Sábado, 24 Octubre 2020 00:12

Cuenca, una artesanía en las montañas andinas que atrae y maravilla

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Esta hermosa ciudad del sur de Ecuador logró fortalecer su turismo toda vez que alberga tesoros arquitectónicos y lugares paradisiacos llenos de biodiversidad.

En la provincia de Azuay en Ecuador el paisaje encanta, en ese sitio de valles y montañas sobresale su capital, Cuenca, una ciudad enamoradora y de total ensueño en vista que conserva el pasado precolombino, pero igual parte de la conquista, la colonia y los tiempos republicanos. La noble urbe deja ver balcones, iglesias y construcciones muy al estilo europeo y por ello el turismo crece y se proyecta como la gran industria.

Santa Ana de los cuatro Ríos de Cuenca, debe su nombre a la ciudad de Cuenca en España, algo que confunde porque el más desprevenido puede pensar que se trata de la cuenca hidrográfica compuesta por el cuarteto de afluentes, Tomebamba, Tarqui, Yanuncay y Machángara. Como quiera que sea la ciudad se afianzó como patrimonio y hoy goza de prestigio y la protección de la gran patrona.

La llamativa ciudad está ubicada en la cabecera del cantón de Cuenca en el centro-sur de la imponente región Andina ecuatoriana en plena hoya del famoso río Paute. Su altitud es de 2.550 metros sobre el nivel del mar y su clima oscila entre 7 y 25 grados centígrados aproximadamente, empero la temperatura promedio es de 14.7 grados.

Cuenca es llamada igualmente la “Atenas de Ecuador” por ese compendio arquitectónico, su generosa cultura y su inmensa contribución a las artes, ciencias y letras del país mitad del mundo. Con cerca de 400.000 habitantes Cuenca es la tercera ciudad más poblada de Ecuador.

La glamorosa capital de Azuay fue fundada el 12 de abril de 1557 en los terrenos de la ciudad incaica de Tomebamba, pero igual en jurisdicción de la antigua ciudad Cañari de Guapondelig. El honor de su constitución le correspondió al señor Gil Ramírez Dávalos, quien cumplía órdenes del Virrey del Perú Andrés Hurtado de Mendoza. Por la huella española expresada en arte y arquitectura la ciudad fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad en 1999.

Esta ciudad, consolidada como un atractivo turístico de orden mundial embelesa por sus construcciones coloniales, pero igual por sus edificios e iglesias republicanas. Ciudad de conventos y seminarios, Cuenca es una municipalidad religiosa, generalmente católica y cultora de fe, valores y respeto.

Esta región depende mucho de la inventiva y la creatividad de sus gentes y por ello la economía gira en torno al comercio, la industria, la electricidad y la agricultura. Hay que tener en cuenta que ese ADN cerámico de los tiempos de las naciones indígenas no se perdió y sigue muy vigente logrando verdaderas obras de arte.

María Angélica León

En diálogo con Diariolaeconomia.com, la Directora Ejecutiva de la Fundación Turismo Cuenca María Angélica León, dijo que la bella ciudad ecuatoriana ha despertado el interés de Colombia y por ello muchos nacionales del país del café y los dos mares tienen a la ilustre capital de provincia como destino especial. El auge por el turismo hacia esta metrópoli es tan grande en el vecindario que después de Estados Unidos, Colombia es el segundo país que más visita la emblemática joya ecuatoriana.

Comentó que en Cuenca hacen convergencia cuatro patrimonios mundiales, primero el hecho de ser Patrimonio Cultural de la Humanidad, como ya se dijo, después, la declaratoria de la biósfera del Parque Nacional Cajas, que es un espectacular páramo protegido y centro de todo un ecosistema importante que impacta favorablemente al país. Otra maravilla natural es el parque Sangay un patrimonio mundial declarado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO. Por último, la provincia cuenta con la hábil mano de las artesanas que elaboran el tejido del sombrero de paja toquilla o sombrero de Panamá como usualmente se le reconoce, toda una pieza tradicional de ala que pone un sello adicional a las inmensas riquezas de Ecuador. Este sombrero se produce en un 95 por ciento en la comarca y resulta, aparte de una artesanía obligada de adquirir, la fuente de ingreso de los cuencanos. Los habitantes autodenominaron a Cuenca como la ciudad de paja torquilla.

Actualmente hay una campaña importante para volver a usar el sombrero que desde hace años era utilizado por la gente, este trabajo se hace todos los viernes en el marco del “Hat Friday”, razón por la cual es fácil ver muchos cuencanos haciendo uso del elegante y fino sombrero, pero igual a miles y miles de turistas.

El también sombrero de jipijapa fue supremamente útil en la construcción del canal de Panamá, destino que de alguna manera le puso un nombre más general. Sin duda, afirmó María Angélica León, Cuenca es una ciudad de artesanías en donde es común ver y con significativa calidad artesanías de todo tipo expresadas básicamente en cerámica, joyería y fabricación de muebles. El sombrero, dijo, evolucionó y por eso no solamente se ve en tono blanco-hueso con cintilla negra sino unos más diseñados y con distintos colores, así como con texturas. No en vano muchos artistas de Hollywood han mandado hacer sus sombreros porque estos se consolidaron como un producto estrella en la artesanía de Cuenca.

 

“Hay muchos comercios en donde puede adquirirse un sombrero desde 20 dólares, con muy buena calidad hasta los exclusivos de 5.000 dólares por su elaboración y cuidados que demanda en su fina elaboración no menos de seis meses. Sin duda alguna el sombrero de paja torquilla es uno de nuestros mayores referentes como ciudad y por eso no le cabe otro nombre”, declaró María Angélica León.

 

Dentro de las artesanías, insistió, la ciudad es manufacturera por excelencia superando a muchas otras regiones ecuatorianas razón por la cual hubo una postulación que podría terminar con una denominación adicional o nuevo patrimonio como “Cuenca, Ciudad Artesanal Diversa del Mundo” ya que no existe sino una en Japón y ahora la capital de la Provincia de Azuay. Aparte del tejido en paja torquilla están los textiles en telares por técnica “el ikat”, de donde sale la materia prima para las macanas y chales que usan las mujeres indígenas más conocidas como “cholas cuencanas”.

Aparte de telares hay tejidos y bordados hechos a mano con hilos de oro. Una oferta en manufactura muy famosa en la región en la talabartería o trabajo en cuero, pero igual la orfebrería porque la joya de Cuenca tiene reconocimiento por todos los trabajos hechos en plata con candongas y otros accesorios que también fueron internacionalizados. La creatividad es tan grande que inclusive las casas de artesanía más afamadas de Cuenca tiene, por empuje y calidad tiendas en Nueva York.

A esta muy bonita localidad se le dice igualmente “la ciudad roja” porque usa en su arquitectura, por ordenanza, el ladrillo y la teja como parte de la construcción lo cual explica la existencia de muchos edificios en ladrillo, y la totalidad de los techos rojos por las tejas. La madera también es muy usada en artesanías y en implementos utilitarios como las cucharas de palo que al igual que en Colombia y la región terminan los fines de semana en la cabeza de los alicorados jefes de hogar. Su resistencia es a toda prueba.

Al ser un punto medio entre la Amazonía y la costa pacífica, indicó, Cuenca fue en tiempos remotos un centro de comercio y religión, pero igual fue el punto de encuentro de diversas culturas que fueron mejorando su calidad de vida con el intercambio de productos.

La ciudad prosperó en un valle bendecido, bañado por cuatro ríos que vienen de las partes altas de las montañas, puntualmente de unas lagunas y espejos de agua con origen glacial, un espectáculo que ofrece el Parque Nacional Cajas de fácil acceso porque demanda un recorrido de treinta kilómetros para llegar a su base, saliendo de la capital de provincia.

Según la experta el paisajismo es un valor agregado nada desestimable, precisamente por esas hoyas hidrográficas que atraviesan serranías y valles verdes, poblados de vegetación y pinturas naturales que llenan retinas y ablandan corazones. Los ríos en su gran mayoría llevan sus aguas al Paute que desemboca en el río Amazonas, pero otras afluentes de la cuenca del Jubones dirigen sus potenciales hídricos al mar Pacífico.

El Centro histórico de Cuenca, repleto de riqueza es por lo general apacible, haciendo de la ciudad toda una experiencia que permite percibir la cultura en las calles. El eje del desarrollo sigue siendo esa zona retrospectiva de la ciudad y su paz es tan grande que más de 10.000 jubilados de los Estados Unidos la tomen como su casa porque optaron por vivir en cuenca por la visible calidad de vida.

Gastronomía, un ingrediente más

En opinión de la Directora Ejecutiva de la Fundación Turismo Cuenca, María Angélica León, la urbe se ha venido consolidando como destino gastronómico en donde la base alimentaria es el mote o el maíz. Este cereal es el insumo de muchos platos que conforman la amplia carta de la buena mesa cuencana.

Dentro de todas las posibilidades en cocina está el mote pillo, morteruelo, mote sucio, mote pata y casado, zarajos, migas con huevo, ajo arriero, Gazpacho Pastor, Mojete, alajú, cui, y desde luego el refrescante y singular resolí, la bebida insignia. Las opciones pasan por carnes, pollo, pescados y frutos del mar. No están ausentes los quesos, el cerdo, las habas, la papa y las tortillas entre tantos platos espectaculares.

Al hacer un alto en el camino, la funcionaria sostuvo que la carne de cui está en boga porque no solamente es pedida por su tostado y sabor crocante en los restaurantes de Cuenca, también va al mercado internacional en donde ha gustado bastante. Es exportada empacada al vacío y cada día los pedidos aumentan por la calidad de la proteína.

La oferta gastronómica igual se aprecia en las galerías en donde es común la venta de hornado, fundamentalmente de cerdo, un plato típico de gran demanda por los sabores y ternura de los porcinos que en esa ciudad se crían y desde luego se preparan. En comida, Cuenca es un mundo, allí hay de todo, y en gourmet la capital cuenta con la chef Carolina Sánchez, que ganó con su restaurante Ícaro en España una estrella Michelin.

Hoy Cuenca prepara inmejorables chefs que trabajan en fusiones importantes para repensar la alimentación y el gourmet desde lo orgánico. Hay una labor admirable en investigación, todo lo concerniente en sabores, mezclas y por sobre todo, trazabilidad, inocuidad y calidad máxima.

En Cuenca operan las rutas “G” que permiten probar distintos platos en diferentes restaurantes ubicados en el recorrido lo cual incluye música y “canelazo”, un ambiente ideal para disfrutar del centro histórico de la ciudad. La idea es ofrecer valor agregado y diferenciado servido en restaurantes con sede en casas patrimoniales que datan de los años 1700 y 1800.

Lo propio pasa con la hotelería que construyó verdaderos emporios de descanso, turismo y negocios en casonas o construcciones con más de 200 o 300 años, uno que otro con fantasma a bordo, pero eso sí muy tranquilos.

La ciudad suma 220 hoteles con una oferta en promedio de 9.000 plazas y la ventaja es que hay hoteles de todas las categorías, sin embargo, es bueno aclarar que la hotelería cuencana se caracteriza por su alto nivel en donde los desarrollos logrados en el centro histórico asombran y gustan a los más exigentes. Otra alternativa está en los hoteles de cadena y con ello la eventualidad de sacar provecho de las riquezas urbanas y añejas combinadas con el encanto natural de las zonas ecológicas, un tesoro invaluable.

Para conocer Cuenca y sus alrededores es recomendable utilizar con calma mínimo cinco días porque hay ciudad y alrededores, igual cantones llenos de belleza y arte porque la artesanía está a la orden del día. La ruralidad es una parte del turismo que puede disfrutarse por la variedad.

El tres de noviembre se celebrará la independencia de Cuenca y por ello el bicentenario se constituye en un momento especial. Por tener conexión con el Perú, Cuenca fue estratégica para ganar batallas en tiempos de independencia como la de Tarqui, un hecho que se conmemora con mucho orgullo por el sentimiento de admiración y gratitud a los valientes.

Al igual que en Colombia en Cuenca hablan de la llorona y sus macabras apariciones, como quien dice que este espanto tiene visa para toda América Latina porque como bien es sabido le cantan desde México hasta la mismísima Patagonia, pasando por Colombia con aquella llorona loca de Tamalameque, obra inmortalizada por Tony Camargo. Igual hay personajes como el cura sin cabeza historia que es narrada en detalle en una vieja casa en donde los pelos literalmente se ponen de punta.

Hay leyendas mágicas y otras vivientes como el de Suco del cenáculo, un personaje querido por la comunidad que en medio de sus delirios interactúa con la gente, logrando aprecio y entrando al salón de la fama de los interlocutores que la ciudad más recuerda. Es muy amigable, suele ir a la iglesia y al salir, su tarea es recoger todo el plástico que hay en Cuenca. El recuerdo alcanza igual para “Carlitos el de la bicicleta” quien recorrió la ciudad en dos ruedas llevando mensajes y repartiendo chismes a diestra y siniestra. Este hombre también caló como muchos otros en el corazón de la población cuencana.

Ahora se adelanta un trabajo interesante y es el de las rutas eclesiásticas que desde luego es desarrollado con la curia para que desde las iglesias puedan ser rescatados los personajes tradicionales. Por ser una propuesta temática, la acogida familiar ha resultado importante y por ello muchos hablan del “Atacocos”, María, la guagua, Suco de la Guerra y muchos más.

 

Ecuador y Cuenca con motores de progreso

La sugestiva ciudad ecuatoriana no solo ofrece turismo, este centro urbano es un parque industrial en donde se transforman productos del sector primario, se manufactura el cuero y brotan las artesanías. No menos importante es su agricultura que abastece de alimentos a la región y al país. Dentro del renglón agrícola aparece la floricultura, un rubro importante toda vez que las exportaciones de flores, principalmente a Estados Unidos y a Europa, indexan el crecimiento.

En esta parte de Ecuador las fábricas crecen mostrando un voto de confianza en la inversión extranjera pues hay industrias de neumáticos, electrodomésticos, papel, cartón y agroindustria.

La ciudad de Cuenca en su parte rural también brinda productos de inmensa calidad, son usuales las explotaciones forestales una labor que va de la mano con el cuidado de prados y pastizales.

En agricultura, la provincia de Cuenca está dividida en siete comarcas agrarias. La Alcarria, Serranía Alta, Serranía Media, Serranía Baja, La Manchuela, la Mancha Alta y la Mancha Baja. De esas zonas salen productos como herbáceos, leña, olivos, ganado ovino, y apicultura pues de la región brota una miel de gran calidad.

Los pinares en la zona ofrecen madera, trabajo e ingreso, lo mismo las yerbas aromáticas, los condimentos, plantas medicinales y diversos tipos de hongos comestibles. Son muy comunes los níscalos y las trufas, pero también la carne de oveja.

Las zonas productivas están en zonas ecológicas de máximo cuidado, pero hay lugar para siembras de cereales, cebada y girasol. De las partes bajas salen almendros, viñedos y frutas. La región cálida es despensa de carne, especialmente de cerdo y de ovino. Algunas plantas aromáticas de este suelo van a los mercados.

Son ricos los suelos y con ello aumenta la agricultura, por eso las leguminosas juegan papel importante, lo mismo el azafrán, las uvas para la industria vinícola, las cooperativas son muy fuertes en La Manchuela. Prospera el ajo secano, maíz, cebolla, tomates y pimientos, guisantes. En Cuenca es ofertado el famoso queso Manchego.

La ganadería bovina también deja saldos importantes y es utilizada la genética para mejoramiento en razas y producción de leche y carne.

Por tener tierras altas y frías, la siembra de papa y frutas es una alternativa en alimentación para los ciudadanos. Es bueno precisar, que que como pasa en casi toda la región, la agricultura en Cuenca se contrajo de manera preocupante, sin embargo, la región mantiene siembras y explotaciones, algunas de ellas con denominación de origen, una característica que añade valor en cada producto.

La “Ciudad Encantada” acoge múltiples especies de fauna y flora y por ello es común ver ciervos, carnívoros de tamaño medio, zorros, tejones, ardillas, lirón careto, ratones de campo y una amplia gama de aves que adornan con sus colores el verde natural y la multiplicidad de tonos que regalan las flores y los árboles.

En fin, Cuenca es un sueño que fácilmente puede hacerse realidad. La ciudad enfrentó los embates de la pandemia, pero confía que, de manera paulatina y eficaz, el destino turístico obligado de Latinoamérica volverá a reactivarse repleto de encanto, sabor, aromas y mucho embeleso. Hay que reconocer algo de esta ciudad, llegar es muy fácil, partir es algo complejo y doloroso porque sus verdes montañas, su entorno y sus reliquias atrapan, a tal punto que muchos decidieron quedarse o trasladarse a la siempre magnifica Cuenca, la de rutas, museos. Miradores, carnavales y molinos aromáticos de chocolate.

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