En los Llanos Orientales más exactamente en el municipio de Cumaral fundado el tres de julio de 1901 en momentos en los que Colombia se atomizaba en un crudo conflicto, la famosa Guerra de los Mil Días, se encuentra la hacienda La Cabaña en donde funcionan las oficinas, la planta extractora y parte del cultivo. Otra siembra importante la tiene la empresa en zona rural del municipio de Cabuyaro en el mismo Meta, un pueblo vecino de Paratebueno en área de influencia de la enorme compañía.
Esta propiedad en donde prospera la palma se tomó muy en serio el concepto de sostenibilidad que fue usado por primera vez en el año 1987. Este informe fue escrito ante la necesidad de estudiar y delimitar el impacto de las labores humanas en el medio ambiente. Después de un tiempo, en 1992, se cumplió en Río de Janeiro la Conferencia de las Naciones Unidas para el Desarrollo y la Sostenibilidad. Desde ese momento empezó un juicioso trabajo para poner límite a la frontera agrícola, a la industria y a todo lo que implica contaminación o invasión de espacios naturales en detrimento de especies de fauna y flora que son eliminadas sistemáticamente para darle paso a siembras, cría de ganado o la industria con todos los inconvenientes que esta trae para los ecosistemas, en donde el agua potable es contaminada y mal utilizada por algunos sectores productivos.
Es por eso que hacienda La Cabaña le dijo sí a la naturaleza y para ello adecuó su producción y extracción de aceite a unos entornos ricos ambientalmente, un paso esencial en sostenibilidad porque queda ratificado que se puede hacer empresa sin deforestación o aniquilamiento de las especies de fauna, finalmente inherentes dueñas de los espacios.
No se puede omitir que los Llanos Orientales son la zona palmera más grande del país y la que tiene el mayor potencial de crecimiento por la frontera agrícola con la que cuenta.
En diálogo con Diariolaeconomia.com, el Director de Sostenibilidad y subgerente de hacienda La Cabaña Alejandro Rozo anotó que hoy la empresa tiene un área en la cual de manera integral se abordan los tres temas esenciales de la sostenibilidad, la toda la parte ambiental enfocada principalmente en preservación y conservación de la biodiversidad, pero igual de las riberas de los ríos, las matas de monte, las zonas de bosque y de hacer la actividad agrícola al derecho, respetando el medio ambiente así como por las fuentes de agua, de aire y el suelo.
Apunto que en la parte social la hacienda centra sus trabajos en las necesidades de las poblaciones aledañas, de los trabajadores, de las partes interesadas y aumentando la productividad para poder llevar los beneficios económicos al grueso de la actividad.
“El gran reto es demostrar que estas actividades son sostenibles, de impactos positivos, pero igual demostrarle al mercado que la palma de aceite colombiana se logra sin deforestación y con una imagen muy lejana de la imagen que se tiene de este cultivo a nivel mundial. Estos beneficios que se tienen van a las poblaciones y a los trabajadores”, declaró el señor Rozo.
Los cultivos de palma de La Cabaña reúne todos los requisitos de bienestar social y ambiental, la empresa propende por inclusión y tejido social, factores que se suman a la preservación, de igual manera hay una labor encomiable en asuntos de transición energética, manejo de los subproductos y una adecuada economía circular ya que el 100 por ciento de las materias sólidas que salen del proceso se vuelven a usar en el campo con el fin de reducir la fertilización química luego la hacienda tiene menos huella de carbono y un reaprovechamiento de los nutrientes sin dejar de lado los efluentes líquidos como mecanismo para producir biogás y de esa manera generar energía propia y tener excedentes para suministrarle a la red eléctrica.
Recalcó que los afluentes una vez digeridos retornan al campo para que se utilicen como acondicionadores de suelo y también volverles a llevar nutrientes a las palmas, es decir que se completa el ciclo de la economía circular, los beneficios se llevan, aumenta la productividad y e hacen las cosas der manera responsable y sostenible.
Según expuso Alejandro Rozo, el principal producto en el portafolio es el aceite de palma crudo y aceite de palma alto oleico igualmente crudo, como subproductos la empresa tiene el aceite de palmiste, la torta de palmiste y un suplemento para ganadería marca Kau que ayuda a los ganaderos de la región a tener una actividad también sostenible porque también reduce la huella de carbono.
En las cuatro plantaciones que tiene la hacienda La Cabaña hay 6.100 hectáreas sembradas en palma y de ese total, 5.000 en producción tanto con palma guineensis que es la palma africana tradicional, pero también alto oleico un aceite diferente que también se usa para temas comestibles, producción de biodiesel y oleoquímica. En la obtención de aceite y otros productos hay entre 40 y 50 proveedores que suben las hectáreas sembradas a 13.000 hectáreas en promedio, Rozo explicó que son cultivadores de diferente escala, la mayoría de ellos pequeños y medianos con los cuales se tiene un programa de asistencia técnica, de trasferencia de tecnología para también aumentar la productividad de esas siembras y por esa vía los agricultores podrán recibir todo el beneficio de la palmicultura para que contribuya con un negocio también sostenible.
Del 100 por ciento de aceite que produce la hacienda un 85 por ciento va al biodiesel debido a que la firma está integrada verticalmente con la empresa Bio-D que es productora de biodiesel, el 15 por ciento restante, aclaró el directivo, tiene como destino el consumo humano.
Un tema que llama mucho la atención de los cultivos de palma en la llanura es la presencia de todo tipo de fauna, jaguares, venados, aves, monos y otros mamíferos endémicos de la zona. A juicio de Rozo la actividad cambió hace muchos años lo cual se evidencia en el aumento de los ejemplares que aparecen en las plantaciones, justo por ello, expresó, se ha capacitado mucho al personal en las zonas de producción, todo para cambiar ese tema cultural de la caza, la pesca y otras prácticas, tema que permite que las especies que no son tan habituales empiecen a crecer en número de individuos y a ser cada vez más visibles.
Expuso que las especies que se pueden observar hacen uso de su hábitat natural en donde se sienten bien y ben un lugar seguro, de todas formas, indicó Alejandro Rozo deben evitarse afectaciones al personal, pero también a la fauna.
En el caso del jaguar, especificó el directivo, no hay problema porque su presencia no es tan recurrente o masiva que represente una amenaza real hacia los colaboradores pues claramente es el humano el que le genera peligro o miedo a los animales salvajes por lo que tienden a esconderse o a no ser visibles, las apariciones diurnas, dijo, son bastante esporádicas porque al sentir la actividad humana, fieras y otras especies tienden a retraerse y eso pasa con micos, aves y serpientes, el tema, recalcó, es capacitar al personal para que no ataque o acabe con la vida de la fauna ya que con eso no hay control, lo ideal manifestó es identificar sus corredores biológicos, sus hábitats y sus rutinas, ello para adelantar las actividades operativas del cultivo sin afectar las especies de fauna silvestre.
La palma en el llano tiene un entorno bastante especial, amaneceres y atardeceres espectaculares, arpas, capachos, cuatros y voces fiesteras, poéticas así como reclamantes. El entorno no puede ser mejor garzas blancas, corocoras rojas, chigüiros, monos cotudos, anacondas, alcaravanes cantores, caimanes del Orinoco y víboras cuatro narices, igual decora la vista el rey jaguar que saluda a 300 especies de aves, la mayor parte de estas acuáticas como sucede con la emblemática garza blanca.
A todo ese recital de colores, cantos, silbidos, rugidos y aleteos se suma la llegada del invierno en la llanura anunciada por los lirios planta que crece en el verano, pero que florece anunciando la llegada de la época invernal.
“Sencillamente cuando la oficina es el campo se tiene otra perspectiva, la gente de la ciudad no alcanza a dimensionar que ese es el día a día y que esa es una forma de vida y de trabajo envidiable en donde abundan las oportunidades. Las ciudades pequeñas, las intermedias y hasta los pueblos tienen unas condiciones de calidad de vida y de economía muy diferentes y mucho mejores que la economía de las grandes urbes sin contar que ese entorne ofrece paz y aire puro”, manifestó el Director de Sostenibilidad y subgerente de hacienda La Cabaña Alejandro Rozo.
La Cabaña genera 1.450 empleos formales en donde se contribuye con la felicidad de la gente que vive de la palma. En el caso de la palma ocurre, pero debe ser el común denominador de la agricultura, no aumentar las hectáreas sembradas y trabajar fuertemente en genética y otras ayudas para aumentar los rendimientos sin agrandar inoficiosamente la frontera agrícola. El tema para Rozo es acrecentar la productividad en áreas ya sembradas lo cual es un trabajo continuo hecho con el Centro de Investigación de la Palma, Cenipalma, con la Federación Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite, Fedepalma, trabajo que se transmite con todos los núcleos a la totalidad de palmicultores.
Igual, puntualizó el conocedor, se han identificado áreas en donde se puede aumentar la frontera agrícola sin afectar el medio ambiente, haciendo esos menesteres de manera responsable, luego a juicio de Rozo las dos opciones son válidas ya que lo que se encuentra sembrado debe subírsele la productividad a través de fertilización y tecnología, pero luego explorar áreas para sembrar más porque el aceite de palma va a ser utilizado en el futuro como fuente de combustibles sostenibles, de aviación, el mismo biodiesel y el consumo humano.
El subgerente de la hacienda La Cabaña anotó que ampliar la frontera agrícola es posible, pero única y exclusivamente cumpliendo con la no deforestación, el cuidado de la biodiversidad, del agua y uso de materia orgánica a través de la economía circular para que con el crecimiento en productividad el cultivo sea rentable para todos los palmicultores.
Una ventaja de la palma llanera es que es poco proclive a la pudrición de cogollo, PC, y otras patologías, sin embargo, hay otras plagas y enfermedades que recaen sobre la palma de aceite en los llanos, pero nuevamente celebró el tener a la mano un centro de investigación como Cenipalma que hace exploración continua, llevando conocimiento a los palmicultores. Destacó el hecho que se hayan desarrollado materiales de siembra con mejores características o tolerancia a las enfermedades.
Hizo énfasis en la prevención y las buenas prácticas agrícolas y la determinante trasferencia de conocimiento a partir de los centros de investigación, la base para tener mejores cultivos y tomar acciones que optimizan la productividad.
Más allá de que el cambio climático es el gran reto de la agricultura, Rozo expresó que un cultivo como la palma de aceite que es de largo plazo permite adaptarse a las variaciones del clima con buena agronomía, majeo de drenajes, con riego y buenas prácticas agrícolas y culturales que se transforman en buenos rendimientos independiente del clima, lo ideal, dijo Rozo, sería tener un clima favorable, pero por ser la palma de aceite una plantación de largo aliento, el resultado inmediato no depende de las variaciones del clima, a eso debe sumársele buen abono y materia orgánica. Sostuvo que la agricultura es una actividad que verdaderamente da frutos y produce alegría cuando se hace bien y se ven los resultados.
El asunto a tener en cuenta es que por petición de Europa y otros bloques comerciales que exigen agricultura limpia sin trazas de productos químicos, la agricultura ya está migrando a una producción orgánica que no será del todo fácil por la falta de costumbre y conocimiento de los bioabonos y su impacto en los rendimientos, de todas maneras el mundo quiere comer bien, con seguridad y sin riesgos para la salud, ello sin apartarse de la fuerte degradación que la síntesis química produce en los suelos.
Por ser un buen modelo económico en donde fluye el agronegocio más las oportunidades de expansión de la palma podría pensarse en nuevos actores o inversionistas ya que la palma genera utilidad y sigue abriendo mercados, tan elemental como que en palma converge todo lo bueno que le puede pasar a la agricultura. En opinión del directivo, el cultivo de palma es una inmejorable oportunidad para que a través de proyectos asociativos se pueda lograr que los campesinos sean dueños, inviertan más un apoyo que se necesita del gobierno. El campo, estimó Rozo, demanda vehículos financieros accesibles que permitan que las personas decidan por actividades de más largo plazo y no por las de ciclo corto.
En su análisis sobre la economía rural, Rozo dijo que los campesinos y empresarios del campo necesitan tasas de interés preferenciales porque sencillamente producen alimentos, pero también diferentes alternativas de financiación, de igual manera medidas impositivas que promuevan ese tipo de inversiones que al final del día redundarán en la seguridad alimentaria de las regiones y del mismo país.
Tal y como van las cosas habrá Cabaña por largo rato porque la empresa lleva más de 60 años en la actividad palmera, siempre mejorando y abiertos a nuevas tecnologías e innovadoras opciones, con una serie de accionistas que le creen al país y a la palma de aceite. En 1960 empezaron a darse los primeros cultivos de palma en la hacienda La Cabaña y por eso hay lotes con tercera siembra de palma demostrando que se mantiene la calidad del suelo, se mejora ese activo, asimismo la biodiversidad y se lleva beneficio a las personas.
Sin duda alguna fue de gran provecho ir a la ciudad de Cali y luego en el Centro de Eventos Valle del Pacífico en jurisdicción de Yumbo, en el Valle del Cauca, escuchar el sinnúmero de experiencias e historias alrededor de la palma de aceite, sus avances, retos y logros, un cultivo que momento a momento sigue mostrando sus bondades y unos desafíos que pasan por clima, comercio, genética, observación, investigación y preservación del medio ambiente, ello sin excluir factores sociales y de mejoras en competitividad.