Domingo, 14 Abril 2024 01:23

Romosinuano, una raza criolla potente y prospectiva: Asocriollanos

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Este bovino ancestral se caracteriza por su espectacular fertilidad, pero también por la generosa producción de carne. Según los expertos es la raza nativa con más pedido en el extranjero.

El ganado Romosinuano o Romo logró desarrollarse en el Valle del Sinú en el departamento de Córdoba, los conocedores aseguran que este tipo de bovino colombiano desciende de los vacunos importados al Nuevo Reino de Granada por Rodrigo de Bastidas quien en 1525 introdujo un lote de 200 reses y los machos necesarios para la reproducción.

El espectacular Romo del Sinú como también se conoce a este tipo de ganado fue bautizado así por carecer de cuernos. Este tipo de animal tiene unos colores que lo matizan y van desde el amarillo iluminado hasta el rojo subido, igual los hay en tonos castaño con sus extremidades negras.

Este bóvido tiene cuerpo cilíndrico y volumen mediano, su piel es delgada, y su pelaje es insuficiente, corto y cargado de brillo. La cola del Romo es corta e igual es parvo su encole. Hay muchas peculiaridades del Romosinuano, inicialmente su admirable fertilidad y unos rendimientos en canal que impulsan la rentabilidad, en calidad, su carne ocupa lugares de privilegio por su marmoleo, razón por la cual esta raza abunda en Venezuela y es seguida de cerca en estados Unidos en donde también prospera y ha resultado un reto para los investigadores y genetistas que siguen averiguando sobre el potencial en fertilidad y los atributos de su carne.

En este tipo de ganado no solo se resalta la fertilidad, también la longevidad, mansedumbre, producción de carne de alta calidad y su habilidad de mezcla con el Cebú. Igual se han hecho otros cruzamientos con resultados asombrosos.

 

 

Queda claro que la ganadería criolla es la alternativa, la llamada a protagonizar el repoblamiento bovino y a participar en una cría para todos porque por su rusticidad la hace más confiable, de mayor rentabilidad y de mejores aprovechamientos para los ganaderos actuales y a quienes están entrando en el negocio, entre otras cosas porque son razas, como el Romosinuano, totalmente adaptables al trópico bajo, resistentes a enfermedades y diseñadas para explotaciones bovinas bajo el retador cambio climático.

Como valor agregado extra, la carne del Romosinuano está muy bien clasificada por los conocedores de gourmet que ven en esta proteína todo un manjar. El tema no es mínimo sobre todo en momentos en que la carne escasea puesto que el mundo, empezando por China, está demandando cada vez más y mejores cortes, la oferta es deficitaria y los países de gran consumo buscan no solo cantidad sino calidad, el gran desafío para los jugadores más importantes de un mercado totalmente abierto y rico en posibilidades en donde Colombia seguramente seguirá creciendo y posicionado una carne diferenciada porque su sabor y marmoleo son la consecuencia del engorde silvopastoril.

 

 

El presidente de la Asociación de Criadores de Bovinos de Razas Criollas y Colombianas de los Llanos Orientales, Asocriollanos, Germán Martínez Correal afirmó en Diariolaeconomia.com, que 500 años de historia y aporte no se pueden desperdiciar ni dejar a la deriva como si el mundo no tuviera actualmente grandes necesidades alimentarias. Reiteró que al igual que el Romosinuano, todas las razas criollas del país tienen un estimable potencial porque son capaces de producir en las condiciones más duras y austeras del trópico ecuatorial. Manifestó que cinco siglos de adaptación le dan a esta línea de ganado ventajas importantes respecto a las razas foráneas que se siguen importando recurrentemente y que difícilmente arrojan rendimientos en condiciones extremas, con pobreza de forraje y en medio de altas temperaturas y enfermedades endémicas lo que incluye parásitos y otros males.

Con ese tiempo en el territorio, las razas criollas han demostrado que tienen un tremendo potencial productivo, pero en Colombia las desprecian, las hacen de lado y los ganaderos prefieren mirar para afuera, desconociendo las capacidades y propiedades de unos vacunos resistentes, llenos de atributo cárnico y rentables frente al cada vez más duro entorno.

A juicio de Martínez Correal, el Romosinuano sobresale por dos rasgos importantísimos que la ganadería no ha tenido en cuenta y es la reproducción porque las hembras suelen parir todos los años por espacio de 15 y 20 periodos, manteniendo una carne excepcional, nada que envidiarle a la calidad cárnica de linajes extranjeros o ajenos, algo que se ha comprobado con estudios hechos en Estados Unidos.

Es oportuno decir que los machos tienen una alzada que se mueve entre los 130 y 131 centímetros, las hembras reportan entre 123 y 124 centímetros. El peso en los toros desarrollados alcanza los 518 o 556 kilogramos, las vacas en báscula tienen una consistencia que van entre los 383 y los 429 kilogramos.

 

Carne de Romosinuano, una delicia digna de la buena mesa

 

 

El directivo insistió en que el sabor de la carne es único por lo visto en el indicador de atributo, el marmoleo o cantidad de grasa entrelazada dentro del jugoso alimento, básicamente en el llamado ojo de costilla, igualmente muestra destacada terneza y un sabor sin comparación. El presidente de Asocriollanos comentó que además el rendimiento de sus híbridos supera al de razas taurinas y foráneas, asimismo despunta de lejos el rendimiento y la calidad de la carne frente al cebú, la raza más utilizada en el medio colombiano.

El Romosinuano ha sido cruzado con cebú la casta predominante en el medio local, fue la base, informó, para la creación de la raza Velásquez que se obtuvo mezclando el Romo con Brahman Rojo y Red Poll, también se ha utilizado en cruzamientos llamativos en el exterior esencialmente con cebuinos.

Destacó que, si bien todas las razas criollas tienen su encanto y característica, en los estudios que se adelantaron el intervalo entre partos es cercano a los 365 días, el tiempo ideal que puede estar entre 375 y 380 días, totalmente inferior a 400 días de pausa entre parto y parto.

 

“En un estudio que se hizo con información canalizada de muchos años en el Centro de Investigación Turipará, se observó que el 70 por ciento de las vacas tenían intervalos inferiores a 365 días, difícilmente, manifestó, hay una raza con la fertilidad del Romo Sinuano, algo reconocido desde tiempo atrás, inclusive el profesional e investigador Jorge de Alba Martínez, un intelectual mexicano que recorrió todo el continente de arriba abajo, hablando y explorando en detalle el Romosinuano, decía que le impresionaba esa capacidad de la especie rústica en fertilidad y de sus partos regulares”, expresó el presidente de Asocriollanos.

 

El conocedor dijo que el Romosinuano es entre otras cosas, una raza longeva porque fácilmente el ganadero se aburre con ellas en la finca ya que hay que descartarlas después de los 15, 17 y hasta 18 años, pero hay vacas que han pasado de vente años produciendo de manera excepcional.

 

 

En el cruzamiento para obtener la raza Velázquez se utilizó, aparte de Romosinuano, la estirpe Red Pool, originaria de Inglaterra y de muy buenas condiciones, las Romo se aparearon con Brahman Rojo y de allí salió una primera generación o F1, con medio Brahman, medio Romo, se manejó posteriormente el Red Pool para para producir un medio de la raza británica, un cuarto de Brahman y un cuarto de Romo. En la segunda generación se empezaron a cruzar entre sí los miembros de la nueva casta y de allí salió la raza Velásquez, un logro reportado en la Hacienda África en La Dorada, Caldas

La segunda raza sintética colombiana porque la primera fue la Lucerna que tuvo como base el Hartón del Valle, un trabajo que empezó en 1937, la nueva raza Velásquez fue el fruto de un trabajo hecho a partir de 1955 aunque algunos hablan de 1957.

Evocó el ganadero, el complejo Montana formado en la parte sur de Brasil muy cerca a Paraguay para hacer cruces de ganado Nelore con otros cebuinos y estirpes europeas como el Limousine y el Romo Sinuano, todo para buscar mayor adaptabilidad y la fertilidad del Romo.

 

“En 1940 los norteamericanos abismados por la reproducción del Romosinuano se lo llevaron para su país vía Costa Rica por el tema de la aftosa y en esa época, en los años cuarenta se hablaba de ingeniería genética, hoy genómica, una herramienta con la cual los gringos buscaban con apuro el gen de la fertilidad, algo complejo poque no es una labor individual en el organismo que transmite ese rasgo sino el concurso de muchos genes y características que controlan hormonas y todo el aparato reproductivo y la funcionalidad del animal, el tema no era un gen exclusivo de fertilidad, había que abordar un complejo de todos los rasgos adquiridos a través de la adaptación del medio colombiano.

 

Es importante retornar al año 1525 cuando ingresaron los primeros ganados por Santa Marta y por ello el próximo año se conmemorarán los 500 años de la ganadería colombiana para lo cual ya se trabaja en un evento rimbombante y a la altura de la especial fecha. En ese año el señor Rodrigo de Bastidas fundador de Santa Marta un 29 de julio, llegó con los primeros animales domésticos, no solamente bovinos puesto que ingresó ovejas, cerdos, cabras y hasta perros.
En ese momento, aclaró Martínez Correal, no existía el concepto de raza, pero importó las poblaciones de ganado presentes en España que recién salían de la invasión de los oros, ocupación que duró ocho siglos, tiempo en el que llegó ganado del norte de África y por esa razón se cree, además soportado en ADN, que las razas criollas colombianas tienen algunos rasgos puntuales de los bovinos africanos, lo que explica por qué lograron una rápida adaptación al trópico.

 

 

La definición de criollo, explicó el presidente de Asocriollanos, se da por los hijos del vacuno europeo nacido en América y Europeo puede ser de España, Portugal o Inglaterra pues en Estados Unidos también criaron y siguen criando ganado criollo. En síntesis, a América llegaron poblaciones más no razas como tal, pero efectivamente los ganados importados en tiempos de la conquista y la colonia les dieron origen a los bovinos criollos por selección natural, pero también a las razas autóctonas que hoy persisten en España y Portugal como también a las razas británicas posteriormente.

En tiempos en que avanzaba la década de 1790, ya caminando al siglo XIX se habló por primera vez del término de raza, en esa ocasión por unas ovejas Leicester la misma persona que desarrollo una raza bovina de muy buenas características, luego es por ello que el ganado criollo de Colombia es la mezcla de esas poblaciones que arribaron entre 1492 y 1493 a la Española, pero con mayor intensidad del primer ganado desembarcado en las costas colombianas en 1525.

 

En ganadería las modas han hecho daño

 

 

El ganado criollo está llamado a ser protagonista, puede tener un importante componente social y seguramente indexará la ganadería a unos crecimientos exponenciales en favor de la economía, pero hoy está opacado por la moda de los bovinos importados, un total desconocimiento por las reales leyes de la herencia. Cuando los rumiantes Cebú llegaron a Colombia hace algo más de 100 años, posiblemente en 1913, pasaron muchas cosas. En 1927 arribaron oriundos de Brasil cuatro vacas y el inolvidable toro “Palomo”, todos Nelore de raza pura. Ese macho llegó a un circo que lo desechó y terminó en una finca en donde preñó la vacada criolla, única en el país y fue así como se produjeron los primeros híbridos, criollos Bos Taurus y el Cebú, luego vinieron importaciones cebuínas procedentes de Estados Unidos.

En su análisis, Martínez Correal expuso que toda la ganancia que se dio en el híbrido, por desconocimiento de las leyes de la herencia, se le atribuyó al Cebú más no al criollo. En aquella época la gente pensó que si el primer cruce con Bos Indicus fue tan bueno, producto del vigor híbrido, el segundo seguramente sería mejor y empezó un cruzamiento absorbente, años después los veterinarios que en ese tiempo asesoraban al ministerio de Agricultura se dieron cuenta que empezó a declinar la fertilidad, la mansedumbre, los rendimientos y producción de leche una situación que llevó a prohibir la importación de cebú, una medida drástica que incluyó especulaciones como por ejemplo que había traído enfermedades como lengua azul, algo que hoy no se conoce.

Con el tiempo, el mismo Ministerio de Agricultura retomó las compras en el mercado internacional de Cebú tipo Brahman, siguió el sistemático cruce absorbente con ganados cebuinos, una de las razones por las cuales desapareció el bovino criollo. Hoy el país puede tener aproximadamente 30.000 animales de la estirpe Bos Taurus o europeos de todas las razas.

 

“Estamos en la lucha y en la búsqueda, no necesariamente de regresar porque en este momento el mejor aliado de los criollistas es precisamente el ganado criollo porque a través de ellos y teniendo en cuenta la escasa población de hatos oriundos existentes, nosotros podemos demostrar las bondades de los criollos que sería factible con un programa de hibridación bien llevado con lo que se mostrarían las bondades del vigor híbrido, pero en este momento haciéndolo al contrario, es decir, utilizando los toros criollos sobre la vacada Cebú que es la que predomina en el país porque hacerlo a la inversa sería contribuir con el punto final del ganado criollo puesto que las poquitas vacas coloniales existentes deben parir si o si terneros puros para duplicar y multiplicar”, dijo el presidente de Asocriollanos.

 

 

La idea es que la gente que quiere incursionar en ganadería tenga en cuenta la potencia del Romosinuano y de todas las razas criollas, cada una con sus características y bondades, una herencia que bien vale la pena y que día a día conlleva a intensificar el trabajo en la asociación muy a pesar que en Colombia hay una particularidad adversa y es que los ganaderos, empresarios y agricultores, no creen en sí mismos, una realidad compleja que hace todo más apremiante con la apertura de mercados, un factor que conlleva a que se impongan las razas foráneas pues el ganadero se deja engañar por la apariencia y el tamaño de los animales, pero cuando los toros tienen que responder en el campo, no hay resultados y viene la debacle.

Lo cierto, puntualizó Martínez Correal, los híbridos con esas razas también son extraordinarios porque la hibridación es una sola y el resultado es per sé muy positivo, especialmente cuando se mezclan razas distantes, verbigracia, ganados europeos y cebuinos, todo porque la selección natural se encarga de forjar animales resistentes, muy rústicos en donde procesa de mejor manera el alimento y los forrajes por endebles que sean, igual crea los blindajes a las enfermedades y los parásitos.

A todo eso hay que sumarle el desprecio que los ganaderos han tenido por las razas criollas, situación injusta y lamentable porque llevó las poblaciones a una aguda crisis por el bajo número de ejemplares en las fincas, aspecto que demanda manejo para volver a recuperar los hatos heredados y potenciar la ganadería, sacando el mayor provecho y acrecentar las producciones.

 

 

 

El panorama hoy es mejor, no es tan oscuro porque de hecho hubo una respuesta frente a los trabajos adelantados por Agrosavia y el mismo Instituto Colombiano Agropecuario, ICA, entidades adscritas al Ministerio de Agricultura lo que incluye organismos de investigación agropecuaria, pero aún, reconoció el presidente de Asocriollanos, falta muchísimo trabajo.

Para tener en cuenta, según los expertos en ganadería criolla es indispensable saber de reproducción, bienestar animal, forrajes, nutrición, sanidad animal, genética y administración. Desde luego el entusiasmo y el compromiso son factores que se dan por descontado.

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