Domingo, 15 Octubre 2023 00:47

No habría fin de la globalización, pero sí geo-fragmentación: Pajonales

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Esta organización advierte que el precio del aceite y otras materias primas podrían bajar de precio ante las inmensas compras de China, país que se empecinó en almacenar commodities.

La agricultura suele ser un tema apasionante en cualquiera de sus facetas, implica cuidado, buenas prácticas, trazabilidad, innovación, inversión, adopción de tecnología y apertura de mercados internos y externos. La historia dice que nuestros primeros habitantes, verbigracia los Muiscas para el caso del centro de Colombia, no solo contaban con unas técnicas sorprendentes de cultivo y riego, sino que concibieron en la tierra estatus, seguridad y tesoro.

Para no ir tan lejos en la década del 70, lo encantador de viajar en bus, carro o tren era esa maravillosa vista de sembradíos de algodón, condenado por la apertura económica, ajonjolí, maíz, sorgo, soya, frutas, papa, yuca, arveja, fresas, tabaco, arroz, y muchos otros alimentos, claro está había una ganadería dinámica con base cebuina, pero igual se afianzaban razas europeas de leche como Holstein y Normando, algunas fincas apostaron por las estirpes criollas y con el tiempo vino un ambicioso plan sanitario para erradicar enfermedades terribles como aftosa, tuberculosis y brucelosis.

Las décadas avanzaron y Colombia entró por el derrotero del mejoramiento genético, la especialización de razas y la importación de otras, unas de muy buen rendimiento y otras que no dieron la talla en las desafiantes tierras tropicales. Lo propio pasó con especies menores, el país avanzó en la cría de corderos, igual con razas de alto turmequé, cabras y cerdos, este último renglón, de significativa importancia en la economía por su aporte en proteína y crecimiento económico.

Son muchas las fincas, hatos y haciendas que el país tiene como referente de productividad y excelencia, pero algunas han ganado demasiado terreno por lo hecho en investigación, desarrollos genéticos y eficiencia en obtención. Una de esas enormes propiedades es Pajonales los verdaderos pioneros en la producción y comercialización de semillas de arroz.

 

 

Al hacer uso de la increíble máquina del tiempo es claro ver que, en 1940, la enorme finca llamada hoy Pajonales se conocía como el ingenio azucarero Manuelita, el mismo que patrocina desde hace años el oportuno Minuto de Dios. Corre el tiempo y en 1985 los inversionistas le dan vida al Molino Pajonales, las cosas marchaban a pedir de boca en los predios ubicados en Ambalema, Tolima, y por eso 1989 es clave por cuanto se inaugura la desmotadora del Norte del Tolima, Desmotolima. La disciplina, el compromiso y la estrategia marcaron el rumbo de lo que iba a ser el gran emporio productivo, en 2001 se afianza el proyecto piscícola y ya en 2006 se fusionan el Molino Pajonales y Desmotolima, una operación significativa que le dio vía a la conformación de la Organización Pajonales, en ese mismo periodo arrancó el proyecto de caucho natural.

El grupo decidió vender Molino Pajonales en 2008 para abrirle paso a la división de bioinsumos. La empresa acredita una admirable musculatura financiera y llegó al olimpo de las grandes firmas de la agroindustria gracias a la puesta en marcha de valores inquebrantables y cada vez más fuertes, por eso respeto, honestidad, confianza, compromiso, transparencia y coherencia hacen parte de los pilares fundamentales del éxito de una compañía que tiene espacio para mayores crecimientos. A lo anterior hay que agregarle que Pajonales integra admirablemente tecnología con talento humano.

En este 2023, se dio inicio al plan piloto de cultivos de lima Tahití, pero hay que decir que en general Pajonales impulsa un material genético superior.

 

 

El portafolio es amplio, en ganadería la empresa ofrece toros Brahman, labor que abordó en 1959, semen de grandes características, bovinos puros y ganado comercial con reconocidos atributos. En agricultura la firma ofrece algodón, maíz, arroz paddy, semillas de arroz, soya y heno Pangola. La empresa es inquieta y por eso en piscicultura brinda tilapia roja, tilapia plateada y nicuro.

De igual manera cuenta con la línea de bioinsumos en donde pone a disposición de los agricultores los mejores productos toda vez que cuidan los predios de labranza y mantienen suelos vivos, garantizando sostenibilidad en la producción de alimentos y materias primas.

Ese proyecto llamado pajonales que comenzó en la década de los ochenta, es un ejemplo de trabajo, iniciativa, inventiva, innovación, convicción e inversión, la transición de Ingenio Manuelita a la Compañía Agroindustrial Pajonales demostró que con ideas y empuje todo es posible. La hacienda suma 6.000 hectáreas y por eso en Ambalema Pajonales y el Triunfo son motivo de orgullo y desarrollo ya que se hace patria con el ADN colombiano, la agroindustria.

No es desconocido que Pajonales ha vivido unos tiempos complicados, de hecho nació en la “década pérdida de América Latina”, un momento difícil en la historia económica de la región cuando aparecieron las crisis financieras gestadas cuando los países latinoamericanos llegaron a una situación apremiante porque la deuda externa rebasó el poder adquisitivo de cada nación, haciendo que se incumpliera con los compromisos de pago adquiridos. Igual fueron haciendo su arribo nuevos problemas, la geopolítica golpeó expectativas y se integró al listado de palos en la rueda del crecimiento, la Guerra del Golfo detonó en 1990 y años después vino una seguidilla de caídas económicas y líos internacionales que sirvieron para demostrar el poder de los grupos afianzados, aunque muchos en banca y bienes raíces colapsaron.

La empresa acopia dos pandemias, entre Covid-19 y gripe aviar e igual enfrentó situaciones internas delicadas por la incertidumbre política, los hechos de orden público y un contexto muy difícil con la apertura cuando se fueron de bruces muchas empresas, varias consolidadas y de renombre. Hoy nada cambia, hay una estela de la crisis global logística, guerra en Europa Oriental, conflicto en Oriente Medio y una situación compleja de leer en materia de globalización, principalmente cuando crecen los países BRICS y sus audaces propuestas.

 

 

En diálogo con Diariolaeconomia.com, el presidente de Organización Pajonales, Francisco Bejarano Rodríguez, indicó que después asistir a una conferencia sobre mercados y comercio exterior en un marco de internacionalización, se habló de geo-fragmentación, es decir no es el fin de la globalización, pero sí algo que viene funcionando como talanquera en el desarrollo de dos hemisferios, asiático y el occidental más hacia la parte de América.

Según el conocedor el escenario da para pensar que todo se generó por las marcadas diferencias entre Estados Unidos y China. El fenómeno sin duda, puntualizó Bejarano, le abre paso a las cadenas regionales de valor que igual se vislumbran dinámicas y vertiginosas por la oferta de commodities en las tres Américas.

 

“En el caso nuestro, quiero anotarlo, la mayoría de los productos que tenemos y que son exportables los colocamos en América porque es mucho mejor para el conglomerado, menos costoso y las cadenas de suministro así lo dicen, sin duda la parte logística es mucho más eficiente para poder colocar un producto acá, lo interesante es que podemos suplir, si estamos hablando de caucho y palma, lo que viene de Asia a este continente”, declaró el señor Bejarano.

 

Un hecho real es que el entorno de los commodities es cambiante, hoy los productos básicos están en serios aprietos por esa gran diferencia que existe entre los países debido a que siguen abriendo un problema gigantesco en el manejo de los precios de las materias primas y mucho más si se habla de futuros en vista que lo actores ya empezaron a manejar contratos para tener un determinado precio, de manera manejable, pero que al cierre de la operación ni siquiera se finalizan.

 

¿Precio del aceite en riesgo?

 

 

El caso de grandes productores de materias primas como China, India y Malasia tienen al mundo a la expectativa, pero el caso exacto de China es aún más sugestivo porque según Francisco Bejarano, el gigante asiático desde el año 2022 más o menos en noviembre, empezó a hacer múltiples compras de varios commodities como aceites y otros, fomentando grandes inventarios, un asunto que preocupa al final del día porque los precios finalmente para 2024 no solo en aceites sino en aceites-grasas y otros productos pueden llegar a caer, una situación que tiene las alertas encendidas.

En opinión de Bejarano, en este preciso instante hay que empezar a trabajar para ver cómo se bajan costos y gastos, pero también mirar a través de la investigación de qué manera se obtiene mayor productividad por hectárea.
Palma, un modelo a seguir

El caso de la palma es bastante llamativo porque consolidó un proceso de asociatividad en donde los núcleos palmeros implementaron una articulación entre grandes, pequeños y medianos que entraron al negocio de la mano, no como proveedores sino como asociados. Ese modelo, especificó Bejarano Rodríguez, se puede replicar en todas las otras actividades agrícolas y ganaderas.

 

 

Agregó que el tema es bien interesante para crecer de forma sostenida y permear la sostenibilidad con pequeños y medianos productores,  también brindándoles apoyos a nivel financiero. El caso de la palma explicó, es algo que debe replicarse en varios sectores dejando claro que Pajonales lo ha hecho en caucho, arroz, algodón y también en ganadería en donde se ha brindado respaldo a pequeños y medianos criadores de bovinos para que tengan tranquilidad económica y puedan sacar un buen producto al mercado con mayor razón hoy que se está exportando ganando en pie.

En temas ambientales subrayó Bejarano, el compromiso es todo porque en la mayoría de los segmentos del agro se trabaja con iniciativas puntuales como energías renovables, agricultura y ganadería regenerativas y producción bajo el esquema de asociatividad. Añadió que, con la Federación Nacional de Arroceros, Fedearroz, se viene trabajando en ese sentido, en el uso adecuado del agua que es bueno tenerla en cuenta porque la agricultura se hace con el preciado líquido.

Expuso que con el gremio arrocero se aprendió a optimizar ese recurso, incluso Pajonales aprendió a cosechar agua, lo propio, anotó, se hace con la confederación cauchera, igual labor se adelanta con Fedepalma, un gremio elite que debe ser mirado con el mayor interés porque tiene los estándares muy altos y hay un cumplimiento total en las metas de sostenibilidad.

 

 

Hoy el debate es a qué apostar si a cultivos de ciclo corto o a esos llamados de tardío rendimiento, la respuesta la dio inmediatamente el presidente de la Organización Pajonales quien anotó que en los cultivos semestrales, la gran ventaja es la versatilidad que se tiene para poder dar un giro de un momento a otro, el caso Pajonales es preciso porque el grupo siembra arroz y soya, pero si ve el comportamiento de los precios futuros en donde seguramente el algodón muestre una tendencia al alza, sencillamente se sale de los dos en siembra para ir a fibra de algodón.

Todo el tema de plantación tiene que ver con el tipo de suelos con los que cuenta un agricultor o una empresa enfocada en ese negocio porque solo conociendo la calidad del suelo puede determinarse qué producto irá a siembra porque no en todo lado se puede cultivar palma, limón o aguacate, es necesario, afirmó, tener claro las zonas agroecológicas, el uso del suelo y del agua para poder hacer eficiente cada uno de los recursos que se adquieren.

De esta forma, advirtió el experto, se optimiza el recurso suelo, el recurso agua y dependiendo de esos elementos y de la zona en donde está ubicada la explotación se toma la decisión de invertir. Pajonales siembra palma de aceite en los Llanos Orientales porque detectó que es un sitio apto para ese desarrollo. Igual pasó con caucho, solo que el inconveniente que existe en esa franja es gente disponible para trabajar pues los cultivos de tardío rendimiento por lo general son intensivos en mano de obra.

 

 

El gran problema de Pajonales y de toda la agricultura es que la gente no quiere estar en el campo y si se habla de que en algún momento se puedan generar subsidios, las personas van a preferir la ayuda en lugar de dedicarse a producir. En su análisis expuso que un concepto que debería manejarse en toda la industria es que el salario mínimo no debe verse como la paga justa porque hay escenarios en donde el ingreso mínimo es la base de liquidación de las tareas que se ejecutan en campo y por esa vía tener de manera sostenible salarios de 1.5 o 1.8 millones de pesos, que en el campo resultan un buen estipendio más si en la casa hay dos personas laborando porque ello subiría el ingreso familiar a tres o cuatro millones de pesos que muy bien caen en el hogar.

El panorama agrícola es bastante interesante y para el invitado lo ideal es tener una agricultura variada, es decir de ciclo largo y corto y con diversas semillas en los trópicos altos y bajos para el caso de Colombia. El campo no debe tener un solo producto, la idea es acopiar diversas cosechas y a ellas sumarles leche, carne y materias primas.

La diversificación agrícola, anotó Bejarano, permite tener tranquilidad económica, pero igual recomendó dejar el cortoplacismo rural, que en su concepto debe acabarse, es algo, dijo, que pasa en muchos cultivos como arroz y soya porque muchos con el precio alto cultivan así sea en las materas, pero ignoran que les están acarreando un gran problema a quienes sí han hecho la tarea ya que con sobreoferta el precio cae dejando a más de uno en bancarrota, luego es necesario identificar las áreas y tener un proyecto de vida de largo plazo dentro del desarrollo agrícola, pero diversificando, ojalá con plantaciones versátiles.

 

 

Sobre los tratados de libre comercio, Bejarano Rodríguez dijo que estos por su filosofía son de doble vía porque jamás se dijo que los productos colombianos del sector primario y otros no se pudieran exportar, jamás se escuchó que el arroz o el aceite de palma no podían salir a otros mercados, en el caso de Pajonales, escribió el versado en agro son exportados bienes como caucho, aceite de palma y algunos productos semestrales.

 

“En este punto lo que creo es que hay que buscar la forma de ser competitivos, es algo totalmente distinto, ahora si consideran pertinente hacer algún tipo de negociación adicional es bienvenida si tiende a mejorar lo ya rubricado”, expuso el presidente de la Organización Pajonales.

 

Otro punto interesante es el de qué resulta mejor y más rentable, darle valor agregado a los productos en la misma finca o apostar por la integración, desde el punto de vista de Francisco Bejarano Rodríguez lo mejor son las mezclas o unificaciones.

 

Agricultura, un sector esencial para la vida