Nuevamente y con el corazón henchido de pasión y gratitud, el jaguar es el invitado de honor a este especial de fin de semana, cabe resaltar que la citada pantera, totalmente majestuosa y emblemática, inspiró respeto y devoción en las culturas prehispánicas que lo vieron como un Dios a quien veneraron, cuidaron y respetaron.
Según los expertos el jaguar aparece en América hace más de 200.000 años, algunas investigaciones lo ubican entre 280.000 y 510.000 años cuando la especie no compartía el territorio con humanos. Todo fue tranquilidad y reinado para el gran gato hasta la llegada del hombre que incursionó en clanes y provistos de armas hace unos 20.000 años, más exactamente en la última glaciación del cuaternario, un periodo en el que los primeros humanos caminaban en busca de presas o recolectando provisiones, ya en otras latitudes se imponía el sedentarismo y la agricultura.
Cabe anotar que el jaguar, totalmente opuesto a otras panteras no ve en las personas una opción de caza con fines alimentarios, no, este felino cuenta con una gran alacena en bosques y selvas de enorme dimensión desde México hasta la Patagonia. Como se ha dicho hasta el cansancio, el también conocido yaguareté es un animal fundamental en los ecosistemas porque genera equilibrio y garantiza suministro de agua para la vida de junglas y boscajes.
Lamentablemente el jaguar sigue siendo objeto de caza y muerte, los campesinos no han aprendido sobre las consecuencias ya que aniquilan sin piedad alguna un gato manchado, el más grande de América Latina, que depreda otras especies, desde el punto de vista ecológico, determinante, factor vital de cara a propender por ecosistemas saludables.
En diálogo con Diariolaeconomia.com, La investigadora del Centro de Estudios Socioecológicos y Cambio Global del Instituto Humboldt, Angélica Díaz Pulido, indicó que el jaguar tiene una amplia distribución en el país por lo que es fácil encontrarlo en el Chocó biogeográfico, Región Caribe, zonas interandinas, Amazonía y Orinoquía, sin embargo, a pesar de su extensa presencia en el territorio, se encuentra amenazado por la pérdida de su hábitat, producto de la cacería retaliativa que se da por el conflicto que mantiene con los humanos en la medida que resulta siendo en algunos casos, un inconveniente para los sistemas de producción como pasa con la ganadería.
Para la experta, ese escenario ha tenido un impacto bastante alto en los tamaños poblacionales del Jaguar que vienen reduciéndose en la medida que sigue reduciéndose su entorno. El problema, dijo, no se queda allí en vista que por el aislamiento no hay una adecuada y sincronizada reproducción de la especie, todo un efecto adverso en la genética de los felinos por un retraimiento malsano que genera enfermedades a largo plazo o simplemente, el apartamiento conduce al extinción del animal en lo que tiene que ver con poblaciones locales.
Hace unos años este medio fue informado de que la población de felinos de la especie pantera onca había caído estrepitosamente en los últimos 15 o 20 años al pasar de 30.000 jaguares a 15.000, actualmente no hay una estadística país, pero para el Instituto Alexander von Humboldt, por regiones se han venido haciendo estimaciones con un aproximado relacionado a 100 kilómetros cuadrados, por ejemplo, explicó Díaz, en la zona del Magdalena Medio se ha calculado que queda en promedio alrededor de tres jaguares por el área tipificada, en Orinoquía el número baja a dos yaguaretés y en Amazonía el indicador llega a cuatro jaguares por 100 kilómetros cuadrados en áreas protegidas o en conservación.
La investigadora precisó que todavía hace falta aprender mucho más sobre tamaños poblacionales de la especie, pero indicó que infortunadamente hay pérdidas de jaguares en los territorios porque persisten los conflictos entre productores y felinos.
Un gran debate, que no es nuevo, es el de ecosistemas versus explotaciones agropecuarias o mineras, todas con el jaguar en la mira por cuanto es necesario concientizar a los pobladores sobre la importancia de apostar por la vida, evitando extinción de animales, tala de árboles o erradicación de especies necesarias de flora. Sobre este particular, el Instituto manifestó que ahora con el Centro de Estudios Socioecológicos y Cambio Global, se está deliberando sobre esta problemática porque es urgente dejar de pensar de manera fraccionada que la conservación va por un lado y la producción económica va por otro, el tema es encajar las dos realidades al tiempo porque la conservación debe darse en la medida que la obtención agraria también se dé porque ningún empresario optará por apartarse de su actividad a cambio de proteger la naturaleza.
“Tenemos que trazar una hoja de ruta para ver cómo vamos a obtener bienes agrícolas, evitando que se afecte el ecosistema y analizar positivamente la forma acertada por medio del cual los métodos de producción generan impactos auténticos en la conservación de la biodiversidad, y esos son los retos que actualmente enfrentamos en el Instituto Alexander von Humboldt en donde estamos promoviendo nuevas prácticas, y a nivel mundial se conocen algunas certificaciones globales que avalan cierto tipo de prácticas que van en consonancia con la naturaleza”, declaró la investigadora, Angélica Díaz Pulido.
Contrario con lo que algunos piensan en el sentido de que las grandes cumbres climáticas o de medio ambiente han resultado poco útiles, la versada apuntó que sí ha habido un impacto en la vía que se busca porque de hecho se están generando consumidores conscientes ya que por decir algo, las plantaciones forestales de hoy responden a las certificaciones mencionadas, algo para tener en cuenta porque si una empresa quiere vender su producto boscoso, este tan solo podrá ser consumido en la medida que el dueño de la explotación cumpla ciertas prácticas, lo que hace que se limiten las áreas de producción, que se conserven superficies en esos espacios productivos y que se tengan buenas relaciones con la fauna silvestre.
Díaz Pulido agregó que en efecto sí están pasando cosas, pero aclaró que todavía no se está en el punto en donde se debiera, algo que invita a acelerar los procesos y hacer más presión con el fin de que estos pasen con mayor celeridad, pero reconoció que hay buenas vías y luz al final del camino, igual se trata de una labor perentoria en la que todos en el mundo deben estar comprometidos, cada uno desde sus hábitos de consumo en todos los niveles porque en cada almuerzo o cena se puede aportar a la misión ya que cada cual debe asegurarse de la trazabilidad y la procedencia de lo que compra, algo que permite ejecutar prácticas adecuadas con la naturaleza o que promuevan la conservación de la misma.
Como lo decía en su tiempo el botánico, zoólogo y geólogo Alexander von Humboldt, todo está relacionado e interconectado y por eso Díaz considera que la humanidad debe responder a esos enlaces, luego todos los sectores productivos, afirmó, deben ser conscientes de la relación que se tiene con el jaguar para incorporarlo en sus explotaciones, poner el granito de arena que la situación demanda en aras de la conservación de estas panteras. Un buen ejemplo se ve en la ganadería regenerativa que utiliza al jaguar como un elemento indicador de su sistema de producción puesto que en la medida que obtiene su carne, bajo un procedimiento rehabilitador que recupera y renueva sus suelos, al tiempo que protege la naturaleza, preserva el jaguar que si puede convivir con los ganados y no genera conflicto, se puede decir que se está volviendo a retomar el equilibrio natural que lastimosamente se ha venido perdiendo justamente por la merma de hábitat.
El jaguar, una especie de vida
En opinión de la investigadora del Centro de Estudios Socioecológicos y Cambio Global del Instituto Alexander von Humboldt, Angélica Díaz Pulido, el jaguar es sumamente importante para la conservación del ecosistema. En Colombia, comentó, la pantera ha sido un elemento muy importante como símbolo de todas las culturas ancestrales pues se encuentra en pinturas rupestres, en el Chiribiquete, zona amazónica colombiana, en las canciones, molas del Pacífico y en diferentes elementos artísticos lo cual habla de la conexión que existe y ha existido con el jaguar.
“En la medida en que hemos venido modernizándonos nos desvinculamos de la naturaleza y perdimos esa conexión, pero lo que definitivamente nunca se ha echado a perder es la función que cumplen los jaguares en los ecosistemas, labor que se trata precisamente de su posición dentro de la cadena trófica, un depredador tope, que está a la cabeza de toda la naturaleza. Cuando el jaguar deja de hacer presencia en los entornos se desequilibra el ambiente porque se alimenta de muchas especies herbívoras, algo importante porque si no hay que las consuma, pues ellos aumentan las poblaciones que a su vez consumirán más alimentos vegetales de los ecosistemas naturales luego ello conllevaría a que no hubiesen bosques, tasas de regeneración y con ello vendría la desaparición de los ecosistemas lo que incluye la extinción de otras especies, si acabamos con el jaguar, sencillamente se produce inmediatamente un desequilibrio en la cadena alimenticia, en los entornos ecológicos, algo muy cercano al punto final de la fauna silvestre, un caos”, puntualizó Díaz Pulido.
Yaguareté pide auxilio, manos a la obra
De cara a tirarle un salvavidas a la llamada pantera onca, muchas organizaciones se han unido y afortunadamente varias instituciones lograron articularse para proteger al majestuoso gato y propender por su inaplazable conservación. En esa tarea hay que adicionar entes internacionales que han entendido que la preservación no tiene fronteras políticas porque no se habla de un departamento o determinado país sino del área de distribución de la especie que va desde México hasta Argentina.
Las apuestas globales que rompen los esquemas ideológicos y que van mucho más allá con un propósito superior que es la conservación del jaguar, todo un elemento emblemático, apuntó la contertulia, finalmente suman y así queda demostrado que todos los sectores productivos, las asociaciones ambientales, ONGs, el ministerio de Ambiente y las organizaciones gubernamentales pueden aportar y juegan un papel importante porque también ayudan a darle lineamiento a la conservación de la especie.
Hace unos días fueron asesinados dos ejemplares de jaguar en cercanías de Hidroituango, un hecho que generó todo el repudio de comunidades y empresarios. Muchos dicen que al labriego hay que educarlo ambientalmente, de alguna manera formarlo para el ecosistema y la convivencia, de tal manera que entienda la importancia de los animales silvestres y evite atentar contra éstos porque aumenta el riesgo de que la tierra colapse, caso exacto exterminar al jaguar, una situación que ocasionaría efectos muy fuertes en el medio ambiente.
La conocedora subrayó que en Colombia el conflicto que se tiene está básicamente relacionado con miedos directos, entonces ese factor y la retaliación hacen que las panteras sean cazadas. El tema de tráfico de animales o parte de estos como acontece en otros países expresó la vocera, aún no han sido detectados en el territorio como tal lo cual no dice que las regiones estén exentas del gran problema o que el fenómeno ya esté pasando.
En Colombia, acentuó, los conflictos con el jaguar son más locales y puntuales, sin embargo estimó necesario fortalecer la educación que puede ser un medio para permear y evitar este tipo de apuros pues definitivamente todos pueden poner de su parte para que la protección y preservación del jaguar llegue a buen puerto, algo que demanda consciencia y el espaldarazo de los medios de comunicación que pueden cumplir una función demasiado importante para transmitir el mensaje de por qué debe conservarse al jaguar y a la naturaleza en general.
Para lograr mejores resultados, dijo la especialista, debería potenciarse la asignación o catedra ambiental y reconoció que se ha hecho un esfuerzo desde las materias de biología y ciencias naturales por tratar de tener los acercamientos con el entorno, pero a criterio de la docta, es importante dar un paso más, haciendo procesos de inmersión en el que los niños se vuelvan a conectar con la naturaleza, por ejemplo, a través de las actividades de ciencia participativa, que no necesariamente están relacionadas con el jaguar, pero que si conectan a los chicos con las aves, un día en el que cualquier sujeto puede ver pájaros y compartir la experiencia del avistamiento con otras personas que no necesariamente implica un conocimiento experto, pero que en efecto acerca a los ciudadanos a conectarse con la naturaleza y a volver a observarla.
El número de 15.000 jaguares que se conoció hace unos años, remarcó Angélica Díaz, puede estar bajando porque la presión sobre el hábitat está aumentando en Colombia lo cual hace que se tomen acciones para reducir dichas coacciones en el entorno del yaguareté y al mismo tiempo bajar las que desprenden de cacería directa. A lo anterior como se dijo se suma el inconveniente de reproducción, un hecho que se une a la caída en la población de panteras.
Una preocupación actual es el efecto que la medicina tradicional China tiene sobre los jaguares en América Latina, puesto que hay países en donde hay caza y venta de partes del felino para exportar al lejano Oriente, un hecho abominable que obliga a encender las alertas para blindar al solemne felino. Hoy las autoridades competentes hacen el debido seguimiento, señaló Díaz Pulido y aseveró que desde el Instituto Alexander von Humboldt, sigue promoviéndose la conservación del jaguar y de la naturaleza en general. Insistió que parte de la misión del ente consiste en promover las buenas prácticas y el óptimo manejo desde los sectores productivos, así como impulsar la consciencia ambiental y la conservación de los jaguares, de alta importancia ecosistémica junto con todas las especies que hacen parte de la Colombia biodiversa, una tarea que conlleva a estar muy atentos a cualquier señal que se tenga sobre tráfico ilegal tanto a nivel nacional como internacional.
Sobre los nuevos proyectos de desarrollo como los de generación de energía o los que hacen parte de la transición energética, Díaz precisó que cualquier acción tiene generalmente un efecto que puede ser negativo o positivo lo que hace que cualquier adelanto que se trace contemple las repercusiones en la vida silvestre.
“Todo esto hace que se haga un análisis de beneficios y perjuicios para tratar de mitigar los efectos negativos si al final es una solución para ese tipo de eventos con impacto en la naturaleza. Hay que tener siempre presente una frase que escuché y apunta a que la solución de hoy puede ser el problema del mañana, entonces hay que contemplar todo y adelantar las acciones para atenuar los daños”, manifestó la investigadora.
El jaguar, orientó Díaz, es el felino más grande de toda América y el gran representante en el mundo de las panteras en lo que tiene que ver con la región, admirado por su potencia, fuerza descomunal y una mordida poderosa que rompe sin tanto lío el caparazón de una tortuga, parte de su dieta. Todo eso, indicó, habla de la majestuosidad y del importante papel que cumple la pantera dentro del ecosistema ya que hay un valor intrínseco en la especie lo que hace que todos en el país tengan una apuesta y una contribución para la conservación del admirable felino pues al final termina siendo un excelente indicador de un buen estado ecosistémico en donde se encuentre.
Si el jaguar goza de buena salud, sostuvo Díaz Pulido, lo mismo pasará con las demás especies ya que hay de por medio todo un equilibrio en el ecosistema o los hábitats que frecuenta el jaguar.
El llamado es a tener un estrecho compromiso con la pantera porque no es solo responsabilidad de quien se encuentra en las zonas rurales o de influencia del animal sino de todos en las ciudades y desde todos los contextos un punto vital que obliga a revisar todos y cada uno de los hábitos de consumo, verbigracia, si hay consumo de carne es necesario saber de dónde proviene esa proteína e igualmente establecer de qué manera contribuye con la defensa del jaguar en los territorios la firma o la hacienda que la vende, igual pasa con el aceite de palma porque debe preferirse o buscar los productores que tengan consciencia de la presencia del gato manchado en su territorio y pongan en funcionamiento las mejores prácticas para la conservación de la especie, así debe ser con los demás bienes lo cual obliga a constatar que sí se cumplen los compromisos de protección y preservación de un felino importante para el país.
Un sector que viene creciendo de manera sostenida es el turismo que tiene como atractivo el avistamiento de jaguares, bien vale la pena, pero siempre y cuando los dineros que canaliza la sugestiva actividad aportan a la investigación de la especie, en ese sentido el turismo, apuntó Angélica Díaz Pulido, es una buena señal porque con recursos es más fácil entender las prácticas que deben utilizarse de manera adecuada para la conservación de la especie.
Un caso relevante en Casanare es el de la reserva La Aurora en Hato Corozal que justamente está realizando turismo con avistamiento de jaguar, muy relacionado a entender el manejo de la ganadería y haciendo investigación por parte de las personas que hacen parte de esta zona con marcada presencia de panteras.
Útil es decir que existen proyectos que tratan de buscar soluciones como la compensación por pérdida como consecuencia de depredación de Jaguar, de todas maneras desde el Instituto Alexander von Humboldt se piensa que una buena estrategia puede ser la adaptación a la presencia de felinos, reconociéndolos como parte de la naturaleza y esos procesos de acomodación implican mejores prácticas de manejo para mitigar las pérdidas y lo más importante anticiparse a que estas sucedan, todo con diversificación de producto, eventos de acondicionamiento en casos de que el animal se acerque demasiado a las unidades productivas y pensar en la conservación de áreas ambientales y hábitat natural para que el félido tenga suficientes presas y no tenga la necesidad de atacar animales domésticos, el origen del conflicto con los humanos.
El tema, exteriorizó la investigadora, pasa por saber compartir la casa, la misma que fue habitada inicialmente por el jaguar que con las décadas vio como el hombre fue tomando el territorio en donde él reinó.
La minería y sus tóxicos, otro dolor de cabeza
Si bien la agricultura utiliza fertilizantes e insumos que afectan el medio ambiente, algo visto con la muerte masiva de abejas y colibríes, los grandes gatos en Colombia no son ajenos a esta terrible dificultad.
El tema no es menor y trae a colación un estudio hecho hace un par de años en Córdoba en donde fueron encontrados unos cráneos de jaguares cazados en esa zona. Al adelantar análisis químicos y puntualmente de mercurio a partir de colmillos de pantera, preocupantemente fueron halladas trazas de este metal pesado en los animales estudiados o analizados.
“Siendo ellos el depredador tope, quiere decir que seguramente los bagres que ellos consumen tenían altas concentraciones de mercurio y por eso este elemento estaba muy fijado en los cuerpos de los jaguares. El mercurio, y es bien sabido, aún en pequeñas cantidades puede generar agudos problemas de salud, tanto como que se ha demostrado que es demasiado peligroso en el desarrollo intrauterino y en las incipientes ciclos de vida. Todo esto muestra indicadores que hay desequilibrios por otros tipo de presiones como pueden ser estos químicos que golpean la salud de jaguares y otras especies lo que incluye a seres humanos”, concluyó la investigadora.
Todo lo anterior hace que la comunidad y las autoridades sanitarias lleven a cabo seguimientos y una juiciosa trazabilidad de lo que se come porque fácilmente puede haber metales pesados y tóxicos en los productos que van a los hogares, una nueva alerta que se enciende.
El Instituto Alexander von Humboldt es una corporación civil de investigación de recursos biológicos sin ánimo de lucro que está vinculada al Ministerio de Ambiente y desarrollo Sostenible. Fue erigido en 1993 como brazo investigativo en biodiversidad del Sistema Ambiental, Sina, enmarcado en el Convenio de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad Biológica, revalidado por Colombia en 1994.
Sin duda el Instituto Humboldt forja el conocimiento necesario para evaluar el estado de la biodiversidad en Colombia y desde luego para tomar decisiones sostenibles sobre la misma.
El 20 de enero de 1995 se llevó a cabo la Asamblea de Constitución del Instituto Humboldt en Villa de Leyva, Boyacá. En el acta de fundación quedaron plasmadas las firmas de 24 creadores lo cual incluye entidades estatales, universidades y organizaciones no gubernamentales.
El gran inspirador del Instituto, Alexander Humboldt, fue uno de los primeros científicos en analizar y estudiar a profundidad la influencia y evolución del clima en diferentes regiones del globo. Fue un enamorado y juicioso explorador del nuevo mundo pues supo encontrar, localizar y descubrir las maravillas naturales de la entonces novedosa América, esas que lo hicieron pionero e indiscutible referente.