Manejar fronteras desde el Estado no es asunto fácil, es generalmente un asunto sensible y demanda ojos abiertos, concentración, compromiso y demasiada atención.
Una entidad que ejerce soberanía y autoridad sanitaria es el Instituto Colombiano Agropecuario, ICA, que trabaja en 34 puestos de control marítimos, terrestres y aéreos, razón por la cual cuenta con unos funcionarios idóneos en puertos, aeropuertos y pasos de frontera, la entidad ejerce el control sobre las importaciones porque en esos puntos se constituye en la primera barrera sanitaria y fitosanitaria.
La función del ICA es determinante porque con el arduo trabajo de sus expertos y técnicos previene el ingreso de plagas y enfermedades que puedan afectar o modificar el estatus fitosanitario y sanitario del país.
El subgerente de Protección Fronteriza del Instituto Colombiano Agropecuario, ICA, Wilkien Ramírez, dijo que en materia de exportaciones la entidad, mediante procesos de certificación y procedimientos de inspección sanitaria, expide los certificados fitosanitarios de acuerdo con los requisitos establecidos por los países para los bienes colombianos provenientes de la ruralidad y así cumplir con lo establecido, todo acorde con las medidas de protección de cada estado o destino de los despachos colombianos.
En asuntos de ganado, el funcionario explicó que el ICA tiene unas zonas de contención en frontera terrestre y allí ejerce funciones múltiples en temas de vigilancia epidemiológica animal en el caso citado, acciones de sanidad, pero igual jornadas de vacunación que permite tener en el radar un estricto control de la sanidad de las zonas para evitar que los problemas se trasladen hacia regiones que puedan estar libres con vacunación.
“Allí el ICA lleva a cabo un control, pero hay que recordar que la frontera con Venezuela es demasiado porosa y extensa, una situación que conlleva a la autoridad sanitaria a trabajar articuladamente con los organismos de control en un proceso de facilitación de las ventas internacionales, labor liderada por el ministerio de Comercio Exterior, que acatando la circular conjunta le dio vida al SIIP, Sistema de Inspección Simultánea, que agilizó el proceso de exportación, brindando información y dinamizando la inspección de carga con un agendamiento electrónico en terminales marítimos. Este grupo que suma varias entidades, permite tener control puntual sobre algunas actividades ilícitas en donde se procura aprehensiones, retenciones e incautaciones de animales vivos y de tráficos que puedan modificar el estatus sanitario del país que tanto le cuesta al Gobierno nacional y desde luego a todos los ciudadanos porque para recuperar esa categoría o condición se requiere de la movilización de grandes recursos monetarios como también de personal, pero así mismo del reconocimiento de organismos internacionales como la Organización Mundial de Sanidad Animal, OMSA, un proceso dispendioso que debe hacerse, todo dentro de unos tiempos muy cortos para poder para poder reestablecer ese estatus, de acuerdo con las evidencias que el Estado a través del ICA y el Ministerio de Agricultura, presenten para retomar la condición”, apuntó el subgerente de Protección Fronteriza del ICA.
Algo que ayuda en el control del contrabando es la denuncia ciudadana cuando ve movilizaciones irregulares o crecimiento de población bovina en fincas o provincias, con esta ayuda entran a operar el ICA, la Dirección de Gestión de Policía Fiscal y Aduanera, POLFA, y un nuevo aliado, la Dirección de Carabineros y protección Ambiental, DICAR, que tiene un accionar bastante alto en todo el territorio nacional, cuerpo que trabaja de la mano con asociaciones y agremiaciones con intereses muy particulares en la defensa de sus negocios.
La articulación, remarcó Ramírez, ha ido creciendo y por ello la comunidad en general tiene que defender sus sistemas productivos para que definitivamente tengan la capacidad de poder elevar su potencial ideal en materia de internacionalización comercial.
Las mafias y los actos irregulares como el contrabando de bovinos y otras especies deprimen mucho los sistemas de producción porque golpea aspectos tan esenciales como competitividad, productividad y credibilidad porque en ocasiones algunos organismos dudan de la operatividad del ICA por ese tipo de ejercicios informales o irregulares, motivo más que suficiente la invocar la solidaridad de las comunidades, particularmente en las zonas de frontera, grupos intersectoriales y las fuerzas vivas que deben propiciar una gran alianza para disuadir el ilícito con miras a que las regiones puedan elevar su capacidad y productividad.
Hacer patria desde la sanidad animal y vegetal resulta un ejercicio encomiable porque sencillamente se trata de enfermedades de control oficial que pueden hacer mucho daño porque las plagas como es su naturaleza se constituyen en alto riesgo para las zonas rurales porque afectan los proyectos productivos, pero también la seguridad alimentaria lo que disminuye la capacidad de soberanía que tiene que ver con el diseño y la implementación de políticas regionales.
Los animales que ingresan indebidamente por los pasos de frontera pueden tener múltiples enfermedades que al atacar el hato colombiano puede redundar en estragos para la economía primaria, eso en el caso de la ganadería, pero igual con serios impactos en la agricultura por enfermedades, hongos o parásitos.
“En este momento, el ICA viene trabajando en una puesta a punto desde planeación en cabeza del Gerente General Juan Fernando Roa, en incluir dentro de nuestra misión, visión institucional y política interna, los conceptos de Wang Gel, en donde hay una transitorialidad de algunos organismos desde la parte supranacional como la OMSA, la Comisión Internacional de protección Fitosanitaria y organización Mundial de la Salud porque hay enfermedades que si bien son específicas para especies animales e inclusive plantas, pueden afectar la salud humana, entonces en este momento trabajamos sobre eso porque anteriormente lo hacíamos sobre dos conceptos fundamentales, objetivos de desarrollo sostenible, ODS, versión uno y en este momento hacemos lo posible por meternos en la ODS tres que tiene que ver con seguridad y bienestar de las personas lo que incluye animales de producción, especies salvajes y especies forestales, todo un cúmulo de inconvenientes que golpean los ecosistemas y suscitan una serie de situaciones que en ocasiones conmina a auscultar qué está pasando, una labor que demanda gente y más recursos porque deben desarrollarse técnicas y así verificar que está sucediendo en esos territorios y aplicar los perentorios correctivos”, manifestó el ingeniero agrícola.
Carne proveniente del monte genera riesgos
En su charla, el subgerente de Protección Fronteriza del ICA, Wilkien Ramírez, dijo que es necesario que las comunidades dejen de consumir especies silvestres porque muchas de ellas, aparte de que no son sujetas de vacunación tienen enfermedades de perfil zoonótico, es decir que afectan la salud humana.
La idea, dijo, es generar una cultura de consumo responsable, con proteína generada en fincas en donde hay vigilancia, vacunas, trazabilidad, prevención y cuidados sanitarios para llevar a las familias un producto confiable y lleno de inocuidad.
En materia de inocuidad, afirmó el funcionario, el ICA tiene dos herramientas fundamentales y son las buenas prácticas ganaderas, BPG, que están dotadas de una norma creada para ello, listas de chequeo y una orientación a la población sobre qué tiene que hacer en esa materia. El consumo de especies salvajes, corroboró, implica un riesgo para las personas y allí se han encendido las alarmas incluso desde otras entidades de vigilancia y control que han hecho lo propio en pro de defender una buena salud pública, pero de cerca el ICA sabe que existen muchos apuros con ese asunto.
Dejó claro que el ICA trabaja sobre especies totalmente al amparo del control oficial, reiteró que en esa área hay buenas prácticas agrícolas y ganaderas, pero anotó que hay puntos como el uso adecuado de pesticidas, un tema ligado a la inocuidad más exactamente a las buenas prácticas agrícolas.
Cambio climático activa alertas
Un tema que impacta cría de animales y cultivos es el del cambio climático, problema que lleva presente en la humanidad desde antes que naciera la agricultura en el neolítico. Hoy los temas de contaminación son más agudos y los climas venideros y extremos obligan a ejercer una mayor vigilancia porque aparecerán nuevas enfermedades y pandemias.
En el ICA, por directrices de la Ministra lo cual se extiende a las otras entidades adscritas al ministerio de Agricultura, vienen trabajando en el tema que involucra a la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria, UPRA, que cuenta con una infraestructura tecnológica que permite capturar esas amenazas, una ventaja que se potenciará conjuntamente con el ICA que tiene un verdadero target en la parte sanitaria y fitosanitaria. Actualmente se han entrelazo actividades con entidades como Agrosavia y el Centro Internacional de Agricultura Tropical, CIAT, para trabajar temas de modelamiento y predicciones, básicamente en vigilancia epidemiológica en la parte vegetal.
Los modelos permiten acceder a unos mapas de calor para proyectar los comportamientos climáticos, un instrumento determinante porque facilita acceder a datos y por esa vía tomar decisiones con prontitud frente a todo lo que se viene en las regiones más ahora con el fenómeno de El Niño.
“El cambio que se está suscitando en el ICA en donde el llamado es no solamente a atender a las asociaciones y agremiaciones con las que se ha trabajando durante muchos años, busca sobre los pilares del Plan Nacional de Desarrollo acercarse a las poblaciones y atender temas como hambre cero, seguridad alimentaria y todo el engranaje para garantizar la soberanía alimentaria, es decir que con un Gobierno de proximidad habrá extensionismo para llegarles a los productores, a los emprendedores del campo y a quienes estén empezando con una actividad agrícola o pecuaria, a todos aquellos que estén dentro de la reforma rural integral, a quienes les vayan a adjudicar tierras o los que tienen predios para poderlos promover en elevar sus capacidades de internacionalizar su producción.
Colombia maneja un total de 6.342 kilómetros de fronteras terrestres, pero igual ejerce soberanía y patrullaje en linderos marítimos en los océanos Pacífico y Caribe. El país maneja zona de frontera con Venezuela, Brasil, Perú, Ecuador y Panamá. El asunto de límites marítimos suele ser mucho más amplios pese a los diferendos y pérdida de extensión a través de la historia. En el mar existe frontera en el Caribe con Nicaragua, República Dominicana, Costa Rica, Haití, Honduras, Panamá, Venezuela y Jamaica. En el Pacífico los hay con Ecuador, Panamá y Costa Rica.