Los llanos orientales de Colombia siguen padeciendo por los recurrentes incidentes reportados en la vía que une a Bogotá con Villavicencio, un paso obligado para Orinoquía y región amazónica toda vez que todos los insumos y provisiones salen de la capital del país, para ir a la “Puerta del Llano” y de allí llevar las incontables soluciones a los más alejados pueblos de la otra Colombia.
El sector ganadero, presente en el Guainía expuso que sigue avanzando en aras de crecer y mejorar los ingresos, pero igual impulsando el tejido social, el empleo y todo lo atinente a progreso. Este departamento, con todo tipo de dificultades es otra de las regiones afectadas con el caos que hoy afecta la conectividad con el centro del país y los principales puertos marítimos.
Guainía es uno de los nuevos departamentos, solo que sus municipios y áreas ambientales hacen de ríos y árboles tutelares, un sitio atiborrado de maravilla, color, naturaleza y calor. En sus tierras casi intocables por su condición de pulmón del mundo, crece una ganadería que viene dando de qué hablar porque se hace sobre conocimiento, manejo y mejoramiento genético.
Las ganaderías, pequeñas, medianas y una que otra grande, hacen parte de la economía formal que va paulatinamente en repunte ante las dificultades para conseguir carne y leche en el interior del país. El rebaño, totalmente cebuino deja ver avances por unos cruzamientos eficaces y con resultados contundentes. La región, en medio de las dificultades que sugiere su ubicación y el trópico bajo, avanza con razas resistentes y de pronta adaptabilidad hacia un mercado más ambicioso y con todas las posibilidades.
El departamento amazónico, no solo está dedicado a la cría de bovinos cebú, mira también la manera de rescatar razas criollas y manejar cruzamientos, los que han dado resultados en doble propósito y especialización en carne. Los ganaderos lo dicen, el hato es incipiente y quizás corto, pero como en la vida, siempre hay que empezar, poner la anhelada primera piedra, algo que ya se hizo.
En charla con Diariolaeconomia.com, el presidente de la Asociación de Ganaderos del Guainía y Vichada, ASOGUAVI, Cristóbal Balaguera, aseveró que Guainía es posiblemente el departamento en donde menos cabezas de ganado se manejan pues el hato oscila entre 7.000 y 8.000 bovinos. Aclaró que Guainía colinda con Vichada, una región muy rica en extensión agropecuaria lo cual permite asegurar que sumando las dos franjas que abastecen con vacunos a Orinoquía y Amazonía, se pueden contar entre 14.000 y 15.000 rumiantes.
En este caso puede decirse sin temor a equivocarse que se trata de un hato compartido porque desafortunadamente las condiciones geográficas no permiten que Guainía saque su producto en condiciones óptimas para competir con el mercado interno del país. En este momento la cría de ganado facilita el abastecimiento de carne y leche para la región, dos cascos urbanos, Inírida y Barranco Minas, pero igual a centros poblados y veredas en donde no es fácil llegar con proteína.
Insistió en que la cría y ceba de ganados tiene como destino el mercado local habida cuenta que se hace casi imposible llevar a otras regiones ganados vivos o carne en canal porque la lejanía y los agudos inconvenientes de conectividad con el interior de Colombia no dan para que los productores compitan con la ganadería llanera o la de departamentos de montaña como Cundinamarca. Boyacá, Santander o Tolima.
El directivo explicó que Guainía cuenta con planta de beneficio en donde se sacrifican 400 cabezas al mes, mercado que luce dinámico por las compras que de proteína hace una mina venezolana que finalmente es el cliente que consume toda la carne de la región. Manifestó que de 20 animales que van al matadero, 10 o 15 tienen como destino la mina, el resto queda para el consumo local.
“Es innegable que actualmente dependemos económicamente de la empresa minera venezolana porque para no ir tan lejos el departamento y el municipio de Inírida depende casi en un 80 por ciento de la extracción de minerales en el vecino país”, declaró el señor Balaguera.
Mejoramiento genético, una tarea hecha con mucho esfuerzo
En este momento los ganaderos del Guainía trabajan con razas cebuinas y últimamente con ganados de doble propósito para tener el beneficio de carne y leche. Indicó que muy a pesar de la frontera que se comparte con Brasil, meca de la genética bovina regional, es imposible adquirir animales vivos del gigante suramericano por los retos y dificultades que implica la geografía. Apuntó que tan solo se adquiere material genético para inseminación artificial o fertilización in vitro, un trabajo audaz en medio de las dificultades, si se tiene en cuenta que los ganaderos de esta zona del país viven o trabajan en el centro de la selva porque tan solo hay ríos para comunicar los pueblos y transportar animales, el avión se descarta por los enormes costos para movilizar un becerro o una vaca.
Según el ganadero, hoy se maneja un promedio de 5.500 pesos por la traída de un kilo de carga del interior del país, la carne en Inírida está costando en promedio 30.000 pesos el kilo, igual que la de cerdo, sin importar que sea de primera o de segunda, su costo es el mismo.
El precio es más elevado porque en el Guainía todo es más costoso ya que el bulto de sal se incrementa casi al doble de lo que cuesta afuera, un bulto de melaza se consigue en valores que van entre 80.000 y 85.000 pesos, el de sal mineralizada 170.000 o 180.000 pesos, la sal blanca suma 80.000 pesos el bulto, una cifra elevada para quienes crían ganado, unos insumos que disparan los precios, pero como en toda ecuación matemática una cosa se compensa con otra.
Otros rubros que siguen con el indicador arriba son medicinas veterinarias y bienes de capital, que llegan exageradamente caro por el tema geopolítico puesto que la guerra entre Rusia y Ucrania redundó en desabastecimiento e imposibilidad, algo grave teniendo en cuenta que son naciones muy fuertes en la oferta de fertilizantes y cereales, un efecto que se sigue viendo en el precio de los alimentos balanceados.
A criterio del presidente de ASOGUAVI, hay precios más altos por una guerra absurda, un conflicto en el que siempre salen perdedores, pero en este caso, acentuó, es la humanidad en general, independiente de los actores en guerra.
La zona, subrayó menaje ganado cebú que es el que ha aguantado las condiciones de inundación porque en el Guainía hay una época en la que se inunda toda la rivera de los ríos que es donde están los potreros destinados a la ceba del ganado. La región detalló maneja el cebú blanco, un ganado ampliamente conocido por su resistencia y adaptabilidad, pero también el girolando adaptado para el doble propósito y el Gyr puro, un esfuerzo estimable de algunas haciendas.
Un intento fue llevar animales puros europeos para cruce, pero infortunadamente la temperatura y la humedad no los dejó progresar, a tal punto que fueron sacrificados porque los animales sufrieron de estrés y de manera permanente buscaban el agua.
Una oportunidad la pueden tener las razas criollas en vía de extinción, son escazas porque la zona tan solo maneja la ceba y últimamente el Girolando, un animal de condiciones espectaculares. Balaguera no descartó trabajar algunas razas criollas como el Romosinuano, un animal de gran acople del que aún conserva algo en su banco genético. Comentó que habría que explorar con mucho tino porque hay riesgos en su aparato reproductivo y pezuñas, todo por el desbordamiento de los ríos.
Guaviare reportó todo un éxito en vacunación y por el ello el ciclo arrojó inoculación en más del 99 por ciento, un hato que logró su tarea sanitaria pese a ser pequeño, pero que no baja la guardia por estar en zona de frontera en donde están encendidas permanentemente las alertas, llevando inclusive a la doble vacunación y a una vigilancia constante en las fincas por parte de la autoridad sanitaria.
Vía al Llano, un terrible dolor de cabeza
No hay duda, la economía del país está seriamente amenazada, la vía al llano es un total fracaso y cruda muestra que la ingeniería colombiana está como sus obras, literalmente por el piso, un problema que pide revisión porque ha habido líos con vivienda, autopistas y puentes vitales en la infraestructura para la competitividad.
Cristóbal Balaguera afirmó que la mayor parte del llano depende de la carretera que conecta a Bogotá con Villavicencio, para los departamentos fronterizos el inconveniente es todo un caos porque el suministro pasa por estas dos ciudades.
“La carretera es primordial, estamos hablando de un problema de muchos años atrás, más allá de las mejoras que se le han hecho con túneles y viaductos, pero los puntos críticos han hecho de las suyas sin que se pueda hacer algo para inyectarle confiabilidad y solidez a la vía. Por ahí pasan concentrados, sales, melazas, medicinas veterinarias y otros productos, como quien dice, estamos frenados, esa es nuestra despensa principal, no hay otra, por la vía alterna algo se solventa, pero también se dañó, una hecatombe”, dijo Balaguera.
La realidad es cruda, el problema es demasiado grande, empero, tenemos que sobrevivir y aguantar lo que más se pueda porque para regiones como el Guainía, se trata de una rutina, de una infausta condición de la Colombia olvidada.
Señaló que la inestable vía que une a Bogotá con el llano, es un problema de vieja data, toda vez que hay amargos recuerdos como el puente de Quebrada Blanca y otros puntos de tremenda dificultad. El asunto, manifestó, obliga a un nuevo trazado y a hacer una nueva inversión porque Casanare, Arauca y parte del Meta se puede mover por Boyacá y Cundinamarca, un sector con tanta dinámica y riqueza que justifica arrancar con un proyecto totalmente ambicioso.
Dijo que el país está en mora de disparar las nuevas obras de desarrollo, pero lamentó que, entre corrupción e incertidumbre, nada se mueve en beneficio de los nacionales, muchos comprometidos con la productividad colombiana.
Según cálculos del presidente de la Asociación de Ganaderos del Guainía y Vichada, ASOGUAVI, Cristóbal Balaguera, en cinco años la región puede estar recogiendo los frutos de un mejoramiento genético, que seguirá vigente, como para sacar ganado y competir con el resto de la ganadería colombiana, eso sí, cumpliendo con el suministro de proteína en el departamento y zonas de influencia.
Finalmente, puntualizó que la gente ignora lo que implica meter un lote de ganado en un barco para durar entre 12 y 15 días subiendo de Inírida a San José y después seguir el camino, dependiendo a donde se vaya a vender, eso es tiempo y pérdida de peso. Adicionalmente el orden público pasa factura porque el río Guaviare se volvió una pesadilla ya que nada llega al Guainía si no paga dos o tres vacunas, un cobro que debe remunerarse porque de lo contrario se pierde la mercancía.
Balaguera es un ganadero de toda la vida, aprendió de esta actividad en su tierra Belén, Boyacá, en donde aprendió todo, prácticamente fue criado en la ganadería, algo que le gusta y con seguridad le seguirá quitando el sueño.
Don Luis Eduardo, otro ganadero que apostó por la región
Llegamos en medio de un calor intenso a la finca “Los Mangos” en zona rural de Inírida, sin embargo, la tarde resultó engañosa porque ya asomaba un tremendo aguacero, un ambiente extraño logró emocionar un lote de más de 50 reses que venían animadas al corral, de un lado algunos relámpagos anunciaban lluvia y adicionalmente tras ellas venía en su caballo blanco el señor Luis Eduardo Vera Gómez, un vaquero que resiste el jubilarse y sigue como en sus años mozos montando su corcel y guiando bovinos a sus sitios de pastura.
Fue nacido en el Meta y criado en San Martín, una región con ADN ganadero. Allá aprendió del oficio junto a su padre y sus tíos, sin duda era lo que le gustaba y le movía el piso. En esos tiempos se manejaba cebú, pero también ganados criollos que seguían prosperando en la Orinoquía.
En sus predios pastan ganados de raza cebú y algunos criollos, pero como este empresario del campo abastece de carne a Inírida, los bovinos que engorda van para el mercado local. Allí en sus corrales se pueden observar ganados Bos Indicus, criollos y unos muy bonitos F1, resultado de cruces programados o súbitamente dados al natural en las tranquilas praderas.
Al lado de sus ganados comerciales, engordan y proyectan la finca razas como el Gyr y toros rojos que garantizan buenos becerros y vacas muy rentables por el doble propósito. La finca compra ganado para engorde y posterior venta al mercado, pero en su mayoría van machos que compra y transporta en su lancha río arriba.
Igual, este ganadero se quejó por los altos costos de producción porque las sales, melazas, complementos y medicinas siguen sumamente costosas, precios que están por las nubes porque hubo sales que pagó a razón de 220.000 pesos, la blanca, dijo, pasó de 60.000 a 110.000 pesos, una labor que se adelanta con esfuerzos muy grandes.
“A pesar de los insumos caros y todo el trabajo que demanda hacer ganadería, la venta arroja utilidad, lo cierto es que dejar al ganado sin sal es un inconveniente porque sin ese insumo, los vacunos no sirven para nada. Los bovinos que van ganando peso o alcanzando un punto ideal en báscula van al matadero y de allí a los expendios de carne de Inírida”, dijo Vera Gómez.
Un problema de marca mayor es que no hay manera de hacer relevo generacional en el campo porque los jóvenes no quieren saber de las actividades agrícolas, hoy, añadió Vera Gómez, es que no hay con quien trabajar y el que llega pide unos ingresos imposibles de reconocer. El problema es tan grande que otra finca ganadera, de donde salía carne y leche, tuvo que salir a venta porque no hubo con quien trabajar, fue imposible seguir con la ceba y el manejo de las crías.
Otro factor que alejó a los jóvenes del campo fue la violencia, un asunto delicado porque tiene contra las cuerdas la seguridad alimentaria, un problema agudo para el país y desde luego para el Guainía que tiene abastecimiento y despensa en las riveras del Vichada, departamento con el que se comparte frontera por el río Guaviare.