hacerse más rentable.
El dirigente gremial, presente con asohofrucol en AgroExpo 2023, anotó que los costos han bajado descendido al productor porque éste entendió la naturaleza y la importancia de cuidar los suelos que provee al labriego de todas las plagas y enfermedades o caso opuesto de grandes condiciones para lograr los mejores rendimientos.
Dijo que un mal manejo del suelo con el uso de los herbicidas en los frutales, hace que todos los insectos que hay en el suelo, suban al árbol o busquen refugio en las raíces porque se les quita el hábitat o su forma de vida. Explicó que cuando se dejan las malezas bajitas y no se erradican, entonces se logra una simbiosis porque los insectos se quedan abajo y no invaden los árboles, un primer paso para reducir los tormentosos costos de producción.
Otra manera de ahorrar y lograr eficacia en el control de plagas es usando bio-insumos o bio-preparados aceptados por toda la organización orgánica del mundo que son de muy bajo costo. Otra clave para salir adelante es entender que debe nutrirse el suelo y no la planta ya que estas se nutren solas lo que exige unos suelos bien nutridos que redundan en mayor producción en menos espacio y hasta tiempo.
Los cultivadores de frutas y hortalizas dejaron atrás el uso de suelos adictivos, de esos que si no tienen síntesis química no producen, una mala creencia porque el nitrógeno, afirmó Palacio Peláez, cae del cielo como pasa en la costa Caribe en donde el gran problema es que en los cultivos de mango hay exceso de este elemento, algo muy común en las anonáceas como la guanábana que tiene una tremenda capacidad de absorción de nitrógeno del medio ambiente, una propiedad que evita aplicar un insumo que ya está presente cuando se necesitan elementos menores como zinc, boro, calcio, magnesio y molibdeno para que se produzcan las frutas con buenos rendimientos y bajen por lógica os costos de producción.
El gran secreto, declaró el experto, es sembrar en suelos vivos y apelar a las ciencias naturales de la vieja primaria y de los inicios de la secundaria cuando en biología enseñaban cosas elementales que se olvidaron y que en agricultura son básicas porque tienen que ver con el principio de la naturaleza y de cómo no ir en contra de ella.
El sector hortifrutícola dejó en el pasado las compras de química a las grandes multinacionales porque todo lo que utiliza es biológico porque todo se produce en los suelos que no admiten la aplicación de fungicidas o insecticidas, una razón para no envenenar las tierras de producción que generan la aparición del fusarium en pasifloras y todas las enfermedades por el desequilibrio propiciado en los suelos.
Exportaciones de fruta son demasiado frágiles
El presidente ejecutivo de Asohofrucol, Álvaro Ernesto Palacio Peláez, manifestó que lamentablemente las exportaciones colombianas de fruta son muy débiles, prueba de ello es que en 2022 se vendieron al mundo tan solo 630 millones de dólares, una cifra ínfima pues en se mismo periodo, Perú exportó más de 6.000 millones de dólares con una producción lograda en una tercera parte del territorio colombiano que es el país Inca.
“Aquí faltan políticas y se lo dije a la ministra de Agricultura Jhénifer Mojica Flores porque es bueno tener claro, en medio de esa reforma agraria cómo se va a sembrar frutas, ver qué tipo de producto no llega a los mercados internacionales para sembrarlas en Colombia que tiene 70 tipos de fruta y mucho de dónde coger, tan solo necesitamos que el ejecutivo atienda el conocimiento que tenemos históricamente como agricultores y cómo administradores de un gremio para el desarrollo del subsector porque sin duda sí se puede. En exportaciones ha crecido mucho el limón Tahití, sin embargo acaba de darse una crisis internacional de precios locales y globales porque Brasil sacó una bomba de limón muy fuerte, el aguacate Hass se mantiene estable, pero con dificultades si no llegamos a otros mercados fuera de Europa pues necesitamos llegar a Asia, con más fuerza a Estados Unidos, pero aquí hay que hacer un trabajo fitosanitario y cuarentenario muy importante para alcanzar esos destinos, y lo estamos haciendo”, comentó el señor Palacio Peláez.
Palacio Peláez reveló que pronto empezará a desarrollarse un nuevo proyecto que tiene que ver con un tema fitosanitario, más exactamente con el HLB de los cítricos, Fusarium Raza 4 tropical y mosca de la fruta por un valor que supera los 6.000 millones de pesos.
Sector de cítricos sigue buscando su media naranja
La naranja que la compra todo el mundo que pide hasta la cascara para cosmética y otros usos necesita de una gran factoría que procese las segundas y las terceras para poder exportar y crecer en ventas y producción ya que mientras no exista una agroindustria con capacidad para sacar como mínimo cuatro productos de una naranja o de un limón, la Colombia de los cítricos está perdida, en se asunto se ha trabajado sin éxito en todos los gobierno y hay optimismo con encontrar eco en el actual mandato frente al macro-proyecto citrícola que fue presentado como gran piloto para formar una estructura cooperativa con alrededor de 60.000 productores cooperados.
“Hay la necesidad de sembrar 100.000 hectáreas de cítricos, pero urge contar con una factoría para poder transformar, alcanzar un valor agregado real y evitar así que muchas oportunidades se pierdan en el camino. Como lo hicieron los americanos, es necesario vender jugo y mil cosas más provenientes de la naranja, un sueño que se puede cristalizar con este gobierno porque los pasados no tuvieron la visión para hacer de los cítricos un potencial capaz de exportar, generar empleo y fomentar tejido social”, precisó el directivo.
El tema de los cítricos y su perentorio crecimiento no puede seguir en el cuarto de San Alejo, el país que fue un referente productivo, hoy ve cómo pasan las flotas mercantes cargadas con frutas y hortalizas de Ecuador y Perú, algo que genera vergüenza porque el país quedó rezagado en medio de su discurso de libre comercio, a la fecha el pequeño productor es Colombia, un asunto incomprensible frente a las grandes necesidades de mover la economía y mejorar las oportunidades que a toda prueba están en el campo.
En su análisis, el presidente de Asohofrucol dijo que los crecimientos admirables de los competidores andinos son la consecuencia de políticas coherentes para la economía rural en donde los gobiernos han dado los instrumentos requeridos para viabilizar las metas, algo que pide el gremio colombiano que ve muy buenas opciones de repuntar con siembras, en lo que insiste, es perfectamente posible porque hay plata, tierra, con quien trabajar y jóvenes con ganas de retomar los campos, pero ganando dinero y con oportunidades y garantías para seguir, por fortuna, recalcó Palacio, se está trabajando en eso.
A criterio del dirigente, la ecuación es sencilla, si a la gente le aseguran rentabilidad y condiciones para volver al campo, con toda seguridad lo hacen. Hoy los productores y campesinos, comentó, están haciendo ruralidad con las uñas pues no hay vías, bienes públicos, distritos de riego, comunicación satelital y otras facilidades elementales, lo único que existe y no se puede negar es inseguridad. “en infraestructura dan ganas de llorar, estamos trabajando a lomo de mula en pleno siglo XXI”.
El fondo parafiscal para las frutas resultó una bendición porque anualmente con esos recursos se atienden en promedio 18.000 pequeños productores, un número interesante que demuestra que se hace una extensión agropecuaria muy importante puesto que se cambió el modelo, hubo disminución de costos y mejor trato al medio ambiente, ello sin contar la trazabilidad e inocuidad en todo el tema hortifruticola de Colombia.
En opinión de Palacio Peláez, el sector es vital en el fomento de tejido social que logró recuperarse, todo porque los productores le creen al gremio en vista que los técnicos de Asohofrucol llegan a cualquier rincón del país para prestar asistencia técnica integral con lo cual los agricultores se sienten acompañados porque Asohofrucol lleva conocimiento más no carreta y aclaró que el gremio no vende insumos y menos fórmulas mágicas que no solventen las necesidades del citricultor.
Con las visitas, dijo el presidente Ejecutivo, se le explica al productor qué le pasa a su cultivo, se le hace entender por qué se enferman las plantas y por qué aparecen las plagas, así es más fácil controlarlas y los empresarios del campo lo han entendido lo que genera tejido social, confianza credibilidad y asociatividad.
Una salida por la puerta grande del actual Gobierno es reactivando la agricultura, sembrando mucho más maíz, retomando el cultivo de algodón, superar las 100.000 hectáreas de fruta, mejorando en cereales y optimizando la productividad. Palacio Peláez dijo que todo es viable, pero cambiando el modelo de cómo hacer agricultura en Colombia puesto que el país no puede sembrar a la par con Europa o Estados Unidos, el asunto pasa por apostar decididamente por unas siembras de la zona ecuatorial, algo que debe entenderse para trazar verdaderas hojas de ruta.
“El tema del maíz debe importarles a todos porque somos maiceros, pero mientras tengamos unos suelos altamente intoxicados como los hay no vamos a pasar de tres o cinco toneladas, necesitamos adecuar los suelos para cosechar maíz, pero como no solo de maíz vive el hombre, es urgente mirar otros cultivos como la ahuyama, conocida como la gallina del pobre porque es rica en nutrientes y atributos. De ese alimento podemos hacer balanceados para aves y cerdos, igual es necesario mirar el chontaduro que en el Pacífico produce 20 toneladas por hectárea mientras que en San José del Guaviare son 10 toneladas por hectárea, pero sin embargo un cultivador de chontaduro se gana 60 millones de pesos anuales con tres hectáreas”, aseveró el Presidente Ejecutivo de Asohofrucol.
El chontaduro de segunda y tercera mezclado con harina de ahuyama, afirmó el gremio, es una fórmula muy potente para la industria de balanceados y parte de las alternativas que demanda la alimentación animal para no depender de Estados Unidos, Rusia o Ucrania con el maíz pues Colombia no lo necesita porque existen las oportunidades y opciones, temas ya conocidos que deben ser abordados por el Gobierno.
Diferente a los arroceros o el café, a los productores de frutas y hortalizas el ejecutivo no les da plata, no les subsidia absolutamente nada, todo lo que se hace desde Asohofrucol con el Fondo Nacional de Fomento Hortifruticola lleva un verdadero beneficio al productor porque se distribuye de la mejor manera, el gremio recupera recursos, los proyecta y se los lleva a los agricultores con una asistencia técnica de verdad, con profesionales en suelos y cultivos, pero jamás vendedores de agro-insumos, la oferta de Asohofrucol, es precisamente de conocimiento.