Sin exagerar se puede decir que el aeropuerto César Gaviria Trujillo de la ciudad de Inírida se quedó pequeño para la demanda exponencial de un destino turístico de selva y natural en donde se facilita el contacto con la Colombia profunda y ancestral en donde quedaron escritas páginas de oro sobre la llegada de varios colonos y buscadores de oro y otras riquezas de la manigua.
En un principio el Guainía vio llegar todo tipo de personas al este de la Amazonía, allí aparecieron como por arte de magia sacerdotes, misioneros y otros sujetos que simplemente quedaron maravillados por la hermosura del lugar, unas tierras selváticas habitadas por múltiples familias indígenas desde mucho antes de la conquista.
Todos, los predicadores, empresarios o curiosos estaban en el cielo, no era para menos ya que se encontraban perplejos en el territorio de las aguas en donde sorprendía y sigue sorprendiendo la triple frontera, un show de ríos y potencia hídrica, sinónimo de que en esas tierras la vida fluye en todas sus expresiones.
El paraje descrestaba había en ese momento de descubrimientos selvas pobladas de árboles gigantes y vida natural en Amazonas frente a las extensas y casi interminables sabanas de la Orinoquía por donde cruzaban vertiginosos unos ríos, vitales para el transporte de carga y pasajeros, algo que a la fecha se mantiene.
En tiempos de la colonia y la conquista ingresaron al Guainía los monjes con agudo sentido por la acumulación y los negocios. El río Orinoco sirvió de ruta básica para que no solo españoles, también alemanes, ingleses, holandeses e ingleses. Según los expertos el río Amazonas les dio entrada a los portugueses. El arribo de españoles a las tierras selváticas se produjo tras la trepada y bajada de españoles a los Llanos y el inhóspito Guaviare.
Los tiempos de la colonia fueron lamentables porque con la creación y fundación de pueblos y haciendas, los indígenas fueron esclavizados y obligados a trabajar a la brava, era un periodo inclusive extendido al siglo XX cuando el único medio de transporte era la canoa, sin embargo a muchos aborígenes les tocó cargas gente blanca, algo similar a lo de los cargueros en las montañas andinas como lo narró Alexander Humboldt, el mismo investigador que jamás superó ver hombres transportados a lomo de otros hombres, algo cruel, injusto y por fuera de la sensatez.
Los tiempos fueron terribles, contario al concepto de esclavitud que está fuertemente ligado a las negritudes, esta práctica empezó con la cacería de indígenas que eran convertidos en esclavos para atender distintos oficios de las nuevas propiedades, era un momento duro, los ejércitos europeos llegaban cegados por la fiebre del oro, totalmente obsesionados con Manoa, la ciudad del oro, un Dorado más.
Ya en el siglo XX todos la pasaron muy mal, especialmente la fauna que fue aniquilada para abastecer las exigencias del mundo de la moda y otras actividades dedicadas al lujo y la exclusividad, en la alborada de ese nuevo periodo el bosque de Guainía sufrió grandes pérdidas, muchos llegaron buscando plumas de aves masacradas, pieles de pequeños felinos, también sacaron cueros de cachirre, perros de agua y otros animales desconocidos, vivas se fueron guacamayas que compartieron espacio en los barcos con jaguares, micos y tigrillos.
Los árboles no pasaron inadvertidos y por eso la explotación de caucho creció, pero también resinas y otras especies básicas para extraer fibra. El arribo de blancos y mestizos más los nuevos cruces degradaron aún más los entornos naturales. El caucho colombiano tuvo como destino Estados Unidos y Europa, un mercado brutalmente controlado por brasileros y venezolanos, estos últimos verdugos del pueblo Curripaco, ordenes de abuso y muerte impartidas por un verdadero demonio, según los nativos, Tomás Fúnez.
Fueron momentos feroces para las familias que habitaban las malocas, el caucho salía del Guainía por el río Orinoco a los países vecinos, la muerte y la humillación quedaron en Colombia.
A mediados del siglo XX por allá en 1950 o antes, hicieron su incursión nuevas migraciones, allí igualmente desembarcaron religiosos y misioneros que decidieron entrar de lleno en las culturas Puinave y Curripaco. Aún se habla de Sofía Müller, una pastora evangélica que en 1943 quiso convertir las comunidades al cristianismo desde la doctrina de su iglesia.
En los años 50 la violencia empujó nuevas colonizaciones porque la violencia política sacó de sus pueblos natales a muchos colombianos que vieron una opción en la agricultura y la ganadería gracias a unas tierras generosas que dieron ingreso con el caucho, la fibra de chiqui-chiqui, en esos tiempos la madre tierra dio una mano importante y surgió la recolección de cacao, producto silvestre que le salvó el retico a más de uno.
En los sesenta, para el olvido, vino una terrible devastación de especies, aumentó la cacería por las pieles y la nueva tendencia del globo llevó hombres ambiciosos y desmedidos que vivieron de matar y sacar para su provecho los recursos naturales.
Entre los años sesenta y los noventa llega la hoja de coca y el narcotráfico y una minería sin límites que fue contaminando y haciendo de las suyas. De todas maneras, con un pesado saco de recuerdos sobre sus hombros siguen vigentes las comunidades indígenas, para muchos la piedra en el zapato de las economías legales e ilegales, nacionales o multinacionales, en fin, siguen siendo ellos los legítimos dueños de una tierra de mana hidrógeno, el único antídoto pata evitar un caos ambiental.
El Guainía decidió inteligentemente incursionar en el turismo, solo que optó por ofrecer destinos naturales y llenos de exclusividad, totalmente exóticos y ambientales, una manera de recuperar el terreno perdido, de reivindicar los dominios del rey jaguar y demostrar que la vida y la belleza nativa es mucho más amable y de lejos rentable.
En charla con Diariolaeconomia.com, el gobernador del Guainía Arnulfo Rivera Naranjo, reveló que un paso importante que dará la región y una labor en la que trabajará con todo empeño es en la modernización y ampliación del aeropuerto de Inírida, César Gaviria Trujillo.
El funcionario explicó que por el tema turístico y su mayor dinámica hay inquietudes y preocupaciones válidas entre los distintos operadores por cuanto se dispararon las ventas del destino Guainía, pero lamentablemente no hay el cupo adecuado para cumplir con la totalidad de los viajeros que ya están demandando paquetes especiales y desplazamientos con fines de descanso y experiencia a Inírida y todos los sitios atractivos del joven departamento.
La afortunada realidad obliga a la administración actual a optimizar la terminal aérea y a explorar el ingreso de otras aerolíneas que amplíen las frecuencias para honrar los compromisos pues como lo reportan los agentes, los viajes a Guainía siguen creciendo y la tendencia es aún más promisoria, luego el tema aeropuerto y nuevas empresas operando deben entrar a la agenda del gobierno departamental de manera perentoria.
Muchos paquetes de Semana Santa, por ejemplo, citó, Rivera, se van a perder porque la infraestructura no da para atender la masa de personas que quieren llegar a los cerros y a otros sitios importantes y de obligada visita, además, subrayó, no hay los cupos aéreos suficientes.
“Ya dimos el primer paso que es presentar el departamento a nivel mundial y el segundo paso sin duda es mejorar nuestra infraestructura”, exclamó el Gobernador.
Actualmente vuela solamente Satena y por eso el llamado que hizo Arnulfo Rivera Naranjo es a que otras aerolíneas se sumen al destino Guainía, cada vez más importante y que necesita apoyo en ese gran propósito que es potenciar al departamento en el frente de turismo.
En línea con el Gobierno Nacional
En materia de impulsar el turismo como fuente de desarrollo, el departamento está muy en línea con las iniciativas del gobierno de Gustavo Petro que busca hacer patria a partir del crecimiento de la industria turística en donde todos los proyectos tienen cabida. Destacó que en el discurso del primer Mandatario se reiteró en el compromiso con el sector turismo por tratarse de una industria sin humo o chimeneas, una oportunidad que quiere capitalizar de la mejor manera el Guainía.
Desarrollando el turismo, afirmó el Gobernador, se harán muy visibles las etnias del departamento y con ello habrá espacio para el aborigen Puinave, Curripaco, Sikuani, Desano, Guanano, Tucano, Cubeo, Piratapuyo, Yeral y otras que conforman las 14 familias ancestrales de la región, cada una con su cultura, gastronomía y costumbres, presenten toda su oferta e identidad porque las etnias hacen parte de ese importante turismo de experiencia y por esa vía se puede ampliar el conocimiento de las tribus, la forma de hacer mañoco y casabe, una nueva forma de aprender y disfrutar en la Amazonía colombiana y a eso, repitió el Gobernador, es a lo que se quiere apostar.
En Guainía hay pescado para todos los gustos, las recetas son varias, pero encanta el pescado “moquiao”, el casajillo y el ajicero, plato insignia del departamento, algo muy sencillo, pescado, agua, ají y sal, pero es tan característico el sabor de ese plato que lo hace único, esta receta ha sido potenciada con el sello gourmet y no puede hacer falta en los pedidos del turista que viene de fuera del país. El termino ajicero no quiere decir que se trata de una comida sumamente picante, no, explicó el Gobernador, es una preparación de pescado medianamente picante, algo que cualquiera tolera, ahora si llega un mexicano la dosis sube de forma obligada.
Departamentos amazónicos demandan mayor presupuesto
En días pasados hubo una cumbre de gobernadores de los departamentos amazónicos y de la Orinoquía porque se está consolidando una unión regional importante para decirle al Gobierno Nacional que mire a ese costado del país y le ponga toda su atención a las regiones citadas que requieren de todo para poder impulsar el desarrollo, la equidad y los derechos fundamentales, algo que los hizo articular para que la voz sea fuerte y no endeble o desapercibida.
“Nosotros tenemos una dependencia grande del departamento del meta porque por allí pasa la carretera, por el Vichada en la época de verano, por el Guaviare en tiempos de invierno, entonces el presupuesto no alcanza, matemáticamente no es suficiente y eso nos llevó a generar una sinergia regional para apoyarnos entre todos y potencializarnos”, señaló el Gobernador.
Turismo, un renglón de opciones para el desarrollo
De otro lado Rivera Naranjo dijo que dentro de las políticas de su administración está meterle el acelerador al turismo, uno de los sectores fuertes del departamento. En el marco de la Vitrina Turística de Anato 2024, el mandatario expresó su beneplácito por la acogida que tuvo la oferta guainiana y que pudieron palpar los 34 operadores turísticos que llegaron desde la rimbombante región.
Apunto que, si bien fue honroso llegar a la gran muestra del turismo nacional e internacional, queda muchísima expectativa porque los operadores lograron numerosos e importantes contactos ya que resultó provechoso mostrar el departamento en un stand en donde pudo sintetizarse el potencial natural y étnico de la región.
“La verdad estamos muy contentos de visitar Bogotá, ser protagonistas de la muestra turística y obviamente de representar nuestro querido departamento”, declaró el señor Rivera Naranjo.
Esta comarca Amazónica tiene unas cualidades únicas en paisaje y en riqueza ambiental puesto que son demasiados los recursos en fauna y flora, una fábrica de sueños en donde apasionan los atardeceres decorados con arreboles entre naranja y rojo, así como los amaneceres en donde el sol parece paulatinamente y con enorme brillo que reverbera en el espejo de los ríos y lagunas, haciendo del momento un espectáculo natural con el concurso de una sinfónica de aves cantoras.
El Guainía tiene de todo, aprendió a redescubrirse y a ofrecer productos y servicios con valores agregados, es una extensión bendecida por la abundancia de agua, pero asimismo por la presencia de muchas especies que lograron sobrevivir valientemente a los siglos de devastación.
En opinión del Gobernador, por tratarse de un departamento tan olvidado, se rescata que hubo todo el ánimo por conservarlo, motivo por el cual se tiene un territorio totalmente virgen que permite explotar el potencial turístico hasta ahora considerado para fortalecer losa ingresos de la región. A criterio del mandatario seccional aparte de crecer y lograr repuntes trascendentales, la actividad turística será fundamental para cambiar las economías ilícitas que como pasa con la minería ilegal, siguen generando un agudo detrimento en la región por los daños causados, el envenenamiento de aguas y la amenaza que implica tener actores cercanos a la violencia, un flagelo que tiene saturado al país y especialmente a la región amazónica.
“Desde la Gobernación hacemos presencia y fortalecemos la institucionalidad apoyando labores lícitas y prometedoras como el turismo, es una salida loable y eficaz para propender por tejido social y equidad”, apuntó el Gobernador de Guainía.
En su invitación a los colombianos y turistas extranjeros, el mandatario dijo que son imperdibles los Cerros Mavicure, todo un ícono regional lugar de donde fluyó la leyenda de la princesa Inírida, Kenke, el parque natural de gran belleza sitio del cual brota como regalo del cielo la esplendorosa flor de Inírida, también sitio ideal para el avistamiento de aves. El destino es ideal para senderismo, pesca deportiva y experiencia amazónica que incluye un día en medio de comunidades nativas como la Cubeo en Concordia, para disfrutar está la flamante estrella fluvial del sur llamada así por el naturalista alemán Alexander von Humboldt. Este punto fue declarado en 2014 por la UNESCO área de conservación mundial.
El recorrido por Guainía incluye cascadas mágicas, piedras de donde brota el preciado líquido. También las playas del río Atabapo, las comunidades indígenas, Chorro Bocón, Caño Guariven y todos los encantos de la flora, la fauna y los particulares delfines rosados, todo un círculo de magia que debe ser explorado responsablemente por todos los visitantes.
Inversión con la puerta abierta
El Gobernador de Guainía Arnulfo Rivera Naranjo dijo que la inversión es bienvenida, puesto que las grandes cadenas hoteleras y los empresarios del turismo tiene la puerta abierta por ser aliados estratégicos y llenos de experiencia que le pueden aportar de manera importante al departamento.
Guainía, manifestó Rivera Naranjo, está dispuesta a recibir inversionistas y por eso está haciendo alianzas estratégicas con otros operadores turísticos de los cuales se puede aprender para aplicar conceptos de avanzada en beneficio del departamento amazónico ya que la idea es compartir experiencias.
Para invertir en el departamento, recalcó el funcionario, hay plenas condiciones y la gobernación, insistió, está totalmente dispuesta a colaborar y a trabajar mancomunadamente como se hizo para exponer el turismo de la región en la versión 43 de Anato y su vendedora Vitrina Turística, un trabajo grato en el que todo fue posible por el concurso de la Gobernación, la Cámara de Comercio y la aerolínea Satena.
“No hay duda, cuando se quiere, se puede”, puntualizó el Gobernador.
Es urgente ir al Guainía para tener claro que pasa y a qué sabe la Amazonía, el destino es mágico, inexplorado y muy de moda porque con el cambio climático quedó claro que fue posible conservar las selvas amazónicas, algo que seguirá pasando porque el trabajo no cesará en ese sentido.
Guainía, la tierra de muchas aguas, fue fundada el 13 de julio de 1963, en ese momento fue erigido como Comisaría, pero elevado a departamento con la Constitución Política de 1991cuanta con 52.627 habitantes.
La flor de Guainía recientemente fue escogida como insignia de la COP-16, una cumbre climática que tendrá la bella planta como estandarte lo que demuestra que, a pesar del tiempo, la palabra es muy sabia, Guainía es la resiliencia de la Amazonía.
La región crece en pesca, ganadería y agricultura, la zona es conocida por la producción de palma de chiqui-chiqui y yaré, un bejuco esencial en las manufacturas y artesanías. En minería hay grandes reservas de coltán, tungsteno y níquel, también abundan las llamadas, pero valiosas tierras raras.
Guainía suma apenas dos municipios, Inírida y Barrancominas, este último erigido en 2019, las otras poblaciones son áreas pobladas que se rigen por la gobernación, tal y como pasa en Vaupés y Amazonas. Estas áreas no municipalizadas son Cacahual, La Guadalupe, San Felipe, Puerto Colombia, Pana-Pana y Morichal Nuevo. Gran parte de territorio hace parte de resguardos indígenas, el más representativo Chorro Bocón.