Colombia afortunada o infortunadamente depende de las importaciones permanentes de trigo, pero este commoditie sigue elevado en precio por la tasa de cambio, el costo de los fletes y el valor que últimamente reportan los combustibles, como si el asunto no fuera suficiente, la guerra entre Ucrania y Rusia sigue, generando una alteración en el mercado habida cuenta que son dos grandes jugadores en el mercado de los cereales, puntualmente del sagrado trigo.
Resulta grato recordar que la Federación Nacional de Molineros de Trigo, Fedemol, fue erigida hace 76 años por un grupo de selectos empresarios que le apostaron a un gremio sólido con voz y voto, pero igual con la debida importancia y consulta a la hora de tomar las grandes decisiones en materia alimentaria y en la reingeniería que desde años ha estado pidiendo la ruralidad productiva.
Desde Fedemol la industria harinera ha tomado gran fuerza por las fuertes inyecciones de capital que se hacen en tecnología, innovación e investigación. El sector muestra gran dinámica y hoy se ratifica como gran generador de empleo y la solución acertada a la hora de poner, literalmente, pan en la mesa.
En charla con Diariolaeconomia.com, la directora de la Cámara Fedemol de Asociación Nacional de Empresarios de Colombia, Andi, Pilar Ortiz, manifestó que como se ha dicho de manera recurrente, por la vocación del suelo y las condiciones climáticas complejas por tratarse de un país tropical, Colombia no es apto para el cultivo de trigo ya que el cereal que producen algunos campesinos arrojan unas espigas muy llamativas, pero expuso que lamentablemente los granos no sirven para alimentación humana y por eso justificó las importaciones constantes puesto que el país necesita harina para atender diferentes opciones alimenticias que van desde panadería hasta las pastas y otros subproductos de requerimiento importante.
El asunto, explicó Ortiz, no debe preocupar a Colombia puesto que de eso se trata el intercambio comercial global pues la vocación de los suelos da para unos cultivos en unos países y para otras siembras en diversas latitudes. Es por ello, anotó que Colombia le exporta café al resto del mundo y Canadá por ejemplo le envía su trigo a los colombianos porque las condiciones climáticas de ese país norteamericano no dan para cultivar el infaltable bebestible que brota de manera espectacular en las distintas cordilleras.
En opinión de Pilar Ortiz, el asunto es sencillo, hay de por medio un intercambio de productos agrícolas, dependiendo de la aptitud que tiene el suelo cultivable de cada país.
En 2022 Colombia cerró con unas importaciones que llegaron a 2.1 millones de toneladas para abastecer la demanda nacional y este año muy seguramente podría darse el mismo nivel según los cálculos hechos por los molineros, teniendo como referencia lo importado hasta el momento.
Conflicto Rusia-Ucrania, un golpe al suministro de cereales
Como lo anotamos en el inicio de este artículo, los temas geopolíticos siguen golpeando el suministro de cereales y otras materias primas esenciales como el trigo, en opinión de Ortiz la industria sigue experimentando muchas dificultades porque principalmente la invasión de los rusos a Ucrania generó una alta volatilidad en el precio, es decir que hay meses con montos demasiados altos, otros en donde el coste baja un poco, todo porque los dos países en conflicto son grandes exportadores de trigo y al estar en constante riesgo la oferta de los dos países frente a la demanda mundial de trigo, conlleva a que los impredecibles precios sean inciertos, con repuntes e impactos.
“El año pasado tuvimos incrementos hasta del 40 por ciento en el trigo y este año el cereal ha tenido un mejor comportamiento, pero la inestabilidad continua lo cual no es saludable para un mercado que necesita tranquilidad y certidumbre”, declaró la señora Pilar Ortiz.
Si bien los valores han bajado siguen arriba y ello afecta el mercado de los derivados. Un punto para tener en cuenta, dijo es que cuando se habla de pan, el único ingrediente de este alimento no es solamente la harina de trigo fortificada, si bien es el insumo más importante, depende de otros productos porque debe mirarse cómo está compuesto ese pan porque hay unos amasijos que llevan tan solo harina agua y levadura, pero otros con unos componentes altos de grasa, dentro de la oferta los hay con margarina y azúcar, todos unos commodities con precios altos que indiscutiblemente afectará el precio delo pan, de acuerdo a los componentes que lleve, eso hará sin duda, aseveró, que haya unos panes con mayor precio que otros.
Actualmente el precio de la tonelada de trigo depende de los movimientos en las bolsas internacionales como Chicago, Kansas y Minneapolis y de su calidad porque no hay una sola especie del alimento pues a Colombia llegan diferentes calidades, verbigracia, cuatro de Canadá, tres tipos de Estados Unidos y dos variedades de Argentina, es decir que dependiendo de los atributos del cereal, se logra el precio que arroje el mercado bursátil especializado en granos y alimentos con lo cual vienen las diferentes transacciones, trigo duro, suave o el utiliado para pastas.
El labriego que sembró o siembra trigo comentó Ortiz, puede tener algunas salidas más rentables y optimizar su ingreso con otro tipo de producto, uno de ellos frutas exóticas, alimentos de ciclo corto e inclusive de cebada. La Cámara, subrayó su Directora, ha trabajado con algunos agricultores que están sustituyendo trigo por cebada en vista que este cereal en vista que este alimento permite mayores productividades, mejores rendimientos algo que les ayuda a asegurar su subsistencia, en tanto que con el trigo no es posible porque el que produce Colombia a duras penas aprovisiona la alimentación animal, no funciona al querer convertirlo en harina para la panificación.
Políticas agropecuarias están haciendo fila
Al abordar las políticas del Presidente Gustavo Petro para el campo colombiano, la Directora de la Cámara Fedemol de la Andi, puntualizó que la administración está iniciando sus proyectos, razón por la que hay que esperar un tiempo prudencial porque en el sector agrícola las semillas no crecen de un día para otro, en ese punto el país debe aguardar porque las cosechas hacen parte de un proceso.
Lo importante, añadió, es que el ejecutivo esté enfocado en los productos que se pueden dar en un país tropical como Colombia lo cual requiere de estrategia para muchos alimentos, pero no para trigo porque los suelos no dan para obtener calidad y ganancia. Precisó que si se priorizan algunas frutas como el aguacate, el mango o algunas pasifloras, la posibilidad de excito es indudablemente muy alta con esos cultivos.
“No podemos perder de vista que somos un país tropical, que estamos cerca de la línea ecuatorial y por eso los países que están en ese línea tienen determinados climas, si uno ve a los países cercanos al Polo Norte como Canadá ahí están prosperando los cultivos de trigo o por ejemplo aquí en Suramérica Argentina también con trigo porque es vecino del Polo Sur y en el trópico la opción es para otros cultivos como las frutas o el café”, señaló Pilar Ortiz.
Un punto alto lo tienen las empresas que gracias a sus millonarias inversiones le dan al mercado de la harina de trigo total tranquilidad, al 100 por ciento porque si bien el país no tiene cultivos de trigo, si cuenta con una industria moliera totalmente eficiente, con una tecnología de punta que adicionalmente produce toda la harina de trigo en Colombia la cual es fortificada y prenda de calidad a la hora de ver el valor nutricional.
Destacó que los molineros tienen bastante claro qué tipo de harina de trigo pide Colombia y por eso tritura la mejor, apta principalmente para las panaderías porque no todos los trigos sirven para ese fin y por eso los industriales en sus 40 plantas de producción ubicadas en Colombia están garantizando que haya esa demanda de harina de trigo fortificada para la panificación nacional.
Los trigos que utilizan para diferentes categorías de derivados del cereal deben tener una característica específica pues la harina de trigo que se utiliza para panadería es muy diferente a la que se requiere para galletería o fabricación de pastas, son tres trigos con unas propiedades desiguales que están dadas por el nivel de proteína que tenga el trigo, humedad y otras particularidades mucho más específicas.
Colombia tiene 21 empresas de molinería de trigo y de ese número, 40 plantas de producción en las diferentes regiones del país. Actualmente la industria genera 120.000 empleos directos, atiende las panaderías de barrio que pueden pasar de 20.000 negocios.
Actualmente Colombia exporta harina de trigo a Ecuador y Centroamérica aunque el comercio de este producto no es lo ideal a nivel mundial pues lo que se busca es poder transformar ese insumo en galletas o pastas para los diferentes mercados. A Venezuela se ha estado exportando harina, principalmente para la categoría de pastas en donde el consumo suele ser alto como producto principal, diferente a lo que sucede en Colombia y todo porque los venezolanos en los buenos tiempos del petrodólar aprendieron a alimentarse mejor, más balanceados y con algo de exigencia debido al poder adquisitivo, eso que permitió tener en la dieta carbohidratos con alto aporte alimenticio.
Un tema que se hace retador es la soberanía alimentaria que junto a la seguridad en acopio de alimentos obliga a tener más reservas de trigo y harina para enfrentar cualquier eventualidad como el hambre y por eso es sumamente importante fomentar el consumo de alimentos derivados del trigo porque a nivel mundial este cereal es el que mayor nivelo nutricional y proteína tiene, una verdadera opción nutricional, sobre todo la de Colombia que por decreto del gobierno es fortificada con vitaminas y minerales.
Aumentar el consumo de pan a nivel local, otra meta del país, depende según Pilar Ortiz, de tener mejores panes ya que en Colombia hay en oferta panes con muy alto contenido de grasa y azúcar qu ocasionalmente no es lo ideal, el objetivo es hornear panes con harina de trigo fortificada y otros ingredientes con mayor valor nutricional para poder tener una población mejor nutrida y bajar la inseguridad alimentaria. Insistió en la necesidad de aumentar el consumo de pasta que es un súper alimento el cual es muy versátil porque se puede comer un día con pollo, otro con carne e ir variando las combinaciones.
Roscones pagarán impuesto
Sobre el consumo de panes azucarados como el roscón, Pilar Ortiz anotó que es importante tener en consideración que este año empezó a funcionar en Colombia las normas de etiquetado frontal de advertencia y recordó que a partir del primero de noviembre se aplicará el impuesto a productos comestibles ultra procesados y hay una norma en donde obligatoriamente deben reducirse las cantidades de sodio lo cual dice que habrá productos con un mejor perfil nutricional para la población.
Desde la Cámara Fedemol de la Andi se trabaja fuertemente con los panaderos en una estrategia que se llama “menos es más”, menos ingredientes como grasas, azúcar y sal, determinados por el gobierno para propender por una verdadera salud pública y caso opuesto más substancias con valor nutricional como la harina de trigo que además de mejorar la dieta le da sostenibilidad a las panaderías de barrio porque si no trabajan en esa reducción de nutrientes en salud pública, a futuro no operarán porque no cumplirán con la disposición del ejecutivo.
La directiva enfatizó que en el impuesto a productos comerciales ultra procesados el pan es exceptuado, pero el resto de los productos de la categoría de panificación como el roscón, sí quedan gravados con el tributo. Menos grasa en el pan será vital porque allí radica un problema de salud, todo un problema frente a la nueva regulación que conmina a erradicarla.
Revisar los TLC, no es una decisión unilateral
En opinión de la conocedora, los anuncios del ejecutivo en el sentido de revisar los tratados de libre comercio generan algún tipo de inquietud y expectativa, pero aclaró que ante ese panorama los empresarios del sector siguen moliendo todo el trigo importado para garantizar con ello la harina de trigo que se necesita para atender la demanda nacional.
Indicó que la intención del gobierno en el sentido de revisar y modificar los convenios comerciales en vigor debe tener siempre presente que esos acuerdos se rubrican entre dos estados, es decir entre dos partes y aclaró que para poder alcanzar una observación, alteración de lo pactado, o como se le quiera llamar jurídicamente, se necesita el concurso de las dos partes, luego por ahora la presunta revisión ha sido un anuncio del gobierno colombiano lo que obliga a esperar la respuesta de la otra parte.
Expuso que los tratados de libre comercio tienen sus propios mecanismos de revisión pactados al interior del convenio, luego es importante que cualquier acción se haga dentro de lo acordado en los TLC.