Colombia se caracteriza por tener una inmejorable posición geográfica y por estar en el trópico, en la famosa zona tórrida, en donde la magia de los diversos pisos térmicos ofrece multiplicidad de especies, paisajes y cultivos. Es Colombia sin duda un lugar paradisiaco, atractivo y muy recomendable para invertir, pasar unas inolvidables vacaciones o sumar maravillas al conocimiento por medio de la retina y la experiencia de climas, aromas y sabores.
Dentro de los sitios hermosos que tiene el país está la Provincia del Guavio, un fortín de riquezas y paisajismo que hacen de la vida un verdadero motivo para la grata existencia. Desde tiempos lejanos las comunidades indígenas que allí habitaron encontraron variedad de actividades e íconos espirituales, un ejemplo es el majestuoso cóndor andino que representa libertad, poder respeto y apego. Desde los fríos páramos en donde los frailejones decoran gigantescas masas de nieve y neblina haciendo inmarcesible el encuentro de elementos en la terraza de las serranías de la cordillera oriental ya que las nubes envuelven los altozanos en una ceremonia de dioses, ancestros y evocaciones divinas, toda una convergencia de respeto, anhelo y nostalgia.
Por esas tierras altas camina vigoroso el oso de anteojos, enorme, fuerte y caviloso, él sabe que hay enemigos cercanos que le aguardan con trampas o armas de fuego, desconociendo sus dominios de donde fue expulsado o proscrito por los afanes de riqueza, medida en mayor tenencia de la tierra, tomadas por hombres ambiciosos con voces de trueno, maltratantes y complexos. Es el Guavio un compendio esplendoroso de naturaleza y entornos cambiantes, lugar ideal para los pájaros y aves de todo tipo, sitios en donde cautivan las distintas especies de colibríes y polinizadores de diversos géneros.
Esta región moldeada por manos celestiales y protegida por la fe de sus habitantes está ubicada a poca distancia de Bogotá, hay en promedio dos y seis horas de recorrido en donde las montañas verdes y los cielos azules despejados de diciembre saludan con encanto a quienes recorren la vía para llegar a los generosos destinos, unos fríos, enarbolados y enamoradores, los otros más cálidos, pero igualmente encantadores.
La región del Guavio es la gran entrada a la zona esmeraldera de Cundinamarca, piedra que es extraída del interior de las montañas de la comarca, considerada la mejor del mundo por su brillo, belleza y cualidad. Esta zona empalma con el oriente de Boyacá en donde también las gemas hacen parte de la gran riqueza colombiana, solo que se acompaña, y de qué manera, igual que en Cundinamarca, con agricultura, ganadería y turismo.
Este especial lugar esta incrustado en el oriente de Cundinamarca, sitio en donde abundan las riquezas forestales e hídricas por la influencia de ríos de enorme importancia como el Guavio, Sucio, Moquentiva, Chorreras, Blanco y Concepción, todos pertenecientes a la cuenca del río Meta, también influyen cuencas como la del Magdalena, Bogotá en donde el agua es una fábrica natural en Teusaca y Tominé.
Para todos es un privilegio ver las lagunas, algunas destinadas a la actividad hidroeléctrica como pasa con San Rafael, El Sapo, Siecha, Guatavita, Guavio y Tominé. Cabe anotar que el Parque Nacional Natural Chingaza declarado patrimonio hídrico de la humanidad hace parte de la hermosa provincia, el título de Humedales Ramsar ha creado mayor compromiso y por eso el adeudo con el medio ambiente en este territorio atávico es total.
Una vez se sale de Bogotá a la Provincia del Guavio hay municipios con todo tipo de oferta para disfrutar de las bondades naturales y de belleza máxima expresada en un contundente paisaje que va cambiando al descender o cambiar de población. Allí están los municipios de La Calera, Guasca, Gachetá, Gachalá, Gama, Ubalá, Junín y Guatavita, todos, una sede del cielo, cargados de magia y autorizadas voces ancestrales.
Un común denominador es que la mayoría de poblaciones están bajo la jurisdicción y autoridad ambiental de la Corporación Autónoma Regional del Guavio, Corpoguavio. La Calera y Guatavita, no estando bajo esa disciplina si deben rendirle cuentas a Corporación Autónoma Regional Cundinamarca, CAR, dependencia de Bogotá.
El desplazamiento es agradable, se hace por entre túneles, aunque hay que advertir que la ruta más allá de esta infraestructura está adornada con árboles, arbustos y flores de todos los colores, el clima frío ofrece productos lácteos, frutales, amasijos, pesca de cultivo y una gastronomía sorprendente, igual pasa en las zonas bajas, ricas en agricultura, ganadería y cría de algunas especies menores.
No cabe duda, si existiera el famoso olimpo, la deidad que no dejaría esta provincia sería Poseidón ya que el agua es el ADN de la basta región en donde literalmente hay de todo lo que incluye gente buena, amables y trabajadoras que siguen viendo en el campo la gran opción de ingreso, tranquilidad y dignidad, labores que según los lugareños bendice papá Dios, Jesús y la Santísima Virgen María.
Gachalá un municipio fundado el 22 de febrero de 1810 tiene, aparte de su excelsa minería y dinámica agricultura, un turismo abigarrado y lleno posibilidades como también de dinámicas que aumentaron con el embalse del Guavio puesto en marcha en diciembre de 1992, represa que impacta también los municipios de Ubalá, Gachetá, Gama y Junín.
La presa Guavio se construyó en 1989 con una altura de 243 metros y con la obligada y programada inundación cambió el entorno de una región que sacó provecho de un paisaje nuevo, creado por el hombre y que llevaría soluciones a los enormes problemas energéticos que ya habían apagado el país en 1991.
Allá en Gachalá conocimos gente amable y llena de empuje, emprendimiento e innovación que han sumado en favor de la provincia con lo cual aumentó el turismo y la llegada de nuevos capitales que fueron optimizando la calidad de vida, el desarrollo y el empleo.
En este agradable poblado se maneja la ruta del agua hacia el corazón de la cultura Muisca que está conformada por los municipios de La Calera, Guasca y Guatavita, también llamado alto Guavio. El bajo Guavio lo componen los municipios de Gachetá, Junín, Gama, Ubalá y Gachalá, la provincia adiciona dos poblados llaneros que son Paratebueno y Medina, también se articulan en la Ruta del Agua los pueblos de Choachí y Fómeque, dejando claro que por oriente son diez los municipios que se unen a la magistral provincia.
Los encargados de promoción y turismo impulsan el café gachaluno y grano de Junín, también se promueve la venta de alfandoque, panela orgánica, miel de abejas, vino de miel, panelitas de leche, aromáticas y todo lo atinente a la conservación de especies de fauna y flora, razón por la cual se ofrecen destapadores de envase a manera de llavero alusivos a osos y venados.
Gachalá, que en dialecto Muisca significa “Vasija de Barro” fabrica este recipiente en un territorio ancestral indígena ramificación de la gran nación Chibcha. En este municipio es común ver marmaja y murrallas o bases de cuarzo con fracciones de esmeralda.
En charla con Diariolaeconomia.com, Vidal Alejandro Carrillo González, Gerente de Corgachalá, la agencia de viajes operadora en la Ruta del Agua hacia el corazón de la cultura Muisca, aseveró que sin duda alguna el turista colombiano, extranjero y de la región debe abordar una experiencia espectacular expresada en paisajes, ríos, lagunas, agricultura, minería, fauna y flora, todo un compendio de desarrollo, crecimiento económico y empleabilidad.
Agregó que la Ruta del Agua igual es un puente en el tiempo entre la modernidad y los ancestros, acercamiento al que también ayuda la extracción de esmeraldas en la población, conocidas por ser de altísima calidad y a criterio de muchos, la mejor del mundo.
Anotó que en esa aventura de dar a conocer los inimaginables tesoros turísticos ha sido vital el empuje del empresario Wilson Quintero y su señora esposa, igual el trabajo de la CAR-Corpoguavio a través de la ventanilla de negocios verdes y el concurso del Instituto de Cultura y Turismo de Cundinamarca, IDECUT así como de Parques Nacionales de Colombia, Ministerio del Medio Ambiente y profesionales determinantes para el proyecto como el ingeniero Marcos Urquijo y las alcaldías, todo un engranaje vital para llevar las distintas ofertas turísticas a nivel regional, nacional e internacional, todo para que el público interesado conozca la mariposa de la conservación representado en el Parque Nacional Chingaza y la Ruta del Agua hacia el corazón de la Cultura Muisca, en uno de los lugares más hermosos que tiene Colombia en la atractiva y sublime Gachalá.
Corgachalá, informó Carrillo González, logró hace unos cinco años un especial con El Espectador, titulado “Gachalá, el tesoro escondido de los dioses muiscas”. No se puede pasar por alto que este municipio está ubicado en el cordón de oriente desde Macanal, Chivor, Boyacá y de allí a la Playa en Ubalá y de Ubalá al municipio de Gachalá en donde hay diferentes cortes de esmeraldas una de las piedras preciosas más demandadas en el mundo y producidas casi que de manera exclusiva en la vertiente de la cordillera oriental desde donde viajan a los mercados internacionales como la gran joya colombiana que inicio su periplo en tiempos de la conquista y la colonia.
Una de las más espectaculares aventuras en Gachalá es vivir la experiencia del minero por un día en una jornada bautizada “tras la huella de las guacatas” nombre de las esmeraldas por los Muiscas en tiempos lejanos. Para este ejercicio temático el contacto se hace directamente con el operador turístico, Corgachalá.
Investigando un poco más, Gachalá significa también en idioma ancestral, “noche de las estrellas”. El cacicazgo de Gachalá viene del gran cacique Guatavita en el Alto Guavio y el grupo indígena que estuvo en el territorio fue el de los Chíos aunque igualo con presencia de los Mámbitas, culturas que dejaron huella y toda una historia que involucra a la pacha mama, los rituales, al comercio, el intercambio de productos y las creencias aferradas a la naturaleza.
En opinión del vocero, la apuesta de la Gobernación de Cundinamarca y de las alcaldías por el agroturismo y la agro-minería han resultado eficaces en la canalización de mejores ingresos, mayores fuentes de empleo y generación de riqueza. Es por esta base agrícola, explicó Carrillo González, que se hace anualmente la fiesta de la molienda, un tributo a la caña panelera acompañado de música, gastronomía y una muestra campesina que denota el trabajo aplomado hecho por los labriegos en el Bajo Guavio a la hora de producir panela en bloque, pulverizada y granulada, desde luego en ese capítulo entran los deliciosos alfandoques, la miel y la esencial caña de azúcar.
Otra ruta importante y que eleva la categoría a las labores agrícolas es la del fríjol en la inspección de Rionegro en Gachalá, también olla grande entre Claraval y Chuscales, dos inspecciones importantes del municipio de Junín, toda una experiencia rural que consiste en coger frijoles y desayunar en compañía de cóndores andinos puesto que se trata de un corredor biológico que tiene Chingaza con Corpoguavio.
Otra opción turística está en el café en donde los viajeros pueden ingresar a los cultivos o simplemente aprender de cómo elevar la tasa del bebestible con un adecuado beneficio del grano hasta hacerlo totalmente diferenciado, aromático, de enormes tonalidades al paladar y por dónde se le mire, especial.
Este ejercicio tiene fincas cafeteras a disposición como El Pino en donde se saca café de grandes propiedades cultivado a 1.850 metros sobre el nivel del mar, es un grano calidad Castilla de enormes propiedades en taza, también está la finca Amarú con cafetos llenos de atributo y otras haciendas situadas en Gachalá y en otras poblaciones del Guavio.
En Gachalá el turista puede disfrutar otra experiencia en la finca del té ubicada en el municipio y conocida como Cascadas en donde se producen distintos tipos de té como negro, de sabores y aromáticas que han marcado de gran manera la historia de Gachalá y su agroturismo.
La población produce otros bienes agrícolas, verbigracia, arándanos, tomate, granadilla, lulo, tomate de árbol, maíz, yuca, arracacha, papa, mora, gulupa y plátano, una experiencia agroturística que brinda Corgachalá y que deja ver la laboriosidad de los campesinos de las veredas que arrancan con sus tareas a las cinco de la mañana y culminan a las cinco de la tarde.
Por las características de suelo y altura, Gachalá perfectamente puede producir una gama amplia de cafés especiales como Geisha, Tabi, Borbón Rojo, Borbón Rosado, Caturra, Típica, Tambo y otras variedades, todas posiblemente ganadoras y con un mercado exógeno asegurado.
Esta población alcanza alturas de 4.500 metros sobre el nivel del mar en donde prosperan productos de clima frío, pero igual climas templados sobre los 1.700 msnm y con temperaturas entre 19 y 25 grados que pueden ayudar con una caficultura de lujo.
La región cuenta con trópico bajo de altas temperaturas para otras actividades económicas en Montecristo, un paraje en el Pie de Monte Llanero de economía rural opcional y prospectiva porque limita Mámbita y con los municipios de Paratebueno y Medina, todo un corredor biológico, pero igual de pisos térmicos para sembrar distintos alimentos para el consumo familiar y otras comunidades.
En la parte ambiental se ha avanzado de manera importante porque la región totalmente acuífera y cubierta de vegetación sigue diciéndole sí a la conservación de fuentes de agua, pero igual a las especies variadas de fauna y flora. Allí sigue siendo la amable casa del oso de anteojos, del venado de cola blanca, el lugar en donde crecen los tigrillos, vuela el águila crestada que es endémica, hogar de pumas, venados soche, colibríes, de siete clases de frailejones, huraños faras y en donde se muestra solemne el cóndor de los Andes.
La región trabaja responsablemente en educación ambiental y conservación de los territorios, igual adelanta la compra de fincas aledañas a las zonas protegidas como el Parque Chingaza que tiene 76.600 hectáreas de las cuales hay 6.600 en Gachalá.
“Este año presentamos el primer libro de aves de Cundinamarca y en Gachalá precisamente está la finca la Esperanza, una reserva de la bióloga Albita Roa que tiene 21 especies de colibríes, 45 clases de orquídea y una granja pequeña de productos orgánicos. También se puede citar la reserva ubicada en la hacienda la leona Birdwatching, la décima en toda Colombia en Ubalá. Allí el corredor biológico ampara 450 aves que vienen del Pie de Monte Llanero, Orinoquía, Amazonía y las que bajan de Chingaza, es decir que en ese tema, el natural, se han hecho labores significativas porque los corredores han protegido mariposas y otras especies de fauna y flora. Quien llegue a Bogotá por el aeropuerto internacional El Dorado puede conectarse con el punto de información turística que a su vez contactará a los interesados en la región con Corgachalá para vivir la mejor experiencia de la vida”, declaró el señor Carillo González.
El turismo que ofrece Corgachalá abarca caminatas, avistamiento de aves, osos y otras especies, todo dentro del mayor cuidado y respeto, también hay servicio de termales en Gachetá y Junín. Es bien interesante el tema páramos, y el cambio de pisos térmicos en aras de la diversidad.
Siendo un lugar muy rico es poco conocido, pero el bajo Guavio genera el 22 por ciento de energía eléctrica para el país con el proyecto Guavio y con el plan Chuza en Chingaza con Gachalá, Junín, Guasca, La Calera, Fómeque y Choachí, el 85 por ciento de agua potable para Bogotá y 20 municipios de Sabana Centro.
La ruta del Guavio como es visible, resulta no solo un lugar ideal para el descanso y el turismo sino un destino de inversión seguro porque hay proyectos de desarrollo hotelero, pero igual otras iniciativas agrícolas, de infraestructura y minería, haciendo la precisión que en esmeraldas hay empresas locales sólidas y serias, cumpliendo a cabalidad y haciendo muy bien las cosas, en hierro, como dicen los que saben, hay mucho que mirar.
El Guavio tiene potencial, sostuvo el contertulio, hay enormes posibilidades y por eso hay en promedio 50 prestadores de servicios turísticos que van desde hoteles, glamping, posadas rurales comunitarias, agencias de viajes y guías que trabajan en el territorio con una economía circular ya que todos los productos que se manejan tanto agrícolas como artesanales son en su totalidad orgánicos. Las bolsas se reemplazan por canastos y se utiliza el fique para ayudar con recolección de basuras y lana para hacer bolsos y otras manualidades.
Otro atractivo de Gachalá es el puerto o muelle desde donde parten las personas de los sitios urbanos a las zonas rurales, pero también llama la atención el traslado de semovientes y animales de granja. En las aguas verdes de la represa, tono que toma de un tipo de alga, hay considerables oportunidades para ampliar el portafolio de actividades turísticas, una de ellas dicen los expertos, acuatizar en las tranquilas aguas del embalse en la tranquilidad que ofrece el sitio y su particular entorno.
Ubalá, buen clima y excelente hospedaje
El 23 de octubre de 1846 fue fundado el municipio de Ubalá, un fortín de la confederación Muisca caracterizado por sus inmensas riquezas minerales, agrícolas y acuíferas, hoy esenciales en el nuevo motor económico, el turismo. En minería Ubalá es vanguardista, esta población fue bendecida ya que bajo sus suelos hay esmeraldas, hierro, barita, cuarzo, malaquita, arena, pirita y sal, todo en explotación por firmas del sector privado.
Los ubalenses, no en vano sacan pecho porque tienen un bello municipio en donde el clima ayuda y el turismo crece, básicamente porque se ofrece un hospedaje diferente para familias, parejas y personas solas que buscan tranquilidad para preparar exámenes, presentar informes o repasar tesis.
La administradora y representante legal de Cabañas La Campiña en Ubalá, Nelly González, dijo en este medio que el sitio no solo es encantador por el clima, el paisaje y el hábitat sino por una serie de valores agregados que van desde el confort y el buen gusto hasta el gourmet y el paisaje, un tremendo atributo del lugar.
Estas cabañas abrazadas por la naturaleza ofrecen innovación y una apuesta en hospedaje diferente toda vez que tiene en portafolio glamping para todo gusto y presupuesto, situado en un paraíso escondido que debe ser disfrutado en su totalidad por los bogotanos, residentes de la capital, pero en general por Colombia y los extranjeros que buscan lo realmente diferente.
Hay espacios muy bien dotados para diez personas, pero también los destinados a matrimonios y parejas sin dejar de lado a quienes de manera solitaria quieren disfrutar de la soledad y el sosiego. En opinión de Nelly González, contagia la felicidad de los turistas con el lugar, pero también con la naturaleza y la biodiversidad que tiene la región y un plus total con la variedad de pisos térmicos.
La Campiña Ubalá cuenta con una zona campamento que consta de tres tiendas y una cabaña, sitio versátil y agradable en donde las personas pueden hacer fogatas, asados y disfrutar de espacios más abiertos. Otro atractivo es la casa campestre en tapia pisada con 60 años de construcción. La empresa ofrece cabañas hechas en madera pino, destinadas a familias y parejas, adicional está el glamping con vista a las montañas, con una panorámica espectacular y todo el confort posible, un punto magnífico porque permite observar y canalizar la energía natural que obsequian los farallones de Gachalá.
La Campiña tiene cinco años en operación, inició en 2018, pero logró legalizarse en 2019 después de un austero periodo de prueba. Al lugar acuden mayoritariamente turistas de Bogotá, pero así mismo extranjeros puesto que se han hospedado suizos, canadienses y alemanes. Los europeos, sostuvo González, han encontrado en Ubalá y en el glamping afinidades con los Alpes, pero igual han generado simpatía porque en tiempos de invierno y frío en la población han preferido dormir en las tiendas campamento con la puerta abierta porque según los hospedados era imposible aguantar el calor, algo que llamó la atención de los propietarios que ruana y bufanda veían a los clientes muy cómodos con pantaloneta y chancletas.
Los glamping y la casa campestre cuentan con estufa y equipos de cocina para que los visitantes preparen comida a su gusto, de todas maneras si no hay ganas de encender el fogón, La Campiña tiene a disposición desayunos o almuerzos en un restaurante adaptado para eventos en donde los platos fuertes son típicos de la región, un menú que incluye a la guatila de donde sale yogurt, ensaladas, verdura caliente, fría y en otras presentaciones. Una experiencia que dejó un buen sabor fue la torta de calabaza que enamoró el paladar de unos clientes los cuales quedaron agradados por esa mixtura de masa y queso.
Las proteínas las compra Nelly González en Gachetá, municipio de buenas carnes y pollos en donde la trucha también tiene calidad y todas las propiedades para un buen gourmet. La Campiña no trabaja sus preparaciones con pollo blanco sino con ave de corral semicriolla, de piel amarilla y excelente sabor.
El espectacular lugar cuenta con vista al embalse y está rodeado por unas montañas tapizadas en verde que se disfrutan en carretera o sentados en una silla cómoda a donde llegan de manera especial los rayos del astro rey.
Los precios se fijan por noche, y por ejemplo la casa para diez personas cuesta 300.000 pesos, algo demasiado favorable porque al hacer cuentas el valor unitario es de 30.000 pesos, algo relativamente bajo porque tiene parqueadero, entorno y el espacio ideal para compartir en familia.
En La Campiña hay múltiples opciones y modalidades para todos los presupuestos en vista que hay hospedaje desde 90.000 pesos la noche para pareja con desayuno incluido, hasta glamping con vista a las montañas que permite abrir las cortinas para ver en directo el amanecer, ello acompañado de pájaros cantores y multicolores, todo a precios increíbles.
Como lo pudimos comprobar, la ruta del Guavio ofrece excelentes alternativas, páramo, buena mesa, calor, y clima mixto, todo en medio de café, frutas, otro tipo de agro y producción de esmeraldas. La verdad vale la pena acudir al llamado de la naturaleza y vivir la experiencia de extasiarse con paisajes únicos y despertar con el insistente canto de un pequeño copetón.