Muy temprano partimos de Barrancabermeja a Puerto Wilches, al llegar el comité de recepción estuvo afortunadamente a cargo de San Pedro y el hoy perplejo San Isidro Labrador que con tanta incertidumbre climática tendrá que cambiar de misión, así es la vida.
Este municipio fundado en 1872 fue jurisdicción de la familia indígena Guane lugar en donde se afianzaron tribus Simities y Yariguíes, estos segundos en la cita, pasaron a la historia económica de Colombia por ser los mismos que encontraron petróleo y lo utilizaron para algunos rituales en donde la cara se pintaba con el famoso aceite de piedra que tan bien le cayó con los años a don Roberto de Mares. Este fue un territorio importante y sumamente rico en fauna y flora su extensión era estimable porque comprendía un eje que abarcaba las orillas de los ríos Sogamoso, Lebrija y Magdalena.
Puerto Wilches se caracteriza por su clima cálido extremo y húmedo ya que se encuentra a 75 metros sobre el nivel del mar, razón por la cual las temperaturas oscilan entre los 25 y 40 grados centígrados, el cambio es notorio en la atmósfera en vista que se pasó de un promedio de 29 grados centígrados a 33 grados.
Este municipio tiene una economía que se basa en la explotación de aceite de palma y petróleo esencialmente, pero también prospera la ganadería y en la zona norte sus suelos son aprovechados para el cultivo de maíz y plátano, hay un sector que podría ganar terreno y es la pesca por los afluentes, ciénagas y espejos de agua que allí convergen lo cual le da al lugar una considerable potencia ictiológica.
El desarrollo va creciendo y el municipio cuenta con educación, salud y escenarios deportivos como su estadio de fútbol, allí se nota la presencia de sectores económicos socialmente responsables y en las noches de grillos y reposo en las tradicionales sillas mecedoras de varilla y amarre plástico se escucha la historia de la región, tan bien contada que relinchan los fantasmales caballos de la comisión que en 1529 llevó a estas tierras a el capitán Antonio de Lebrija, este conquistador murió, pero quedó inmortalizado con un municipio y un río, como quien dice al que pida más que le piquen caña.
El nombre de Puerto Wilches tiene su origen en la inversión de moda en el siglo XIX en el Estado de Santander, el ferrocarril que en ese tiempo estuvo a cargo del ingeniero Abelardo Ramos, contó con el aval del entonces presidente del Estado Soberano de Santander José Solón Wilches Calderón, este honor igual tuvo como finalidad trazar en punto de partida de la novedosa y competitiva línea del ferrocarril, en ese año 1882 Puerto Wilches, es elevado a corregimiento, fue para el momento un lugar pequeño en donde vivían y ejercían su oficio los humildes pescadores, ates de adoptar el nombre de Puerto Wilches el poblado se conoció cómo Montecristo, que finalmente uniría por vía férrea a Bucaramanga con el río Magdalena. Así el hoy pujante municipio sigue a buen ritmo en su crecimiento y productividad evocando al general Wilches, hijo de la provincia santandereana de García Rovira pues nació en Cerrito y se formó en Concepción, un espacio para su admirable formación.
Una de las empresas más emblemáticas y esenciales para la región es Palmeras de Puerto Wilches S.A., PPW, una firma caracteriza por la innovación en los procesos productivos, capaz de aferrarse a la unión de los palmicultores para transformar el campo en progreso y afianzar en la ruralidad tejido y responsabilidad social.
PPW ha hecho un espectacular trabajo en buenas prácticas apalancando los desarrollos y proyectos en tecnología, un asunto que llevó la compañía no solo a cultivar progreso sino a certificar su producto y el de sus proveedores. La empresa sigue rauda en aras de cumplir metas y catapultar portafolio en donde sobresalen el aceite crudo de palma, el aceite de palmiste, aceite de palma Alto Oleico, torta de palmiste, cascarilla y aceite destinado a la producción de biodiesel.
Palmeras de Puerto Wilches fue una compañía que nació tras ver factorías de verdadera inspiración en el sector de oleaginosas como Las Brisas, Agropecuaria Monterrey y Palmas Oleaginosas Bucarelia. Ante un panorama prometedor un grupo de 31 agricultores con el emprendimiento a flor de piel optaron por incursionar en las siembras de palma africana, un hecho que se produjo entre los años 1981 y 1982, un periodo interesante en donde los retos de comercializar aceite de palma conllevaron a la integración vertical y por ende a erigir una cooperativa. Copalsa, ello para tener un bordón técnico y financiero que impulsara la organización y las mejores proyecciones. Tiempo después y con el respaldo del gobierno regional, la financiera Comultrasan y Santandereana de Aceites florece Palmeras de Puerto Wilches S.A., empresa que ve la luz el 26 de noviembre de 1985 en la ciudad de Bucaramanga, una firma sólida y llena de entusiasmo que supo responder a los desafíos sectoriales no solo del momento sino los que fueron apareciendo en el camino con el correr del tiempo. Hoy esta empresa tras diversos procesos y maduración tiene su operación en manos de pequeños palmicultores que con arrojo han demostrado que sin duda alguna el campo sí vale la pena.
En diálogo con Diariolaeconomia.com, el Gerente de Palmeras de Puerto Wilches, PPW, Eduardo Ruíz anotó que actualmente la compañía se encuentra en el proceso con sus aliados estratégicos de renovar 5.000 hectáreas de vivero aprovechando que la firma tiene aproximadamente entre 1.000 y 1.600 hectáreas disponibles para cultivar en lo que resta del año y el inicio de 2025, una inmejorable noticia para proveedores y accionistas de la compañía.
De igual forma PPW adelanta un proceso de industrialización lo cual tiene que ver con el mejoramiento de la planta, una iniciativa que lleva implícitas nuevas compras, innovación y tecnología, asimismo mayor organización y mejores procesos para ser más amigables con el medio ambiente.
“Venimos con planes nuevos que muy pronto serán socializados para que la región y el país puedan conocer de primera mano todo lo que se viene haciendo. En el momento presente en la empresa palmera y agroindustrial hay un 95 por ciento de material Alto Oleico matizado por su alta productividad porque la empresa busca a toda costa pasar de las 30 toneladas por hectárea con extracciones superiores al 25 por ciento. En esta zona a eso le apuntamos porque hoy la media se ubica en 15 o 17 toneladas por hectáreas, unos promedios muy bajos porque gran parte de los cultivares habían sido afectados por Pudrición de Cogollo, PC, y todavía nos queda mucho por renovar, entonces estamos en esos procesos en los que nuestros agricultores y proveedores renueven con estos nuevos materiales, apoyados claro está con toda nuestra unidad de asistencia técnica que se ha venido fortaleciendo para llegar a cada uno de nuestros proveedores en este proceso”, declaró el señor Ruíz.
Destacó el trabajo adelantado por el centro de Investigación de la Palma, Cenipalma, con los materiales clonados que irán llegando poco a poco, eso sí con unos resultados que pueden ser mucho más que asombrosos porque se adelanta una labor gigantesca en materia genética para tener mejores armas contra la PC y el mismo cambio climático.
Recientemente el Gerente de PPW visitó una zona en donde hay materiales con una producción de 40 toneladas por hectárea y reportan entre 26 y 27 por ciento de extracción, luego son temas interesantes que empiezan a darle un vuelco a la palmicultura.
Ruíz comentó que Tumaco fue la región piloto para la investigación y puesta en marcha de mejores materiales genéticos porque justamente esa región del Pacífico fue la primera afectada desde 2006 hasta 2010 en donde la devastación obligó a hacer un recambio total pues el daño se vio en 35.200 hectáreas, un revés que le abrió las puertas al material híbrido que hoy es el 100 por ciento de la palma cultivada.
En ese municipio, expuso Eduardo Ruíz, hay plantas extractoras que tienen entre 30 y 32 extracciones de 25 toneladas por hectárea, un 25 por ciento que redunda en siete u ocho toneladas de aceite por hectárea, un promedio que se traduce en competitividad algo que igualmente experimenta el Urabá.
“No le debemos tener miedo al híbrido porque este material llega con un nuevo concepto. Hace un tiempo nos tocaba llegar a la flor y aumentar métodos en la producción, ahora se aplica el regulador lo que permite una excepcional conformación como se puede apreciar en los racimos propios del cultivo que desarrolla PPW. Estamos haciendo una especie de escuela en la zona con todos los proveedores porque tenemos siembras 2022, 2023 y en el 2025 vamos a sembrar otro poco, pero es para que los agricultores vean cómo se deben hacer las cosas, cuales son los tratamientos, así como el cuidado que se le debe brindar a las platas tratadas. El tema es como acompañar a una persona, necesita buena nutrición, mantener la planta en condiciones a través de buenas prácticas agrícolas, tener buen fertilizante, excelente cultivo de cobertura, unas podas a tiempo y eficientes para facilitar la cosecha y bajar la exposición fitosanitaria, todo equivalente a mejores ingresos, también hay que cuidar las vegas de los ríos para evitar problemas y socialmente ser muy oportunos con el pago a los trabajadores de sus salarios y los aspectos legales”, aseveró Ruíz.
En su opinión, la palma es de los cultivos generosos y gratificantes que genera más empleo en la región, cuando vino la PC, evocó el directivo, la región quedó desamparada, la empleabilidad fue mínima y todo eso se sintió. Aclaró que en Puerto Wilches hay dos motores de empleo Ecopetrol con su función y la explotación de palma de aceite. Dejó claro que, si bien la ganadería es un sector importante, no genera el empleo de la palma que suele ser estable y permanente. Algo que invita a cuidar porque se trata del sustento de muchísimas personas más si se tiene en cuenta que los municipios de la región son de pequeños agricultores, diferente a Tumaco en donde algunas pocas familias comandan el negocio en una empresa como PPW hay 172 accionistas, algunos con su tierra dispuesta 20, 50 o 100 hectáreas, sumadas tomadas hay 2.000 o 3.000 que afianzan un área importante en donde la siembra se convierte en una caja permanente recursos ya que cada 20 días hay dinero para los productores, igual quien lleva fruto recibe el pago diario o tarde al siguiente día, otros prefieren semanal o quincenal, todo de acuerdo a las condiciones.
Hoy hay mejoras en la liquidación del fruto con las básculas luego ese tema permite tener tranquilidad económica y social, pone sello en calidad de vida y se genera riqueza porque la compañía paga todos sus impuestos, salarios y prestaciones sociales.
Urge regulación en comercialización regional para evitar distorsiones
La empresa PPW denunció que en el momento hay un desvío de fruta hacia determinados centros de acopio porque al final se tienen unas plantas de beneficio sin un turno más porque se llevan el fruto para otras zonas con lo que se le quita trabajo y dinámica a la región.
“Ese es un tema importante que no estamos viendo y que generalmente lo propicia el agricultor pequeño al que posiblemente le pagan de contado, no factura y no ejerce su labor empresarial e impositiva, tristemente muchos no ven el perjuicio que le hacen a la región y a la zona, un fenómeno tan delicado que quita empleo y le juega sucio a la autoridad fiscal, sin duda, un tema por corregir y concientizar porque algunos centros de acopio manejan frutos robados o sencillamente ese tipo de clientes que evaden unos impuestos que deben pagar porque el negocio da para eso”, evidenció el Gerente de PPW.
Recalcó que sacar fruto de la región y llevarlo para otras ciudades muestra un menoscabo y detrimento de manera extrema, pues lo idea es que eso que produce el agricultor se quede en la región para que haya bienestar porque una persona haciendo un comercio indebido gana algo más, pero resta uno o más puestos de trabajo. Desde su punto de vista debe haber consciencia porque sacando la fruta de palma de la región golpea la economía local y dinamiza otras regiones.
El tema, explicó Ruíz, pasa por afianzar los procesos asociativos, que los pequeños y medianos, porque la región no tiene grandes productores, aprendan a convivir y a fortalecer su actividad agrícola para ganar fuerza en obtención y en la misma agroindustria, así como terreno en nuevos mercados.
Los grandes, afirmó el Gerente están en zonas como los Llanos Orientales en donde hay núcleos con palmeros de 3.000 y 4.000 hectáreas, Puerto Wilches y la región manejan 100. 200 o 300 hectáreas un agricultor de mayor calibre puede acreditar 400 o 500 hectáreas, las que hacen parte del núcleo de la compañía.
PPW tiene en promedio 600 hectáreas en producción, pero atiende cerca de 17.000 hectáreas entre la zona de Palmeras de Puerto Wilches, Sabana de Torres y algunos municipios cercanos que igual que todos reciben asistencia técnica. La empresa atiende a los proveedores que llegan con materia prima, muchos de ellos son accionistas de la compañía, es decir que la potencia de la empresa no se mide en tierra sino en la capacidad productiva de proveedores y accionistas que si son tenedores de los títulos o de los predios en donde hacen sus explotaciones.
El trabajo sigue siendo dinámico y planificado porque se quiere mejorar en eficiencia porque la meta es aumentar la productividad en la zona ya que si todas las plantas extractoras se pusieran de acuerdo en los procesos de renovación y resiembra, no existiría ese indicador de 13 o 14 toneladas por hectárea sino que seguramente y con mucho esfuerzo se podrían alcanzar cifras de 26 a 27 toneladas por hectárea en solo Puerto Wilches.
“El tema es elemental si uno se gana 100 pesos y pasa a ganarse 200 pesos se puede hacer algo con la misma tierra y con las mismas cosas para mejorar el cultivo, por eso se vuelve un tremendo lío cuando alguien paga 50 centavos más y rompe el mercado, el trabajo debe pasar por acatar o trazar unas reglas de juego, ser eficientes y vender calidad, pero la pregunta es hasta qué punto de es eficaz en ese pagar más por no tener un aceite de buenos atributos. Muchos les llevan la materia prima a las empresas que no exigen mucho, un daño estimable porque se pierde la mística, las buenas prácticas y las buenas costumbres. Habitualmente son personas que no pasan de las 15 toneladas por hectárea y se conforman con esa zona de confort, eso debe cambiar”, apuntó el directivo.
El tema de fuga de fruto obliga a que las empresas encargadas de la agroindustria le hagan seguimiento al producto que adquieren para sus distintas producciones porque se trata de respeto, lealtad y probidad, para ese control la industria palmera maneja unos códigos y uno esencial es visitar la finca, saber quién es el proveedor, cuantas hectáreas tiene, saber si lo que entrega en las plantas de extracción es lo que le corresponde a esa extensión o superficie. En esa labor, explicó Ruíz, igualmente hay que saber qué tan consecuentes son las buenas prácticas agrícolas del predio, determinar los aspectos a mejorar por parte del palmicultor no solo en siembras sino en sanidad sin pasar por alto el nivel de cumplimiento con sus trabajadores, sencillamente que lo que hace sea correcto.
La compañía PPW no solo asesora a sus proveedores en temas técnicos o sociales sino en cómo hacer una buena fertilización, y pedir, si es el caso, que el labriego deje de lado las prácticas agronómicas indebidas y adoptar las recomendables lo que incluye poda a tiempo para no dilapidar nutrientes y tener palmas en capacidad plena de producir sin desmejorar los rendimientos.
Cambio climático, una realidad que debe enfrentarse
El clima, como se ha dicho recurrentemente en este medio, se posicionó en el mundo agro como el mayor desafío, las lluvias llegan y duran tres años, los veranos se tornan intensos y con mayores temperaturas, unas condiciones imposibles para garantizar una rentable y confiable agricultura, un ejemplo el fenómeno de El Niño, totalmente largo, inclemente y sin precedentes en la zona, casi cuatro meses de verano que afectó la actividad palmera porque se malograron racimos y la extracción bajó radicalmente, dos puntos en promedio para la región, eso dice que si antes se extraían 23 toneladas de fruta, hoy se logran 21, es decir que cayeron los rendimientos y como si fuera poco las 15 toneladas por hectárea que se tuvieron pasaron a 12 o 13 toneladas por el severo daño en los racimos.
A juicio del experto, el riego es un aspecto que debe considerarse si la tendencia climática sigue extrema, pero también mirar otros mecanismos que ayuden a mejorar la actividad económica, esa que inicia en el sector primario.
Expuso que la afectación que se está viendo hoy tendrá impacto en la obtención esperada en dos años porque al propiciarse el déficit hídrico, la palma hoy está comenzando a incentivar la florescencia para dentro de los dos próximos periodos, luego con ese fenómeno climático exacerbado muy fácilmente las flores que aparentemente iban a ser femeninas, pasan a ser masculinas o andróginas, es decir que en dos años por ese hecho habrá un bajonazo en la producción.
El tema, dijo Eduardo Ruíz, demanda disciplina y compromiso, y por ello es necesario colocar hojas alrededor del plato y ponerle materia orgánica, favorece mucho a la planta, una razón de peso para no abandonar esas labores agrícolas.
COP-16, sector agropecuario debe estar en pie y con propuestas
Entre el 21 de octubre próximo y el primero de noviembre se llevará a cabo en la ciudad de Cali la Conferencia de las Naciones Unidas sobre biodiversidad, COP16, una visión de paz con la naturaleza. Lo magnífico, como anhelan muchos, es que esta cita no pase de agache y quede en una tremenda foto y un gasto para atender a los visitantes, la gente espera compromisos y acciones de todos los agentes estatales y productivos del globo porque el mundo está en UCI, una muestra Bogotá, capital importante que de a poco se queda sin agua.
En la mira están las especies de fauna y flora que siguen amenazadas por la cacería ilegal y la tala indiscriminada de árboles, un crimen sistemático contra el medio ambiente simplemente por ampliar las fronteras agrícolas o ganaderas, o simplemente para explorar y sumar reservas petroleras, de gas o una minería que no deja renta social ni económica porque los productos de economía extractiva que salen de Colombia no se reflejan en el PIB ni en una renta abultada que soluciones problemas, caso opuesto el agro genera riqueza, seguridad y soberanía alimentaria y a eso hay que sumarle las condiciones que ofrece la agricultura que aprendió a convivir con especies de fauna silvestre gracias a los corredores biológicos.
En este momento y en ese evento, señaló el Gerente de PPW, es hora que el agro se ponga de pie y en especial la palma que es un cultivo permanente que captura CO2 de manera constante, diferente a un cultivo de soya que necesita cuatro meses con agravante que hay una deforestación grande en el sistema, ese cultivo se cosecha y es necesario aguantar el trimestre sin que haya espacio para capturar CO2, lamentablemente a la palma de aceite la satanizan, pero este es un cultivo permanente que técnicamente pone a los palmicultores como amigos de los ecosistemas.
El contertulio manifestó que para sembrar una hectárea de palma se requieren siete u ocho hectáreas de soya para producir las mismas toneladas de aceite, luego hay siembras que maltratan el medio ambiente y allí entra el girasol y otros que hacen mucho daño.
“Nosotros en palma tenemos mano de obra permanente, algo que va unido con la responsabilidad ambiental y obviamente la social, pero de manera increíble de eso no se habla. Los trabajadores de la palma cuentan todos con seguridad social y muy buenas condiciones, todo dentro de los conceptos de respeto y dignidad, pero el tema se evade en muchos escenarios. En la COP16 tenemos que decirlo somos una estrategia muy acertada para capturar CO2 de manera incesante, no tenemos los problemas de la soya. Ahora este es un cultivo natural y no transgénico, luego estamos llevando salud, ambiente y un producto de calidad al mundo”, expresó Eduardo Ruíz.
Insistió que Colombia está en un proceso de cero deforestaciones porque buena parte de los cultivos de palma que hoy se están observando son siembras que vienen reemplazando la cría ganadera hecha en grandes extensiones, hoy al lado de la palma, replicó el invitado, está el bosque y todos sus inquilinos.
Desde el sector palma hay tranquilidad por las medidas que entran en vigencia con la Unión Europea el próximo primero de enero si no hay aplazamiento porque hay comunión con el ambiente, la biodiversidad y la naturaleza como un todo, a los agricultores se les viene diciendo sin cesar que es inaplazable cuidar y preservar las fuentes hídricas y no deforestar.
El globo, aclaró, está en medio de un mercado de competencias en donde cada quien quiere posicionar su aceite, Europa quiere liderar la oferta con aceite de oliva y girasol, Colombia y la región igual hacen lo propio y defienden sus productos de palma porque llevan a la mesa aceites limpios, sostenibles e innovadores. La europea, añadió, es una legislación proteccionista y por eso hay cosas que se entienden, pero tendrán que saber que cada vez la palma es más productiva y aliada del medio ambiente.
Dentro del tema, Ruíz apuntó que de todas maneras hubo otro lugar en el mundo en donde hubo deforestación y la muerte masiva de orangutanes, pero hoy con orgullo y toda la tranquilidad el país se mueve y se promociona aceite colombiano de origen, un producto con sello verde y cargado de amigos como jaguares, pumas, tigrillos, venados, aves, pájaros, ardillas, serpientes, nutrias, tapires y muchas otras especies.
Cerramos la plática haciendo algo de remembranza y recordando al señor Enrique Pérez que fue quien propuso sembrar palma y llevar soluciones a los agricultores a quienes no les recibían la fruta como por ejemplo montar una planta que fuera de todos esos productores, con tan buenos resultados que hoy el modelo palmero de Puerto Wilches es ejemplo para Colombia y el mundo, todo porque sin complicaciones hace las cosas demasiado bien.
En ese compromiso, expuso, están metidos de lleno accionistas, Junta Directiva y colaboradores wilchenses puesto que todos al unísono han demostrado que sí se pueden hacer las cosas de la mejor manera y al derecho sobre todo cuando hay pertenencia, compromiso, disciplina y amor.
“Hace seis o siete años muchos daban por muerta a Palmeras de Puerto Wilches, pero hoy la empresa crece, prospera, es paradigma de éxito y todo por el arraigo y el apego que todos los que están bajo el techo de la compañía sienten por la gran empresa santandereana. Hoy somos pioneros en la región, las cosas cada día se hacen mejor y ello porque cuando se siembra palma hay que pensar de entrada en dos generaciones ya que cuando se siembra con 30 o 35 años a sabiendas que la palma durará otros 30 años, se llegará a los sesenta y en ese momento le toca a las nuevas generaciones tomar las riendas y garantizar el relevo generacional. Es muy urgente pedirle a la gente que se quede en el campo pues con salarios dignos no hay necesidad de alimentar las columnas de miseria de las grandes urbes, los municipios y el ejecutivo deben dar las garantías para que la gente se sienta a gusto y prefiera darle el sí a la ruralidad, haciendo lo que de verdad saben hacer, producir alimentos y materias primas”, concluyó el Gerente de PPW, Eduardo Ruíz.